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Por Alisa Childers

Cuando decidí tomar más en serio el aspecto intelectual de mis creencias espirituales, algunos de mis amigos cristianos se quedaron rascándose la cabeza.

Mi recién adquirido amor por el aprendizaje me llevó a recibir comentarios como: “No dejes que tu cabeza se interponga en el camino de tu corazón”, y “No necesito estudiar porque tengo fe”, y “Ten cuidado de no estudiar demasiado porque ‘el conocimiento te infla’ (1 Corintios 8:1)”.

Por muy bien intencionados que sean estos comentarios, parecen reflejar el antiintelectualismo que ha saturado a la cultura estadounidense y se ha filtrado a la iglesia. En un artículo acertadamente titulado “Los corazones ardientes no se alimentan con cabezas vacías”, R.C. Sproul escribió,

Vivimos en lo que puede ser el periodo más antiintelectual de la historia de la civilización occidental…. La cultura secular ha abrazado un tipo de impresionismo que amenaza con convertir todos nuestros cerebros en papilla, y el mundo evangélico ha seguido su ejemplo, desarrollando una alergia a todo lo intelectual (1).

Pero no siempre ha sido así. Los cristianos fundaron universidades de la Ivy League, como Harvard y Princeton, y fueron pioneros de la revolución científica. La huella intelectual de los cristianos en la historia del mundo es incalculable.

Un poco de historia… 

Cuando los puritanos llegaron a América, valoraban profundamente la vida de la mente. El filósofo estadounidense J.P. Moreland señaló,

Los puritanos eran personas muy instruidas (la tasa de alfabetización de los hombres de los primeros años de Massachusetts y Connecticut se situaba entre el 89 y el 90%) que fundaron colegios, enseñaron a sus hijos a leer y escribir antes de los seis años, estudiaron arte, ciencia, filosofía y otros campos como forma de amar a Dios con la mente (2).

En aquella época, los ministros eran considerados autoridades no sólo en cuestiones espirituales, sino también en cuestiones intelectuales. Todo esto empezó a cambiar después de que se produjeran varios avivamientos en América a mediados del siglo XIX. Estos avivamientos fueron muy positivos, ya que hicieron hincapié en la conversión personal a Cristo y en una fe emocionalmente comprometida.

Sin embargo, un énfasis excesivo en estas experiencias comenzó a tomar el lugar de la reflexión silenciosa, la consideración reflexiva y una comprensión profunda de las auténticas enseñanzas cristianas. Miles de personas escucharon a predicadores de avivamiento y se convirtieron al cristianismo, pero muchos de estos nuevos creyentes carecían de una comprensión intelectual de las cuestiones doctrinales esenciales. Como resultado, cultos como el mormonismo y los testigos de Jehová cobraron impulso y pasaron a tener un profundo impacto en las creencias de millones de personas en todo el mundo.

El creciente analfabetismo teológico también debilitó la capacidad de la Iglesia para responder al ataque intelectual al cristianismo que culminó a finales del siglo XIX. El empirismo de la “Era de la Ilustración”, el escepticismo de la alta crítica alemana y el desarrollo de la evolución darwiniana llevaron a muchos cristianos a desconfiar de las actividades intelectuales, en lugar de motivarlos a enfrentarse a estas ideas de frente.

A principios del siglo XX, el liberalismo empezó a influir en las principales denominaciones, provocando que los fundamentalistas se retiraran de la arena del discurso público para formar sus propias instituciones teológicas y aislando así las ideas cristianas del resto del mundo. En lugar de ser la “sal de la tierra”, volvimos a poner la sal en el armario.

En conjunto, estas tendencias debilitaron la influencia de la Iglesia en la cultura en general y llevaron a muchos cristianos modernos a devaluar una sólida comprensión intelectual de su fe (3).

Un poco de Teología…

¿Pero no dice la Biblia que “el conocimiento nos infla”? Cuando alguien utilice un solo versículo para exponer su punto de vista, recuerda el útil consejo de Greg Koukl: Nunca leas un versículo de la Biblia. Muchas palabras y frases tienen múltiples definiciones y significados, y cuando no consideramos el pasaje que rodea a un versículo en particular, podemos perder su significado.

Justo antes de la frase “el conocimiento te infla”, el apóstol Pablo escribió: “Ahora sobre la comida sacrificada a los ídolos”. Algunos cristianos sabían que los ídolos no eran reales, mientras que otros no lo sabían y creían que comer alimentos sacrificados a los ídolos los hacía ceremonialmente impuros. En el contexto, Pablo está exhortando a los creyentes que tenían mayor conocimiento a mostrar amor a los que tenían la conciencia más débil y a abstenerse de comer alimentos ofrecidos a los ídolos delante de ellos para que no tropezaran. Su punto era que el conocimiento debe ser ejercido en amor, para edificar a otros creyentes y no a nuestra propia arrogancia.

Al igual que debemos considerar los versículos en su contexto, nuestra teología debe basarse en el conjunto de las Escrituras. He aquí algunos de los muchos lugares en los que la Escritura habla positivamente del conocimiento:

Los necios aborrecen el conocimiento (Proverbios 1:22).

El sabio oirá y crecerá en conocimiento, y el inteligente adquirirá habilidad (Proverbios 1:5).

Oseas capítulo 4 dice que el pueblo de Dios perece por falta de conocimiento respecto a la ley. 2 Pedro 2:1 nos dice que añadamos a nuestra fe la bondad, y a la bondad, el conocimiento. En Filipenses 1:9, Pablo ora para “que vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento”.

Pablo incluso alaba el conocimiento como parte de la guerra espiritual en 2 Corintios 10:5 al decir: “destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios.” Proverbios 15:4 dice que el “corazón del prudente adquiere conocimiento”, y Proverbios 1:29 advierte de la destrucción que sigue al odiar el conocimiento.

Una y otra vez en las Escrituras se nos ordena buscar el conocimiento, y una y otra vez se nos advierte de las consecuencias si no lo hacemos. De hecho, cuando Jesús nos ordenó “amar al Señor tu Dios con toda tu mente”, estaba diciendo que debemos amar a Dios con toda nuestra capacidad intelectual.

El conocimiento debe mantenerse en tensión con el amor. Cuando no es así, el orgullo y la arrogancia pueden imponerse. Pero el verdadero conocimiento es humilde. Cuanto más aprendo, más me doy cuenta de lo mucho que me queda por aprender, más me doy cuenta de mi pequeñez e insuficiencia intelectual.

Cuando comprometemos nuestra fe intelectualmente con el amor, el conocimiento no nos inflará. De hecho, tengo que estar de acuerdo con el escritor de Proverbios que dijo: “¡Los labios que hablan de conocimiento son una joya poco común!”.

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Alisa Childers es una cantante y compositora estadounidense, más conocida por formar parte del grupo femenino de música cristiana ZOEgirl. Ha tenido una lista de los diez mejores sencillos de la radio, cuatro lanzamientos de estudio y recibió el premio Dove durante su tiempo con ZOEgirl. Años más tarde, Alisa experimentó un profundo desafío a su fe de toda la vida cuando empezó a asistir a lo que más tarde se identificaría como una iglesia cristiana progresista. Este desafío empujó a Alisa hacia la Apologética Cristiana. Actualmente se puede leer, escuchar y ver el trabajo de Alisa en línea, así como adquirir su libro recientemente publicado sobre el cristianismo progresista, titulado Another Gospel.

Blog Original: https://cutt.ly/jIHw2ed 

Traducido por Jennifer Chavez

Editado por Daniela Checa Delgado

 

By Al Serrato

Every year in the United States, thousands of crimes occur in which there are no witnesses and little evidence. Sometimes, the perpetrator leaves a fingerprint—a latent print—somewhere at the crime scene. In the past, these prints had little value in identifying the criminal; before they could make a match, police had to already have a known suspect.

Today, law enforcement officers have access to far better technology, in the form of AFIS, the Automatic Fingerprint Identification System. Maintained by the FBI, it houses data on millions of fingerprints, allowing an unknown latent print to be compared to millions of known criminals. Within minutes, the AFIS computer can spit out the twenty best possible matches to the unknown latent print. But this is only the beginning of the analysis, since with only one latent print at the scene, there is only one real source of the print. A trained analyst must then spend time carefully examining each suspect’s patterns—the whorls and arches and loops, the ridges and grooves—to determine if an exact match can be obtained. The first twenty possible matches have much in common, but upon closer examination, differences in the pattern of ridges and details will appear until the real source can be identified.

So what does this have to do with the field of apologetics? Just this: Living as we do in very pluralistic times, we often encounter people who believe that all religions are basically the same. Examining them superficially, you will see that religions share a number of traits; for example, most teach the utility of treating others with respect, of being kind, of helping the poor. So, while acknowledging some differences in doctrines, people who hold this view believe they have arrived at a great truth: there is no one right religion, only people who mistakenly, and sometimes dangerously, think they have the corner on the truth. This makes them feel at ease, for the moment, as they conclude that there is no need to investigate further. Just be kind to others and follow your heart and all will be well. But on closer inspection, all they have done is stop searching for the truth, the “source” of the life they have been given and the universe around them.

Like fingerprints, religions may appear on the surface to be identical, or nearly so, when in fact they are not. And determining how and where they differ requires rigorous and close inspection. This, of course, is crucial in a fingerprint analysis because we know that for a fingerprint there can be only one source. No analyst would stop when he narrowed the search down to three possible sources, because common sense and reason dictate that two of the three—or perhaps all three—must also be excludable in further investigation. It is the nature of the thing examined.

The same is true of knowledge of God. The world’s major religions make mutually exclusive truth claims about the nature and attributes of God. Do we live and die once, and then face judgment, as Christianity teaches? Or do we undergo a continuous cycle of life, death, and reincarnation? Is there one God composed of three persons, or is there instead a single god or a multitude of deities? For one religion to be true, the others cannot be.

It is logically possible, of course, that all religions are false. It is not possible, on the other hand, that religions that hold contrary positions are all true. Either Jesus Christ is the Son of God who rose from the dead and thus provides salvation to a fallen world, as Christians claim, or he is not. He cannot be both a savior and a mere sage.

Careful and critical analysis of a latent fingerprint can lead to the discovery of the truth about who left it. Making the effort is essential to the pursuit of justice, the importance of which we all intuitively recognize.

But careful, critical analysis can also lead to knowledge of the one God who brought us into existence. When we fail to investigate this question because we mistakenly believe that we already know all we need to know—that is, when we delude ourselves into believing that all religions are more or less the same—we may not intuitively realize how much we are giving up.

After all, what comes next—what awaits each of us at the end of our days here on Earth—is arguably the most important question we must face. And the sooner we begin that process, the sooner we will find that good and satisfying answers await us.

Recommended resources in Spanish: 

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek  

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Al Serrato received his law degree from the University of California at Berkeley in 1985. He began his career as an FBI special agent before becoming a prosecutor in California, where he continues to work. An introduction to the works of C.S. Lewis sparked his interest in Apologetics, which he has pursued for the past three decades. He began writing Apologetics with J. Warner Wallace and Pleaseconvinceme.com .

Original Blog: https://cutt.ly/kUG3Ys6

Translated and edited by Yatniel Vega García

 

Why are we so interested in murders? Some of the most popular podcasts, videos, and news headlines are about high-profile homicides. We are often consumed by the prime suspect who police often call a “person of interest.” Right now, are the headlines fixated on Brian Laundrie? Where is he? Did he do it? If so, why? And will he be served justice?

Unfortunately, in the long run, the person of interest is often remembered far more than their victims. We remember names like Charles Manson, Jeffery Dahmer and Ted Bundy, but we often forget those they killed.

But what if there is one big exception to that typical outcome? What if the most memorable and influential name in human history is not a villain, but a murder victim?

Unsolved homicide detective J. Warner Wallace exposes exactly that case in his astonishing new book Person of Interest . Wallace shows the unprecedented impact that a murdered Jewish preacher from an obscure corner of the former Roman Empire has had on the world over the past two thousand years.

Jesus of Nazareth is not only the central figure of the world’s largest religion, he is also the central figure of influence in all of human history. In a book packed with more than 400 of his own explanatory drawings, Wallace demonstrates that even if all Bibles and manuscripts were to suddenly disappear from the planet, the “explosive” appearance of Jesus and his essential teachings could be reconstructed from the “fuse” of ancient history and the “effects” of the past two thousand years.

Consider for a moment the impact Jesus had on literature . More has been written about Jesus than any other character in history. To date, more than 109 million books have been written about Jesus (George Washington is a distant second with nearly 59 million books). No one, and I mean no one , has inspired authors and writers like Jesus of Nazareth, and this influence started early.

Wallace illustrates a robust list of Christian and non-Christian voices found in ancient manuscripts from the first centuries of the Common Era – more non-Christian than Christian – describing Jesus and his followers. From these early voices, the entire story of Jesus can be reconstructed even if all the New Testament manuscripts had been destroyed.

Jesus dominates another form of literature: screenplays. Wallace brings together the films made about Jesus of Nazareth into an illustration that demonstrates Jesus’ unprecedented impact on film producers ( The Jesus Film , for example, remains the most translated and viewed film of all time). But there is more. Great thinkers and theologians have written about Jesus throughout the centuries, establishing a robust Christian publishing industry that flourishes to this day. Even non-Christians are compelled to allude to Jesus in one way or another. Christ figures—parallels to Jesus—flood not only classical literature but even popular fiction.

 It would take much more than the New Testament to wipe Jesus off the pages of the world. It would take a lot of literary history to be destroyed .

But that’s just one aspect of the “effect” that Jesus is credited with. Wallace also describes and illustrates the monumental impact Jesus had on education, science, art, music, and other world religions. Unlike other books that simply explain Jesus’ role in human history, Person of Interest uncovers the hidden evidence you may not have considered in the aspects of culture most admired by nonbelievers . Jesus’ impact has been seismic, and from His footprints in every area of ​​human history, His story can be completely reconstructed.

How did a man who never led an army, never held office, never founded a company, never wrote a book, never had children, never traveled more than 200 miles from his birthplace—a man who was murdered two thousand years ago—become the most important and influential person of interest in all of human history?

Maybe because he wasn’t just a man. Maybe because his killers couldn’t keep him in the grave.  Person of Interest will leave you thinking and feeling that that is, by far, the most reasonable explanation.

Recommended resources in Spanish:

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek  

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Dr. Frank Turek is the president of CrossExamined.org and co-author of I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist and author of Robbing God: Why Atheists Need God. He can be found on Twitter at @DrFrankTurek .

Original Blog: https://cutt.ly/qY46J1P 

Translated by Jennifer Chavez 

Edited by Elenita Romero

 

By Al Serrato

“Don’t judge me” seems to be an increasingly uttered, and accepted, refrain in our society, reflecting what seems to be a universal and deeply ingrained human tendency. Even Christians, who should know better, seem to jump on the bandwagon, somehow believing that Christian compassion requires us to be more understanding and accepting of bad behavior.

But if you think about it, that’s not entirely accurate. Most people don’t really mean that they don’t want to be judged. In fact, they do. What they mean is that they want others to approve of their conduct or behavior. What they don’t want is to be judged and seen as lacking. Whether in sports, school, or work, time and again we see that people want to compete, they want to be praised for their performance  , and they want to come out on top. What they want to avoid is losing—being told that they haven’t measured up or that they’ve done something wrong.

This inclination to seek praise and avoid condemnation is evident from a child’s earliest days: praise him and he will smile, scold or reprimand him and he will cry. He doesn’t have to be taught how to react, he just knows. And when he learns to express himself, one of the first things he will intuitively understand is that there is a thing called “fairness” by which all behavior is judged. He will use it early and often, as he condemns actions that do not meet his expectations. “It’s not fair!” he will exclaim, not fully understanding the power of that phrase to influence others. And when he himself is accused of being unfair, he will not respond by saying that it is okay to be unfair, but will say that he is being fair, while trying to justify his behavior. Only when he grows up will he learn the now popular trick of claiming that judging is wrong.

What explanation does atheism have for this obvious human condition? Since the vast majority of people seem inclined to want to be free from judgment and free to do as they wish, wouldn’t natural selection have eliminated this condition of feeling compelled to act in a certain way long ago? In other words, when we seek to avoid judgment, what we are really saying is that we don’t want to feel guilt. We don’t want to have that nagging feeling that, as C.S. Lewis said, we are aware of a law pressing down on us, a law we did not create and cannot evade, for it resides in our minds. But if there is no God, what evolutionary benefit could there be from feeling guilty for not acting as we should? Wouldn’t this inhibit us from future acts that might directly and personally benefit us at the expense of others? If natural selection operates as Darwinists suggest, early humans who lacked guilt would have been free to vigorously pursue their own self-interest—to enhance their ability to survive and procreate—in contrast to their peers who held back because they did not want to feel the guilt that comes with harming other people. With survival of the fittest as the norm, behaviors that limit our options and prevent us from putting ourselves first make us weaker, not stronger. In a universe in which we were simply an accident of evolution, the pursuit of self-interest would be the default setting.

The Christian worldview, by contrast, can and does make sense of guilt. We know intuitively that there is right and wrong, that there is goodness and evil and justice and injustice, because the absolute standard of goodness made us in his image. He left within us—written on our hearts, so to speak—an intuitive access to this standard and a desire—a need—to conform to it. Our fallen nature prevents us from fully achieving this, but knowledge of this law, and of our need to conform to it, is woven into the very fabric of our minds.

God left within us a desire to find our way back to Him, and an innate fear of condemnation for failing to meet His standard. Even if we don’t realize it, we long to hear Him welcome us home with words of praise, a heartfelt “well done, my good and faithful servant.”

What we seem to have forgotten, however, is that we need not fear final condemnation, for He also sent His Son to provide us with the way home, the way of redemption. But we cannot get there on our own, and pretending otherwise by trying to avoid the feeling of guilt does no good to anyone.

Recommended resources in Spanish: 

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek  

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Al Serrato received his law degree from the University of California at Berkeley in 1985. He began his career as an FBI special agent before becoming a prosecutor in California, where he continues to work. An introduction to the works of C.S. Lewis sparked his interest in apologetics, which he has pursued for the past three decades. He began writing Apologetics with J. Warner Wallace and Pleaseconvinceme.com.

Original Blog: https://cutt.ly/XY1TdAT 

Translated by Jennifer Chavez

Edited by Yatniel Vega Garcia 

 

Por Josh Klein

Anteriormente, examinamos la dicotomía entre lo que significa declarar la actividad homosexual como un pecado y cómo lidian con  ella los que creen en la ortodoxia cristiana.  Abordamos las raíces del movimiento cultural actual e introdujimos la idea de identidad en el argumento.

Era necesario hacer esto para que podamos tener una base sólida donde construir los siguientes argumentos.  Primero debemos saber por qué los teólogos liberales buscan glorificar la homosexualidad como identidad para entender por qué la interpretación de las Escrituras ha pasado de condenar un comportamiento pecaminoso obvio a condonar ese mismo comportamiento.

Si no has leído la primera parte puedes hacerlo aquí.

El objetivo del creyente no debe ser convencer al incrédulo de pecados individuales, como la homosexualidad, sino tratar de persuadir, con el poder del Espíritu Santo, a ese individuo de que él mismo es un pecador y necesita la gracia salvadora de Dios.

Pero una vez que esta persona se convierte en creyente, ¿cómo continúa la conversación sobre la homosexualidad?  Si se les anima a mantener esta identidad además de su nueva identidad en Cristo nos encontramos con que hemos creado creyentes esquizofrénicos que buscan cumplir con el patrón de ser definidos como homosexuales así como hijos de Dios.  Esto puede ser y es una existencia miserable.

En las partes dos y tres de esta serie, examinaremos lo que la teología liberal ha tratado de hacer para aliviar el dolor de esta transición, y en la cuarta parte, examinaré la posibilidad de ofrecer una mejor manera de tratar esta cuestión particular a los que están en línea con la ortodoxia cristiana.

La Iglesia liberal ha tratado de aliviar esta tensión redefiniendo, reinterpretando y reenganchando con las Escrituras el tema.

La nueva teología no suele ser una buena teología y, en mi opinión, así es en este caso.

Los siguientes son sólo una muestra de los argumentos que rondan en TikTok, Instagram, y en la iglesia liberal en relación con el movimiento LGBTQ + (por razones de longitud nos centraremos sólo en la actividad homosexual aquí).  Estas interpretaciones se basan en una cosmovisión de la nueva tolerancia, el amor y la empatía y no sólo son perjudiciales para la cultura, sino, y lo que es más importante, son perjudiciales para la Iglesia y para los individuos que están siendo llevados por tal enseñanza teológica de juego de manos.

Creo que este es el tipo de enseñanza al que se refería Jesús en Mateo 18:6 cuando dijo: “6 Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar”.

Al repasar estos argumentos es importante recordar que, para los fines de este artículo, estamos teniendo una discusión con supuestos miembros de la misma fe.  Hay que utilizar un criterio diferente con los que están fuera de la fe (1 Corintios 5:12).

Las excepciones a la visión histórica de la homosexualidad en la iglesia vienen bajo el nombre de amor y aceptación y la erudición comienza con esta línea de base.

Seré el primero en admitir que muchos más instruidos que yo llegarán a una comprensión más profunda de la homosexualidad en las Escrituras que no coincide con la mía.  Dicho esto, creo que su punto de partida es encontrar una excepción donde no la hay.  Y como dice el refrán: ”Si buscas algo con la suficiente intensidad, probablemente lo encontrarás”. Parece que parten de la suposición de que si Dios es amor, entonces ciertamente no permitiría que los que ama tuvieran una existencia tan miserable como para vivir con una identidad hostil a su creador.

Podrían estar en parte en lo correcto. Nuestra identidad como pecadores es sin duda ofensiva y profundamente triste para Dios.  Sin embargo, Él hizo algo al respecto: nos ofreció una nueva identidad en Cristo, en lugar de en Adán, mediante la muerte y resurrección de Jesús a favor nuestro.

Tal vez ahora entendamos por qué es tan primordial comprender nuestra identidad aparte de la sexualidad para abrazar verdaderamente el evangelio.  Jesús no promete arreglarnos completamente durante esta vida e incluso garantiza que tendremos problemas (1 Cor. 13:10-12; Juan 16:33).  En pocas palabras, esto significa que cualquier identidad que tengamos aparte de Cristo debe ser sacrificada para ser identificados con y en Cristo.

La teología liberal trata de resolver este problema trasladando los actos particulares de pecado al ámbito de lo sagrado y así, ratificar la identidad anterior como ordenada por Dios.

La nueva teología de la aceptación del pecado hace el truco de convertir una cosa definida como pecado en algo totalmente distinto.  Como veremos, reduce el alcance del pecado sexual de modo que una interpretación de las Escrituras que incluya el acto sexualmente pecaminoso de la homosexualidad o la promiscuidad se considera demasiado amplia.

También hay muchos argumentos simplemente ingenuos en contra de la idea de la homosexualidad como pecado que son fácilmente desmentidos y explicados con un simple estudio de las Escrituras.  Abordaremos primero la objeción más técnica, y en el tema de la próxima semana, pasaremos al resto para ir cerrando  esta serie de cuatro partes.

Nota: Cuando me refiero a la homosexualidad, hablo del ACTO, no de la disposición o la atracción.  Creo que la atracción no es un pecado en sí mismo, pero los pensamientos lujuriosos y las actividades sexuales asociadas con la homosexualidad y con la heterosexualidad (fuera del matrimonio) son definidos bíblicamente como actividades pecaminosas.

La palabra griega traducida como Homosexual debería ser traducida como Pedófilo, por lo tanto la Biblia no habla en contra de las relaciones entre personas del mismo sexo en los idiomas originales.

Pongámonos técnicos.

Esta afirmación hace un argumento sobre las decisiones de traducción sin tener en cuenta la doctrina del pecado históricamente.

Hay algunas palabras traducidas como homosexual en la New American Standard Bible que podrían ser traducidas para significar diferentes cosas.  Un nuevo libro que se publicará en el verano de 2021 llamado Forging a Sacred Weapon: How the Bible Became Anti-Gay[1] (Forjando un arma sagrada: Cómo la Biblia se convirtió en antigay) argumenta que una traducción errónea de 1 Corintios 6:9-10 (junto, presumiblemente, con los otros pasajes de las Escrituras que se traducen como homosexual) es lo que estimuló a toda una generación a la homofobia puritana.  Incluso hay un documental que se estrenará sobre el tema a finales de 2021.

Estos son probablemente los argumentos que mi amigo ha visto en Tik Tok.  La pregunta, entonces, debe ser formulada, ¿es la homosexualidad un pecado y por qué la palabra sería traducida de manera diferente en 1946 de lo que fue  antes?

En primer lugar, abordaremos la principal Escritura que nos ocupa en este nuevo libro.  1 Corintios 6:9 dice lo siguiente

“¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales

Por cierto, esta misma palabra ἀρσενοκοῖται (arsenokoitai) se utiliza también en 1 Timoteo 1:10 y parece ser una palabra acuñada por el propio Pablo para indicar una relación sexual entre dos personas del mismo sexo.

Es una palabra griega compuesta que combina ἄρρην (arrēn), que significa “varón” u “hombre” y κοίτη (koy’-tay) que significa cama y que a menudo se utiliza como eufemismo para referirse a las relaciones sexuales.  Así, la palabra significa literalmente dos “hombres” que están “en la cama”.

Comúnmente, antes de 1946, este término había sido traducido como sodomita.  Aquellos que desean glorificar las relaciones homosexuales como una actividad aceptable para que los creyentes cristianos participen, leen más profundamente la palabra y creen que Pablo está hablando del uso significativo y repugnante del amor hacia niños en el antiguo mundo griego.  No es un secreto que muchos de los griegos practicaban la pedofilia (amor hacianiños) con chicos jóvenes como procesos de preparación para hombres mayores.

Pero este argumento falla en múltiples aspectos.  En primer lugar, el argumento indica que el lenguaje en torno a la palabra es transaccional, y por lo tanto, el acto sexual es claramente transaccional también (señalando a la prostitución de hombres jóvenes en el templo), pero ese no es el caso.  Los tiempos son claramente conductuales, se trata de personas que realizan actos sexuales y/o adoración de forma voluntaria. El segundo problema es que la suposición de que arrēn significa niño es simplemente incorrecta. παῖς (pais) es la palabra para niño, y la palabra de la que obtenemos pedofilia (literalmente: amor hacia niños). Sí, en el Apocalipsis muchas traducciones insertan la palabra “niño” para aclarar el significado, pero esto no es inherente a la palabra.  Por ejemplo, Apocalipsis 12:13 podría (y posiblemente debería) traducirse igualmente como “persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo  varón” sin la palabra niño insertada al final.

La palabra que Pablo acuñó en estos dos pasajes se entiende correctamente y se ha entendido a lo largo de la historia, como una relación sexual entre dos personas del mismo sexo sin importar la edad.

Por lo tanto, estoy a favor de que la traducción refleje la vasta amplitud de la palabra, en lugar de su limitado alcance.  ¿Condena este pasaje las relaciones sexuales homosexuales?  Sí.  ¿Condena también la pedofilia? Sí.

Dado que Pablo está acuñando el término, parece que está buscando crear un paraguas para un acto sexual que es considerado pecaminoso por Dios. Muchos defensores de la teoría de la pederastia indican que Pablo podría haber utilizado un término diferente, el problema con esta sugerencia es doble.  Ambas palabras griegas comunes para hombre son demasiado genéricas para indicar lo que Pablo estaba tratando de transmitir. Tanto Anthropos como Anēr pueden utilizarse como términos genéricos para todas las personas.  Arrēn, sin embargo, no puede serlo.

El otro problema de esta teoría radica en el contexto del Antiguo Testamento.  Hay un problema de “pérdida en la traducción” para muchos cuando estudian el Antiguo Testamento y el Nuevo.  Piensan que Pablo habría leído el Antiguo Testamento hebreo.  Y lo habría hecho, pero en sus escritos, Pablo cita casi exclusivamente la Septuaginta (la traducción griega de las Escrituras hebreas). Esto proporciona otro obstáculo para la teoría de la pederastia.  En la traducción griega de Levítico 18:22, encontramos que el término utilizado para varón es arrēn y el término utilizado para “acostarse con” es koitē. Es razonable deducir entonces, que Pablo está juntando estas dos palabras como resultado directo de su uso en la traducción de la LXX (el AT griego) de Levítico 18.  Lo que indicaría que Pablo creería que sus lectores se dirigirían a ese pasaje.  Y esto tiene sentido, ya que Pablo no explica la palabra recién acuñada, sino que creía que sus lectores simplemente entenderían a qué se refería.

Sin embargo, el problema sigue siendo cómo traducir mejor esta palabra en español.

Creo que una mejor traducción para usar en la situación es Sodomita o ir completamente a lo concreto con “los hombres tienen sexo con los hombres”.  Cuya etimología proviene de las ciudades de Sodoma y Gomorra en el Génesis.  Es probable que conozcas la historia, pero aquí tienes un resumen: Dios va a destruir Sodoma y Gomorra por su orgullo y arrogancia y su cultura degenerada y malvada.  Él envía ángeles para investigar y Lot (sobrino de Abraham) los salva de ser violados sexualmente por los lugareños, incluso ofreció sus propias hijas a los hombres de la ciudad (que, por cierto, tampoco estaba bien para Dios, pero me estoy apartando del tema principal) en Génesis 19.

Es en este punto donde muchos toman la sodomía como una violación anal, pero no es tan simple.  Aunque el pecado original de Sodoma y Gomorra no era la homosexualidad, la consecuencia de su pecado original se tradujo en la homosexualidad y la depravación sexual en general.  La sodomía, entonces, ha sido comúnmente vista a lo largo de la historia como el acto sexual realizado entre dos personas del mismo género.

Sodomía es un término mucho más amplio y duro que el de homosexual, y creo que llega mejor al corazón de lo que Pablo está hablando en sus cartas.

Sin embargo, una de las cosas que hace el autor del libro mencionado es redefinir la palabra sodomía para que signifique “sexo que no se utiliza con fines procreativos”.  Sin embargo, ese no ha sido el entendimiento general de la sodomía durante generaciones.  De hecho, actualmente, la Britannica define la sodomía de cuatro maneras: homosexualidad, coito anal, zoofilia y pedofilia[2].

Entonces, si la mejor traducción de la palabra en 1 Corintios y 1 Timoteo sería Sodomita, ¿indica eso que el comportamiento homosexual se considera bueno a los ojos de Dios?  Un observador objetivo se vería obligado a admitir, en mi opinión, que no, sino que simplemente sería uno de los múltiples comportamientos sexuales que se consideran pecaminosos según la naturaleza de la palabra de Dios.

El otro problema que tengo con este argumento es que deja completamente fuera de consideración a Levítico y Romanos.  De hecho, Romanos 1:26-27 es posiblemente una de las condenas más claras del sexo homosexual en el Nuevo Testamento.

Esto también llega al corazón de Génesis 19.  Muchos creen que el problema de Génesis 19 no era el sexo homosexual, sino la violación implícita que tendría lugar.  Sin embargo, encontramos en Romanos 1 que este no es del todo el caso.

Cuando una cultura rechaza a Dios y se niega a adorarle a él y sólo a él, él responde dándoles lo que quieren: su depravación.  Romanos 1:26-27 indica que la culminación del pecado original de rechazar a Dios y adorar lo creado en lugar del creador (nací así por lo que es santo y bueno podría verse como adorar lo creado en lugar del creador) viene con ambos, hombres y mujeres intercambiando el orden creado de la relación sexual con la pasión interna y el deseo del otro.  La palabra utilizada para los hombres en este pasaje es la misma que Pablo utilizó para combinar con una cama que se traduce como homosexual en las traducciones actuales.

En una de sus grandes obras literarias C.S. Lewis dice lo siguiente: “Al final sólo hay dos clases de personas: los que dicen a Dios: “Hágase tu voluntad”, y aquellos a los que Dios dice, al final, “Hágase tu voluntad”. Todos los que están en el infierno, lo eligen”[3] No estoy usando esta cita para plantear que aquellos que son homosexuales van a ir al infierno, sino para reforzar el punto de vista de que Romanos 1 indica claramente que la autogratificación es la línea que lleva a la rebelión y a la destrucción y el comportamiento homosexual es parte de esta concesión de Dios.

Esto nos lleva a continuación, a las objeciones más populares.  Las abordaremos la próxima semana.  La razón por la que estamos dedicando dos semanas a las objeciones es esta: Es importante establecer cuál realmente es la verdad para poder avanzar con verdadera compasión, gracia y misericordia.  Lo mismo puede decirse para entender cualquier otro comportamiento pecaminoso en nuestras vidas.  Aunque trataré estas objeciones académicamente, quiero tomarme un momento al final del artículo de esta semana para reconocer que los argumentos académicos son una cosa, y son importantes, pero el trato con las personas es algo totalmente diferente y de suma importancia.  Por ello, al final de esta serie de cuatro partes pretendo ofrecer una forma mejor.  Mi objetivo es tratar el tema con sensibilidad, respeto y amor, pero basando todo ello en el firme fundamento de la verdad. Manténgase atentos  la próxima semana para la respuesta final a lo que parecen ser las objeciones más populares para llamar a la actividad homosexual un pecado.

Referencias

[1] http://canyonwalkerconnections.com/forging-a-sacred-weapon-how-the-bible-became-anti-gay/ 

[2] https://www.britannica.com/topic/sodomy

[3] https://www.goodreads.com/quotes/16309-there-are-only-two-kinds-of-people-in-the-end

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Josh Klein es un pastor de Omaha, Nebraska, con 12 años de experiencia ministerial. Se graduó con un MDiv en 2016 del Seminario de Sioux Falls y pasa su tiempo libre leyendo y comprometiéndose con temas teológicos y culturales actuales y pasados. Está casado desde hace 12 años con Sharalee Klein y tienen tres hijos pequeños.

Blog Original: https://cutt.ly/AYPpO8i

 

Por Josh Klein

Lil Nas X

¿Conoces el nombre? Desconozco el porqué lo sabrías, pero Lil Nas X se ha convertido en un pequeño ícono cultural en recientes años. Escribió una exitosa canción country/hip-hop en 2019 llamada “Old Town Road” con la estrella del country Billy Ray Cyrus. El éxito de este éxito impulsó a Lil Nas X a la fama moderna. La canción, y su remix, ganó catorce premios desde los Grammys hasta los “Kids’ Choice Awards”[1].

Como resultado, Lil Nas X estuvo de gira por el país cantando para niños de primaria y fueron citadas sus palabras cuando dijo que los pequeños eran su “audiencia coro”[2] a inicios del 2021.

¿Por qué estoy escribiendo acerca de Lil Nas X en un sitio web Cristiano?

Bueno, este hombre que compite por la atención de ojos y oídos de los niños hace poco sacó un nuevo video musical que es todo menos “apto para los niños”. En su canción Montero, se puede ver a Lil Nas X coqueteando con el Diablo, el Diablo lame su ombligo, baila en un tubo que desciende al infierno, y le hace un baile erótico a Satán sobre su regazo en el inframundo. Al final del video, Lil Nas x le rompe el cuello a Satanás y le quita la corona, declarándose como el rey del infierno (lo cual sabemos que es inexacto, teológicamente hablando… Satanás no gobierna el infierno -lee Rescuing Hell [Salvando el infierno]).

Para capitalizar el éxito viral del video, Lil Nas X se asoció con una empresa de mercadeo llamada MSCHF (un juego de letras para escribir engaño -en inglés-) para sacar a la venta unos tenis con la etiqueta de Nike (Nike ya demandó a MSCHF por infracción a los derechos de autor) dedicados a Satanás[3].

Lil Nas X también resulta ser un hombre gay . Lo cual no sería relevante en la lista de problemas con las maniobras publicitarias antes mencionadas, pero como Lil Nas X utilizó su educación como catalizador para el lanzamiento de la nueva canción y el vídeo, es pertinente para la conversación[4].

Aunque este artículo no es acerca de Lil Nas X, o los tenis de Satanás, o la cada vez mayor carga de los dogmas de la izquierda sobre nuestros niños.

Quería analizar la cuestión central en torno a la canción de Lil Nas X, y una cuestión central que se da en los círculos evangélicos desde hace más de una década.

Homosexualidad.

Hace algunas semanas, recibí un texto de una persona joven  con preocupación sobre este tema:

“Quiero investigar el punto de vista de Dios acerca de la homosexualidad porque he visto muchas posturas diferentes en TikTok e Instagram y otras redes pero podrían ser herejías o interpretación errónea o algo más y quiero averiguarlo por mi cuenta”.

En el libro de Sean y Josh McDowell The Beauty of Intolerance[5] (La belleza de la Intolerancia), ambos intentan derribar el problema de la Verdad y del Amor y usan de ejemplo el argumento de la familia acerca de la sexualidad como motor para la discusión. Si no has leído el libro, es una buena lectura y va al grano de la cultura actual de una nueva tolerancia que busca complicidad, en lugar de aceptación, a la narrativa de valores morales subjetivos.

Pero el argumento sobre la homosexualidad dentro de la Iglesia se remonta a décadas, así que ¿Qué es lo nuevo? La novedad del problema proviene de la pobre aproximación al problema de la homosexualidad en las décadas de 1970 a 1990 por parte de la iglesia evangélica conservadora. Se hablaba poco de la homosexualidad y a menudo se consideraba una cuestión política más que de pecado. Resalto algo de esto en un artículo anterior en el sitio web Free Thinking Ministry’s[6] (belleza de artículo) así que no voy a entrar en toda la historia aquí.

Sin embargo, creo que es más importante notar que el argumento que los cristianos no atendieron durante ese tiempo fue si la homosexualidad era o no algo de elección o genético.

El argumento decía que si era algo de elección, podríamos corregir la homosexualidad; pero si era genético, entonces no podríamos. Este argumento también implicaba que la inclinación natural podría ser un comportamiento establecido por Dios.

Recuerdo haber crecido en los años 90 escuchando a muchos evangélicos hablar como si fuera absolutamente imperativo que nunca se encontrara un “gen gay”. .  Casi como si el descubrimiento científico pudiese hacer temblar miles de años de ortodoxia en el tema.

Pero en el caso bíblico contra el comportamiento homosexual no es genético.

Es espiritual y bíblico.

La genética fue afectada por la caída tanto como nuestro estado espiritual, y lo sabemos. Cuando decimos algo como “al final, ya no habrá más enfermedad o muerte” no solamente nos estamos refiriendo a la Escritura (Ap. 21:4 LBLA) pero estamos afirmando que hay un componente físico en la naturaleza caída del hombre.  En otras palabras: Nuestro ADN, disposiciones físicas, e inclinaciones naturales están tan caídas como nuestra alma.

Quiero ser claro, no estoy diciendo que la homosexualidad sea una enfermedad, al menos no una enfermedad mental. Pero, como otros “pecados de disposición” es una enfermedad del alma.

La homosexualidad es consecuencia de la caída[7] tanto como lo es mentir, engañar, o la promiscuidad heterosexual. Si es o no natural no tiene relevancia dentro del tema teológico.   Hay muchos comportamientos naturales que estamos llamados a frenar como cristianos.  Codicia, lujuria, avaricia, y orgullo son algunas de las muchas inclinaciones naturales con las que los seres humanos nacen con las cuales debemos lidiar con tiempo extra en el proceso de santificación cristiano.

La homosexualidad está dentro de muchos de esos pecados de inclinación natural. La Iglesia argumenta contra la genética cuando no tiene necesidad de hacerlo, ya que argumentar contra la genética está permitiendo que la narrativa de la identidad socave la naturaleza del problema.

Y ahora tenemos un problema más grande.

Ya no estamos hablando de la actividad, estamos hablándole  a lapersona, en sus mentes les estamos pidiendo que no sean ellos mismos. Les estamos diciendo que dejen ir, no solo la inclinación natural humana sino toda su identidad de pertenencia.

En cierto sentido, les estamos diciendo que se llamen malvados.

Pero ningún cristiano que se precie de serlo afirmaría que ser gay condena a una persona al infierno.  No, nosotros no somos pecadores porque pecamos, nosotros pecamos porque somos constituídos pecadores, y por ello, ya estamos condenados (Juan 3:17), En un sentido, no es el pecado lo que nos hace malos, es la maldad de nuestro corazón la que nos hace pecar. Dios nos rescató de nuestra consumada disposición moribunda. Todos somos básicamente malos y todos necesitamos una nueva identidad para superar esta maldad.

Sin embargo, se puede ver por qué alguien que se identifica como homosexual encontraría difícil seguir a un Dios que le dice pecado a lo que ellos consideran como la definición de su naturaleza distintiva. Si una persona es básicamente buena, entonces el centro de su identidad también es básicamente bueno.

Pero la doctrina ortodoxa cristiana enseña, de manera correcta y lógica, que todos somos básicamente malos y con la necesidad de ser salvos. Nuestra identidad es entonces el pecado y necesitamos un cambio de identidad ¡para ser buenos! todos nosotros.

La teología ortodoxa, le grita a la comunidad LGTBQ+, que Dios cometió un error cuando los creó. Y como Lil Nas X, ellos o se odian a sí mismos o se rebelan contra la fe en general.

TW Screenshot

Traducción:

“Tweet Montero @LilNasX

pasé toda mi adolescencia odiándome por toda la mierda que ustedes predicaban que me pasaría porque era gay. así que espero que ustedes estén enojados, permanezcan enojados, y sientan la misma ira que nos enseñaron a tener contra nosotros mismos. 1:09 PM – Mar 27,2021″

El resultado de predicar cambio de comportamiento en vez de transformación de la identidad es el autodesprecio y angustia, no una convicción.

El resultado natural de esto, entonces, es aprovecharse de los ofendidos; y el movimiento teológico liberal buscó hacer justamente eso. Ellos buscaron facilitar un punto teológico para que llegaran los heridos homosexuales al cuerpo de Cristo.

Dios es amor, por ello, Él no desearía que nadie se odiara a sí mismo por su identidad. Así que, debemos mejorar nuestra hamartiología (el estudio del pecado) para permitir un comportamiento que fue entendido como pecaminoso a lo largo de la historia de la Iglesia porque Dios no comete errores.

Es cierto que Dios no comete errores, pero no es cierto que Su creación en este momento está perfeccionada. Así que, somos intrínsecamente defectuosos y pecaminosos. Si no fuese así, ¿Por qué necesitaríamos un salvador?

El error de los teólogos liberales es asumir que es aceptable otra identidad además de la de “hijos de Dios”[8].

Soy un hombre al que le atrae el sexo opuesto, pero mi identidad no está en función de la atracción.

Mi identidad es pecador o santo. Bendito sea Dios que me invitó a Su familia, puedo decir que soy un hijo de Dios y como resultado le atraen las mujeres. Sin embargo, el resultado de esta  inclinación natural de atracción debe estar acotada de manera que refleje el diseño de Dios.

Una mujer para toda la vida.

He aceptado esta limitación gozosamente, porque no es ninguna limitación, sino que es realización de la libertad basada en la divinidad a través de Cristo. Y creo, firmemente, que aquellos que son homosexuales pueden experimentar esta misma contraintuitiva libertad. Más sobre esto en las próximas semanas.

Responder satisfactoriamente a la homosexualidad en este aspecto debiera ser simple. Puedes ser un hombre o una mujer que se siente atracción al mismo sexo (independientemente si es una elección o una inclinación genética) pero si eres un hijo de Dios (creyente de Jesús como tu Salvador) entonces la inclinación de la atracción debe ser frenada  para que refleje el diseño de Dios.

Lo cual, desafortunadamente para la persona con naturales inclinaciones homosexuales, sería una negación de sí mismo al actuar en esa atracción.

Mi corazón se duele por esa persona de manera muy sincera y mi empatía se extiende hacia ellos de más maneras de las que se pueden imaginar. Pero la verdad es la verdad, y el pecado es el pecado. No hay tal cosa como la compasión basada una mentira, estar de acuerdo con la mentira y dejarla continuar no es compasivo ni misericordioso. La verdadera compasión es cariñosa, pero firme, confronta el pecado y la falsedad en el nombre de Cristo y ofrece libertad en Su nombre.

De la misma manera que cualquier hombre heterosexual lucha con la pornografía puede atestiguar, esta autonegación del placer sexual está más allá de lo difícil y no debe pasarse nada por alto. Pero no  negamos el placer sexual como forma de castigarnos, lo hacemos para glorificar a Dios. Los límites no están para evitar ir al infierno, están puestos para glorificar el cielo. Cuando cometemos el error de establecer los límites alrededor del pecado para evitar el pecado en lugar de glorificar a Dios nos ponemos a nosotros mismos, y a otros, enfrente de un fracaso monumental.

Y es cuando hacemos esto qué  somos tentados a ser empáticos con una batalla que no se puede ganar. Tengo empatía por aquellos que luchan por evitar el pecado. Sé lo difícil que es, pero una empatía errónea puede guiar por caminos teológicos peligrosos y de esto estaremos hablando la siguiente semana. ¿Cómo mostrar empatía manteniéndonos firmes en la verdad? Porque eso es verdadera misericordia y compasión. Y esa es la misión del cristiano.

Referencias

[1] https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_awards_and_nominations_received_by_Lil_Nas_X

[2] https://www.gpb.org/news/2021/01/06/lil-nas-x-says-children-are-his-core-audience-right-now-and-thats-ok

[3] https://satan.shoes/

[4] https://www.nbcnews.com/think/opinion/lil-nas-x-s-satan-shoes-trolled-some-christians-montero-ncna1262495

[5] https://www.amazon.com/Beauty-Intolerance-Setting-Generation-Truth-ebook/dp/B015F06DMS

[6] https://freethinkingministries.com/cuties-the-natural-progression-of-love-is-love/

[7] https://biblia.com/bible/esv/romans/1/26-27

[8] https://www.biblegateway.com/passage/?search=1+John+3%3A1&version=NASB1995

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Josh Klein es Pastor en Omaha, Nebraska con doce años de experiencia en el ministerio. Se graduó con una MDiv (Maestría en Divinidad) en 2016 del Seminario Siux Falls y usa su tiempo libre para leer y confrontar problemáticas culturales y teológicas del presente y del pasado. Lleva casado 12 años con Sharalee Klein y tienen tres hijos.

Blog Original: https://cutt.ly/lYpElf8

Traducido por Gustavo Camarillo

Editado por Yatniel Vega García

 

By Alisa Childers

“YOU SHOULD NOT JUDGE”

A couple of years ago, there was a very popular book written by an author who declared himself a Christian. It was published by a Christian publisher and marketed on Christian platforms and websites. It was a fairy tale come true. It reached the top of the New York Times Best Seller list and won the hearts and minds of millions of women, and was presented at countless small group Bible studies and conferences across the country.

The only problem is that the central message of the book is exactly the opposite of the biblical gospel. So I decided to write a little review of the book and post it on my blog. I didn’t expect this “little review” to go viral, nor did I predict the amount of hate mail that would arrive in my inbox in the following weeks.

Some of the emails cannot be repeated in the company of polite people. But most of the reactions can be summed up in three fateful words: “You. Should. Not. Judge.”

The message I received loud and clear was that it was wrong of me to criticize unbiblical ideas in a popular book. After all, Jesus would never be a “McJudge.” With love redefined as the affirmation of a desire or an idea, it’s easy to see how “judging” has become the unforgivable sin in our culture.

But Christians live by a different standard than the world. When someone says, “You shouldn’t judge,” they are actually contradicting real love, the Bible, and plain common sense. So, the next time someone brings up this particular argument to cut off the conversation, remember these three things:

SAYING “DO NOT JUDGE” IS NOT BIBLICAL

It seems like everyone’s favorite Bible verse (at least when they’re trying to avoid being told they’re wrong) is Matthew 7:1. The words “Judge not, that you be not judged” come from the lips of Jesus himself.

The microphone drops. End of conversation, right?

Well, that only works if you cross out the next six verses, along with other things Jesus said, and a good portion of the New Testament. In fact, right after saying “do not judge,” Jesus lets his audience know that when they judge, they must be very careful to make sure their judgment is not hypocritical . “First take the log out of your own eye, and then you will see clearly to remove the speck from your brother’s eye,” Jesus instructs in verse five. In other words, don’t point out a sin in your sister’s life before confronting a bigger sin in your own.

Rather, it is about helping your sister remove the speck from her eye, which requires you to judge that it is there. Therefore, Jesus is not saying that it is always wrong to judge. In fact, verse six tells us to “do not give what is holy to dogs, nor throw your pearls before swine.” How can one identify the “dogs” and the “swine” if one does not first judge correctly?

JUDGE THE FRUIT

If there is still any confusion, just a few verses later, Jesus tells us to recognize wolves, or false teachers, by their fruits. Again, this requires us to judge whether these teachers are speaking truth or deception. Then, in John 7:24, Jesus couldn’t say it more clearly. He directs his listeners to “Do not judge according to appearances, but judge righteous judgment.”

Later, in Matthew 18:15-16, Jesus gives instructions on how to confront a fellow believer if he or she has sinned against you. (The apostle Paul echoes this sentiment in Galatians 6:1, telling Christians how to deal with a brother who is caught in sin. He writes, “You who are spiritual”—thinking without a plank in your eye—“restore such a one in a spirit of gentleness.”)

In 1 Corinthians 5, Paul tells the Corinthian believers that their job is actually to judge other believers. He writes, “Why should I judge those outside? Do you not judge those inside? For God will judge those outside.”

Telling someone not to judge is not biblical. In fact, Scripture commands us to judge, but to do so carefully, correctly, humbly, and without hypocrisy.

SAYING “DO NOT JUDGE” IS NOT LOGICAL

Imagine you’re home alone and the doorbell rings. You look out the window and see a very large man with a gun in his hand, dressed in an orange uniform. He’s sweating and looking around nervously. Be honest. Are you going to open the door for him? My guess is… probably not. But wait. Why are you judging him? Maybe he’s not an escaped convict, but he just enjoys dressing up in an orange uniform and carrying his gun while he goes for a run. Who are you to judge?

Obviously, this is an extreme example. No one would open the door to that guy. But it just goes to show that literally everyone is judgmental. We all judge people every day. It would be more than illogical, and sometimes unsafe, not to judge.

Furthermore, even telling someone that they should not judge is judging that they are judging, which is considered judgment, which requires making a judgment about whatever is being judged. You get the point. But all that logical mess can be avoided by simply following Jesus’ advice to “judge with righteous judgment.”

SAYING “DON’T JUDGE” IS NOT LOVING

When I was younger, I was trapped in a toxic cycle brought on by an eating disorder. One of my good friends, a perpetual people-pleaser, worked up all the courage she could to confront me. To put it mildly, it didn’t go well for her. I invited her, not very politely, to stop “judging” me and get out of the way.

But he persisted. His determination to make sure I was not only being helped, but also held accountable, literally changed my life. I ended up confessing my secret and getting psychological help when my recovery began. To this day, it brings tears to my eyes when I think about how much he loved me to do something so difficult.

According to the Bible, love is patient and kind. It is not arrogant or rude. 1 Corinthians 13:6 goes on to tell us that “love does not rejoice in unrighteousness but rejoices with the truth.” My friend could not rejoice in my wrongdoing. If I had simply ignored the “speck in my eye” and chosen not to judge, my life might have taken a very different path.

He judged me because he loved me. And quite possibly he saved my life. Judging with fair judgment is not only biblical and logical, but it is also the most loving thing you can do.

BRAVE JUDGMENT

Culture will always have its slogans, mantras, and catchphrases. But haven’t we Christians always been countercultural? Sometimes Jesus calls us to judge others. As difficult as it may be, obeying his commands will keep you from being swayed by the whims of a fickle culture. After all, that culture won’t be there for you when your life (or the lives of your loved ones) falls apart because you followed its advice. Jesus will.

And that is something you can rightly judge as true.

Recommended resources in Spanish: 

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek  

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Alisa Childers is a wife, mother, author, blogger, speaker, and worship leader. She was a member of the award-winning MCC recording group ZOEgirl. She is a popular speaker at Christian apologetics and worldview conferences, including STR’s Reality Conference . Alisa has published in The Gospel Coalition, Crosswalk, The Stream, For Every Mom, Decision magazine , and The Christian Post. Her book, Another Gospel? A Lifelong Christian Seeks Truth in Response to Progressive Christianity , is now available. You can also connect with Alisa online at alisachilders.com.

Original Blog: https://cutt.ly/UTUiGGi

Translated by Jennifer Chavez 

Edited by Elenita Romero

 

Por Brian Chilton

En las últimas semanas, hemos examinado varias líneas de evidencia que apoyan la noción de que Jesús literalmente resucitó de entre los muertos. Al finalizar la serie, puede resultar beneficioso describir algunas pruebas arqueológicas que apoyan la resurrección de Jesús. La evidencia arqueológica no puede probar ni refutar un evento de la historia.[1] Sin embargo, puede prestarse a probabilidades de que un evento ocurrió o no. La resurrección plantea un problema adicional, ya que nadie estaba presente cuando el evento ocurrió. Aun así, ciertos artefactos dan credibilidad a la creencia de que Jesús resucitó de entre los muertos.

El hueso del tobillo con clavos de Jehohanan

En 1968 se descubrió un osario que contenía el hueso del talón de un joven llamado Jehohanan. Hace 2.000 años, Jehohanan murió crucificado a manos de los romanos. Las pruebas sugieren que sólo tenía veintitantos  años cuando murió. La descripción de su crimen se ha perdido. Sin embargo, la naturaleza de su ejecución se conservó gracias al hueso del talón del joven. Un clavo tradicional romano atravesó el talón de Jehohanan. Pero, a diferencia de otros clavos que se reutilizaban para crucificar a las víctimas, este clavo se dobló probablemente tras golpear un nudo en la madera. El hueso del talón, el clavo doblado e incluso un trozo de madera confirman que los clavos se utilizaban, al menos en ocasiones, para sujetar a las víctimas a la cruz. En el caso de Jehohanan, sus ejecutores clavaron sus tobillos en los lados exteriores opuestos de la viga vertical en lugar de hacerlo a través de los pies. El hueso del talón conservado del joven revela dos cosas sobre la muerte, el entierro y la resurrección de Jesús.

En primer lugar, el hallazgo demuestra que los romanos sí clavaban a las víctimas en la cruz, lo que confirma los detalles de los relatos evangélicos relacionados con la muerte de Jesús. La crucifixión era una forma desagradable de ejecución. La víctima moría lentamente por asfixia, lo que provocaba un fallo cardíaco. Las posibilidades de que Jesús sobreviviera a la crucifixión, como proponen algunos, son escasas o nulas.

En segundo lugar, el hallazgo también demuestra que los romanos permitían a las familias conceder a las víctimas crucificadas un entierro adecuado. En la antigua cultura israelita, un cuerpo era enterrado en una tumba. Un año después, los huesos se recogían en las envolturas de lino y se colocaban en un osario familiar común (caja de huesos). No fue hasta la época del emperador Calígula cuando cesó la práctica de conceder una sepultura adecuada a las víctimas crucificadas. Calígula comenzó su reinado en el año 37 d.C., es decir, entre 4 y 7 años después de la crucifixión y resurrección de Jesús. Por lo tanto, la afirmación de que Jesús fue simplemente enterrado en una tumba poco profunda en lugar de una tumba pierde su impacto a la luz del descubrimiento del hueso del talón de Jehohanan.

Decreto de Nazaret

El Decreto de Nazaret es un hallazgo fascinante. En 1878, un erudito francés adquirió una losa de piedra en Nazaret que data del año 44 d.C.[2] El decreto fue dictado por el emperador Claudio (41-54 d.C.), quien ordena que si se encuentra a alguien extrayendo o exhumando cuerpos de las tumbas, los sepultureros sean acusados y ejecutados con prontitud. Curiosamente, el decreto también menciona a los que muevan las piedras que cierran las tumbas. El Evangelio de Mateo señala que los líderes judíos tramaron con engaño el rumor de que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús (Mateo 28:11-15). Aunque no puede establecerse una correlación directa entre el decreto de Nazaret y el rumor organizado por el sanedrín judío, todavía encontramos una fuerte probabilidad de que el crecimiento del cristianismo acompañado del rumor pudiera haber hecho necesario dicho decreto en la mente del emperador[3].

Iglesia del Santo Sepulcro

Los protestantes suelen preferir la localización serena de la Tumba de Gordona la naturaleza icónica y litúrgica de la Iglesia del Santo Sepulcro. Sin embargo, si se busca la verdad por encima de las preferencias, es mucho más probable que la iglesia del Santo Sepulcro sea la tumba real de Jesús que la contraparte irénica. En el año 132, el emperador Adriano prohibió a los judíos la entrada a Jerusalén e intentó erradicar las evidencias del judaísmo y el cristianismo construyendo templos y estatuas romanas sobre los lugares sagrados. En el año 313, Constantino legalizó el cristianismo. Su madre, Helena, una cristiana devota, trató de descubrir los lugares más sagrados del cristianismo. Adriano había colocado una estatua de Venus sobre la tumba de Cristo en un esfuerzo por profanar la tumba. Cuando Helena preguntó a los creyentes locales dónde se encontraba la tumba, éstos le señalaron la tumba con la estatua de Venus erigida. Helena ordenó inmediatamente la remoción de la estatua y la conservación de la tumba. Más tarde se construyó la Iglesia del Santo Sepulcro alrededor de la tumba y del lugar de la crucifixión. Hace unos años, en un esfuerzo por restaurar secciones clave de la santa iglesia, se permitió a los investigadores asomarse al interior de la losa de mármol utilizada para proteger el lecho. Se retiró la parte superior. Debajo, descubrieron una pieza de metal rota con una cruz de Las Cruzadas grabada. Bajo el metal, encontraron un lecho de piedra que databa del siglo I. El descubrimiento demostró que el Edículo de la Iglesia del Santo Sepulcro ha sido venerado como lugar de sepultura de Cristo durante dos milenios. Esto añade un peso considerable a la idea de que la tumba vacía de Jesús está en el Edículo o muy cerca. Personalmente, el Edículo tiene una gran probabilidad de ser el lugar de sepultura real de Jesús, una probabilidad superior al 95%.

Sudario de Turín

Por último, terminamos con uno de los hallazgos arqueológicos más misteriosos de todos los tiempos. Justo cuando los escépticos parecen desacreditar el Sudario de Turín, aparece algo que luego lo confirma. El muy controvertido Sudario de Turín es una tela de lino que mide 14 pies y 5 pulgadas por 3 pies y 7 pulgadas. Lleva una imagen tridimensional en negativo de un hombre crucificado de unos treinta y tantos e incluye manchas de sangre de hemoglobina AB real.[4] Otros descubrimientos han encontrado granos de polen de plantas originarias de Israel y que datan del siglo I, junto con pruebas de que el Sudario había sido expuesta a una alta dosis de radiación, tal vez del propio evento de la resurrección.[5] Aunque el Sudario había sido datado en la Edad Media en una prueba de carbono 14 realizada en 1988, esas pruebas han resultado ser falsas. El debate en torno al Sudario de Turín continuará con toda seguridad hasta el regreso del propio Cristo. El Sudario de Turín no es necesario para demostrar que Jesús resucitó, como se ha demostrado en esta serie. Sin embargo, si el Sudario de Turín es auténtico, no sólo demuestra que Jesús resucitó, sino que también proporciona una imagen del aspecto que pudo tener Jesús.

Conclusión

Es cierto que las pruebas arqueológicas de la resurrección de Jesús son en gran medida circunstanciales. La única prueba arqueológica directa de la resurrección sería el Sudario de Turín, si fuera auténtica. Sin embargo, el Sudario está rodeado de misterio (juego de palabras). Debido a la naturaleza del acontecimiento de la resurrección, no hay que esperar que se produzca un descubrimiento fulminante. ¿Por qué? Porque Jesús ya no está en la tumba. La evidencia más directa ha sido eliminada y ya no está disponible. Sin embargo, los datos proporcionados, en su conjunto, permiten afirmar que algo misterioso y sorprendente ocurrió el primer domingo de Pascua. Los artefactos descritos demuestran la alta probabilidad de que Jesús murió por crucifixión, fue enterrado en una tumba, la tumba fue encontrada vacía, y que la tumba fue venerada durante dos milenios. En conjunto, es un caso convincente para el evento de la resurrección. Para más información sobre las pruebas arqueológicas de la Biblia, véase el capítulo 13 de Layman’s Manual on Christian Apologetics, y no deje de visitar la página de Ted Wright EpicArchaeology.com.

Notas

[1] Randall Price and H. Wayne House, Zondervan Handbook of Biblical Archaeology, 26.

[2] Norman L. Geisler, Baker Encyclopedia of Christian Apologetics, 48; Ted Wright, “10 Significant NT Archaeological Discoveries,” EpicArchaeology.com. 

[3] Para leer la transcripción completa del Decreto de Nazaret , véase Brian G. Chilton, Layman’s Manual on Christian Apologetics, 123.

[4] Chilton, Layman’s Manual on Christian Apologetics, 127-128.

[5] Ibid., 128.

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Brian G. Chilton es el fundador de BellatorChristi.com, el anfitrión de The Bellator Christi Podcast, y el autor de Layman’s Manual on Christian Apologetics. Brian es candidato a doctorado en el programa de Teología y Apologética de la Universidad Liberty. Recibió su Maestría en Teología y Divinidades  de la Universidad Liberty (con alta distinción); su Licenciatura en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); y recibió la certificación en Apologética Cristiana de la Universidad Biola. Brian está inscrito en el programa de doctorado en Teología y Apologética de la Universidad Liberty y es miembro de la Evangelical Theological Society (Sociedad Teológica Evangélica) y de la Evangelical Philosophical Society (Sociedad Filosófica Evangélica). Brian ha servido en el ministerio pastoral durante casi 20 años. Actualmente sirve como capellán de hospital.

Blog Original: https://cutt.ly/aTjYha0

Traducido por Yatniel Vega García

Editado por Elenita Romero

 

Por Brian Chilton

Aunque la apologética es uno de los principales objetivos de mi vida, sólo se ve eclipsada por el amor a la teología. Soy un tipo de visión general. Por eso la teología sistemática siempre me ha intrigado. La teología sistemática examina los principales temas de las Escrituras y los organiza en patrones y estructuras. Se podría decir que me he vuelto un poco loco con mis estudios teológicos. Mientras que tengo más de 18 horas de posgrado en apologética, estudios bíblicos e historia de la iglesia; tendré más de 30 horas en estudios de posgrado de teología para cuando termine mi doctorado. Se podría decir que me gusta un poco la teología.

Otro aspecto de mi vida que es importante señalar para este artículo es que también sufro ataques de ansiedad. Mi ansiedad no es grave. Sin embargo, es algo que he combatido durante años. La agorafobia es uno de ellos. Me encanta la gente. Me encanta estar en el ministerio. Sin embargo, las reuniones sociales prolongadas me agotan, especialmente si esas reuniones son ruidosas y bulliciosas.

Quizá te preguntes: “¿Por qué este tipo habla de teología y de ansiedad?”. La teología tiene un gran efecto tranquilizador cuando una persona comprende ciertos aspectos de la naturaleza de Dios. Uno de esos atributos calmantes es la omnisciencia de Dios. Omnisciencia es una palabra compuesta por dos palabras latinas: Omnis, qué significa “todo” o “de todas las cosas”, y Scientia, que significa “conocimiento”. Así, la omnisciencia indica la capacidad de conocer todas las cosas. Dios es el único Ser que puede poseer este nivel de conocimiento. Millard Erickson relaciona la omnisciencia de Dios con la naturaleza infinita de Dios. Por infinito, quiere decir que “No solo que Dios no tiene límites, sino que es imposible de limitar”. En este sentido, Dios no se parece a nada de lo que experimentamos” (Erickson, Christian Theology, 243). Cuando se vincula el conocimiento de Dios con su naturaleza infinita, se observa que el “entendimiento de Dios es incalculable” (Erickson, Christian Theology, 243).

La omnisciencia de Dios significa que Dios conoce todo lo que hay que conocer y todo lo que se puede conocer. Entonces, ¿Cómo ayuda la comprensión de la naturaleza divina omnisciente de Dios con la ansiedad? Sostengo que ayuda en tres áreas.

  1. La ansiedad disminuye con el conocimiento que Dios tiene de los acontecimientos en el tiempo. En primer lugar, Dios no está limitado por el tiempo. Por lo tanto, el conocimiento de Dios no está limitado al tiempo presente. David escribe: “Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.” (Salmo 139:4 RVR60). Dios sabe lo que David diría antes de que lo dijera. Las personas que sufren de ansiedad suelen temer lo que pueda venir. Sin embargo, cuando una persona asocia el conocimiento de Dios de lo que va a suceder junto con la bondad y el amor de Dios, entonces la ansiedad debería desvanecerse en los brazos divinos de Dios. ¿Por qué preocuparse por lo que podría pasar cuando Dios ya sabe lo que va a pasar?
  2. La ansiedad disminuye con el conocimiento que Dios tiene de las injusticias. En segundo lugar, la ansiedad de una persona disminuye cuando se reconoce el conocimiento omnisciente de Dios sobre todas las personas. Dios sabe lo que todas las personas hacen siempre. La gente suele colocar cámaras de seguridad para atrapar a los delincuentes en sus fechorías. Aunque estoy a favor de las medidas de seguridad, como señala el grupo de vigilancia comunitaria que apoyo, es un pensamiento redentor considerar que Dios conoce todo lo que hacen todas las personas. Salomón señala que “Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando a los malos y a los buenos.” (Prov. 15:3 RVR60). Muchas personas que sufren de ansiedad se preocupan por lo que alguien pueda hacerles. Tal vez estas actitudes provienen de una imaginación hiperactiva o de ver con demasiada frecuencia a los psicópatas enloquecidos de Lifetime Movie Network. Sin embargo, el creyente puede estar tranquilo sabiendo que Dios ve las acciones de todos. Ninguna mala acción escapa a su vista. Como juez supremo de la humanidad, Dios pedirá cuentas a cada persona en algún momento (Rom. 14:12). Esto no quiere decir que una persona no deba usar la razón, establecer medidas de seguridad y ser proactiva en entornos peligrosos. Más bien, una persona puede estar tranquila sabiendo que toda persona se presentará ante Dios algún día.
  3. La ansiedad disminuye con el conocimiento del propósito de Dios. En tercer lugar, la gente suele preocuparse por si sus vidas tienen algún propósito o valor. Los medios sociales han aumentado esta preocupación. La gente suele compararse con los demás mediante una competencia autoimpuesta. El problema es que nadie gana nunca esas competiciones comparativas. La persona debe preguntarse finalmente: “¿Hasta qué punto es suficientemente bueno? ¿Cuánto éxito necesito? ¿Cuánto dinero me hace ganador?”. No hay respuesta. En marcado contraste, cuando uno comprende el valor que Dios otorga a todas las personas, entonces tales preocupaciones deberían desvanecerse, y las competencias autoimpuestas deberían cesar. Dios le dijo a Jeremías que lo conocía antes de que naciera (Jer. 1:5).

Jesús enfatizó en la paz que se deriva de la comprensión de la omnisciencia de Dios, señalando que si Dios podía vestir a las flores del campo y alimentar a las aves del cielo, entonces Dios seguramente cuidaría de los suyos de manera más intensa (Mt. 6:25-34). Si Dios sabe todo lo que hay que saber, si Dios conoce todo lo que hace todo el mundo, si conoce nuestro futuro y se preocupa por nosotros; entonces ¿Qué tenemos que temer? Porque, si Dios está por nosotros, ¿Quién puede estar contra nosotros? (Rom. 8:31) La ansiedad humana se derrite ante la brillante seguridad de la naturaleza omnisciente de Dios.

Recursos

Erickson, Millard J. Teología cristiana. Tercera edición. Grand Rapids: Baker Academic, 2013.

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek 

 

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Brian G. Chilton es el fundador de BellatorChristi.com, el presentador de The Bellator Christi Podcast, y el autor del Layman’s Manual on Christian Apologetics. Recibió su Maestría en Divinidad en Teología de la Universidad Liberty (con alta distinción); su Licenciatura en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); y recibió la certificación en Apologética Cristiana de la Universidad Biola. Brian está inscrito en el programa de doctorado en Teología y Apologética de la Universidad Liberty y es miembro de la Sociedad Teológica Evangélica y de la Sociedad Filosófica Evangélica. Brian ha estado en el ministerio durante casi 20 años y sirve como pastor principal de la Iglesia Bautista de Westfield en el noroeste de Carolina del Norte.

Fuente Original del Blog: https://cutt.ly/fR4s0ZH 

Traducido por Yatniel Vega García

Editado por Carlos Flores

 

By Richard Howe

A distinctive feature of Southern Evangelical Seminary that the reader has seen displayed throughout the argument of this pamphlet is a commitment to Classical Apologetics [1] . To say that an apologetic method is “classical” is to say something about how SES does apologetics. It offers an answer to the question “what is the proper way for Christians to defend the truth of the Christian faith?” The SES commitment to Classical Apologetics arises from what SES believes about the nature of God and how he has created us in his image, including how we reason as humans and how we know truths not only about God, but about the rest of his creation.

The Biblical Basis of Apologetics

In a slight irony, Christian apologists sometimes find it necessary to make an apologia for apologetics. Sometimes we are asked to defend the fact that defending the faith is actually biblical .

The Bible is clear about defending the faith

In several places, the Bible commands us to defend the faith. I Peter 3:15 tells us to “sanctify Christ as Lord in your hearts, always being ready to give a defense to everyone who asks you to give a reason for the hope that is in you, but do so with gentleness and respect; ” (NASB) [2] . Jude 3 says, “ Beloved, while I was eagerly waiting to write to you about our common salvation, I felt compelled to write to you and exhort you to contend earnestly for the faith that was once for all delivered to the saints” (NASB). Another passage that is rarely cited in this context is Titus 1:10-11. Now there are many rebels, charlatans, and deceivers, especially those who are partisans of circumcision. Their mouths must be stopped …” (NIV). The pressing question here is exactly how we are going to stop the mouths of the unsubmissive. I maintain that it is through sound argument that He can leave them with nothing to say in response. We see several examples of this very thing in Jesus’ encounter with the Sadducees. Matthew 22:23-24 recounts the incident in which Jesus was challenged to explain whose wife a woman would be in the afterlife if she were married to more than one man in this life. After instructing them in sound reasoning and biblical interpretation, the narrative observes that He had “ silenced the Sadducees ” (NIV). In another instance we find, “ So they could not catch Him by what He said in public. Instead, they were astonished at His answer and fell silent” (Luke 20:26 ESV).

Being able to respond convincingly in certain situations is one of the distinguishing characteristics of a church elder. In the passage from Titus, just before the passage quoted above, we learn that the overseer must be able “ both to exhort and to convince those who contradict ” (Titus 1:9 ESV). Convincing those who contradict involves defending the truth claims of Christianity [3] .

The Apostles dedicated themselves to defending the faith

We can also see that the Apostles themselves served as a model for us in defending the faith. A chain of references throughout the book of Acts shows how they often confounded, tested, had dissensions and disputes, reasoned, explained, demonstrated, spoke boldly, persuaded, and solemnly testified with Jews and Greeks in the synagogues, the marketplace, and the schools about things pertaining to the Kingdom of God [4] . Several observations can be made about how the apostles reasoned. Note that they were confronted both by those who took into account the authority of God’s written word (the Jews) and those who did not (the Greeks). Sometimes that biblical authority was appealed to (Acts 17:2) and other times by other sources (Acts 17:22-33). Reactions ranged from some who believed (Acts 17:4, 12), to others who did not believe (Acts 17:5), to others who wanted to hear more (Acts 17:32).

The anatomy of classical apologetics

Since the biblical mandate for apologetics is clear, how exactly is the task to be undertaken? Classical Apologetics is characterized by three levels of demonstration: the philosophical foundation, the existence of God, and the truths of Christianity. The order is deliberate, as the first level makes possible the second and third steps, and the second step makes possible the third.

Philosophical foundation

The first level holds that philosophy is essential in establishing the foundation for dealing with unbelievers who might raise certain challenges, including the challenge that truth is not objective or the challenge that only the natural sciences are the source of truth about reality. Thus, when encountering the unbeliever (and sometimes even a fellow believer), the Christian should (if the occasion demands) argue that reality is knowable, that logic applies to reality, and that morally fallen human beings have some capacity to intellectually understand (even if they morally reject) certain claims of the Christian faith. It might also be necessary, depending on the unbeliever’s assumptions, to delve into questions concerning the nature of reality itself . [5] The apologist would not necessarily have to deal with these questions insofar as many unbelievers (and believers) already work with these normal, rational commitments. Only in those cases where the unbeliever (or believer) has been unduly influenced by postmodernism (the idea that truth is relative to the individual or culture or is in some way qualified from its classical understanding) [6] or by scientism (the idea that only the hard sciences can offer the truth about reality) [7] or by some other false philosophical system, would the apologist need to address these issues. Thus, unless his listener is open to the tools and principles of objective logic and reasoning, it will be impossible to engage with him in a defense of the faith.

Philosophy is also essential in dealing with certain issues of Bible interpretation. Two areas readily come to mind. The first has to do with the principles of biblical interpretation (hermeneutics), considered in general. The second has to do with specific interpretive issues having to do with the nature of God himself.

Every reader of the Bible has some method (conscious or unconscious) for interpreting the Bible, that is, every reader of the Bible has some hermeneutic. The question is this: Where do you get the principles of hermeneutics? It is impossible to get the hermeneutical principles from the Bible itself. This is because, if you could understand the Bible in order to get these hermeneutical principles, then you understand the Bible before you have your principles of understanding the Bible (which means you would not need the principles you sought to get from the Bible). On the other hand, if you think you cannot understand the Bible without some principles of understanding the Bible (I would say you have to), then that means you could not understand the Bible well enough to get the principles themselves (if you were committed to the notion that you get those same principles from the Bible). In either case, you are in an impossible situation. So we see that it is impossible to get all the principles of interpreting the Bible from the Bible itself, even if you can get some of them. Instead, they have to come from somewhere else.

The reader might expect me to argue here that these principles must come from philosophy. This is not my position. Rather, these principles of hermeneutics are grounded in the nature of reality itself. Certainly, reality is what it is because God is who He is, and creation is what it is because of how God created it. In all of this, I am not suggesting that one has to do an in-depth examination of reality in order to somehow excavate the principles of hermeneutics in order to then begin to understand one’s Bible. Rather, I am arguing that in many (if not most) cases, such principles of understanding are quite natural to us as rational creatures created in the image of God (analogous to how we naturally perceive the physical world around us with our sensory faculties). However, there are times when a deeper philosophical examination of the issues is warranted. This is increasingly the case as false philosophies increase their influence on people’s thinking.

The second interpretive issue has to do with the details of what the Bible says about the nature and attributes of God. As we have said, without a sound philosophy, the student of the Bible would be unable to substantiate the classic attributes of God, including his immateriality and infinity. The problem is not merely academic. There are teachers within the ostensive Christian community who embrace such heresies as that God is a finite and limited being. Consider these words from Word of Faith teacher Kenneth Copeland:

“The Bible says [Isa. 40:12] that He measured the heavens with a span of nine inches. Now the span is the difference, the distance between the end of the thumb and the end of the little finger. And the Bible says—in fact, the Amplified Translation translates the Hebrew text that way—that He measured the heavens with a span of nine inches. Well, I took a ruler and I measured mine and my span is eight and three-quarters of an inch. So God’s span is a quarter of an inch longer than mine. So you see, that faith didn’t come waving out of some giant monster somewhere. It came out of the heart of a being that is very strange in the way that it looks a lot like you and me—a being that’s about six-two, six-three, that weighs about a couple hundred pounds, a little better, has a wingspan of eight and, I mean, nine inches across—he stood up and said, ‘Let there be!’ and this universe was created.” placed, and it was set in motion. Glory to God! Hallelujah!” [8]

The same problem is also exemplified by Finis Jennings Dake, the editor of the Dake Annotated Reference Bible. [9] Dake is of the opinion that God is a person “with a personal spiritual body, a personal soul, and a personal spirit, like that of the angels and like that of man, except that His body is of spiritual substance instead of flesh and bones” [10] . Dake also argues that “God the Father, God the Son, and God the Holy Spirit are present wherever there are beings with whom they have dealings; but they are not omnibodies, that is, their bodies are not omnipresent. All three go about bodily, as do all other beings in the universe” [11] . This is no doubt said by how he takes the verses that speak of God in bodily terms. He argues,

“God has a personal spiritual body (Dan. 7:9-14; 10:5-19); form (Jn. 5:37); shape (Phil. 2:5-7); image and likeness of a man (Gen. 1:26; 9:6; Ezek. 1:26-28; 1 ​​Cor. 11:7; Jas. 3:9). He has bodily parts such as, parts of the back (Ex. 33:23), heart (Gen. 6:6; 8:21), fingers and hands (Ps. 8:3-6; Heb. 1:10), mouth (Num. 12:8), lips and tongue (Isa. 30:27), feet (Ex. 24:10), eyes and eyelids (Ps. 11:4; 33:18), ears (Ps. 18:6), hair, head, face, the arms (Dan. 7:9-14; 10:5-19; Rev. 5:1-7; 22:4-6) and other parts of the body” [12] .

One should take careful note of how many verses of Scripture Dake has cited. I suspect that if one were to challenge Dake that God does not literally have these body parts, his response would be that he is the one who is taking the testimony of Scripture seriously, since that is what the text seems (to Dake) to clearly say. The only way to answer Dake is by appealing to sound philosophy [13] .

The existence of God

The second level of the Classical Apologetics method holds that God’s existence can be proven by a series of proofs and arguments. The way this step figures in the general case of Christianity should not be overlooked. Classical Apologetics holds that God’s existence must be affirmed before specific evidence for the truth of Christianity in particular can be made sense of. Demonstrating the specific truths of Christianity involves, among other things, appealing to miracles. This is because God used miracles to vindicate the message proclaimed by his prophets and apostles and by his own Son. But miracles are only possible because God exists. This is because miracles are supernatural acts of God. There can be no acts of God if there is no God who can act. Therefore, God’s existence must be demonstrated (in those cases where his existence is doubted or denied) before specific arguments for Christianity can be advanced. If the metaphysics of Thomism is employed, it is not simply a general theism. On the contrary, such sound metaphysics is the only way to prove the classical attributes of God that the Church has cherished throughout its history. Moreover, as sound philosophy has been eroded from the broader Christian philosophical community, so too are these classical attributes being eroded.

The truth of Christianity

Once the existence of God is demonstrated (and thus the possibility of miracles established), specific arguments are given for the truth of the Christian faith, including arguments from manuscript evidence, archaeology, and other historical evidence corroborating the historical reliability of the Bible, arguments from the Bible and other sources for the identity of Jesus as the Son of God, and arguments from the teachings of Jesus for the inspiration and inerrancy of the Bible. [14]

In conclusion, it can be seen that there is, in fact, a scriptural mandate to engage in apologetics. According to the Classical Apologetics approach, demonstrating the truth of Christianity requires the tools of sound reason and logic that can be employed to build the case that God exists and has certain attributes and that God has revealed himself in history through his prophets, apostles, and ultimately through his Son Jesus Christ. This mandate has been built into the very DNA of Southern Evangelical Seminary.

Grades

[1] Some of the material in this article appeared in Richard Howe’s “Classical Apologetics and Creationism,” Christian Apologetics Journal 11, no. 2 (Fall 2013): 5–31.

[2] The context of this passage is important. Peter is encouraging his readers to endure suffering and persecution. He apparently expected his readers’ godly response to that suffering to engender questions from others about what enables them, as Christians, to endure suffering. Peter expected observers to ask what the reason for their hope is. In response, Christians should be prepared to defend their response.

[3] I am indebted to Simon Brace for helping me see the apologetic application of this verse.

[4] Acts 9:22, 15:2, 17:2-4, 17:17, 18:4, 18:19, 19:8-10, 28:23-24.

[5] These questions would include the nature of universals, the essence/existence distinction, the hylomorphic (form/matter) composition of sensible objects, and the relations of the metaphysical constituents of sensible objects, including substance, accidents, and properties.

[6] Some postmodernists mistakenly think that any contemporary emphasis on logic and reason (as can be found, for example, in contemporary disputes over the inerrancy of the Bible or in Classical Apologetics) is due to the unfortunate influence of Modernism (as they mistakenly understand it). Robert Webber claims that “the question of modernity has been one of reason.” [Robert E. Webber, The Younger Evangelicals: Facing the Challenges of the New World (Grand Rapids: Baker, 2002), 98.] The fact is that Classical Apologetics’ commitment to sound reason finds its roots back to (and indeed, beyond) Aristotle, who said (regarding the definition of “true” and “false”), “To say of what is, that it is not, or of what is not, that it is, is false, while to say of what is, that it is and of what is not, that it is not, is true.” [Metaphysics, IV, 7, 1001b26-29, trans. W.D. Ross in Richard McKeon, The Basic Works of Aristotle (New York: Random House, 1941).

[7] Atheist Richard Dawkins argues: “The presence or absence of a creative superintelligence [i.e., God] is unequivocally a scientific question, although it is not practically—or not yet—a settled question.” He continues: “There is an answer to every one of these questions [about miracles], whether we can practically discover it or not, and it is a strictly scientific answer. The methods we should use to settle the question, in the unlikely event that relevant evidence ever became available, would be purely and entirely scientific methods.” [Richard Dawkins, The God Delusion (Boston: Houghton Mifflin, 2006), 58, 59.]

[8] Kenneth Copeland, Christianity in Crisis Audio Tape (Eugene: Harvest House Publishers, 1993).

[9] Finis Jennings Dake, The Dake Annotated Reference Bible (Lawrenceville, GA: Dake Bible Sales, 1991).

[10] Dake, Reference Bible, New Testament, 97.

[11] Dake, Reference Bible, in the “Complete Concordance and Cyclopean Index,” 81.

[12] Dake, Reference Bible, New Testament, 97.

[13] Lest anyone think these examples are extreme, this question of God’s attributes is increasingly troubling even within evangelical circles. A survey of systematic theologies and other sources dealing with theology proper over the past 150 years shows a marked shift away from the classical attributes of God. This drift (or, in some cases, deliberate migration) is illustrated by the dispute over open theism. Gregory Boyd, in discussing certain passages of Scripture that describe God as experiencing regret or uncertainty about future outcomes, comments: “It is, I hold, harder to conceive of God’s experiencing such things if the future is exhaustively set in his mind than if it is partly composed of possibilities.” [Gregory A. Boyd, “Neo-Molinism and the Infinite Intelligence of God,” Philosophia Christi 5, no. 1 (2003): 192.] Time and space will not permit me here to examine the status of other attributes of God that are fading in evangelical circles, such as simplicity and impassibility. Nor will time and space permit me to go into the details of why they are important. The question one must ask, however, is how one might respond to the aberrant or heretical thinking of Finis Jennings Dake and others. I submit that it can be answered only by sound philosophy and sound principles of hermeneutics (which are in turn defended by sound philosophy).

[14] I am indebted to R. C. Sproul for this template (basic reliability of the New Testament, who Jesus is, what Jesus teaches about the Bible) in his “The Case for Inerrancy: A Methodological Analysis,” God’s Inerrant Word: An International Symposium on the Trustworthiness of Scripture (Minneapolis: Bethany House, 1974), 242-261.

Recommended resources in Spanish: 

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek 

 

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Richard G. Howe is Professor Emeritus of Philosophy and Apologetics (B.A., M.A., Ph.D.) Dissertation: A Defense of Thomas Aquinas’ Second Way. He is Professor Emeritus of Philosophy and Apologetics at Southern Evangelical Seminary in Charlotte, North Carolina. He holds a B.A. in Bible from Mississippi College, an M.A. in Philosophy from the University of Mississippi, and a Ph.D. in Philosophy from the University of Arkansas. Dr. Howe is a past president of the International Society for Christian Apologetics (ISCA). He is a writer as well as a speaker and debater at churches, conferences, and college campuses on topics related to apologetics and Christian philosophy. He has spoken and/or debated at churches and colleges in the United States and Canada, as well as in Europe and Africa, on topics related to the defense of the Christian faith.

Original Blog: https://cutt.ly/1RLwKH4

Translated and edited by Yatniel Vega García