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Por Alisa Childers

Permítanme empezar diciendo que me gusta Rob Bell. (No pensaste que iba a decir eso, ¿verdad?) Como parte de una investigación que estoy haciendo sobre el Cristianismo Progresista, he pasado bastante tiempo con él últimamente, —escuchando conferencias, entrevistas y leyendo sus libros. De todos los autores progresistas que estoy leyendo actualmente (Rachel Held Evans, Richard Rohr, Brian McLaren, Steve Chalke y Pete Enns, entre otros), Bell es el que más me gusta. Esto no significa que esté de acuerdo con mucho de lo que dice, pero es elocuente, claro, fascinante y parece una persona genuinamente agradable.

Hace poco leí el libro de Bell,  What Is the Bible? How an Ancient Library of Poems, Letters, and Stories Can Transform the Way You Think and Feel About Everything (¿Qué es la Biblia? Cómo una antigua biblioteca de poemas, cartas, e historias pueden transformar tu forma de pensar y sentir en todos los aspectos) (Ese es un título muy bueno.) Con capítulos como “Moisés y su humedad”, “Ollas humeantes”  e “Y la grasa inmovilizó la espada”, la creatividad y el entusiasmo de Bell por su trabajo son palpables.

Una de las cosas en las que destaca es en la narración de historias y en la aportación de datos contextuales que ayudan al lector a comprender el panorama general de la Biblia. A veces lo hace de forma que termino sonriendo y afirmando con la cabeza. Otras veces acabo jalándome los cabellos y discutiendo con mi computadora (porque lo leí en Kindle). En ocasiones, el “panorama general” que pintó era totalmente ajeno a la Biblia.

He aprendido que cuando leo a Rob Bell, siempre debo cuestionar sus premisas. Es brillante en la construcción de una interpretación deslumbrante y convincente en torno a una premisa falsa. Antes de que te des cuenta de lo que ha sucedido, has saltado por un arco iris completamente diferente, cosechando baratijas de una olla de oro totalmente distinta, —que puede que no contenga oro real.

Aquí hay un ejemplo.

En un capítulo titulado “Lo humano y lo divino”, Bell señala que la Biblia fue escrita por humanos. Lo repite a menudo a lo largo del libro e incluso afirma en la introducción que “la Biblia es un libro sobre lo que significa ser humano”. (p. 4) Señala que “cuando empiezas ahí, [ entendiendo que la Biblia fue escrita por humanos] y te adentras en la humanidad de esta biblioteca de libros, puede que encuentres lo divino.” (p.183) En este punto, la mayoría de la gente seguirá leyendo como si nada. Pero a esto me refiero: es una premisa falsa.  Me explico.

Una de las claves del pensamiento crítico es cuestionar siempre las premisas. Alguien puede presentar un argumento que es lógicamente válido, pero que sigue siendo erróneo. Observa este argumento:

Premisa 1: Todas las razas de ganado tienen rayas moradas.

Premisa 2: La vaca Jersey es una raza de ganado.

Conclusión: Las vacas Jersey tienen rayas moradas. 

¿Las vacas de Jersey tienen rayas moradas? Por supuesto que no. Pero, aunque la conclusión sea falsa, ésta consideró correctamente las premisas, así que técnicamente, el argumento es válido. Por eso las premisas son tan importantes. Veamos la premisa de Bell.

¿La Biblia fue escrita por humanos?

Es cierto que la Biblia fue escrita por humanos. Pero esa no es toda la historia, y por lo tanto no debe ser nuestro punto de partida como sugiere Bell. Esta es una visión torcida de cómo se escribió la Biblia. Dios ciertamente usó a muchas personas diferentes que vivieron en varias culturas y períodos de tiempo para redactar las palabras de la Escritura, pero como dice Pablo en 2 Timoteo 3:16 LBLA, “Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”.

La palabra griega traducida como “inspirada por Dios” no significa “inspirada” de la misma manera que un poeta es inspirado por su musa, o como un bailarín que se desempeña con inspiración. Significa ” exhalado por Dios”. Al referirse a las profecías del Antiguo Testamento, el apóstol Pedro escribió: “ pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios”. (2 Pedro 1:21 LBLA)

 Jesús dijo que cuando David escribió las Escrituras, estaba “hablando por el Espíritu”, y afirmó una y otra vez que creía que las Escrituras eran la mismísima Palabra de Dios: inspiradas, con autoridad e históricamente confiables.

¿Se equivocan Pablo, Pedro y Jesús? La premisa de Bell sugiere que sí.  Su punto de partida es desechar la doctrina de la inspiración divina, o al menos la interpretación tradicional de la misma.  Hay un breve capítulo en el que todo gira alrededor de la palabra “inspirada”, pintando su significado con la más tosca de las brochas. Al explicar que el uso que hace Pablo del griego theopneustos, (respirado por Dios), escribe que Pablo simplemente quería decir: “Son libros, pero son más que libros”. (p. 286) Compara esto con ser inspirado por una canción o al tener “algo bueno, de esperanza, verdadero, reconfortante, sanador o genuino” es soplado hacia ti. (p. 286)

Al final del capítulo, hace una distinción importante pero sutil. Escribe: “La Biblia está inspirada, de la misma manera en que tú eres inspirado… No eres más que un humilde saco de huesos y piel que tropieza, y sin embargo la fuerza creadora divina, infinita y eterna del universo ha soplado en ti”. Cuando compara eso con la forma en que la Biblia está inspirada, escribe que esta “Biblioteca de libros. . .ha sido soplada hacia. . .” (p. 287) Esto puede no parecer tan controvertido, salvo que implica que los libros fueron primero escritos y luego inspirados.

La Biblia enseña que los propios escritores de las Escrituras fueron ” impulsados por el Espíritu Santo” para escribir las palabras ” exhaladas por Dios”… Dios no tomó lo que ya habían escrito para convertirlo en algo inspirador.

¿Qué está en juego?

Si el punto de partida de Bell es que la Biblia es esencialmente una invención humana, no es de extrañar que no considere los acontecimientos ahí registrados cómo históricamente fiables.

Al exponer la idea de que la Biblia fue escrita por seres humanos (¿estás viendo hacia dónde se dirige?), Bell se pregunta por qué María y los discípulos no reconocieron a Jesús resucitado cuando lo vieron por primera vez. Casualmente menciona entre paréntesis:

La próxima vez que oigas a alguien insistir en que fue una resurrección real y literal, asegúrate de añadir que lo corporal debe significar que no tenía el mismo aspecto de antes. (p.185)

¿Observas  lo que hizo ahí? Simplemente asume que sus lectores son demasiado inteligentes como para pensar que la resurrección de Jesús fue un hecho “literal” (contrario a lo que prácticamente todos los cristianos creyentes en la Biblia han afirmado durante los últimos 2.000 años). No se toma la molestia de exponer ese argumento (bíblico o de otro tipo) ni siquiera señala las ramificaciones teológicas por haberlo cambiado. Y así, sin más, —derriba una doctrina cristiana esencial con nada más que una ocurrencia entre paréntesis. Pudo hacerlo porque ya había hecho creer al lector que la Biblia es un libro sobre lo que significa ser humano.

En este punto, Bell se ha posicionado a sí mismo (y al lector) por encima de las Escrituras como la máxima autoridad y juez de la verdad. Y lo consigue en unos pocos párrafos bien escritos, fascinantes e ingeniosos. 

Tengo algunos puntos de acuerdo con Bell. Por ejemplo, escribe que la Biblia debe leerse “literalmente”. Es decir, leerla según su género y su contexto cultural. No podría estar más de acuerdo. Sin embargo, casi inmediatamente explica esto para señalar que cada vez que hay algo “extremo” (como Elías siendo arrebatado al cielo), debemos tomarlo como una pista de que probablemente no es histórico. (p. 80) Su premisa fundamental de que la Biblia es más humana que divina seguramente empañara cualquier punto bueno que haga.

¿Es la Biblia un libro esencialmente humano? Jesús, Pablo y Pedro no lo creían, —y prefiero creer lo mismo que ellos.

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek 

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Alisa Childers es una cantante y compositora estadounidense, más conocida por formar parte del grupo femenino de música cristiana ZOEgirl. Ha tenido una lista de los diez mejores sencillos de la radio, cuatro lanzamientos de estudio y recibió el premio Dove durante su tiempo con ZOEgirl. Años más tarde, Alisa experimentó un profundo desafío a su fe de toda la vida cuando empezó a asistir a lo que más tarde se identificaría como una iglesia cristiana progresista. Este desafío empujó a Alisa hacia la Apologética Cristiana. Actualmente se puede leer, escuchar y ver el trabajo de Alisa en línea, así como adquirir su libro recientemente publicado sobre el cristianismo progresista, titulado Another Gospel.

Blog Original: https://cutt.ly/FOy2Fvc

Traducido por Jennifer Chavez

Editado por Gustavo Camarillo

 

Por Richard Howe

En nuestra reciente transmisión en directo sobre la verdad, demostramos cómo la comprensión adecuada de la naturaleza de la verdad y el reconocimiento de que la verdad sobre la realidad es objetiva y conocible son cruciales para llevar a cabo adecuadamente tanto la apologética como el estudio de la Biblia. También hablamos de que el lenguaje es capaz de comunicar la verdad objetiva sobre la realidad, incluida la comunicación que se encuentra en la Biblia. Aquí queremos dar algunas reflexiones preliminares sobre cómo entender adecuadamente la verdad objetiva que encontramos en las páginas de la Escritura.

¿Todo lo que dice la Biblia se aplica a nosotros hoy?

En primer lugar, ¿aplica todo lo que dice la Biblia a nosotros hoy? Yo (Richard) estaba en una discusión sobre la interpretación de la Biblia cuando surgió esta pregunta. Le dije a mi amigo que parece que la respuesta debe ser “no”. Para exponer mi caso, apelé a lo que me pareció un ejemplo relativamente poco controvertido de Mateo 21.Los versículos 1-2 nos dicen: “Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús entonces envió a dos discípulos, {2} diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y enseguida encontraréis un asna atada y un pollino con ella; desatadla y traédmelos“ (LBLA). Me pareció obvio que ninguno de nosotros tiene hoy la obligación de llevar un burro a Jesús. Claramente, la orden de Jesús era para los discípulos presentes con él en ese momento y no era una prescripción para todas las épocas para que nosotros soltemos un burro y se lo llevemos. 

Sin embargo, debo añadir rápidamente que, basándome en haber escuchado algunos de los sermones y estudios bíblicos más ridículos, no me sorprendería que en algún púlpito un domingo se predicara el sermón “¿Has soltado el asno para Jesús?”. Al pensar en cómo se vería una “teología del asno” en todo el mundo cristiano, tuve que concluir que los cristianos calvinistas reformados se mantenían firmes en la idea de que no se puede aflojar el propio asno. En cambio, Dios tiene que soltar soberanamente tu asno por ti. Sin duda, Dios sólo lo hace por sus elegidos. Evitaré la complicada tarea de tratar de arbitrar el debate entre los Supralapsarianos que sostienen que los decretos de Dios están tan ordenados que Dios decreta atar el asno primero y luego decreta aflojar los asnos para los elegidos, frentes a los Infralapsarianos que sostienen en que el decreto final de Dios fue que sus elegidos tuvieran sus asnos desatados y sólo después decreta tenerlos previamente atados.

Los bautistas, por supuesto, son conocidos por su grito de guerra: “¡Una vez desatado, siempre desatado!”. Los arminianos no sólo están en desacuerdo con los calvinistas sobre si alguien tiene el libre albedrío para soltar su propio asno, sino que advierten del peligro de perder su asno en el camino de llevarlo a Jesús.

Apartándose de las ramas más conservadoras de la fe, uno notará que los cristianos liberales sostienen que no tiene que ser literalmente un asno lo que se lleve a Jesús. Puede ser cualquier animal de granja siempre que se sea sincero. Alejándose aún más del núcleo evangélico, los pluralistas radicales creen que ni siquiera tiene que ser necesariamente Jesús a quien se le lleve el asno. Puedes traer tu asno (u otro animal de granja) a Krishna, o a Buda o a otros. Por último, los de la nueva era instan a todo el mundo a hacerse uno con su asno. [No puedo atribuirme el mérito de esto último, ya que me lo sugirieron una vez cuando estaba contando este chiste].

Se podrían citar otros pasajes, como el del asno, que parecen derrumbarse en lo absurdo cuando se les fuerza a aplicarse a nosotros hoy. Cada vez que me encuentro con un cristiano que parece estar demasiado lleno de sí mismo en cuanto a lo obedientemente que cree estar viviendo los mandatos de la Biblia, le pregunto si ya ha saludado a Rufo. Después de todo, ¡podemos ver que en Ro 16:13 se nos ordena hacerlo!

Dejando a un lado los casos en los que Mateo 21:1-2 o Romanos 16:13 sólo podrían aplicarse a nosotros hoy mediante la más ilegítima maniobra interpretativa, una lectura sobria de tales pasajes nos hace conscientes de que, con cualquier lectura bíblica, tenemos que llegar a un acuerdo sobre si se aplica o no a nosotros hoy.

El reto de los pasajes descriptivos frente a los normativos (prescriptivos)

Además del desafío anterior (en realidad un primo cercano de éste) está el problema de distinguir los pasajes descriptivos de los normativos (o prescriptivos).   Un enunciado descriptivo es aquel que se limita a expresar lo que es una situación, es decir, la describe. Un enunciado normativo (o prescriptivo) establece lo que debe ser una situación, es decir, prescribe una situación. Seguro que has oído el viejo chiste del adolescente “hippy” de pelo largo que quería que su padre le comprara un coche. El padre, que se había cansado del pelo largo de su hijo, le dijo que le compraría un coche sólo si el hijo se cortaba el pelo. El hijo respondió: “¡Pero papá, Jesús tenía el pelo largo!”, a lo que el padre replicó: “¡Sí, y también iba caminando a todas partes!”. Lo que el chiste señala es la cuestión de si, porque Jesús hizo X, nosotros, como sus seguidores, debemos hacer X. Recuerdo muy bien, cuando era joven y un nuevo cristiano, a mis líderes espirituales instando a que nos levantáramos temprano en la mañana para orar tal como lo hizo Jesús en Marcos 1:35. No se daban cuenta de que estaban preparando a este noctámbulo para una experiencia de discipulado de lo más sombría debido a mis repetidos fracasos a la hora de salir de la cama lo suficientemente temprano por la mañana. 

Sin embargo, estas consideraciones pueden llevarle a uno rápidamente a cuestiones que son menos divertidas y más controvertidas o divisivas. Consideremos Malaquías 3:10, que nos ordena “Traed todo el diezmo al alfolí” después de lo cual Dios ha prometido que “abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Olvida el deseo de tener un dólar cada vez que se predica este pasaje en una iglesia contemporánea para defender una doctrina del diezmo para el cristiano. Estoy seguro de que esa predicación ya ha aportado muchos dólares. Pero, ¿es el diezmo algo obligatorio (o incluso esperado) para el cristiano? ¿Es la iglesia cristiana un ” depósito “? ¿Es obvio que el pasaje es prescriptivo para hoy?

Si estas cuestiones no fueran lo suficientemente divisivas, ¿qué hay de Hechos 2:4? 

Los primeros discípulos estaban reunidos en el aposento alto. Cuando el Espíritu Santo los llenó, ellos “comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse”. ¿Es una experiencia de este tipo normativa para el cristiano de hoy? ¿Debemos buscar esa experiencia? ¿O es que esta experiencia era algo sólo relativo a lo que Dios estaba haciendo en las primeras etapas de la Iglesia?

El problema de moralizar o alegorizar

Con más frecuencia de la que me importa contar, he escuchado sermones en los que se “moraliza” un determinado pasaje. Esto significa que el predicador toma el pasaje, intenta extraer algún principio moral del mismo y luego lo aplica a nuestra vida actual. ¿Qué puede haber de malo en esto? Al fin y al cabo (se preguntarán algunos), ¿no es ésta la propia vocación de un predicador con respecto a la Biblia? El problema surge cuando, al tratar de extraer esos principios morales, el intérprete tiene que alegorizar el pasaje. Varios elementos del pasaje (la mayoría de las veces, aunque no siempre, una narración histórica) reciben una interpretación alegórica (o “espiritual”). 

¿Cuántas veces has oído predicar 1 Samuel 17:38-39 para enseñar que no debemos intentar adoptar el “llamado” o el “ministerio” de otra persona para nosotros mismos? Por el contrario, debemos tratar de descubrir cuál es el ministerio único de Dios para nosotros en nuestro propio “llamado”. Esto, podría insistir el predicador, fue lo que descubrió David cuando intentó ponerse la armadura de Saúl, sólo para descubrir que no le quedaba. Para David tratar de hacer la voluntad de Dios en esta situación usando la armadura de Saúl (en lugar de seguir adelante con lo que Dios lo había equipado) era el camino equivocado. Una vez que descubrió que la armadura de Saúl no le quedaba bien (es decir, una vez que descubrió que Dios no pretendía que David trabajara dentro de lo que Dios le había dado a Saúl) entonces David “se la quitó”. Ya conoces el resto de la historia. Así que, la conclusión es que si quieres tener éxito en la voluntad de Dios para tu propio ministerio, no trates de “tomar prestado” el “llamado” o “equipamiento” de otra persona.

Si esa lección no te suena, seguro que más de una vez te han animado sobre cómo “matar los gigantes de tu vida”. La conocida historia de David y Goliat siempre se ha predicado (a mi entender) como una alegoría. Es (según la interpretación común) la clásica historia del triunfo del débil. Goliat representa (es decir, es una alegoría de) los obstáculos aparentemente insuperables que todos encontramos de vez en cuando en nuestras vidas. Pero con la ayuda de Dios, podemos tener la esperanza de poder superar esos obstáculos matando a esos “gigantes” que encontramos. ¿Qué puede ser un mensaje más edificante con el cual salir de la iglesia para afrontar nuestra semana? 

A veces, el esfuerzo que se hace para que un pasaje se “predique” a sí mismo empieza a agotar la credibilidad. Aunque pocas personas con las que he discutido el tema verían algo malo en la interpretación anterior del pasaje de David y Goliat, casi me caigo del banco cuando escuché a un predicador animarnos a todos a “aligerar las cargas” en nuestras vidas, basándose en los “principios” que vio en Hechos 27:18: Al día siguiente, mientras éramos sacudidos furiosamente por la tormenta, comenzaron a arrojar la carga;”. Si tu vida se está convirtiendo en una carga demasiado pesada, tal vez debas considerar aligerar tu carga. Lo que lo hizo aún peor; el predicador admitió al principio de su sermón que probablemente no era esto lo que este pasaje estaba enseñando. Aparentemente, la alegoría era demasiado difícil para él como para resistirse a extraerla para su sermón.

Sin embargo, sería negligente si no visitara el ejemplo más notorio de alegorización de un pasaje en un sermón público. Hay varias versiones de los relatos. La mayoría de las versiones que he escuchado provienen de personas que afirman haber escuchado realmente a un predicador predicar el pasaje de esta manera. Luego añaden rápidamente el chiste que tan inteligentemente han pensado mientras estaban sentados en el banco escuchando el sermón. Mientras el predicador está predicando sobre Jesús montado en el burro para su entrada triunfal, observando cómo el burro está “llevando a Jesús al mundo”, haciendo la aplicación de cómo nosotros, también, debemos ser un “burro para Jesús” para “llevarlo” a nuestro mundo como (para extender la aplicación) la Gran Comisión ordena, ¡el que cuenta la historia comenta lo afortunado que es que el predicador no está predicando de la versión King James de la Biblia!

Algunos comentarios sobre la cuestión de los versos “fuera de contexto”

Todos los puntos anteriores se engloban dentro de la hermenéutica; la ciencia de la interpretación textual (en este caso, bíblica). Parecieran incontables los libros que se han escrito sobre hermenéutica. Lamentablemente, demasiados de esos libros se han visto comprometidos (en mayor o menor medida) por la mala filosofía; concretamente, las cuestiones filosóficas en torno a la naturaleza del lenguaje, la naturaleza del significado, la relación del lenguaje con la realidad y la naturaleza de cómo se transmite el significado desde el significante al lector.  No me ocupo aquí tanto de estas cuestiones filosóficas críticas. Para ello, recomendaría a mi lector “Objectivity in Biblical Interpretation” (en español: Objetividad en la interpretación bíblica) de mi hermano el Dr. Tom Howe. En lo que a mí respecta, me interesa centrarme en algunos puntos más generales y, a continuación, visitar los distintos sentidos en los que un verso o un pasaje puede relacionarse con su contexto.

A veces uno puede utilizar un versículo fuera de contexto para defender un punto que es verdadero y que en realidad puede ser enseñado en otra parte de la Escritura. Por lo tanto, que yo discuta un versículo fuera de contexto, no implica necesariamente que esté en desacuerdo con la conclusión final que alguien pueda poner al servicio del pasaje. Incluso si una conclusión es verdadera, cuando se utiliza un verso fuera de contexto, como dice el refrán, “No se puede llegar allí desde aquí”.

Seis tipos de contexto

En cuanto a la cuestión del contexto en sí, hay una serie de fuentes de interpretación errónea de los versículos de la Escritura. Quiero centrarme brevemente en seis. En primer lugar, está el contexto filosófico. Se incluye aquí las cuestiones mencionadas anteriormente sobre la naturaleza de la verdad, la capacidad de los seres humanos para conocer la verdad, la utilidad del lenguaje para transmitir la verdad, e incluso las verdades metafísicas como el hecho de que todos los seres físicos tienen naturalezas por las que son conocidos. Sin una base filosófica sólida para nuestra hermenéutica, los lectores pueden llegar a todo tipo de conclusiones erróneas. Por ejemplo, la Biblia dice claramente que Jesús está hecho de harina y agua. Después de todo, ¡Él es el pan de vida! Este es un ejemplo absurdo porque conocemos la naturaleza de los seres humanos (la naturaleza humana de Jesús) y la naturaleza del pan. Y sabemos que los seres humanos no son pan. Por lo tanto, sabemos que el hecho de que Jesús sea el pan de vida es una figura retórica. Sin embargo, este sencillo ejemplo ilustra exactamente cómo los malos fundamentos filosóficos conducen a conclusiones peligrosas, y a veces heréticas. Para más información sobre este tema, véase este artículo del blog archivado.

En segundo lugar, está el contexto inmediato. Este se pregunta: “¿Cómo pueden los versículos circundantes ayudarnos a entender?”. Si se profundiza un poco en esto, hay que considerar en qué Testamento (Antiguo o Nuevo Testamento) se encuentra el versículo. Esto puede ser importante porque algunas cosas son verdades absolutas y trascienden el contexto del Testamento particular, como la existencia y la naturaleza de Dios. Algunas cosas son ciertas específicamente en referencia al tema del Testamento particular. Algunos versos, promesas, advertencias, recomendaciones pertenecen a la nación Israel, otros a los cristianos en general, y otros a individuos específicos. Además, hay que tener en cuenta quién habla específicamente en el pasaje. A veces el pasaje representa las palabras de alguien que no necesariamente está transmitiendo las palabras de Dios (por ejemplo, Satanás en el Jardín del Edén) y puede, de hecho, estar diciendo una mentira. A veces el pasaje representa las palabras de Dios mismo. 

En tercer lugar, está el contexto de la lengua original. Este se pregunta, “¿Cómo puede la lengua original del texto ayudarnos a entender?”. La Biblia se escribió en hebreo y arameo (Antiguo Testamento) y en griego koiné (Nuevo Testamento). Es posible que la lengua original transmita un sentido (ya sea el significado o la trascendencia) que quede oscurecido por una traducción. 

En cuarto lugar, está el contexto gramatical. Este se pregunta, “¿Cómo puede una lectura cuidadosa de la gramática española ayudar a nuestra comprensión?”. Se pueden dar muchos ejemplos para ilustrar la necesidad de prestar atención al pasaje adecuadamente traducido.

En quinto lugar, está el contexto histórico/cultural. Este se pregunta, “¿Cómo pueden las consideraciones históricas o culturales ayudar a nuestra comprensión?”. Dado que la cultura de la Biblia está a varios miles de años (y aún más kilómetros) de distancia de muchos de nosotros, el intérprete tiene que tener cuidado de no ignorar este contexto (o, peor aún, de no imponer el suyo propio) al considerar un pasaje.

Por último, está el contexto teológico. Este se pregunta, “¿Cómo pueden las consideraciones teológicas ayudar a nuestra comprensión?”. Hay que reconocer que éste puede ser el más complicado, si no el más abusado. Se trata de la delicada interacción entre, por un lado, la exégesis (sacar del texto el sentido que tiene) y, por otro, la teología sistemática (la cuidadosa ordenación de las propias conclusiones sobre las verdades de Dios en un conjunto sistemático y coherente). La exégesis sin teología sistemática corre el peligro de ser incoherente (y, por tanto, falsa en algún momento), mientras que la teología sistemática sin exégesis puede llevar a defender un sistema teológico sin tener en cuenta cuidadosamente el testimonio de la Escritura. Y todo esto, de nuevo, depende de una base filosófica adecuada que parte del hecho innegable de que la verdad sobre la realidad es objetiva y conocible.

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Richard G. Howe es profesor emérito de Filosofía y Apologética (B.A., M.A., Ph.D.) Disertación: Una defensa de la segunda vía de Tomás de Aquino. Es profesor emérito de Filosofía y Apologética en el Southern Evangelical Seminary de Charlotte, Carolina del Norte. Es licenciado en Biblia por el Mississippi College, tiene un máster en Filosofía por la Universidad de Mississippi y un doctorado en Filosofía por la Universidad de Arkansas. El Dr. Howe fue presidente de la Sociedad Internacional de Apologética Cristiana (ISCA). Es escritor, así como orador y sofista en iglesias, conferencias y campus universitarios sobre temas relacionados con la apologética y la filosofía cristianas. Ha hablado y/o debatido en iglesias y universidades de Estados Unidos y Canadá, así como en Europa y África, sobre temas relacionados con la defensa de la fe cristiana.

Blog Original: https://cutt.ly/COtJW9F 

Traducido por Elías Castro 

Editado por Daniela Checa Delgado

 

Por Andrew Cowley

Cuando tenía 14 años, negaba públicamente (y con sinceridad) la existencia de Dios.  Estaba totalmente convencido de que Dios no existía y que los que creían en Dios eran ilusos, poco inteligentes, ingenuos y emocionalmente débiles. Creer en Dios era cosa de cuentos de hadas, —no algo intelectual o racional.  Como ateo, me subí en los hombros de gigantes como Sam Harris, Richard Dawkins y Christopher Hitchens.  Me deleitaba con la idea de que estaba en todo mi derecho de hacer comentarios sarcásticos a los creyentes y de reírme con orgullo cuando un creyente decía que tenía “fe” en lo que creía.  ¿”Fe”?  Eso  es tema de niños y Papá Noel, ¡no para el intelectual moderno que se basa en la evidencia empírica y la lógica!

Un mes después de que cumpliera 28 años, comencé a leer de manera objetiva y con una mente abierta, libros  sobre la resurrección, el cristianismo histórico y la apologética cristiana.

Algo curioso ocurre cuándo empiezas a mirar objetivamente y aprendes sobre el tema que con vehemencia has criticado y descartado sin pensarlo dos veces… Empiezas a notar cosas que nunca encontrarías en el New York Times, en la entrada/publicación de un blog escrito por un Objetivista, o en un meme que se ha compartido miles de veces en Facebook que afirma que Jesús es sólo una imitación de ese dios pagano que existió hace mucho, mucho tiempo.  Empiezas a darte cuenta de las pruebas históricas que parecen apuntar a la misma conclusión una y otra vez.  Empiezas a leer libros de historiadores antiguos que no tienen nada que ver con los autores de la Biblia, pero aún ellos hablan de alguien a quien llaman “Jesús” y de lo que un grupo de “cristianos” han estado haciendo desde su muerte y resurrección[1].  Libros como The Resurrection of the Son of Man (La Resurrección del Hijo del Hombre) de N.T. Wright parecen de repente obras brillantes de investigación histórica que no sólo pueden refutar las afirmaciones vacías de que Jesús no era único, sino que sientan una base incuestionable de por qué la resurrección de Cristo fue un hecho real que tuvo lugar y es la mejor explicación de porqué los más cercanos a Cristo vivieron y murieron por Él.  Los libros de la Biblia ya no parecen ser piezas tomadas de cuentos de hadas, son pedazos de historia que pueden ser atestiguados por las personas que realmente estuvieron allí.  Los autores de la Biblia son como los testigos oculares independientes (y testigos que realmente hablaron con los que allí vivían) que son fiables y precisos.

Fue extremadamente difícil dejar de lado mis prejuicios y ver la evidencia como lo que era: la Biblia es un documento histórico escrito por personas de carne y hueso que experimentaron cosas reales.  Jesús realmente vivió y caminó en esta tierra, tuvo cientos (si no es que miles) de seguidores que fueron torturados y asesinados por creer que Él era el Hijo de Dios, y escribieron sobre ello.  La Biblia (y más específicamente, el evangelio) fue escrita por personas que verdaderamente estuvieron allí.  De hecho, San Pablo reta a todos los que dudan al decirnos que si no le creemos a él, vayamos y preguntemos a los cientos de personas que estuvieron allí.  Seguramente estarán de acuerdo con lo que él te está diciendo.[2]

Y éste es el gran reclamo para “los cuentos de hadas” y es que no creas en algo que no puede comprobarse.  No olvidemos que San Pablo persiguió activamente a los cristianos y habló en contra de Cristo antes de su conversión.  En otras palabras, San Pablo no quería creer en las afirmaciones de Cristo, pero no pudo negarlo una vez que lo vio, y lo experimentó por sí mismo.  Esencialmente, Pablo odiaba a Cristo y a sus seguidores, pero no pudo hacer otra cosa excepto creer.

Aunque, debo admitir, que creer en la resurrección parece ir en contra de lo que experimentamos día a día.  La gente no resucita de entre los muertos, al menos no en nuestra experiencia.  A medida que lees sobre la vida, la muerte y la resurrección de nuestro Señor y Salvador, empiezas a cuestionar seriamente lo que es o no es posible.  Para alguien que afirma ser Dios, más le vale que tenga un argumento —y una prueba— asombrosa de por qué debemos creerle.  Después de todo, cualquiera puede afirmar ser Dios y decir que resucitó de entre los muertos, —pero la afirmación por sí sola no la convierte en verdad.  Bien se dice “Las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias”.

Acertadamente, Cristo entendió esto y reconoció nuestro escepticismo.  Cristo sabía que tendría que haber una prueba innegable de que era el Hijo del Hombre y de que había cumplido todo lo que se había propuesto.  Cristo no sólo resucitó de entre los muertos (tal como había prometido), sino que reveló públicamente su cuerpo resucitado para que todos lo vieran.  Con todo y eso, algunos de los discípulos no podían creer lo que veían[3] —francamente, no los culpo.  Ver a Cristo en su forma glorificada debió ser verdaderamente aterrador y gozoso a la vez. Pero, Cristo disolvió toda duda.  Les dijo que tocaran su cuerpo y sintieran sus muy reales heridas.  Ni siquiera el mejor estudio científico en las mejores circunstancias puede aseverar el tener una prueba tan innegable como la que ¡experimentaron! los discípulos (y muchos otros).

Después de las apariciones de Cristo, nadie pudo convencer a los testigos de otra cosa que no fuera creer que Cristo mismo se les apareció en un cuerpo glorificado y resucitado.  Ni la tortura, ni la muerte, ni la ejecución pública, ni ninguna otra cosa pudo hacerles cambiar de parecer.  Ellos sabían lo que vieron, y lo que vieron realmente sucedió.

Pienso que una objeción totalmente válida a considerar es que los discípulos mintieron sobre haber visto a Cristo resucitado.  Sin embargo, deberíamos preguntarnos: “¿Por qué alguien se aferraría a una mentira sabiendo muy bien que lo matarían por sostener esa mentira?”.

Ten en cuenta que no había nada que ganar, pero sí todo que perder, al sostener tal mentira.  Piensa en esto por un momento… ¿Sostendrías una mentira que sabes a ciencia cierta que no sucedió, si te enfrentaras a una muerte y tortura segura?  Yo no lo haría y me cuesta creer que alguien lo haga.

Sin embargo, no es lo mismo cuando alguien muere por sostener sus creencias(es decir, morir por alguna causa).  No se puede confundir a alguien que muere por un hecho que sabe que no ocurrió con alguien pierde la vida por una creencia personal.  Espero que puedas ver la diferencia entre estos dos escenarios.  La sinceridad de los discípulos (y de los cristianos posteriores) más la conversión de Pablo son un testimonio de lo poderosa que es esta afirmación histórica, la cual demuestra que la resurrección de Cristo es en verdad la mejor explicación, —especialmente si se tiene en cuenta el trasfondo histórico de los relatos.

No soy cristiano porque quiera serlo, soy cristiano porque no tengo otra opción.  Dios me ha llamado a su rebaño y he respondido a ese llamado con todo mi corazón, mi mente y mi alma.  Mi oración sincera es que todas las personas puedan escuchar ese llamado también.

Notes

[1] Jewish Antiquities, 18.3.3 §63

[2] 1 Corintios 15:5-8

[3] Juan 20:24-29

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Andrew Cowley obtuvo su Licenciatura en Filosofía en la Universidad de Utah, sirvió en el ejército de los Estados Unidos y es un prolífico autor. Quien antes fuera un ateo devoto, ahora sirve a Cristo y se aferra a la promesa que brinda el evangelio.

Blog Original: https://cutt.ly/DI4GoS0

Traducido por Mónica Pirateque 

Editado por Gustavo Camarillo

 

Por Alisa Childers

Cuando decidí tomar más en serio el aspecto intelectual de mis creencias espirituales, algunos de mis amigos cristianos se quedaron rascándose la cabeza.

Mi recién adquirido amor por el aprendizaje me llevó a recibir comentarios como: “No dejes que tu cabeza se interponga en el camino de tu corazón”, y “No necesito estudiar porque tengo fe”, y “Ten cuidado de no estudiar demasiado porque ‘el conocimiento te infla’ (1 Corintios 8:1)”.

Por muy bien intencionados que sean estos comentarios, parecen reflejar el antiintelectualismo que ha saturado a la cultura estadounidense y se ha filtrado a la iglesia. En un artículo acertadamente titulado “Los corazones ardientes no se alimentan con cabezas vacías”, R.C. Sproul escribió,

Vivimos en lo que puede ser el periodo más antiintelectual de la historia de la civilización occidental…. La cultura secular ha abrazado un tipo de impresionismo que amenaza con convertir todos nuestros cerebros en papilla, y el mundo evangélico ha seguido su ejemplo, desarrollando una alergia a todo lo intelectual (1).

Pero no siempre ha sido así. Los cristianos fundaron universidades de la Ivy League, como Harvard y Princeton, y fueron pioneros de la revolución científica. La huella intelectual de los cristianos en la historia del mundo es incalculable.

Un poco de historia… 

Cuando los puritanos llegaron a América, valoraban profundamente la vida de la mente. El filósofo estadounidense J.P. Moreland señaló,

Los puritanos eran personas muy instruidas (la tasa de alfabetización de los hombres de los primeros años de Massachusetts y Connecticut se situaba entre el 89 y el 90%) que fundaron colegios, enseñaron a sus hijos a leer y escribir antes de los seis años, estudiaron arte, ciencia, filosofía y otros campos como forma de amar a Dios con la mente (2).

En aquella época, los ministros eran considerados autoridades no sólo en cuestiones espirituales, sino también en cuestiones intelectuales. Todo esto empezó a cambiar después de que se produjeran varios avivamientos en América a mediados del siglo XIX. Estos avivamientos fueron muy positivos, ya que hicieron hincapié en la conversión personal a Cristo y en una fe emocionalmente comprometida.

Sin embargo, un énfasis excesivo en estas experiencias comenzó a tomar el lugar de la reflexión silenciosa, la consideración reflexiva y una comprensión profunda de las auténticas enseñanzas cristianas. Miles de personas escucharon a predicadores de avivamiento y se convirtieron al cristianismo, pero muchos de estos nuevos creyentes carecían de una comprensión intelectual de las cuestiones doctrinales esenciales. Como resultado, cultos como el mormonismo y los testigos de Jehová cobraron impulso y pasaron a tener un profundo impacto en las creencias de millones de personas en todo el mundo.

El creciente analfabetismo teológico también debilitó la capacidad de la Iglesia para responder al ataque intelectual al cristianismo que culminó a finales del siglo XIX. El empirismo de la “Era de la Ilustración”, el escepticismo de la alta crítica alemana y el desarrollo de la evolución darwiniana llevaron a muchos cristianos a desconfiar de las actividades intelectuales, en lugar de motivarlos a enfrentarse a estas ideas de frente.

A principios del siglo XX, el liberalismo empezó a influir en las principales denominaciones, provocando que los fundamentalistas se retiraran de la arena del discurso público para formar sus propias instituciones teológicas y aislando así las ideas cristianas del resto del mundo. En lugar de ser la “sal de la tierra”, volvimos a poner la sal en el armario.

En conjunto, estas tendencias debilitaron la influencia de la Iglesia en la cultura en general y llevaron a muchos cristianos modernos a devaluar una sólida comprensión intelectual de su fe (3).

Un poco de Teología…

¿Pero no dice la Biblia que “el conocimiento nos infla”? Cuando alguien utilice un solo versículo para exponer su punto de vista, recuerda el útil consejo de Greg Koukl: Nunca leas un versículo de la Biblia. Muchas palabras y frases tienen múltiples definiciones y significados, y cuando no consideramos el pasaje que rodea a un versículo en particular, podemos perder su significado.

Justo antes de la frase “el conocimiento te infla”, el apóstol Pablo escribió: “Ahora sobre la comida sacrificada a los ídolos”. Algunos cristianos sabían que los ídolos no eran reales, mientras que otros no lo sabían y creían que comer alimentos sacrificados a los ídolos los hacía ceremonialmente impuros. En el contexto, Pablo está exhortando a los creyentes que tenían mayor conocimiento a mostrar amor a los que tenían la conciencia más débil y a abstenerse de comer alimentos ofrecidos a los ídolos delante de ellos para que no tropezaran. Su punto era que el conocimiento debe ser ejercido en amor, para edificar a otros creyentes y no a nuestra propia arrogancia.

Al igual que debemos considerar los versículos en su contexto, nuestra teología debe basarse en el conjunto de las Escrituras. He aquí algunos de los muchos lugares en los que la Escritura habla positivamente del conocimiento:

Los necios aborrecen el conocimiento (Proverbios 1:22).

El sabio oirá y crecerá en conocimiento, y el inteligente adquirirá habilidad (Proverbios 1:5).

Oseas capítulo 4 dice que el pueblo de Dios perece por falta de conocimiento respecto a la ley. 2 Pedro 2:1 nos dice que añadamos a nuestra fe la bondad, y a la bondad, el conocimiento. En Filipenses 1:9, Pablo ora para “que vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento”.

Pablo incluso alaba el conocimiento como parte de la guerra espiritual en 2 Corintios 10:5 al decir: “destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios.” Proverbios 15:4 dice que el “corazón del prudente adquiere conocimiento”, y Proverbios 1:29 advierte de la destrucción que sigue al odiar el conocimiento.

Una y otra vez en las Escrituras se nos ordena buscar el conocimiento, y una y otra vez se nos advierte de las consecuencias si no lo hacemos. De hecho, cuando Jesús nos ordenó “amar al Señor tu Dios con toda tu mente”, estaba diciendo que debemos amar a Dios con toda nuestra capacidad intelectual.

El conocimiento debe mantenerse en tensión con el amor. Cuando no es así, el orgullo y la arrogancia pueden imponerse. Pero el verdadero conocimiento es humilde. Cuanto más aprendo, más me doy cuenta de lo mucho que me queda por aprender, más me doy cuenta de mi pequeñez e insuficiencia intelectual.

Cuando comprometemos nuestra fe intelectualmente con el amor, el conocimiento no nos inflará. De hecho, tengo que estar de acuerdo con el escritor de Proverbios que dijo: “¡Los labios que hablan de conocimiento son una joya poco común!”.

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Alisa Childers es una cantante y compositora estadounidense, más conocida por formar parte del grupo femenino de música cristiana ZOEgirl. Ha tenido una lista de los diez mejores sencillos de la radio, cuatro lanzamientos de estudio y recibió el premio Dove durante su tiempo con ZOEgirl. Años más tarde, Alisa experimentó un profundo desafío a su fe de toda la vida cuando empezó a asistir a lo que más tarde se identificaría como una iglesia cristiana progresista. Este desafío empujó a Alisa hacia la Apologética Cristiana. Actualmente se puede leer, escuchar y ver el trabajo de Alisa en línea, así como adquirir su libro recientemente publicado sobre el cristianismo progresista, titulado Another Gospel.

Blog Original: https://cutt.ly/jIHw2ed 

Traducido por Jennifer Chavez

Editado por Daniela Checa Delgado

 

By Al Serrato

Every year in the United States, thousands of crimes occur in which there are no witnesses and little evidence. Sometimes, the perpetrator leaves a fingerprint—a latent print—somewhere at the crime scene. In the past, these prints had little value in identifying the criminal; before they could make a match, police had to already have a known suspect.

Today, law enforcement officers have access to far better technology, in the form of AFIS, the Automatic Fingerprint Identification System. Maintained by the FBI, it houses data on millions of fingerprints, allowing an unknown latent print to be compared to millions of known criminals. Within minutes, the AFIS computer can spit out the twenty best possible matches to the unknown latent print. But this is only the beginning of the analysis, since with only one latent print at the scene, there is only one real source of the print. A trained analyst must then spend time carefully examining each suspect’s patterns—the whorls and arches and loops, the ridges and grooves—to determine if an exact match can be obtained. The first twenty possible matches have much in common, but upon closer examination, differences in the pattern of ridges and details will appear until the real source can be identified.

So what does this have to do with the field of apologetics? Just this: Living as we do in very pluralistic times, we often encounter people who believe that all religions are basically the same. Examining them superficially, you will see that religions share a number of traits; for example, most teach the utility of treating others with respect, of being kind, of helping the poor. So, while acknowledging some differences in doctrines, people who hold this view believe they have arrived at a great truth: there is no one right religion, only people who mistakenly, and sometimes dangerously, think they have the corner on the truth. This makes them feel at ease, for the moment, as they conclude that there is no need to investigate further. Just be kind to others and follow your heart and all will be well. But on closer inspection, all they have done is stop searching for the truth, the “source” of the life they have been given and the universe around them.

Like fingerprints, religions may appear on the surface to be identical, or nearly so, when in fact they are not. And determining how and where they differ requires rigorous and close inspection. This, of course, is crucial in a fingerprint analysis because we know that for a fingerprint there can be only one source. No analyst would stop when he narrowed the search down to three possible sources, because common sense and reason dictate that two of the three—or perhaps all three—must also be excludable in further investigation. It is the nature of the thing examined.

The same is true of knowledge of God. The world’s major religions make mutually exclusive truth claims about the nature and attributes of God. Do we live and die once, and then face judgment, as Christianity teaches? Or do we undergo a continuous cycle of life, death, and reincarnation? Is there one God composed of three persons, or is there instead a single god or a multitude of deities? For one religion to be true, the others cannot be.

It is logically possible, of course, that all religions are false. It is not possible, on the other hand, that religions that hold contrary positions are all true. Either Jesus Christ is the Son of God who rose from the dead and thus provides salvation to a fallen world, as Christians claim, or he is not. He cannot be both a savior and a mere sage.

Careful and critical analysis of a latent fingerprint can lead to the discovery of the truth about who left it. Making the effort is essential to the pursuit of justice, the importance of which we all intuitively recognize.

But careful, critical analysis can also lead to knowledge of the one God who brought us into existence. When we fail to investigate this question because we mistakenly believe that we already know all we need to know—that is, when we delude ourselves into believing that all religions are more or less the same—we may not intuitively realize how much we are giving up.

After all, what comes next—what awaits each of us at the end of our days here on Earth—is arguably the most important question we must face. And the sooner we begin that process, the sooner we will find that good and satisfying answers await us.

Recommended resources in Spanish: 

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek  

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Al Serrato received his law degree from the University of California at Berkeley in 1985. He began his career as an FBI special agent before becoming a prosecutor in California, where he continues to work. An introduction to the works of C.S. Lewis sparked his interest in Apologetics, which he has pursued for the past three decades. He began writing Apologetics with J. Warner Wallace and Pleaseconvinceme.com .

Original Blog: https://cutt.ly/kUG3Ys6

Translated and edited by Yatniel Vega García

 

Why are we so interested in murders? Some of the most popular podcasts, videos, and news headlines are about high-profile homicides. We are often consumed by the prime suspect who police often call a “person of interest.” Right now, are the headlines fixated on Brian Laundrie? Where is he? Did he do it? If so, why? And will he be served justice?

Unfortunately, in the long run, the person of interest is often remembered far more than their victims. We remember names like Charles Manson, Jeffery Dahmer and Ted Bundy, but we often forget those they killed.

But what if there is one big exception to that typical outcome? What if the most memorable and influential name in human history is not a villain, but a murder victim?

Unsolved homicide detective J. Warner Wallace exposes exactly that case in his astonishing new book Person of Interest . Wallace shows the unprecedented impact that a murdered Jewish preacher from an obscure corner of the former Roman Empire has had on the world over the past two thousand years.

Jesus of Nazareth is not only the central figure of the world’s largest religion, he is also the central figure of influence in all of human history. In a book packed with more than 400 of his own explanatory drawings, Wallace demonstrates that even if all Bibles and manuscripts were to suddenly disappear from the planet, the “explosive” appearance of Jesus and his essential teachings could be reconstructed from the “fuse” of ancient history and the “effects” of the past two thousand years.

Consider for a moment the impact Jesus had on literature . More has been written about Jesus than any other character in history. To date, more than 109 million books have been written about Jesus (George Washington is a distant second with nearly 59 million books). No one, and I mean no one , has inspired authors and writers like Jesus of Nazareth, and this influence started early.

Wallace illustrates a robust list of Christian and non-Christian voices found in ancient manuscripts from the first centuries of the Common Era – more non-Christian than Christian – describing Jesus and his followers. From these early voices, the entire story of Jesus can be reconstructed even if all the New Testament manuscripts had been destroyed.

Jesus dominates another form of literature: screenplays. Wallace brings together the films made about Jesus of Nazareth into an illustration that demonstrates Jesus’ unprecedented impact on film producers ( The Jesus Film , for example, remains the most translated and viewed film of all time). But there is more. Great thinkers and theologians have written about Jesus throughout the centuries, establishing a robust Christian publishing industry that flourishes to this day. Even non-Christians are compelled to allude to Jesus in one way or another. Christ figures—parallels to Jesus—flood not only classical literature but even popular fiction.

 It would take much more than the New Testament to wipe Jesus off the pages of the world. It would take a lot of literary history to be destroyed .

But that’s just one aspect of the “effect” that Jesus is credited with. Wallace also describes and illustrates the monumental impact Jesus had on education, science, art, music, and other world religions. Unlike other books that simply explain Jesus’ role in human history, Person of Interest uncovers the hidden evidence you may not have considered in the aspects of culture most admired by nonbelievers . Jesus’ impact has been seismic, and from His footprints in every area of ​​human history, His story can be completely reconstructed.

How did a man who never led an army, never held office, never founded a company, never wrote a book, never had children, never traveled more than 200 miles from his birthplace—a man who was murdered two thousand years ago—become the most important and influential person of interest in all of human history?

Maybe because he wasn’t just a man. Maybe because his killers couldn’t keep him in the grave.  Person of Interest will leave you thinking and feeling that that is, by far, the most reasonable explanation.

Recommended resources in Spanish:

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek  

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Dr. Frank Turek is the president of CrossExamined.org and co-author of I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist and author of Robbing God: Why Atheists Need God. He can be found on Twitter at @DrFrankTurek .

Original Blog: https://cutt.ly/qY46J1P 

Translated by Jennifer Chavez 

Edited by Elenita Romero

 

By Al Serrato

“Don’t judge me” seems to be an increasingly uttered, and accepted, refrain in our society, reflecting what seems to be a universal and deeply ingrained human tendency. Even Christians, who should know better, seem to jump on the bandwagon, somehow believing that Christian compassion requires us to be more understanding and accepting of bad behavior.

But if you think about it, that’s not entirely accurate. Most people don’t really mean that they don’t want to be judged. In fact, they do. What they mean is that they want others to approve of their conduct or behavior. What they don’t want is to be judged and seen as lacking. Whether in sports, school, or work, time and again we see that people want to compete, they want to be praised for their performance  , and they want to come out on top. What they want to avoid is losing—being told that they haven’t measured up or that they’ve done something wrong.

This inclination to seek praise and avoid condemnation is evident from a child’s earliest days: praise him and he will smile, scold or reprimand him and he will cry. He doesn’t have to be taught how to react, he just knows. And when he learns to express himself, one of the first things he will intuitively understand is that there is a thing called “fairness” by which all behavior is judged. He will use it early and often, as he condemns actions that do not meet his expectations. “It’s not fair!” he will exclaim, not fully understanding the power of that phrase to influence others. And when he himself is accused of being unfair, he will not respond by saying that it is okay to be unfair, but will say that he is being fair, while trying to justify his behavior. Only when he grows up will he learn the now popular trick of claiming that judging is wrong.

What explanation does atheism have for this obvious human condition? Since the vast majority of people seem inclined to want to be free from judgment and free to do as they wish, wouldn’t natural selection have eliminated this condition of feeling compelled to act in a certain way long ago? In other words, when we seek to avoid judgment, what we are really saying is that we don’t want to feel guilt. We don’t want to have that nagging feeling that, as C.S. Lewis said, we are aware of a law pressing down on us, a law we did not create and cannot evade, for it resides in our minds. But if there is no God, what evolutionary benefit could there be from feeling guilty for not acting as we should? Wouldn’t this inhibit us from future acts that might directly and personally benefit us at the expense of others? If natural selection operates as Darwinists suggest, early humans who lacked guilt would have been free to vigorously pursue their own self-interest—to enhance their ability to survive and procreate—in contrast to their peers who held back because they did not want to feel the guilt that comes with harming other people. With survival of the fittest as the norm, behaviors that limit our options and prevent us from putting ourselves first make us weaker, not stronger. In a universe in which we were simply an accident of evolution, the pursuit of self-interest would be the default setting.

The Christian worldview, by contrast, can and does make sense of guilt. We know intuitively that there is right and wrong, that there is goodness and evil and justice and injustice, because the absolute standard of goodness made us in his image. He left within us—written on our hearts, so to speak—an intuitive access to this standard and a desire—a need—to conform to it. Our fallen nature prevents us from fully achieving this, but knowledge of this law, and of our need to conform to it, is woven into the very fabric of our minds.

God left within us a desire to find our way back to Him, and an innate fear of condemnation for failing to meet His standard. Even if we don’t realize it, we long to hear Him welcome us home with words of praise, a heartfelt “well done, my good and faithful servant.”

What we seem to have forgotten, however, is that we need not fear final condemnation, for He also sent His Son to provide us with the way home, the way of redemption. But we cannot get there on our own, and pretending otherwise by trying to avoid the feeling of guilt does no good to anyone.

Recommended resources in Spanish: 

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek  

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Al Serrato received his law degree from the University of California at Berkeley in 1985. He began his career as an FBI special agent before becoming a prosecutor in California, where he continues to work. An introduction to the works of C.S. Lewis sparked his interest in apologetics, which he has pursued for the past three decades. He began writing Apologetics with J. Warner Wallace and Pleaseconvinceme.com.

Original Blog: https://cutt.ly/XY1TdAT 

Translated by Jennifer Chavez

Edited by Yatniel Vega Garcia 

 

Por Josh Klein

Anteriormente, examinamos la dicotomía entre lo que significa declarar la actividad homosexual como un pecado y cómo lidian con  ella los que creen en la ortodoxia cristiana.  Abordamos las raíces del movimiento cultural actual e introdujimos la idea de identidad en el argumento.

Era necesario hacer esto para que podamos tener una base sólida donde construir los siguientes argumentos.  Primero debemos saber por qué los teólogos liberales buscan glorificar la homosexualidad como identidad para entender por qué la interpretación de las Escrituras ha pasado de condenar un comportamiento pecaminoso obvio a condonar ese mismo comportamiento.

Si no has leído la primera parte puedes hacerlo aquí.

El objetivo del creyente no debe ser convencer al incrédulo de pecados individuales, como la homosexualidad, sino tratar de persuadir, con el poder del Espíritu Santo, a ese individuo de que él mismo es un pecador y necesita la gracia salvadora de Dios.

Pero una vez que esta persona se convierte en creyente, ¿cómo continúa la conversación sobre la homosexualidad?  Si se les anima a mantener esta identidad además de su nueva identidad en Cristo nos encontramos con que hemos creado creyentes esquizofrénicos que buscan cumplir con el patrón de ser definidos como homosexuales así como hijos de Dios.  Esto puede ser y es una existencia miserable.

En las partes dos y tres de esta serie, examinaremos lo que la teología liberal ha tratado de hacer para aliviar el dolor de esta transición, y en la cuarta parte, examinaré la posibilidad de ofrecer una mejor manera de tratar esta cuestión particular a los que están en línea con la ortodoxia cristiana.

La Iglesia liberal ha tratado de aliviar esta tensión redefiniendo, reinterpretando y reenganchando con las Escrituras el tema.

La nueva teología no suele ser una buena teología y, en mi opinión, así es en este caso.

Los siguientes son sólo una muestra de los argumentos que rondan en TikTok, Instagram, y en la iglesia liberal en relación con el movimiento LGBTQ + (por razones de longitud nos centraremos sólo en la actividad homosexual aquí).  Estas interpretaciones se basan en una cosmovisión de la nueva tolerancia, el amor y la empatía y no sólo son perjudiciales para la cultura, sino, y lo que es más importante, son perjudiciales para la Iglesia y para los individuos que están siendo llevados por tal enseñanza teológica de juego de manos.

Creo que este es el tipo de enseñanza al que se refería Jesús en Mateo 18:6 cuando dijo: “6 Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar”.

Al repasar estos argumentos es importante recordar que, para los fines de este artículo, estamos teniendo una discusión con supuestos miembros de la misma fe.  Hay que utilizar un criterio diferente con los que están fuera de la fe (1 Corintios 5:12).

Las excepciones a la visión histórica de la homosexualidad en la iglesia vienen bajo el nombre de amor y aceptación y la erudición comienza con esta línea de base.

Seré el primero en admitir que muchos más instruidos que yo llegarán a una comprensión más profunda de la homosexualidad en las Escrituras que no coincide con la mía.  Dicho esto, creo que su punto de partida es encontrar una excepción donde no la hay.  Y como dice el refrán: ”Si buscas algo con la suficiente intensidad, probablemente lo encontrarás”. Parece que parten de la suposición de que si Dios es amor, entonces ciertamente no permitiría que los que ama tuvieran una existencia tan miserable como para vivir con una identidad hostil a su creador.

Podrían estar en parte en lo correcto. Nuestra identidad como pecadores es sin duda ofensiva y profundamente triste para Dios.  Sin embargo, Él hizo algo al respecto: nos ofreció una nueva identidad en Cristo, en lugar de en Adán, mediante la muerte y resurrección de Jesús a favor nuestro.

Tal vez ahora entendamos por qué es tan primordial comprender nuestra identidad aparte de la sexualidad para abrazar verdaderamente el evangelio.  Jesús no promete arreglarnos completamente durante esta vida e incluso garantiza que tendremos problemas (1 Cor. 13:10-12; Juan 16:33).  En pocas palabras, esto significa que cualquier identidad que tengamos aparte de Cristo debe ser sacrificada para ser identificados con y en Cristo.

La teología liberal trata de resolver este problema trasladando los actos particulares de pecado al ámbito de lo sagrado y así, ratificar la identidad anterior como ordenada por Dios.

La nueva teología de la aceptación del pecado hace el truco de convertir una cosa definida como pecado en algo totalmente distinto.  Como veremos, reduce el alcance del pecado sexual de modo que una interpretación de las Escrituras que incluya el acto sexualmente pecaminoso de la homosexualidad o la promiscuidad se considera demasiado amplia.

También hay muchos argumentos simplemente ingenuos en contra de la idea de la homosexualidad como pecado que son fácilmente desmentidos y explicados con un simple estudio de las Escrituras.  Abordaremos primero la objeción más técnica, y en el tema de la próxima semana, pasaremos al resto para ir cerrando  esta serie de cuatro partes.

Nota: Cuando me refiero a la homosexualidad, hablo del ACTO, no de la disposición o la atracción.  Creo que la atracción no es un pecado en sí mismo, pero los pensamientos lujuriosos y las actividades sexuales asociadas con la homosexualidad y con la heterosexualidad (fuera del matrimonio) son definidos bíblicamente como actividades pecaminosas.

La palabra griega traducida como Homosexual debería ser traducida como Pedófilo, por lo tanto la Biblia no habla en contra de las relaciones entre personas del mismo sexo en los idiomas originales.

Pongámonos técnicos.

Esta afirmación hace un argumento sobre las decisiones de traducción sin tener en cuenta la doctrina del pecado históricamente.

Hay algunas palabras traducidas como homosexual en la New American Standard Bible que podrían ser traducidas para significar diferentes cosas.  Un nuevo libro que se publicará en el verano de 2021 llamado Forging a Sacred Weapon: How the Bible Became Anti-Gay[1] (Forjando un arma sagrada: Cómo la Biblia se convirtió en antigay) argumenta que una traducción errónea de 1 Corintios 6:9-10 (junto, presumiblemente, con los otros pasajes de las Escrituras que se traducen como homosexual) es lo que estimuló a toda una generación a la homofobia puritana.  Incluso hay un documental que se estrenará sobre el tema a finales de 2021.

Estos son probablemente los argumentos que mi amigo ha visto en Tik Tok.  La pregunta, entonces, debe ser formulada, ¿es la homosexualidad un pecado y por qué la palabra sería traducida de manera diferente en 1946 de lo que fue  antes?

En primer lugar, abordaremos la principal Escritura que nos ocupa en este nuevo libro.  1 Corintios 6:9 dice lo siguiente

“¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales

Por cierto, esta misma palabra ἀρσενοκοῖται (arsenokoitai) se utiliza también en 1 Timoteo 1:10 y parece ser una palabra acuñada por el propio Pablo para indicar una relación sexual entre dos personas del mismo sexo.

Es una palabra griega compuesta que combina ἄρρην (arrēn), que significa “varón” u “hombre” y κοίτη (koy’-tay) que significa cama y que a menudo se utiliza como eufemismo para referirse a las relaciones sexuales.  Así, la palabra significa literalmente dos “hombres” que están “en la cama”.

Comúnmente, antes de 1946, este término había sido traducido como sodomita.  Aquellos que desean glorificar las relaciones homosexuales como una actividad aceptable para que los creyentes cristianos participen, leen más profundamente la palabra y creen que Pablo está hablando del uso significativo y repugnante del amor hacia niños en el antiguo mundo griego.  No es un secreto que muchos de los griegos practicaban la pedofilia (amor hacianiños) con chicos jóvenes como procesos de preparación para hombres mayores.

Pero este argumento falla en múltiples aspectos.  En primer lugar, el argumento indica que el lenguaje en torno a la palabra es transaccional, y por lo tanto, el acto sexual es claramente transaccional también (señalando a la prostitución de hombres jóvenes en el templo), pero ese no es el caso.  Los tiempos son claramente conductuales, se trata de personas que realizan actos sexuales y/o adoración de forma voluntaria. El segundo problema es que la suposición de que arrēn significa niño es simplemente incorrecta. παῖς (pais) es la palabra para niño, y la palabra de la que obtenemos pedofilia (literalmente: amor hacia niños). Sí, en el Apocalipsis muchas traducciones insertan la palabra “niño” para aclarar el significado, pero esto no es inherente a la palabra.  Por ejemplo, Apocalipsis 12:13 podría (y posiblemente debería) traducirse igualmente como “persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo  varón” sin la palabra niño insertada al final.

La palabra que Pablo acuñó en estos dos pasajes se entiende correctamente y se ha entendido a lo largo de la historia, como una relación sexual entre dos personas del mismo sexo sin importar la edad.

Por lo tanto, estoy a favor de que la traducción refleje la vasta amplitud de la palabra, en lugar de su limitado alcance.  ¿Condena este pasaje las relaciones sexuales homosexuales?  Sí.  ¿Condena también la pedofilia? Sí.

Dado que Pablo está acuñando el término, parece que está buscando crear un paraguas para un acto sexual que es considerado pecaminoso por Dios. Muchos defensores de la teoría de la pederastia indican que Pablo podría haber utilizado un término diferente, el problema con esta sugerencia es doble.  Ambas palabras griegas comunes para hombre son demasiado genéricas para indicar lo que Pablo estaba tratando de transmitir. Tanto Anthropos como Anēr pueden utilizarse como términos genéricos para todas las personas.  Arrēn, sin embargo, no puede serlo.

El otro problema de esta teoría radica en el contexto del Antiguo Testamento.  Hay un problema de “pérdida en la traducción” para muchos cuando estudian el Antiguo Testamento y el Nuevo.  Piensan que Pablo habría leído el Antiguo Testamento hebreo.  Y lo habría hecho, pero en sus escritos, Pablo cita casi exclusivamente la Septuaginta (la traducción griega de las Escrituras hebreas). Esto proporciona otro obstáculo para la teoría de la pederastia.  En la traducción griega de Levítico 18:22, encontramos que el término utilizado para varón es arrēn y el término utilizado para “acostarse con” es koitē. Es razonable deducir entonces, que Pablo está juntando estas dos palabras como resultado directo de su uso en la traducción de la LXX (el AT griego) de Levítico 18.  Lo que indicaría que Pablo creería que sus lectores se dirigirían a ese pasaje.  Y esto tiene sentido, ya que Pablo no explica la palabra recién acuñada, sino que creía que sus lectores simplemente entenderían a qué se refería.

Sin embargo, el problema sigue siendo cómo traducir mejor esta palabra en español.

Creo que una mejor traducción para usar en la situación es Sodomita o ir completamente a lo concreto con “los hombres tienen sexo con los hombres”.  Cuya etimología proviene de las ciudades de Sodoma y Gomorra en el Génesis.  Es probable que conozcas la historia, pero aquí tienes un resumen: Dios va a destruir Sodoma y Gomorra por su orgullo y arrogancia y su cultura degenerada y malvada.  Él envía ángeles para investigar y Lot (sobrino de Abraham) los salva de ser violados sexualmente por los lugareños, incluso ofreció sus propias hijas a los hombres de la ciudad (que, por cierto, tampoco estaba bien para Dios, pero me estoy apartando del tema principal) en Génesis 19.

Es en este punto donde muchos toman la sodomía como una violación anal, pero no es tan simple.  Aunque el pecado original de Sodoma y Gomorra no era la homosexualidad, la consecuencia de su pecado original se tradujo en la homosexualidad y la depravación sexual en general.  La sodomía, entonces, ha sido comúnmente vista a lo largo de la historia como el acto sexual realizado entre dos personas del mismo género.

Sodomía es un término mucho más amplio y duro que el de homosexual, y creo que llega mejor al corazón de lo que Pablo está hablando en sus cartas.

Sin embargo, una de las cosas que hace el autor del libro mencionado es redefinir la palabra sodomía para que signifique “sexo que no se utiliza con fines procreativos”.  Sin embargo, ese no ha sido el entendimiento general de la sodomía durante generaciones.  De hecho, actualmente, la Britannica define la sodomía de cuatro maneras: homosexualidad, coito anal, zoofilia y pedofilia[2].

Entonces, si la mejor traducción de la palabra en 1 Corintios y 1 Timoteo sería Sodomita, ¿indica eso que el comportamiento homosexual se considera bueno a los ojos de Dios?  Un observador objetivo se vería obligado a admitir, en mi opinión, que no, sino que simplemente sería uno de los múltiples comportamientos sexuales que se consideran pecaminosos según la naturaleza de la palabra de Dios.

El otro problema que tengo con este argumento es que deja completamente fuera de consideración a Levítico y Romanos.  De hecho, Romanos 1:26-27 es posiblemente una de las condenas más claras del sexo homosexual en el Nuevo Testamento.

Esto también llega al corazón de Génesis 19.  Muchos creen que el problema de Génesis 19 no era el sexo homosexual, sino la violación implícita que tendría lugar.  Sin embargo, encontramos en Romanos 1 que este no es del todo el caso.

Cuando una cultura rechaza a Dios y se niega a adorarle a él y sólo a él, él responde dándoles lo que quieren: su depravación.  Romanos 1:26-27 indica que la culminación del pecado original de rechazar a Dios y adorar lo creado en lugar del creador (nací así por lo que es santo y bueno podría verse como adorar lo creado en lugar del creador) viene con ambos, hombres y mujeres intercambiando el orden creado de la relación sexual con la pasión interna y el deseo del otro.  La palabra utilizada para los hombres en este pasaje es la misma que Pablo utilizó para combinar con una cama que se traduce como homosexual en las traducciones actuales.

En una de sus grandes obras literarias C.S. Lewis dice lo siguiente: “Al final sólo hay dos clases de personas: los que dicen a Dios: “Hágase tu voluntad”, y aquellos a los que Dios dice, al final, “Hágase tu voluntad”. Todos los que están en el infierno, lo eligen”[3] No estoy usando esta cita para plantear que aquellos que son homosexuales van a ir al infierno, sino para reforzar el punto de vista de que Romanos 1 indica claramente que la autogratificación es la línea que lleva a la rebelión y a la destrucción y el comportamiento homosexual es parte de esta concesión de Dios.

Esto nos lleva a continuación, a las objeciones más populares.  Las abordaremos la próxima semana.  La razón por la que estamos dedicando dos semanas a las objeciones es esta: Es importante establecer cuál realmente es la verdad para poder avanzar con verdadera compasión, gracia y misericordia.  Lo mismo puede decirse para entender cualquier otro comportamiento pecaminoso en nuestras vidas.  Aunque trataré estas objeciones académicamente, quiero tomarme un momento al final del artículo de esta semana para reconocer que los argumentos académicos son una cosa, y son importantes, pero el trato con las personas es algo totalmente diferente y de suma importancia.  Por ello, al final de esta serie de cuatro partes pretendo ofrecer una forma mejor.  Mi objetivo es tratar el tema con sensibilidad, respeto y amor, pero basando todo ello en el firme fundamento de la verdad. Manténgase atentos  la próxima semana para la respuesta final a lo que parecen ser las objeciones más populares para llamar a la actividad homosexual un pecado.

Referencias

[1] http://canyonwalkerconnections.com/forging-a-sacred-weapon-how-the-bible-became-anti-gay/ 

[2] https://www.britannica.com/topic/sodomy

[3] https://www.goodreads.com/quotes/16309-there-are-only-two-kinds-of-people-in-the-end

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Josh Klein es un pastor de Omaha, Nebraska, con 12 años de experiencia ministerial. Se graduó con un MDiv en 2016 del Seminario de Sioux Falls y pasa su tiempo libre leyendo y comprometiéndose con temas teológicos y culturales actuales y pasados. Está casado desde hace 12 años con Sharalee Klein y tienen tres hijos pequeños.

Blog Original: https://cutt.ly/AYPpO8i

 

Por Alisa Childers

Dos hombres.

Ambos crecieron en hogares cristianos en los suburbios de Estados Unidos. Ambos tienen padres evangélicos famosos. Ambos tomaron decisiones personales porCristo y se involucraron de forma activa y se volvieron reconocidos en el ministerio. Uno se alejó de su fe y se convirtió en un humanista secular. El otro se ha convertido en uno de los principales apologistas y defensores de la fe cristiana.

¿Quiénes son estos dos hombres? El primero es Bart Campolo, hijo del evangelista y escritor Tony Campolo, y el otro es Sean McDowell, hijo del evangelista y escritor Josh McDowell. ¿Por qué sus caminos, bastante similares, los llevaron a destinos tan radicalmente diferentes?

Recientemente, los dos se reunieron para tener una discusión en Premier Christian Radio titulada “Por qué Bart perdió su fe, por qué Sean mantuvo la suya”. Fue una discusión fascinante, y lo que más me llamó la atención fue la razón que cada uno dio para haberse convertido en cristiano en primer lugar. Campolo describió cómo se convirtió al cristianismo tras encontrar un grupo de jóvenes con el que conectó y asistir a uno de sus retiros:

Hay cientos de niños allí. Es sábado por la noche, hay velas y fogatas y todos cantan “Nuestro Dios es un Dios impresionante” y “Te amamos Señor”. Y en medio de ese tipo de ambiente tuve lo que supongo que se llamaría un momento trascendente… sentí algo. Sentí que había algo que sucedía en esa sala que era más grande que el grupo. Sentí que me conectaba con algo. Y en ese momento… era Dios.

Escuché algo. Fue real para mí. La gente que no cree en las experiencias trascendentes siempre piensa: “No has ido al concierto adecuado… No has consumido las drogas adecuadas. No te has enamorado de la pareja adecuada”.

Estas experiencias son reales, y creo que cualquiera que sea la narrativa en la que te encuentres cuando tienes una, confirma esa narrativa. Si hubiera tenido ese mismo momento trascendental con mis amigos en una mezquita en Afganistán, me habría confirmado el Islam. Pero yo estaba en el mundo cristiano, así que, a partir de ese momento, Jesús era real para mí.

En palabras del propio Campolo, se hizo cristiano por una experiencia trascendente… un sentimiento que resonó profundamente en su corazón.

Más adelante en la conversación, McDowell dio su razón para convertirse en cristiano. Habiendo creído en el cristianismo desde que tiene memoria, experimentó algunas dudas serias sobre su fe cuando era un estudiante universitario. Cuando compartió sus dudas con su padre, éste le animó a no creer en algo simplemente porque es lo que le han dicho. Le instó a investigar por sí mismo las pruebas de la veracidad del cristianismo y a rechazar todo lo que no fuera cierto.

Tras realizar una importante investigación de evidencias, McDowell llegó a la conclusión de que el cristianismo es verdadero… y ésta es la razón por la que él es cristiano. Su fe no se construyó sobre un “momento trascendente”, sino sobre una dolorosa búsqueda de la realidad objetiva.

El cristianismo de Campolo fue confirmado por la experiencia, mientras que el de McDowell fue confirmado por la evidencia. Aquí hay 3 razones por las que los cristianos deben ser investigadores de la evidencia, en lugar de adictos a la experiencia:

1. Se le puede convencer de abandonar una experiencia.

Al igual que Campolo, el actor Brad Pitt fue criado en un hogar cristiano por ministros cristianos evangélicos. En una entrevista con la revista GQ, recordaba haber experimentado en los conciertos de rock algunas de las mismas sensaciones que sentía en los cultos cristianos:

Recuerdo haber ido a algunos conciertos, a pesar de que nos decían que los espectáculos de rock eran el diablo, básicamente. Nuestros padres nos dejaban ir, no eran neo al respecto. Pero me di cuenta de que el ensueño y la alegría y la exuberancia, incluso la agresividad, que sentía en el espectáculo de rock era lo mismo en el avivamiento. Uno es Jimmy Swaggart y otro es Jerry Lee Lewis, ¿sabes? Uno es Dios y el otro es el Diablo. Pero es lo mismo. Se sentía como si estuviéramos siendo manipulados. Lo que estaba claro para mí era: “No sabes de lo que estás hablando…”

Pitt se preguntó si todo era una farsa manipuladora, lo que le llevó a plantearse algunas preguntas serias a una edad muy temprana.

Si la fe de una persona se basa en un sentimiento o experiencia, puede ser fácil reinterpretar esa experiencia o explicarla, especialmente cuando se enfrenta a los argumentos de un escéptico inteligente, o a la aplastante realidad del sufrimiento y el mal.

2. Tu corazón y tus sentimientos mienten.

El profeta Jeremías describió el corazón humano como “engañoso sobre todas las cosas y desesperadamente enfermo”. Proverbios 3:5-7 nos dice que no “nos apoyemos en nuestro propio entendimiento”. Jesús describió el corazón humano como lleno de pensamientos como el asesinato, el adulterio, la inmoralidad sexual, el robo, el falso testimonio y la calumnia. Proverbios 28:26 nos dice que quien confía en su propia mente es un necio.

En otras palabras, no sigas, bajo ninguna circunstancia, a tu corazón.

Esto, por supuesto, contrasta con los temas que encontramos constantemente en el entretenimiento y en las redes sociales. Sin embargo, cuando se trata de creencias espirituales, confiar en nuestros corazones y seguir nuestros sentimientos puede conducir a todo tipo de teología aberrante, elecciones pecaminosas y una distorsión de la verdadera fe cristiana.

3. Puedes recurrir a la evidencia en momentos de duda o sufrimiento.

Uno de los mayores apologistas y evangelistas de los últimos tiempos es un hombre llamado Nabeel Qureshi. Qureshi creció en un hogar musulmán, y después de años de probar las afirmaciones del cristianismo y las del islam, dejó el islam y se hizo cristiano. Pagó un alto precio por su obediencia a Cristo, dejando a su devota familia musulmana con el corazón roto y las relaciones tensas.

En la cúspide de un ministerio respetado, creciente y fructífero, Qureshi recibió la noticia de que tenía un cáncer de estómago en fase 4… a la edad de 33 años, y con un nuevo bebé a bordo. Creía que Dios le iba a sanar, que habría una intervención milagrosa y un testimonio asombroso que contar sobre el poder sanador de Dios. Poco más de un año después de recibir su diagnóstico… murió.

Qureshi documentó su trayectoria contra el cáncer en YouTube, y en uno de los primeros vídeos, expresó que estaba un poco perturbado por esta terrible noticia. Sin embargo, repasó su teología y las pruebas de su creencia en Cristo. En su lecho de muerte, con un aspecto desgastado y como una sombra de su antiguo ser, glorificó a Dios haciendo exactamente lo mismo. Expresó su asombro y decepción por no haber sido sanado, pero dio testimonio de la existencia de Dios y de la veracidad del cristianismo basándose en lo que sabía que era cierto.

Qureshi fue fiel hasta el final, a pesar de su sufrimiento y de las dudas que se deslizaron en su mente en sus últimos días. Esto se debió a que tenía una firme comprensión de la verdad a la que sometió sus sentimientos. Su fe no fue desmantelada por la duda, el sufrimiento o incluso el dolor insoportable.

A fin de cuentas, el cristianismo no siempre va a ser agradable. Pregúntale al apóstol Pablo, que fue secuestrado, golpeado, azotado, encarcelado, ridiculizado, naufragado y apedreado, antes de ser decapitado. El cristianismo no siempre se va a sentir que “funciona”.

Convertirse en un investigador de pruebas en lugar de un adicto a las experiencias llevó al ex ateo J. Warner Wallace a una conclusión inquebrantable:

No soy cristiano porque me “funciona”. Tenía una vida antes del cristianismo que parecía funcionar bien, y mi vida como cristiano no siempre ha sido fácil.

Soy cristiano porque es verdad. Soy cristiano porque quiero vivir de una manera que refleje la verdad. Soy cristiano porque mi alta estima por la verdad no me deja otra alternativa.

En momentos de profunda duda o gran sufrimiento, es maravilloso saber que el cristianismo es verdadero, ¡lo sintamos o no!

Recursos recomendados en Español: 

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Alisa Childers es una cantante y compositora estadounidense, más conocida por formar parte del grupo femenino de música cristiana ZOEgirl. Ha tenido una lista de los diez mejores sencillos de la radio, cuatro lanzamientos de estudio y recibió el premio Dove durante su tiempo con ZOEgirl. Años más tarde, Alisa experimentó un profundo desafío a su fe de toda la vida cuando empezó a asistir a lo que más tarde se identificaría como una iglesia cristiana progresista. Este desafío empujó a Alisa hacia la Apologética Cristiana. Actualmente se puede leer, escuchar y ver el trabajo de Alisa en línea, así como adquirir su libro recientemente publicado sobre el cristianismo progresista, titulado Another Gospel.

Blog Original: https://cutt.ly/LYaqFTi 

Traducido por Jennifer Chavez

Editado por Daniela Checa Delgado

 

Por Josh Klein

Lil Nas X

¿Conoces el nombre? Desconozco el porqué lo sabrías, pero Lil Nas X se ha convertido en un pequeño ícono cultural en recientes años. Escribió una exitosa canción country/hip-hop en 2019 llamada “Old Town Road” con la estrella del country Billy Ray Cyrus. El éxito de este éxito impulsó a Lil Nas X a la fama moderna. La canción, y su remix, ganó catorce premios desde los Grammys hasta los “Kids’ Choice Awards”[1].

Como resultado, Lil Nas X estuvo de gira por el país cantando para niños de primaria y fueron citadas sus palabras cuando dijo que los pequeños eran su “audiencia coro”[2] a inicios del 2021.

¿Por qué estoy escribiendo acerca de Lil Nas X en un sitio web Cristiano?

Bueno, este hombre que compite por la atención de ojos y oídos de los niños hace poco sacó un nuevo video musical que es todo menos “apto para los niños”. En su canción Montero, se puede ver a Lil Nas X coqueteando con el Diablo, el Diablo lame su ombligo, baila en un tubo que desciende al infierno, y le hace un baile erótico a Satán sobre su regazo en el inframundo. Al final del video, Lil Nas x le rompe el cuello a Satanás y le quita la corona, declarándose como el rey del infierno (lo cual sabemos que es inexacto, teológicamente hablando… Satanás no gobierna el infierno -lee Rescuing Hell [Salvando el infierno]).

Para capitalizar el éxito viral del video, Lil Nas X se asoció con una empresa de mercadeo llamada MSCHF (un juego de letras para escribir engaño -en inglés-) para sacar a la venta unos tenis con la etiqueta de Nike (Nike ya demandó a MSCHF por infracción a los derechos de autor) dedicados a Satanás[3].

Lil Nas X también resulta ser un hombre gay . Lo cual no sería relevante en la lista de problemas con las maniobras publicitarias antes mencionadas, pero como Lil Nas X utilizó su educación como catalizador para el lanzamiento de la nueva canción y el vídeo, es pertinente para la conversación[4].

Aunque este artículo no es acerca de Lil Nas X, o los tenis de Satanás, o la cada vez mayor carga de los dogmas de la izquierda sobre nuestros niños.

Quería analizar la cuestión central en torno a la canción de Lil Nas X, y una cuestión central que se da en los círculos evangélicos desde hace más de una década.

Homosexualidad.

Hace algunas semanas, recibí un texto de una persona joven  con preocupación sobre este tema:

“Quiero investigar el punto de vista de Dios acerca de la homosexualidad porque he visto muchas posturas diferentes en TikTok e Instagram y otras redes pero podrían ser herejías o interpretación errónea o algo más y quiero averiguarlo por mi cuenta”.

En el libro de Sean y Josh McDowell The Beauty of Intolerance[5] (La belleza de la Intolerancia), ambos intentan derribar el problema de la Verdad y del Amor y usan de ejemplo el argumento de la familia acerca de la sexualidad como motor para la discusión. Si no has leído el libro, es una buena lectura y va al grano de la cultura actual de una nueva tolerancia que busca complicidad, en lugar de aceptación, a la narrativa de valores morales subjetivos.

Pero el argumento sobre la homosexualidad dentro de la Iglesia se remonta a décadas, así que ¿Qué es lo nuevo? La novedad del problema proviene de la pobre aproximación al problema de la homosexualidad en las décadas de 1970 a 1990 por parte de la iglesia evangélica conservadora. Se hablaba poco de la homosexualidad y a menudo se consideraba una cuestión política más que de pecado. Resalto algo de esto en un artículo anterior en el sitio web Free Thinking Ministry’s[6] (belleza de artículo) así que no voy a entrar en toda la historia aquí.

Sin embargo, creo que es más importante notar que el argumento que los cristianos no atendieron durante ese tiempo fue si la homosexualidad era o no algo de elección o genético.

El argumento decía que si era algo de elección, podríamos corregir la homosexualidad; pero si era genético, entonces no podríamos. Este argumento también implicaba que la inclinación natural podría ser un comportamiento establecido por Dios.

Recuerdo haber crecido en los años 90 escuchando a muchos evangélicos hablar como si fuera absolutamente imperativo que nunca se encontrara un “gen gay”. .  Casi como si el descubrimiento científico pudiese hacer temblar miles de años de ortodoxia en el tema.

Pero en el caso bíblico contra el comportamiento homosexual no es genético.

Es espiritual y bíblico.

La genética fue afectada por la caída tanto como nuestro estado espiritual, y lo sabemos. Cuando decimos algo como “al final, ya no habrá más enfermedad o muerte” no solamente nos estamos refiriendo a la Escritura (Ap. 21:4 LBLA) pero estamos afirmando que hay un componente físico en la naturaleza caída del hombre.  En otras palabras: Nuestro ADN, disposiciones físicas, e inclinaciones naturales están tan caídas como nuestra alma.

Quiero ser claro, no estoy diciendo que la homosexualidad sea una enfermedad, al menos no una enfermedad mental. Pero, como otros “pecados de disposición” es una enfermedad del alma.

La homosexualidad es consecuencia de la caída[7] tanto como lo es mentir, engañar, o la promiscuidad heterosexual. Si es o no natural no tiene relevancia dentro del tema teológico.   Hay muchos comportamientos naturales que estamos llamados a frenar como cristianos.  Codicia, lujuria, avaricia, y orgullo son algunas de las muchas inclinaciones naturales con las que los seres humanos nacen con las cuales debemos lidiar con tiempo extra en el proceso de santificación cristiano.

La homosexualidad está dentro de muchos de esos pecados de inclinación natural. La Iglesia argumenta contra la genética cuando no tiene necesidad de hacerlo, ya que argumentar contra la genética está permitiendo que la narrativa de la identidad socave la naturaleza del problema.

Y ahora tenemos un problema más grande.

Ya no estamos hablando de la actividad, estamos hablándole  a lapersona, en sus mentes les estamos pidiendo que no sean ellos mismos. Les estamos diciendo que dejen ir, no solo la inclinación natural humana sino toda su identidad de pertenencia.

En cierto sentido, les estamos diciendo que se llamen malvados.

Pero ningún cristiano que se precie de serlo afirmaría que ser gay condena a una persona al infierno.  No, nosotros no somos pecadores porque pecamos, nosotros pecamos porque somos constituídos pecadores, y por ello, ya estamos condenados (Juan 3:17), En un sentido, no es el pecado lo que nos hace malos, es la maldad de nuestro corazón la que nos hace pecar. Dios nos rescató de nuestra consumada disposición moribunda. Todos somos básicamente malos y todos necesitamos una nueva identidad para superar esta maldad.

Sin embargo, se puede ver por qué alguien que se identifica como homosexual encontraría difícil seguir a un Dios que le dice pecado a lo que ellos consideran como la definición de su naturaleza distintiva. Si una persona es básicamente buena, entonces el centro de su identidad también es básicamente bueno.

Pero la doctrina ortodoxa cristiana enseña, de manera correcta y lógica, que todos somos básicamente malos y con la necesidad de ser salvos. Nuestra identidad es entonces el pecado y necesitamos un cambio de identidad ¡para ser buenos! todos nosotros.

La teología ortodoxa, le grita a la comunidad LGTBQ+, que Dios cometió un error cuando los creó. Y como Lil Nas X, ellos o se odian a sí mismos o se rebelan contra la fe en general.

TW Screenshot

Traducción:

“Tweet Montero @LilNasX

pasé toda mi adolescencia odiándome por toda la mierda que ustedes predicaban que me pasaría porque era gay. así que espero que ustedes estén enojados, permanezcan enojados, y sientan la misma ira que nos enseñaron a tener contra nosotros mismos. 1:09 PM – Mar 27,2021″

El resultado de predicar cambio de comportamiento en vez de transformación de la identidad es el autodesprecio y angustia, no una convicción.

El resultado natural de esto, entonces, es aprovecharse de los ofendidos; y el movimiento teológico liberal buscó hacer justamente eso. Ellos buscaron facilitar un punto teológico para que llegaran los heridos homosexuales al cuerpo de Cristo.

Dios es amor, por ello, Él no desearía que nadie se odiara a sí mismo por su identidad. Así que, debemos mejorar nuestra hamartiología (el estudio del pecado) para permitir un comportamiento que fue entendido como pecaminoso a lo largo de la historia de la Iglesia porque Dios no comete errores.

Es cierto que Dios no comete errores, pero no es cierto que Su creación en este momento está perfeccionada. Así que, somos intrínsecamente defectuosos y pecaminosos. Si no fuese así, ¿Por qué necesitaríamos un salvador?

El error de los teólogos liberales es asumir que es aceptable otra identidad además de la de “hijos de Dios”[8].

Soy un hombre al que le atrae el sexo opuesto, pero mi identidad no está en función de la atracción.

Mi identidad es pecador o santo. Bendito sea Dios que me invitó a Su familia, puedo decir que soy un hijo de Dios y como resultado le atraen las mujeres. Sin embargo, el resultado de esta  inclinación natural de atracción debe estar acotada de manera que refleje el diseño de Dios.

Una mujer para toda la vida.

He aceptado esta limitación gozosamente, porque no es ninguna limitación, sino que es realización de la libertad basada en la divinidad a través de Cristo. Y creo, firmemente, que aquellos que son homosexuales pueden experimentar esta misma contraintuitiva libertad. Más sobre esto en las próximas semanas.

Responder satisfactoriamente a la homosexualidad en este aspecto debiera ser simple. Puedes ser un hombre o una mujer que se siente atracción al mismo sexo (independientemente si es una elección o una inclinación genética) pero si eres un hijo de Dios (creyente de Jesús como tu Salvador) entonces la inclinación de la atracción debe ser frenada  para que refleje el diseño de Dios.

Lo cual, desafortunadamente para la persona con naturales inclinaciones homosexuales, sería una negación de sí mismo al actuar en esa atracción.

Mi corazón se duele por esa persona de manera muy sincera y mi empatía se extiende hacia ellos de más maneras de las que se pueden imaginar. Pero la verdad es la verdad, y el pecado es el pecado. No hay tal cosa como la compasión basada una mentira, estar de acuerdo con la mentira y dejarla continuar no es compasivo ni misericordioso. La verdadera compasión es cariñosa, pero firme, confronta el pecado y la falsedad en el nombre de Cristo y ofrece libertad en Su nombre.

De la misma manera que cualquier hombre heterosexual lucha con la pornografía puede atestiguar, esta autonegación del placer sexual está más allá de lo difícil y no debe pasarse nada por alto. Pero no  negamos el placer sexual como forma de castigarnos, lo hacemos para glorificar a Dios. Los límites no están para evitar ir al infierno, están puestos para glorificar el cielo. Cuando cometemos el error de establecer los límites alrededor del pecado para evitar el pecado en lugar de glorificar a Dios nos ponemos a nosotros mismos, y a otros, enfrente de un fracaso monumental.

Y es cuando hacemos esto qué  somos tentados a ser empáticos con una batalla que no se puede ganar. Tengo empatía por aquellos que luchan por evitar el pecado. Sé lo difícil que es, pero una empatía errónea puede guiar por caminos teológicos peligrosos y de esto estaremos hablando la siguiente semana. ¿Cómo mostrar empatía manteniéndonos firmes en la verdad? Porque eso es verdadera misericordia y compasión. Y esa es la misión del cristiano.

Referencias

[1] https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_awards_and_nominations_received_by_Lil_Nas_X

[2] https://www.gpb.org/news/2021/01/06/lil-nas-x-says-children-are-his-core-audience-right-now-and-thats-ok

[3] https://satan.shoes/

[4] https://www.nbcnews.com/think/opinion/lil-nas-x-s-satan-shoes-trolled-some-christians-montero-ncna1262495

[5] https://www.amazon.com/Beauty-Intolerance-Setting-Generation-Truth-ebook/dp/B015F06DMS

[6] https://freethinkingministries.com/cuties-the-natural-progression-of-love-is-love/

[7] https://biblia.com/bible/esv/romans/1/26-27

[8] https://www.biblegateway.com/passage/?search=1+John+3%3A1&version=NASB1995

Recursos recomendados en Español: 

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Josh Klein es Pastor en Omaha, Nebraska con doce años de experiencia en el ministerio. Se graduó con una MDiv (Maestría en Divinidad) en 2016 del Seminario Siux Falls y usa su tiempo libre para leer y confrontar problemáticas culturales y teológicas del presente y del pasado. Lleva casado 12 años con Sharalee Klein y tienen tres hijos.

Blog Original: https://cutt.ly/lYpElf8

Traducido por Gustavo Camarillo

Editado por Yatniel Vega García