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El ateo Richard Dawkins ha declarado: “El universo que observamos tiene precisamente las características que deberíamos esperar pues al final no hay diseño, propósito, bien o mal. Nada más que una dura y despiadada indiferencia…el ADN no sabe ni le importa. El ADN simplemente está, y nosotros bailamos al compás de su melodía.

Pero Dawkins no actúa como si realmente creyera eso. Él ha afirmado recientemente que una mujer tiene el derecho a escoger el aborto, y consideró que sería ‘inmoral’ traer al mundo a un bebé con Síndrome de Down. Según Dawkins, el ‘derecho a escoger’ es algo bueno mientras que dar a luz a un niño con Síndrome de Down algo malo.

Entonces, ¿cómo funciona? ¿Existe realmente el bien y el mal, o somos solamente autómatas bailando al compás de nuestro ADN?

Ateos como Dawkins son fervientes defensores del derecho al aborto, el matrimonio homosexual, la asistencia médica y social, el uso de anticonceptivos, y otros más. Pero, ¿quién define que esos son realmente derechos? ¿Bajo qué estándar objetivo son el aborto, el matrimonio homosexual, la adopción por padres homosexuales y la asistencia médica y social derechos morales? No existe tal estándar en el universo materialista del ateísmo. Por lo tanto, los ateos deben robar las bases de los derechos moralmente objetivos dados por Dios mientras argumentan en contra de su existencia.

Ahora bien, no estoy diciendo que debas creer en Dios para ser una buena persona o que los ateos son personas inmorales. Incluso algunos ateos viven vidas más morales que muchos cristianos. Tampoco estoy diciendo que los ateos no sepan qué es la moralidad. Cualquiera tiene un concepto básico del bien y el mal sin importar si creen o no en Dios. De hecho, esto es justamente lo que la Biblia nos enseña (lee Romanos 2:14-15).

A lo que me refiero es que los ateos no tienen cómo justificar la moralidad. Frecuentemente confunden el saber qué es bueno con el justificar por qué es bueno. Ellos dicen que es bueno amar. Estoy de acuerdo, pero ¿por qué es bueno amar? ¿Por qué deberíamos hacerlo? El asunto no es cómo saber qué es Bueno, sino saber por qué existe un estándar confiable de Rectitud en primer lugar.

Puedes llegar a conocer la moralidad objetiva a través de diversas formas: tus padres, los maestros, la sociedad, tu conciencia, etc. Y puedes llegar a conocerla mientras niegas que Dios existe. Pero esto sería como decir que puedes conocer el contenido de un libro mientras niegas que este tiene un autor. ¡Claro que puedes hacerlo, pero no habría libro si no existiera un autor! En otras palabras, los ateos pueden llegar a conocer la moralidad objetiva mientras niegan que Dios existe, pero esta no existiría a menos que Dios si exista.

Si lo único que existe es lo material, lo cual es el argumento del ateísmo, entonces no existe tal cosa como una ley moral que sea inmaterial. Por lo tanto, los ateos deben robar un estándar moral para que su sistema materialista pueda funcionar, ya sea por un estado de bienestar absoluto, la Regla de Oro, hacer lo que “es mejor para la mayoría”, etc. Estos estándares no existen en un universo materialista en donde las creaturas bailan al compás de su ADN.

Los ateos se ven atrapados en un dilema. Si Dios no existe todo se reduce a opiniones personales, donde no existen los derechos moralmente objetivos, incluyendo todos aquellos que los ateos apoyan. Si Dios existe entonces existen los derechos moralmente objetivos. Pero claro, estos no incluyen matar bebés mientras se encuentran en el vientre, el matrimonio homosexual, y los muchos otros que han inventado, los cuales son contrarios a la mayoría de religiones y leyes naturales.

Ahora bien, un ateo podría decir: “En mi país tenemos una constitución que la mayoría aprobó. No necesitamos recurrir a Dios”. Esto es cierto, no tienes por qué avocarte con Dios para escribir leyes, pero si tienes que recurrir a Él si quieres que estas estén fundamentadas en algo más que opiniones humanas. De lo contrario, tus “derechos” sólo son preferencias que pueden ser derogadas en las urnas de votación o según el capricho de algún juez activista o dictador. Es por esto que nuestra Declaración de Independencia fundamenta nuestros derechos en el Creador. Esta reconoce el hecho que sí alguien llega a cambiar la constitución, tu seguirás gozando de algunos derechos pues estos provienen de Dios, no son invenciones humanas.

Sin embargo, mi punto no es cómo podríamos establecer los derechos objetivos, dados por Dios, dentro de las leyes humanas. Mi punto es que sin Dios no hay derechos humanos objetivos. No existe el derecho al aborto ni al matrimonio homosexual. ¡Claro, sin Dios tampoco hay derecho a la vida ni al matrimonio natural!

En otras palabras, no importa en qué postura política te encuentres –no importa con cuánta pasión apoyes y creas en ciertas causas o derechos– sin Dios ninguno de ellos son derechos verdaderos. Los derechos humanos no serían más importantes que tus preferencias personales. Por lo tanto, los ateos pueden creer y pelear por los derechos al aborto, el matrimonio homosexual, así como muchos otros, pero no pueden justificarlos como derechos verdaderos.

De hecho, para ser un ateo consistente –esto sonará escandaloso, pero es cierto– no puedes realmente pensar que alguien ha hecho algo para mejorar al mundo. Una política o reforma objetivamente Buena es imposible si el ateísmo es verdadero. Por lo tanto, debes creer que lo que hicieron Wilberforce, Lincoln y Martin Luther King para abolir la esclavitud y el racismo no era algo realmente bueno; simplemente era diferente. Esto significa que debes creer que haber rescatado a los judíos de los hornos no era objetivamente mejor que acabar con ellos. También significa que debes creer que el matrimonio homosexual no es mejor que el maltrato hacia los homosexuales. (Finalmente estamos “bailando al compás de nuestro ADN”, el que maltrata a los homosexuales simplemente nació con el gen anti-gay. ¡No puedes culparlo de ninguna manera!) También significa que debes creer que amar a alguien no es mejor que abusar de ellos.

Tal vez estarás pensando “¡esto es un escándalo! ¡El racismo, el asesinato y la violación son objetivamente malos, las personas tienen el derecho a no ser lastimadas!” Estoy de acuerdo contigo. Pero esto es verdadero solamente si Dios existe. En un universo ateo nada es objetivamente malo respecto a cualquier cosa en cualquier momento. No hay límites. Todo se vale. Por lo tanto, para ser  un ateo consistente debes creer y estar de acuerdo con lo escandaloso.

Si estás molesto conmigo por estos comentarios, entonces estás de acuerdo conmigo en una forma muy importante. Si no te agradan las ideas y comportamientos a los cuales hago referencia, estás admitiendo que no todos los comportamientos e ideas son iguales –algunos están más cerca de la verdad moralmente objetiva que otras–. Pero, ¿cuál es la fuente de esa verdad objetiva? Esta no puede ser alterable, como los seres humanos imperfectos como tú y yo. Esta puede ser solamente Dios, en cuya naturaleza inmutable se afirman todos los valores morales. Es por esto que los ateos, sin quererlo, están robándole a Dios cada vez que afirman un derecho para hacer cualquier cosa.

Pero, ¿cómo podemos saber que ese es el Dios del cristianismo? ¿Acaso no hizo cosas malas en el Antiguo Testamento? ¿Y dónde queda la separación entre el estado y la iglesia? Estas son algunas de las preguntas que he abordado en mi nuevo libro Robándole a Dios: Por qué los ateos necesitan de Dios para defender su postura, del cual se adaptó este artículo.

 


El Dr. Frank Turek (D.Min.) es un galardonado autor y frecuente orador universitario que presenta un programa de televisión semanal en DirectTV y un programa de radio que se transmite en 186 estaciones de todo el país. Sus libros incluyen I Don’t Have Enough Faith to be an Atheist (No tengo suficiente fe para ser ateo) y Stealing from God:  Why atheists need God to make their case (Robando a Dios: ¿por qué los ateos necesitan a Dios para presentar su caso?).

Blog Original: http://bit.ly/2KzwRa7

Traducido por Erick Jiménez.

Después de hablar en una iglesia, una mujer se me acercó y se identificó como una abogada defensora y una cristiana. Mencionó que le costaba entender cómo algunos de los sospechosos que yo había arrestado por casos “congelados” (de varios años atrás) de asesinato habían sido capaces de vivir sin violar la ley durante treinta años (o más) luego de cometer sus crímenes. Ella parecía creer que estos hombres y mujeres no deberían haber sido capaces de vivir entre el resto de nosotros sin haber dado alguna pista de su culpabilidad. Su sorpresa es común entre las personas que viven y trabajan con asesinos. Cuando finalmente consigo condenar a un asesino a la cárcel varios años después de que él o ella cometió el crimen; sus amigos, familiares, vecinos y compañeros de trabajo normalmente expresan con incredulidad: “No hay posibilidad de Jack pudiera haber cometido ese asesinato, lo conozco desde hace veinte años. Él es el hombre más dulce que he conocido!”. Cuando un sospechoso finalmente es condenado por un delito (y finalmente confiesa el asesinato), aquellos que lo conocían típicamente están en “shock”. No deberían estarlo. Mis asesinos de casos congelados no eran asesinos seriales. Ellos simplemente cometieron un crimen horrible y luego pasaron el resto de su vida viviendo como tú y yo. Su comportamiento nunca demostró de alguna forma que eran capaces de tales actos. Se veían como el resto de nosotros. ¿Por qué? Debido a que son igual que el resto de nosotros; capaces de grandeza, pero muy dentro en nuestro núcleo esencialmente corruptos.

Incluso antes de que yo fuera cristiano, me di cuenta de la naturaleza innata de los seres humanos. Si eres padre, también tendrás alguna evidencia empírica de la cual sacar conclusiones. Sabes que no tienes que enseñar a tu bebé a ser egoísta, impaciente, grosero y egocéntrico. Los bebés deben ser educados a ser todo lo contrario; la bondad no es una cualidad innata de los seres humanos. No venimos al mundo con este tipo de disposición. Deben enseñarnos cómo amar, cómo pensar más allá de nuestras propias necesidades y deseos, cómo compartir y apreciar a los demás. ¿Recuerdas el experimento que estudiaste en la secundaria de los monos que fueron tomados de sus madres y fueron criados sin ningún contacto personal, comodidad o amor? ¿Cómo terminaron? Fueron sociópatas: enojados, malos y peligrosos. Esta era, de hecho, su naturaleza de base a menos que se les enseñara a ser algo diferente.

Tanto ateos como teístas tienen que explicar la naturaleza caída innata de los seres humanos, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que al mismo tiempo somos capaces de poseer bondad y nobleza. Esto es a menudo descrito como “el enigma del hombre” y las Escrituras cristianas capturan y describen esta realidad con sorprendente claridad y previsión. Mientras que hemos sido creados a imagen de Dios (y, como resultado, son capaces de grandeza) se nos dio la peligrosa libertad de poder amar genuinamente. A veces abusamos de esta libertad como criaturas rebeldes. La Biblia describe la naturaleza humana como innatamente caída desde el nacimiento, incapaz de verdadera bondad (sin la ayuda de Dios) e indispuesta (por nuestra cuenta) a buscar el rostro de Dios:

Nuestros principios no son lo suficientemente inocentes

Desde el principio (desde nuestro nacimiento), no somos inocentes e inclinados hacia la bondad. En lugar de ello, hemos nacido como la descendencia de Adán, inclinada hacia el pecado:

Romanos 5:12

Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.

1 Corintios 15:21-22

De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir

Salmo 51:5

Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.

Efesios 2:1-3

En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios.

Nuestra condición natural no es lo suficientemente capaz

Incluso a medida que crecemos y aprendemos a ser buenos a partir de los que nos enseñan y nos aman, todavía estamos muy inclinados a hacer el mal. Todos nosotros luchamos con esto si somos honestos al respecto. Somos esclavos de nuestras inclinaciones.Tenemos  miles de pensamientos los cuales no compartimos estos pensamientos privados exponen quién y qué somos en realidad. Y existen muchos momentos en los que elegimos actuar conforme a esos pensamientos. Tú y yo sabemos que esto es cierto. No somos consistentemente capaces de verdadera bondad:

Jeremías 17:9

Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?

Romanos 3:23

… Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios.

Juan 8:34

Jesús respondió: Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.

Job 15:14-16

¿Qué es el hombre para creerse puro, y el nacido de mujer para alegar inocencia? Si Dios no confía ni en sus santos siervos, y ni siquiera considera puros a los cielos, ¡cuánto menos confiará en el hombre, que es vil y corrupto y tiene sed del mal!

Nuestro deseo no es lo suficientemente fuerte

También estamos generalmente desinteresados en las cosas de Dios. En nuestro estado natural, somos rebeldes y nuestro deseo de Dios es débil y parece desvanecerse. Nuestra naturaleza caída nos impide reconocer o entender las cosas espirituales:

Juan 5:40

Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida.

1 Corintios 2:14

El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.

Romanos 3:10-18

Así está escrito:

«No hay un solo justo, ni siquiera uno;
no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios.

Todos se han descarriado,

a una se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno ¡no hay uno solo!»

«Su garganta es un sepulcro abierto;
con su lengua profieren engaños.»
«¡Veneno de víbora hay en sus labios!»
«Llena está su boca de maldiciones y de amargura.»
«Veloces son sus pies para ir a derramar sangre;
dejan ruina y miseria en sus caminos,
y no conocen la senda de la paz.»
«No hay temor de Dios delante de sus ojos.»

Romanos 1:18-19

Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado.

4- Nuestras vidas no son lo suficientemente justas

Incluso nuestras “buenas obras” no son tan buenas. Claro, podemos pensar que estamos haciendo algo noble, pero en general hay algo en él para nosotros; algún motivo oculto y egoísta. E incluso nuestros mejores esfuerzos palidecen en comparación con el estándar de justicia existente en el Dios del Universo.

Isaías 64:6

Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia  son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.

Santiago 2:10

Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda.

Gálatas 3: 10-11

Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.» 11 Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe».

Romanos 3: 27-28

¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál principio? ¿Por el de la observancia de la ley? No, sino por el de la fe. Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.

Nuestro “Bondad” no es nuestra

En caso de que pienses que esos momentos de compasión o justicia que ocasionalmente tienes fueron el resultado de tu propia capacidad o esfuerzo, piénsalo otra vez. Incluso nuestros mejores momentos son simplemente la obra de Dios. Por nuestra cuenta somos completamente incapaces de elegir a Dios o hacer algo justo a los ojos de Dios. Cuando actuamos con justicia, es simplemente el Espíritu y la Palabra de Dios actuando dentro de nosotros:

Juan 6:44

Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.

Juan 6:65

 —Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.

Filipenses 2:12-13

Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia— lleven a cabo su salvación con temor y temblor, 13 pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.

1 Tesalonicenses 2:13

Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes.

Romanos 9:16

Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano sino de la misericordia de Dios.

Juan 1:12-13

Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.

La Biblia muestra un panorama bastante desagradable de nuestra naturaleza humana ¿no? Suena como que estamos perdidos y errantes, incapaces de buscar a Dios e incapaces de impresionar a Dios con nuestros propios “buenos” esfuerzos. Suena como una mala noticia, y eso es exactamente lo que es. Pero hay algo muy especial en el mensaje cristiano. Hay buenas noticias: el Dios del universo no nos va a juzgar por nuestra naturaleza caída o nuestros esfuerzos insuficientes. En cambio, Él va a permitir que Jesús pague el precio por nuestro pecado y nos salve como un acto de gracia. Podemos ser caídos, pero somos importantes para Dios:

Efesios 2:4-5

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!

Colosenses 2:13-14

Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz.

Tito 2:11

En verdad, la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a toda la humanidad

Gálatas 2:16

Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie será justificado.

Tito 3:5-7

 Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna.

Entonces ¿Por qué es tan importante esta “Doctrina del Hombre”? ¿Por qué nosotros, como cristianos, tenemos que entender la posición cristiana sobre este tema? ¿Por qué una comprensión adecuada de la humanidad es tan importante para la ortodoxia cristiana? Bueno, si primero no entendemos nuestra desesperada necesidad, no entenderemos el poder y la urgencia de la Buena Nueva de Jesús. Si no entiendes tu verdadera condición, tu naturaleza caída y la incapacidad de tus propios esfuerzos para salvarte a ti mismo, no te moverás para buscar y encontrar al Salvador que ha venido a darnos lo que simplemente no podemos ganar por nuestra cuenta. Necesitamos una comprensión adecuada de nuestra naturaleza humana para que podamos tener una comprensión correcta de nuestra necesidad espiritual y una apreciación adecuada del poder y la gracia de Dios. Este entendimiento eventualmente dará forma a nuestro amor y reverencia a Dios, nuestra gratitud por la Salvación y nuestro amor por nuestro Salvador. Sin una comprensión de lo que nosotros somos, nunca podremos verdaderamente apreciar quién es Dios.

 


J. Warner Wallace tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.

Blog Original: http://bit.ly/2DiWihW

Traducido por José Giménez Chilavert.

Por Chris Du-pond

Frecuentemente tengo conversaciones con personas que afirman que la ciencia es el único medio razonable para obtener conocimiento y llegar a la verdad. Esta posición se denomina cientificismo y, mientras es cierto que la ciencia es maravillosa y nos puede proveer de todo tipo de información valiosa, también creo que la mayor parte de nuestro conocimiento relevante no puede ser obtenido por la ciencia o el método científico. Veamos; ¿Cuáles son algunas de las cosas que no se pueden demostrar con la ciencia pero que los científicos consideran como ciertos?

  1. Lógica. Verdades lógicas no se pueden probar con la ciencia. La ciencia tiene que asumir y presuponer que la lógica funciona para así poder hacer ciencia dado que la ciencia es una empresa lógica. Bien se dice que la ciencia es esclava de la filosofía por esto mismo. El tratar de probar las leyes de la lógica con ciencia es cometer la falacia de “petición de principio” o argumentar en círculo.
  2. Matemática. La ciencia tiene que asumir que los números y las ecuaciones matemáticas describen correctamente el funcionamiento interno del universo. Es impresionante como algunas abstracciones matemáticas describen perfectamente el movimiento de fluidos, movimientos de partículas o trayectorias de cuerpos celestes.
  3. Lenguaje. La ciencia asume que el lenguaje hablado y escrito es adecuado para describir el cosmos. Cuando un científico reporta teorías y teoremas, tiene que usar lenguaje que otros puedan comprender. Es así que la ciencia presupone que el lenguaje puede expresar verdades.
  4. Verdades Metafísicas. Los científicos tienen que asumir que existen mentes, aparte de las suyas propias, con inteligencia y capacidad de discernimiento. Que sus propias mentes no son una masa deterministica de químicos en movimiento, sino un instrumento capaz de obtener verdad por medio de la abstracción, el cálculo y el descubrimiento.
  5. Realidad. El científico asume que el mundo externo es real e inteligible, que el pasado no fue creado hace algunos minutos con apariencia de antigüedad y que el observador existe aparte de lo observado.
  6. Confiabilidad de los Sentidos. El conocimiento científico presupone que los sentidos y la mente son herramientas confiables para la observación.
  7. Verdad. El proceso de la ciencia asume que existe la verdad es objetiva y que se puede conocer. Un sistema epistemológico es necesario para hacer ciencia.
  8. Orden y Uniformidad. Para poder postular un experimento o teoría, los científicos asumen que el universo opera de manera uniforme y bajo ciertas leyes. La ciencia requiere que el mismo experimento—conducido bajo circunstancias similares—produzca los mismos resultados.
  9. Valores Éticos y Morales. Estatutos de moralidad y deber ético no son accesibles al método científico. No se puede demostrar que el holocausto o el genocidio de Ruanda fueron perversos; y aun así los científicos asumen de manera racional que estos eventos fueron profundamente malévolos. De hecho, los que practican las ciencias tienen que adherirse a códigos de ética incluyendo honestidad y objetividad al reportar datos y escritos científicos.
  10. Juicios Estéticos. La belleza no se puede probar científicamente. La ciencia es agnóstica a un hermoso atardecer, a un poema o una composición musical, y aun así los científicos se refieren a sus teorías como “elegantes” o “bellas”.
  11. El Método científico. Finalmente y muy notablemente, la misma ciencia no puede ser justificada o probada por el método científico. La ciencia esta permeada con presuposiciones que no se pueden probar. Por ejemplo, la teoría especial de relatividad depende de la presuposición que la velocidad de la luz es constante entre dos puntos.

Como podemos apreciar, hay muchas cosas que una persona sobria o el científico pueden creer con perfecta justificación independientemente de la ciencia o el método científico. Esto no es una crítica a la ciencia; al contrario: el hacer ciencia es una ocupación noble y maravillosa. Los científicos han contribuido grandemente al avance de la sociedad, pero el afirmar que la ciencia o el método científico es el único método valido para obtener verdad y conocimiento es ir más allá de los límites de la ciencia. De hecho, la frase “solamente podemos obtener verdades por medio del método científico” no es una afirmación que se pueda verificar por el método científico y por lo tanto ¡deberíamos rechazarla como falsa bajo esa premisa! La frase comete harakiri tan pronto como abandona los labios de donde salió. Es por eso que el cientificismo es irracional, se auto-refuta y debe ser rechazado por toda persona razonable.

Escucha este Podcast sobre el tema: ¿Qué es el cientificismo?

 


Chris Du-Pond es Ingeniero en Sistemas Computacionales graduado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, especialista en Bases de Datos relacionales. Chris se graduó de la Maestría en Apologética Cristiana de la Universidad de Biola con los más altos honores y estudió bajo la tutela de apologistas como William Lane Craig, Gary Habermas, Sean McDowell, Clay Jones, y J.P. Moreland entre otros. Es miembro de la Sociedad Filosófica Evangélica, la Sociedad Teológica Evangélica y la Alianza de Apologética Cristiana. Actualmente asiste a la Iglesia “Champion Forest Baptist Church” en Houston, TX, junto con su esposa Katya y sus dos hijas, Juliette y Giselle donde enseña una clase de teología avanzada.

Blog Original: http://bit.ly/2DxA9fP

Una persona me preguntó sobre la corroboración y quería saber si había suficiente evidencia más allá de los Evangelios para verificar la fiabilidad de su testimonio. Comencé ayudándole a entender la naturaleza de la evidencia corroborativa y la información limitada que normalmente ofrecen esas pruebas. Cada pieza de evidencia corroborativa generalmente se refiere (y verifica) sólo a un punto en particular, un pequeño aspecto del testimonio del cual nosotros inferiremos la “razonabilidad” de la cuenta de mayor. Una prueba que corrobora siempre es limitada; Se refieren solamente a un pequeño aspecto del evento en cuestión. Incluso con estos límites, sin embargo, los Evangelios están bien corroborados. He escrito un capítulo sobre esto en mi libro, Cristianismo Caso sin Resolver, pero aquí está un breve resumen de las pruebas “más allá de los Evangelios”:

Antiguas “Admisiones Reluctantes”

Autores e historiadores no cristianos de la antigüedad mencionan a Jesús o a sus seguidores en varias ocasiones, aunque niegan su Deidad o las afirmaciones de sus seguidores. Si bien estas fuentes antiguas eran hostiles a las pretensiones del Nuevo Testamento, confirmaron de forma renuente (de mala gana, a regañadientes) elementos clave de la narrativa del Evangelio.

Josefo (37-101 DC)

Cuando se examina la modesta descripción de Jesús redactada por Josefo, es claro que este historiador judío afirmó renuente lo siguiente: Jesús vivió en Palestina, era un hombre sabio y un maestro, realizó hechos sorprendentes, fue acusado por los judíos, crucificado bajo Pilatos y tenía seguidores llamados cristianos.

Talo (52 DC)

Mientras Talo parece negar el aspecto sobrenatural de las narraciones evangélicas, repitió y afirmó renuente lo siguiente: Jesús vivió, fue crucificado y hubo un terremoto y oscuridad en el lugar de su crucifixión.

Tácito (56-120 DC)

Cornelio Tácito (conocido por su análisis y examinación de documentos históricos y considerado uno de los historiadores antiguos más confiables) describió la respuesta de Nero al gran incendio de Roma y afirmó renuente lo siguiente: Jesús vivió en Judea, fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, y tenía seguidores que fueron perseguidos por su fe en Cristo.

Mara Bar-Serapion (70 DC)

En algún momento después del 70 DC, este filósofo sirio, escribiendo para alentar a su hijo, comparó la vida y persecución de Jesús con la de otros filósofos que fueron perseguidos y afirmó

renuente lo siguiente: Jesús era un hombre sabio e influyente que murió por sus creencias, sus seguidores adoptaron esas creencias y vivieron vidas que las reflejaban.

Flegón (80-140 DC)

Flegón escribió “Crónicas” alrededor de 140 DC y afirmó renuente los siguientes detalles acerca de Jesús: Jesús tenía la capacidad de predecir con exactitud el futuro, fue crucificado bajo el reinado de Tiberio César y demostró sus heridas después de que resucitó.

Descubrimientos arqueológicos

Se han escrito muchos volúmenes sobre el soporte arqueológico para el Antiguo y el Nuevo Testamento, incluyendo esta breve lista de confirmaciones arqueológicas:

Quirinio/Cirenio

Lucas escribió que José y María regresaron a Belén porque un gobernador sirio llamado Quirinio estaba llevando a cabo un censo (Lucas 2: 1-3). Los descubrimientos arqueológicos en el siglo XIX revelaron que Quirinio (o alguien con el mismo nombre) era también un procónsul de Siria y Cilicia entre el 11 AC hasta la muerte de Herodes. El nombre de Quirinio fue descubierto en una moneda de este periodo de tiempo, y sobre la base de una estatua erigida en Antioquía de Pisidia.

Erasto

En Romanos 16:23, Pablo escribió: “Los saluda Erasto, tesorero de la ciudad”. Un pedazo de pavimento se descubrió en Corinto en 1929 confirmando su existencia.

Lisanias

Lucas describe un tetrarca llamado Lisanias y escribió que este hombre reinó sobre Abilene cuando Juan el Bautista comenzó su ministerio (Lucas 3: 1). Se han descubierto dos inscripciones que mencionan a Lisanias. Una de ellas, fechada entre los años 14-37 DC, identifica a Lisanias como el tetrarca en Abila, cerca de Damasco.

Iconio

En Hechos 13:51, Lucas describe esta ciudad en Frigia. Algunos escritores antiguos (como Cicerón) escribieron que Iconio estaba ubicado en Licaonia, en lugar de Frigia, pero fue descubierto un monumento en 1910 que confirmó que Iconio se encuentra en Frigia.

La Piscina de Betesda

Juan escribió acerca de la existencia de una piscina de Betesda (Juan 5: 1-9) y dijo que estaba ubicada en la región de Jerusalén, cerca de la puerta Probática, rodeado de cinco pórticos. En 1888, los arqueólogos comenzaron a excavar el área cerca de la Iglesia de Santa Ana en Jerusalén y descubrieron los restos de la piscina, con pasos para entrar de un lado y cinco pórticos en el otro lado.

Politarca

Durante muchos siglos, Lucas fue el único escritor antiguo que utilizó la palabra “Politarca” para describir a “los gobernantes de la ciudad.” Los escépticos dudaban de que se tratara de un término griego hasta que fueron descubiertas diecinueve inscripciones. Cinco de ellas en referencia a Tesalónica (la misma ciudad en la que Lucas afirmaba haber oído el término).

La Piscina de Siloé

Juan escribió acerca de la “Piscina de Siloé” (Juan 9: 1-12) y la describió como un lugar de purificación ceremonial. Los arqueólogos Ronny Reich y Eli Shukrun excavaron la piscina y la dataron entre el 100 AC y el 100 DC (en base a las características de la piscina y las monedas encontradas en el yeso).

Poncio Pilato

Durante muchos años, la única corroboración que teníamos para la existencia de Poncio Pilato (el gobernador de Judea que autorizó la crucifixión de Jesús) fue una muy breve cita de Tácito. Sin embargo, en 1961 fue descubierta una pieza de piedra caliza que contenía una inscripción con el nombre de Pilato. La inscripción fue descubierta en Cesarea, una capital provincial durante el mandato de Pilato (26-36 DC), y describe una dedicatoria de un edificio de parte de Pilato a Tiberio César.

La Costumbre de la Crucifixión

Si bien miles de criminales y presos de guerra fueron ejecutados de esta manera, ni uno solo de ellos había sido descubierto en alguna excavación arqueológica. En 1968, Vassilios Tzaferis encontró los primeros restos de una víctima de la crucifixión, Yohanan Ben Ha’galgol, enterrado en una tumba judía.

Sergio Paulo

En Hechos 13, Lucas identifica a Sergio Paulo, un procónsul en Pafos. Los escépticos dudaban de la existencia de este hombre y alegaron que cualquier líder de esta zona sería un “procurador” en lugar de un procónsul. Pero fue descubierta una inscripción en Chipre que hace referencia a Paulo y lo identifica como un procónsul.

Si bien las evidencias corroborativas “fuera de los evangelios” es extensa (sólo he citado algunos de los aspectos más destacados), también hay evidencia significativa “dentro de los evangelios” para corroborar su contenido, incluyendo (1) “Soporte involuntario de testigos” entre los autores de los Evangelios, (2) la referencia exacta de los nombres propios regionales del siglo primero, (3) las funciones gubernamentales, (4) las ubicaciones geográficas poco conocidas, y (5) El uso adecuado de la lengua antigua. He escrito sobre estas evidencias corroboran ampliamente en el Capítulo 12 de Cold Case Christianity. Si evaluamos los relatos del evangelio con la misma plantilla que aplicamos a los testigos de los tribunales para determinar su fiabilidad, los relatos del Nuevo Testamento aprueban nuestro escrutinio y aparentar ser testimonios dignos de confianza. Por lo tanto, podemos confiar en ellos como una historia fiable, con la corroboración (como era de esperar) del testimonio renuente de autores antiguos no cristianos y el registro arqueológico de la época.

 


J. Warner Wallace tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.

Blog Original: http://bit.ly/2OdCLnq

Traducido por José Giménez Chilavert.

La autoría de los Evangelios es un asunto de considerable debate entre escépticos y detractores del canon del Nuevo Testamento. El Evangelio de Marcos es el registro inicial de la vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús, pero Marcos no se menciona como testigo en ninguno de los Evangelios. ¿Cómo consiguió Marcos su información acerca de Jesús? Hay varios indicios históricos:

Papias dijo que Marcos describió las enseñanzas de Pedro

El Obispo Papias de Hierápolis (60-130AD) repite el testimonio de los antiguos presbíteros (discípulos de los Apóstoles) que afirmaban que Marcos escribió su Evangelio en Roma mientras registraba la predicación de Pedro (Libro de Historia Eclesiástica 2 Capítulo 15, libro 3 del capítulo 30 y libro 6 Capítulo 14). Papias escribió una obra de cinco volúmenes titulada “Interpretación de los Oráculos del Señor”. En este tratado (que ya no existe), citó a alguien que identificó como “el anciano”, (probablemente Juan el Mayor), un hombre que tenía una autoridad considerable en Asia:

“El anciano decía también lo siguiente: Marcos, que fue el intérprete de Pedro, puso puntualmente por escrito, aunque no con orden, cuantas cosas recordó referentes a los dichos y a los hechos del Señor. Porque ni había oído al Señor ni le había seguido, sino que más tarde, como dije, siguió a Pedro, quien daba sus instrucciones según las necesidades, pero no como quien compone una ordenación de las sentencias del Señor. De suerte que en nada faltó Marcos poniendo por escrito algunas de aquellas cosas tal como las recordaba. Porque en una sola cosa puso su cuidado: en no omitir nada de lo que había oído o mentir absolutamente en ellas” (Eusebio, Hist. eccl. 3,39,15-16: BAC 65.877).

Ireneo dijo que Marcos escribió su Evangelio basado en la enseñanza de Pedro

En su libro, “Contra las herejías” (Libro 3 Capítulo 1), Ireneo (130 – 200AD) también informó que Marcos escribió su Evangelio como un escriba de Pedro, añadiendo el siguiente detalle:

“Mateo, entre los hebreos, en su propia lengua, produjo una versión escrita del Evangelio, cuando Pedro y Pablo predicaban y fundaban iglesia en Roma. Después de su partida, Marcos, el discípulo e intérprete de Pedro, nos transmite también él de forma escrita lo que era anunciado por Pedro”

Justino identificó el Evangelio de Marcos con Pedro

El primer apologista cristiano, Justino Mártir, escribió “Diálogo con Trifón ” (aproximadamente 150AD) e incluyó este pasaje interesante:

“Se dice que él [Jesús] cambió el nombre de uno de los apóstoles a Pedro; y está escrito en sus memorias que él cambió los nombres de otros, dos hermanos, los hijos de Zebedeo, a “Boanerges”, que significa “hijos del trueno’…. ”

Justino, por lo tanto, identifica un Evangelio en particular como el ‘Las memorias’ de Pedro y dijo que esta memoria describe a los hijos de Zebedeo como los “hijos del trueno”. Sólo el Evangelio de Marcos describe a Juan y Santiago de esta manera, por lo que es razonable suponer que el Evangelio de Marcos es el libro de las memorias de Pedro.

Clemente dijo que Marcos registró la predicación de Pedro en Roma

Clemente de Alejandría (150- 215AD) escribió un libro titulado “Hypotyposeis” (Historia Eclesiástica Libro 2 Capítulo 15). En este antiguo libro, Clemente se refiere a una tradición transmitida por los “ancianos desde el principio”:

” Y una tan grande alegría de la luz brilló en la mente de los oyentes de Pedro que no estaban satisfechos con sólo una escucha o con una enseñanza no escrita del evangelio divino, que con todo tipo de ruegos le pidieron a Marcos, del cual está en circulación el Evangelio, y que acompañaba a Pedro, dejar por escrito un resumen de la enseñanza transmitida oralmente; y no cesaron hasta que prevalecieron sobre el hombre y así él se convirtió en responsable de la Escritura para leer en las iglesias.”

Eusebio escribió también un detalle adicional (Historia Eclesiástica libro 6 Capítulo 14) en relación con la obra de Marcos con Pedro:

“…el Evangelio según san Marcos ha tenido los siguientes orígenes: cuando Pedro pronunció públicamente la Palabra en Roma, […] los presentes, que eran muchos, exhortaron a Marcos, que lo había acompañado durante mucho tiempo […] a poner por escrito sus palabras. Cuando Pedro los supo […] no lo prohibió”.

Esta pieza adicional de información relacionada con la reacción de Pedro a la obra de Marcos es importante, porque demuestra que Clemente no simplemente repite la información establecida en primer lugar por Papias, sino que parece tener una fuente adicional que le proporcionó algo más, algo ligeramente diferente que Papias.

Tertuliano afirmó la influencia de Pedro en el Evangelio de Marcos

Teólogo y apologista cristiano temprano, Tertuliano (160- 225AD), escribió un libro que refuta la teología y la autoridad de Marción. El libro fue apropiadamente llamado “Contra Marción”, y en el Libro 4 Capítulo 5, se describe el Evangelio de Marcos:

“Mientras que [el evangelio], que publicó Marcos puede afirmarse que es de Pedro, cuyo intérprete era Marcos.”

El Fragmento de Muratori confirmó la relación de Marcos con Pedro

El Fragmento de Muratori es la lista más antigua conocida de los libros del Nuevo Testamento. Comúnmente fechado en aproximadamente 170AD, la primera línea dice:

“Pero él estaba presente en medio de ellos, y entonces lo expresó [los hechos en su Evangelio]”

Esto parece ser una referencia a la presencia de Marcos en las charlas y sermones de Pedro en Roma, y el hecho de que luego grabó estos mensajes que luego se convirtieron en el Evangelio de Marcos.

Orígenes atribuyó el Evangelio de Marcos a Pedro

Eusebio (Historia Eclesiástica libro 6 Capítulo 25) citó un Comentario Evangélico escrito por Orígenes (un padre de la iglesia temprana y teólogo que vivió 185- 254 AD) que explica el origen de los Evangelios. Este comentario también atribuye el Evangelio de Marcos a Pedro:

“En su primer libro sobre el Evangelio de Mateo, el mantenimiento del Canon de la Iglesia, da testimonio de que él conoce cuatro Evangelios, escribiendo lo siguiente: De los cuatro Evangelios, que son los únicos indiscutibles en la Iglesia de Dios bajo el cielo, tengo aprendido por la tradición que el primero fue escrito por Mateo, que una vez fue un publicano, pero después un apóstol de Jesucristo, y fue preparado para los conversos del judaísmo, y publicado en el idioma hebreo. El segundo es de Marcos, quién lo compuso según las instrucciones de Pedro, el cual en su epístola católica le reconoce como hijo, diciendo: “La iglesia que está en Babilonia elegida juntamente con vosotros, os saluda, y lo mismo ocurre con Marcus, mi hijo”. 1 Pedro 5:13. Y el tercero por Lucas, el Evangelio encomendado por Pablo, y compuesto para los gentiles convertidos. El último de todos es Juan”.

Un Prólogo Anti-Marcionista afirmó conexión de Pedro a Marcos

Hay tres “prólogos” de los evangelios que aparecen en muchas Biblias Latinas desde la antigüedad. Conocidos como los “Prólogos Anti-Marcionistas”, datan del siglo cuarto o antes. El prólogo del Evangelio de Marcos es particularmente interesante:

“Después de la muerte de Pedro, él [Marcos]escribió este mismo Evangelio en las regiones de Italia”.

Ahora, se puede argumentar que la descripción de Papias sobre la colaboración de Marcos con Pedro en Roma es la primera descripción disponible que poseemos. De hecho, los escépticos han tratado de argumentar que fuentes de la Iglesia posteriores están simplemente repitiendo como loro lo de Papias cuando se conecta Marcos con Pedro. Pero no hay evidencia que sugiera que Papias es la única fuente de información relacionada con Pedro y Marcos, en particular cuando se consideran las variaciones leves en las atribuciones subsiguientes (como la versión de Clemente). Las sutiles diferencias sugieren que las declaraciones provienen de diferentes fuentes originales. Además, la referencia tangencial de Justino Mártir a los ‘hijos del trueno’ fortalece el hecho de que la información de Pedro viene de una fuente distinta de Papias (quién nunca hace esta conexión). En esencia, una afirmación de la dependencia de Papias carece de pruebas concretas, e incluso si este fuera el caso, no hay ninguna razón para dudar de la exactitud de la reclamación original Papias en el primer lugar. El registro coherente de la historia identifica a el Evangelio de Marcos como una memoria de la vida de Pedro con Jesús.

 


J. Warner Wallace tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.

Blog Original: http://bit.ly/2zx3Ut4

Traducido por José Giménez Chilavert.

Cuando examinamos los evangelios, encontramos dos hechos científicos ocultos que aumentan la credibilidad de los relatos de los testigos oculares. Los autores de los evangelios incluyeron dos observaciones increíbles, a pesar de que ellos no entendían  completamente lo que habían visto (o lo que había sido visto por otras personas) en el momento de escribir los evangelios. Solo años más tarde, gracias a que nuestra comprensión de la biología ha aumentado, estas observaciones tienen sentido. Cuando un testigo declara enfáticamente  una observación incomprensible, solo por el hecho de que esa observación sea explicada por alguien más, muchos años después, la credibilidad del testigo aumenta.

Déjeme darle un ejemplo. Una vez tuve un caso en el que una testigo, Debbie, contó que las joyas de su madre habían sido tomadas por un hombre. Ella le dijo a la policía que llegó a casa temprano de la escuela y encontró al ladrón en su casa. El ladrón salió corriendo por la puerta de atrás, con Debbie persiguiéndolo muy de cerca. Debbie dijo que se desvaneció en  el momento en que él entró en su patio trasero  y, aunque Debbie comprobó las cercas alrededor de la propiedad de sus padres, el ladrón parecía haber desaparecido en el aire. El oficial de policía dudó de su historia, dado que Debbie ya había tenido problemas con la ley. El oficial supuso que robó las joyas y había inventado la historia del “ladrón que desaparece”.  Semanas más tarde, otro robo se produjo en el barrio, sin embargo, esta vez el ladrón fue detenido por la policía. Él confesó haber tomado las joyas del primer robo y dijo a los investigadores que él saltó inmediatamente debajo de la casa (a través de un respiradero abierto en la base), cuando fue perseguido por la joven que lo vio. Se escondió debajo de la casa durante varias horas hasta que la policía se hubiera ido. Luego salió cuidadosamente fuera del patio. La confesión del ladrón explica ahora las observaciones de Debbie; su testimonio se volvió confiable una vez  que se explicaron sus observaciones aparentemente increíbles.

Dos de los testigos de los Evangelios (Lucas y Juan) ofrecen detalles de la Semana de la Pasión que parecieron increíbles a las primeras personas que leyeron sus testimonios. Siglos más tarde, gracias a que nuestra comprensión de la biología humana mejoró, estas observaciones finalmente tuvieron sentido. Lucas, por ejemplo, describe la escena en el Huerto de Getsemaní, en la que Jesús oró antes de ser llevado cautivo:

Lucas 22, 41-44

Y él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Hematidrosis
Hematidrosis: Significa “sudar sangre”. Fenómeno raro que se produce en situaciones de estrés intenso. Los vasos sanguíneos pueden dilatarse hasta el punto de ruptura, de forma que se producen hemorragias en la capa de la epidermis más próxima a las glándulas sudoríparas. Así, la sangre se mezcla con el sudor y brota por la piel.
En la última línea de este pasaje, tenemos una descripción bastante inexplicable de Jesús sudando gotas de sangre. Al parecer, esto fue confuso para los primeros lectores de la Escritura; los Padres de la Iglesia no estaban muy seguros de qué hacer con esta descripción en sus propios escritos. Muchos trataban el versículo como una descripción poética por parte de Lucas. Justino Mártir, al describir el versículo en sus propias enseñanzas, por lo general omite esta línea por completo. Los lectores del mundo antiguo se esforzaron por dar sentido a la descripción de Lucas, dado que nunca habían visto nada como esto en su propia experiencia personal. Hoy entendemos la ciencia oculta detrás de esta rara observación de Lucas. Como describe el Dr. Joseph Bergeron: “La Hematidrosis Psicogénica se ha reportado en un puñado de casos donde fue producida por el temor al daño físico inminente. La mayoría de estos casos reportados fueron personas que estaban a punto de ser ejecutadas”. El informe de Lucas sobre el sudor de sangre no era poético; se trataba simplemente de un ejemplo de ciencia escondida que aumenta la confianza de la observación original. Es poco probable que el Lucas inventara un detalle inexplicable si hubiera querido que la historia pareciera razonable a los primeros oyentes.

Lucas no es el único que describe algo confuso en la Semana de Pasión. Juan también incluye un detalle inexplicable en su descripción de Jesús en la cruz:

Juan 19, 31-34

Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilatos que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí. Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él. Cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. 

Pleura_sp
El corazón y los pulmones están recubiertos por el pericardio y la pleura, respectivamente. La función de estas cubiertas es amortiguar la fricción que estos órganos sufren al cambiar de volumen. Están compuestas por dos hojas que contienen líquido pericárdico y pleural, son líquidos parecidos al agua a simple vista y derivan de la sangre.

Juan, un simple pescador, describió la acción del soldado y dijo que salió agua del costado de Jesús cuando fue atravesado. Mientras un testigo falso de tal evento podría narrar la aparición de sangre que manaba del costado de Jesús, Juan incluye el agua sin ningún intento de aclarar o explicar su comentario. Su observación fue confusa para sus primeros lectores. De hecho, los Padres de la Iglesia una vez más se esforzaron por dar sentido a esta afirmación. Tertuliano, Agustín, Cirilo y Jerónimo sugirieron que Juan se refería alegóricamente al bautismo de Jesús, a la regeneración del agua, o al testimonio del Espíritu Santo. Hoy día, entendemos la ciencia médica oculta que explica la existencia de agua en el cuerpo de Jesús. Cualquier persona golpeada tanto como Jesús en las horas previas a su crucifixión, seguramente sufriría un shock circulatorio e insuficiencia cardíaca. Cuando esto ocurre, típicamente se produce un derrame pericárdico o pleural. El agua comienza a acumularse alrededor del corazón o en los pulmones. Si esto le sucedió a Jesús, el agua hubiera salido de su cuerpo si la lanza del soldado ingresó a cualquiera de estas dos regiones. El informe de Juan sobre agua no era una alegoría; era simplemente otro ejemplo de ciencia oculta que aumenta la confiabilidad de la observación original. Es poco probable que Juan inventara un detalle inexplicable si hubiera querido que la historia pareciese razonable a los primeros oyentes.

Los hallazgos de la ciencia explican ahora las observaciones de los testigos de los Evangelios que; al igual que Debbie, se han vuelto aún más creíbles ahora que su testimonio aparentemente inexplicable haya sido explicado tarde en la historia.

 


J. Warner Wallace es autor de Cold-Case Christianity, tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.

Blog Original: http://bit.ly/2ODnZTN

Traducido y Adaptado de por Jose Jimenez Chilavert

Por Chris Du-Pond

Diariamente se toman decisiones—de vida o muerte—en referencia a nuestros conceptos de bondad y maldad en las cortes de todo el mundo. La mayoría de la gente percibe que algo está bien o mal como una “corazonada” pero cuando se les pide que expliquen el origen de la moralidad frecuentemente se refieren a experiencias personales, la sociedad, o simplemente fallan en proveer una base lógica para su sistema moral. Consecuentemente la moralidad es tomada como una construcción humana, relativa a cada persona, y sujeta a cambios. Esto es comúnmente llamado relativismo moral. Pero como veremos, el relativismo moral es insostenible y se auto-refuta.

Si la moralidad se fundamenta en la sociedad o en individuos, entonces se torna imposible condenar, por ejemplo, la proclamación de los edictos de Núremberg que privaron a los judíos de su ciudadanía y les dio el estatus de “sujetos”; el abuso de judíos—niños, mujeres y ancianos—a condiciones inhumanas y frecuentemente obligados a participar en trabajos forzados hasta morir en campos de concentración y ultimadamente el genocidio metódico de seis millones de ellos. Si la moralidad es relativa, entonces solo nos queda expresar una opinión acerca de estas atrocidades, y la opinión de Hitler—o la opinión del régimen Nazi en conjunto—se vuelve simplemente una cuestión de gusto o desacuerdo al igual que nuestra propia opinión.

Afortunadamente, la mayoría de la gente está de acuerdo en que las acciones de Hitler fueron inmorales, pero la cuestión del origen de la moralidad no se puede decidir por decreto, sino que requiere una explicación objetiva. Analicemos algunas opciones que se han postulado en un esfuerzo de explicar el origen de la moralidad:

  1. La Moralidad se define como aquello que contribuye al florecimiento de la sociedad. Si este es el caso, entonces el avance de la evolución humana por medio de la sobrevivencia de los organismos mejor adaptados resultaría en el máximo beneficio para la sociedad. Esta ideología—de donde nace el Darwinismo social—se conforma perfectamente con las ideas nazis del tercer Reich y puede ser utilizada para justificar genocidios masivos por medio de la eliminación sistemática de los elementos más débiles de la sociedad; un tipo de aceleración o ayuda artificial del proceso de selección natural.
  2. La Moralidad es definida por cada individuo. Pero aquí, de nuevo, la moralidad simplemente se reduce a una mera opinión y cualquier desacuerdo debe decidirse por la mayoría. Este método es también inadecuado para determinar si las atrocidades de los alemanes nazis fueron inmorales porque la opinión de Hitler sería tan válida como la de cualquier otro. Después de todo, Hitler tenía el apoyo de la mayoría de los ciudadanos alemanes y del parlamento alemán (Hitler fue elegido democráticamente).
  3. La Moralidad simplemente existe como una verdad metafísica necesaria. En esta posición, la moralidad es un concepto abstracto que existe como una verdad metafísica necesaria como la lógica, los números, o las matemáticas. Pero el juicio de valor de la moralidad sigue siendo una cuestión de opinión ya que no existe una regla o inferencia lógica que nos diga que matar judíos es inmoral de la misma manera que 2+2=4.
  4. La Moralidad es definida por Dios. Cualquier cosa que Dios ordene es buena. Pero bajo este concepto, “bueno” y “malo” se convierten en mandatos arbitrarios dictados por Dios. ¿Qué tal si Dios ordenase torturar bebés por diversión? ¿Sería tal mandato bueno solamente porque Dios lo ordena? ¡Claro que no! Una punta opuesta de este dilema vería a la moralidad como algo que existe fuera de Dios, de tal forma que Dios se encuentra restringido a ordenar solamente aquellas órdenes que sean buenas (haciendo de la moralidad algo externo a la naturaleza de Dios. Dios cesaría de ser el dador de la ley para convertirse en un mero transmisor de la ley). 1

Desafortunadamente, ninguna de estas opciones nos permite condenar las mayores atrocidades en la historia de la humanidad: no podemos decir realmente que el holocausto fue objetivamente perverso, o la esclavitud, o la opresión a la mujer.

Bajo el relativismo moral, cualquier intento de mejora moral no tiene sentido porque no hay una regla estándar de medida para comparar los diferentes actos y sistemas morales.

¿Cuál sería entonces la base para afirmar objetivamente que el holocausto fue objetivamente perverso? ¿O que torturar bebés por diversión es moralmente torcido? De manera claramente objetiva, nuestra experiencia moral nos dicta que hay verdaderamente valores y deberes morales objetivos.

Que robar y asesinar están mal independientemente de lo que piensen individuos y sociedades y en ese sentido, aunque los nazis hubiesen ganado la guerra y hubieran aniquilado o convencido al resto del mundo de que lo que hicieron tuvo una buena justificación, seria aun objetivamente incorrecto y perverso. El hecho de que nuestra experiencia moral apunta hacia una moral objetiva (no confundir con ontología moral) indica que la moralidad debe estar fundamentada en algo mas allá de la sociedad o de los individuos y de hecho apunta hacia la existencia de Dios; porque si Dios no existe entonces los humanos son simplemente bolsas gigantes de químicos en movimiento en una licuadora cósmica de átomos.

Es imposible deducir, a partir de químicos, que matar a un bebé por diversión es perverso. Esto toca el núcleo del argumento moral a favor de la existencia de Dios:

  1. Si Dios no existe, los valores y deberes morales objetivos no existen.
  2. Los valores morales objetivos sí existen.
  3. Por lo tanto, Dios existe.

Este argumento es lógicamente valido y si las premisas 1 y 2 son verdad, entonces la conclusión (3) se deriva necesariamente. Más aún, el hecho de que nuestra experiencia moral fuertemente testifica que la moralidad objetiva existe, combinada con la deficiencia que tienen los químicos, las sociedades, y los individuos a explicar tal experiencia indica que hay en cada persona una moralidad implantada que es reflejo de la buena naturaleza de Dios, a pesar de que esta experiencia sea difícil de explicar o definir. “Bueno” y “Malo” no son mandatos que Dios dicta caprichosamente o que existen independientemente, sino que la bondad es parte de la naturaleza intrínseca de Dios y el estándar absoluto de moralidad y justicia.

Esta es la razón por la que C. S. Lewis abandonó el ateísmo y escribió posteriormente:

“Mi argumento en contra de Dios era que el universo parecía tan cruel e injusto. ¿Pero de donde había sacado yo esta idea de justo e injusto? Un hombre no le llama a una línea ‘torcida’ al menos que tenga alguna idea de lo que es una línea ‘recta’. ¿Con que estaba yo comparando este universo cuando le llamaba injusto?”2

Llevado hasta sus últimas consecuencias, el relativista moral afirma que debemos de “tolerar” a todos los demás sistemas morales pues también son válidos. Pero esta es una posición que se auto-refuta y moralmente indefendible porque si tenemos dos sistemas morales en conflicto (supongamos que una cultura juzga que la discriminación a la mujer merece tiempo en la cárcel mientras que otra afirma que la mujer no tiene mucho más valor que el ganado); ¿Qué versión de moralidad utilizaríamos para resolver el conflicto? La misma creencia del relativista le prohíbe el juzgar a otro sistema moral, sino que debe “tolerarlo”. No puede culpar a otra cultura. Esta posición falla su propia prueba de aplicación y vence el propósito inicial que buscaba promover terminando en un nudo gordiano moral. El estandarte de la “tolerancia” se convierte en una excusa para aceptar todo tipo de inmoralidad e indirectamente ¡promueve la inmoralidad! Ahora, si la “tolerancia” es un valor moral absoluto que el relativista quiera forzar a los demás, entonces los valores morales objetivos existen (Dios existe) y el relativismo cae sobre su propia espada auto-refutándose. De cualquier forma el relativismo falla y la moralidad apunta a la existencia de Dios.

¿Alguna vez has sido parte de una conversación donde los participantes han tomado una posición de relativismo moral? ¿Cómo te has manejado en tal situación?

Dinos qué piensas de nuestro artículo “Con los pies bien plantados en el aire: relativismo y el argumento moral”. 

Aquí te dejamos el enlace para un vídeo que trata sobre la objeción del Mal contra la existencia de Dios que toca un brevemente el tema del Relativismo Moral. ¿Puede el mal refutar a Dios?

Notas

  1. Esto se conoce también como el “Dilema de Eutifrón”. Para una explicación detallada, ver, “Euthyphro’s Dilemma”, Stand to Reason, http://www.str.org/articles/euthyphro-s-dilemma#.VLgGGyvF9WU (accesado Enero 15, 2015).
  2. C. S. Lewis, Mere Christianity (New York, NY: Harper Collins, 2009), 38.

 


Chris Du-Pond es Ingeniero en Sistemas Computacionales graduado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, especialista en Bases de Datos relacionales. Chris se graduó de la Maestría en Apologética Cristiana de la Universidad de Biola con los más altos honores y estudió bajo la tutela de apologistas como William Lane Craig, Gary Habermas, Sean McDowell, Clay Jones, y J.P. Moreland entre otros. Es miembro de la Sociedad Filosófica Evangélica, la Sociedad Teológica Evangélica y la Alianza de Apologética Cristiana. Actualmente asiste a la Iglesia “Champion Forest Baptist Church” en Houston, TX, junto con su esposa Katya y sus dos hijas, Juliette y Giselle donde enseña una clase de teología avanzada.

Blog Original: http://bit.ly/2ObuZao

Wesley J. Smith escribe un blog en el National Review Online titulado “Human Exceptionalism (Excepcionalismo Humano)”. Lo recomiendo altamente. En una ocasión presento un artículo escrito por Marian Stamp Dawkins, profesora de Comportamiento Animal en Oxford y autora de “Why Animals Matter?” (en español: ¿Por qué importan los animales?). En su artículo, Dawkins examina el argumento a favor del “valor” de los animales basado en la posesión de una propiedad (la conciencia) por parte de los mismos. Mientras que Dawkins parece rechazar este método de asignación de valor a los animales, ella sí aceptó una metodología que asigna valor a los animales sobre la base de su beneficio a los seres humanos:

“Si quieres tratar de convencer a personas que no están convencidas de que el bienestar animal importa, utilizas argumentos que tocan, como he dicho, su propio interés: son buenos para la salud de sus hijos, buenos para su propia salud, buenos para el medio ambiente. Esos son los argumentos que van a tener peso”.

Wesley reconoce correctamente que el valor de los animales no tiene tanta relación con la posesión de una propiedad por parte de las especies que estamos considerando, sino que es el resultado de una propiedad que NOSOTROS poseemos como seres humanos:

Pero el asunto real aquí somos nosotros, no los animales. Como seres conscientes, como criaturas morales, como experimentadores empáticos, promovemos el bienestar animal simplemente porque somos humanos. Es parte de venir “programados” como seres morales, sobre todo una vez que superamos la cruda etapa de la mera supervivencia. Por lo tanto, es nuestro deber tratarlos bien -no porque tal vez ellos lo quieran, sino por lo que somos.

Supongo que en las empresas comerciales, demostrando que lo que es bueno para los animales es bueno también para el productor puede promover una reforma, pero ¿y si no lo es? Conozco productores de animales que tratan bien a sus animales y lo hacen porque saben que es lo correcto, incluso si ganan un poco menos de dinero. Y conozco algunos que han sacrificado su propio bienestar económico sustancialmente con el fin de hacer lo correcto por sus animales”.

Incluso nuestros amigos ateos tienen que admitir que los seres humanos son diferentes de otras especies de animales. Contamos con tres tipos de “conciencia” que nos separa de otras criaturas: conciencia moral, conciencia espiritual y auto-conciencia.

Conciencia Moral

A diferencia de animales inferiores, los seres humanos SÍ tienen la capacidad de analizar situaciones morales difíciles y complicadas. Entendemos el valor del sacrificio, incluso cuando una causa noble podría costarnos la vida. Nosotros, como seres humanos, somos capaces de ir más allá de los mecanismos de supervivencia y deseos básicos. Tenemos la capacidad de ir más allá de lo que “es” hacia lo que “debería ser“. Mientras que los ateos pueden simplemente ver esto como un estado avanzado de la inteligencia, los cristianos lo reconocen como una característica de la imagen reflejada de Dios:

Romanos 2: 14-15

De hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige, ellos son ley para sí mismos, aunque no tengan la ley. Éstos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan.

Conciencia Espiritual

Olvídate de si Dios existe realmente por un minuto. Eso no es realmente importante para esta discusión. Lo que SÍ es importante es el hecho que los humanos son capaces de una forma única de considerar su lugar en el Cosmos y se encuentran a sí mismos en la búsqueda de significado (y de lo Divino). Como cristianos, reconocemos que esto es una vez más el producto de haber sido creados a imagen de Dios:

Romanos 1: 19-20

Pero lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa.”

Auto Conciencia

Por último, como seres humanos tenemos una percepción única de nosotros mismos (auto-conciencia) que nos permite ver nuestro lugar en el mundo y entender nuestra identidad. Tenemos la capacidad de entender la jerarquía natural y espiritual, y reconocemos nuestro lugar en ella:

Job 42: 1-6

Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes. “¿Quién es éste —preguntaste—, que sin conocimiento oscurece mi consejo?” Reconozco que he hablado de cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado maravillosas que me son desconocidas.» “Ahora escúchame, que voy a hablar —dijiste—; yo te cuestionaré, y tú me responderás.” De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por tanto, me retracto de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza.»”

Como seres humanos, somos excepcionales, no porque por casualidad poseemos una mayor inteligencia, sino porque hemos sido creados por un Dios personal, y reflejamos su conciencia y personalidad. Con estos dones y atributos Divinos, estamos especialmente calificados para asignar valor a todos los demás aspectos de la creación, así como para administrar nuestro entorno como sus cuidadores morales.

¿Qué otras cualidades excepcionales de los seres humanos crees que poseemos debido a que somos Imago Dei (creados a imagen y semejanza de Dios)?

 


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Traducido por José Giménez Chilavert

En su carta a los Colosenses, el Apóstol Pablo enseña a sus lectores a que “procuren que su conversación siempre sea agradable y de buen gusto, para que den a cada uno la respuesta debida” (Colosenses 4:6). He descubierto que este consejo es invaluable en el contexto del debate, una actividad en la que muchos de nosotros en la comunidad de la apologética  participamos.

En las oportunidades que se presentan para argumentar a favor del Cristianismo y su defensa, es muy importante demostrar una actitud de humildad y bondad. Muy a menudo, lamentablemente, he visto gente (creyentes y no creyentes) intentando desacreditar a las personas del otro lado de la discusión. Con respecto a los cristianos, creo firmemente que el propósito de debatir no es simplemente ganar un argumento. Permítanme decirlo una vez más: El propósito de debatir, para el creyente, no es simplemente ganar un argumento. Es posible que uno gane exitosamente el argumento, pero que al mismo tiempo pierda a la audiencia o al interlocutor. Hay almas en juego. Por lo tanto un mensaje de amor debe ser transmitido claramente a través de las palabras que hablamos –a través de nuestra conducta y forma de expresarnos, y a través de nuestra devoción por el mensaje de la cruz. Es tan fácil dejar que nuestra apologética cristiana se reduzca a nada más que una búsqueda intelectual o a una forma de aumentar nuestro ego. Pero como el apóstol Pablo escribió en 1 Corintios 13:2,

“Si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios, y tuviera todo el conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy”. 

Tener un gran cúmulo de conocimiento no te hará, o a alguien más, ningún bien si no tienes amor. Cada oponente que enfrentas y cada persona que observa y vigila el debate, es un alma valiosa, desesperadamente necesitada de Cristo. Si las ves de esa manera, tu conducta durante y después del debate reflejara eso.

Si somos sinceros, a veces puede haber un elemento de superioridad entre intelectuales cristianos. Nos sentimos seguros porque somos los que sabemos la verdad, y nos enorgullecemos de contar con los mejores argumentos para apoyar nuestra posición. Pero hay que recordar que, si el Espíritu no hubiera abierto nuestros ojos e iluminado nuestra visión para que podamos percibir claramente el misterio de Cristo, estaríamos precisamente en el mismo lugar –perdidos, en la oscuridad, sin Dios, sin esperanza de salvación. Lo que es tan claro para nosotros, no es claro para aquellos cuyos corazones están cubiertos por un velo (2 Corintios 3:14). Lo único que te permite percibir y entender la Verdad es la gracia de Dios –nada más ni nada menos. Darte cuenta de esa realidad es, sin duda, una experiencia de humildad , y que nos debe servir para estimularnos para tratar a nuestros compañeros de diálogo no cristianos amablemente, con amor y humildad.

En última instancia, es el Espíritu de Dios –y no tus argumentos– el que convencerá a un hombre de su pecado y lo llevará al arrepentimiento. Sí, tus argumentos pueden convencer a él intelectualmente de que el cristianismo es verdadero –y Dios puede optar por utilizarlos como los medios para atraerlo hacia Sí mismo (Isaías 55:11). La Biblia nos muestra como Dios amorosamente nos provee de gracia la cual le permite a un hombre arrepentirse y someterse a Él, pues es evidente que el hombre está perpetuamente en rebelión contra Dios, siempre buscando excusas para no creer. Ahora, permíteme ser claro: esto no quiere en absoluto decir que no debemos manejar la información y los hechos con responsabilidad. De hecho, creo que nuestras presentaciones de la verdad siempre deben ser precisas y bien documentadas –y que en la comunidad de la apologética debemos controlarnos mutuamente en este sentido. Haciendo esto, honramos a Dios que es la Verdad misma.

Es muy importante que demostremos amor, bondad y humildad hacia las personas con las que nos involucramos en debates y argumentos –incluso si la actitud no es correspondida. Tu conducta es una parte más de tu apologética tanto como tus argumentos persuasivos. No es honrar a Dios presentar fríamente los argumentos sin ejemplificar amor y compasión por la preciada gente que a la que le estas hablando. Recuerda que es sólo por la gracia de Dios que has llegado a tener un conocimiento de la verdad sobre el evangelio. Por lo tanto, presenta una defensa de la fe que está dentro de ti, pero hazlo con delicadeza y respeto (1 Pedro 3:15).

 


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Traducido por José Giménez Chilavert

¿Es cierto que obtenemos toda la verdad de la ciencia? Cuando alguien afirma que “todo lo que sabemos que es verdad lo obtenemos meramente de la ciencia” nuestro deber es aclarar que este no es el caso pues, esa misma declaración no es científica. Tu no puedes ir a un laboratorio y probar esa declaración, pues es una afirmación filosófica.

La mayoría de la cosas que sabemos no son de naturaleza científica de hecho las leyes de la lógica que utilizamos para aprender todo lo demás no son científicas son metafísicas ni siquiera podríamos practicar la ciencia sin la filosofía, la ciencia está cimentada en la filosofía, la ciencia está fundamentada en estos principios metafísicos de las leyes de la lógica, causa y efecto, la uniformidad, aparte de muchas otras cosas y todos estos principios metafísicos los tienes que utilizar para poder hacer ciencia, así que la idea de que toda verdad proviene de la ciencia por más maravillosa que sea la ciencia, es simplemente un planteamiento erróneo, porque la ciencia en sí depende de estos conocimientos y principios metafísicos.

No podemos obtener verdades éticas de la ciencia. No podrías hablar de las cosas más importantes en nuestras vidas como relaciones personales, pues nosotros conocemos a nuestras esposo(a)s y a nuestros familiares no por medio de la ciencia, los conocemos por que interactuamos con ellos.

A Dios no lo conocemos por medio de la ciencia tampoco, pero las afirmaciones y argumentación científica tal vez nos ayude a mostrar que existe un ser más allá del mundo que lo ha creado y lo preserva , pero no lo conocemos a Él directamente por medio de la ciencia, lo conocemos por medio de lo que Él a hecho, y realizado. Así que podemos concluir y estar seguros de que no toda la verdad proviene de la ciencia, solo obtenemos algunas verdades por medio de la ciencia.

Así que la próxima vez que un materialista o naturalista trate de utilizar esta objeción puedes estar seguro de que este no es el caso, la ciencia nos informa de verdades dentro de sus limitaciones, acordémonos que la ciencia es descriptiva no prescriptiva, la moralidad y las leyes de la naturaleza no son dictadas por la ciencia solo descritas por ella.

Si quieres escuchar a dos apologistas discutir este tema con mas profundidad dale click al enlace: ¿Es la ciencia el único camino a la verdad?