Tag Archive for: Biblia

Por Xavier González

Debo de admitir que esta pregunta me ha dado mucha vuelta en mi mente, porque si consideramos las consecuencias del pecado en su espectro más amplio y cómo afectó nuestra naturaleza humana, quedaría preguntar ¿Dios puede ser cognoscible a la razón humana?  Ya esta pregunta es tanto un Sí y No; y vamos a dar razones del porqué y a la vez que contextualizar así como sintetizar dos versos que aparentemente son contradictorios.

Ahora les dejo este planteamiento: Si bien Dios nos dio raciocinio para tener un grado de conocimiento hacia él y el pecado afectó también nuestro raciocinio ¿Se consideraría que realmente no se puede conocer a Dios en lo absoluto, o Dios sí nos permitiría tener un grado de conocimiento hacia él? Si nuestra primera opción es sí, entonces su consecuencia sería quedarnos en un agnosticismo ateo. Pero si nuestra opción es la segunda tenemos que resolver el dilema que tenemos entre Pecado y Razón. Ahora bien, algunos teólogos han aseverado que Dios no puede ser conocido por la razón y otros que sí. Citaré algunos:

De los que nos dan un rotundo No:

“El Hombre no puede conocer a Dios mediante la Razón”[1]
—A.W. Tozer

 “Tan imposible es la comprensión [del conocimiento de Dios] por medio de la razón como es imposible llegar a tocarlo con la mano”
—Martín Lutero  

De los que dicen que Sí:

“Si un Dios racional nos ha creado como seres racionales con la intención amorosa de tener comunión con él, entonces debemos esperar con confianza poder llegar a conocer algo de su existencia y naturaleza.”
—Thomas V. Morris

“Respecto a lo verdad de lo que confesamos acerca de Dios, este modo es doble: hay ciertas verdades divinas que totalmente exceden toda capacidad de la razón humana, como el hecho de que Dios es uno y trino. Otras que también puede captar la razón natural, como la existencia de Dios, y ciertos atributos, como su unidad, y que los filósofos han probado usando la luz de la razón natural”[2]
—Santo Tomás de Aquino

En adición, e independientemente de lo que ciertos teólogos nos pueden decir sobre este tema y su postura, tenemos unos textos de la misma Biblia que nos indicará el mismo problema también. ¡Y en su lectura fueran irreconciliables! A saber son Romanos 1:20 y 1 Corintios 1:21. No obstante veremos que en última instancia no es así y demostrare la síntesis de estos versos.

Según la Epístola paulina a los Romanos 1:20 dice lo siguiente:

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusas”[3]

Y según la Epístola  paulina a 1 corintios 1:21 dice lo siguiente:

“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agrado a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación”[4]

A simple lectura, estos versos se contradicen uno al otro. O bien Dios creó al mundo para que conociéramos de él o Dios creó el mundo para que no conociéramos de él. Esta disyuntiva presentada intentaría estrecharnos e incomodarnos según los versos citados. ¡Pero esperen! hay una tercera opción y será la solución al problema. Todavía no vamos a exponer la solución al dilema que estamos tratando, por ahora nuestra ocupación será contextualizar los versos y al terminar expondremos la solución.

Romanos 1:20

Según San Pablo afirma en esta perícopa (V. 19-20) no sólo la posibilidad del conocimiento de Dios a través de las criaturas, sino también al hecho; concretando incluso el aspecto de la esencia divina que es término de la operación mental del hombre: “su eterno poder y su divinidad” (V. 20). Y es que no todos los atributos de Dios se revelan igualmente en las obras de la creación. Los Atributos que se presentan al contemplarlas maravillas de este mundo visible (que está pidiendo una causa) son su omnipotencia creadora por encima de la contingencias del tiempo y su divinidad o soberanía trascendente por encima de cualquier de otro ser. Es esta capacidad del hombre para llegar al conocimiento de Dios por la creación, que aquí deja entender Pablo.[5]

Pablo continúa insistiendo en que el hombre no puede alegar ignorancia de Dios. Se puede ver como es por Su obra, así como se puede conocer bastante a una persona por lo que ha hecho, igualmente a Dios por su creación. El A.T. ya lo afirma en Job 38-41 donde se nos presenta esta misma idea. Pablo lo sabía cuando habla de Dios a los paganos de Listra. El empieza por su obra en la naturaleza (Hch 14:17). Tertuliano, el gran teólogo de la iglesia primitiva, tiene mucho que decir acerca de la convicción de que a Dios se le puede conocer en la creación: “No fue la pluma de Moisés la que inició el conocimiento del Creador… la inmensa mayoría de la humanidad, aunque no han oído nada de Moisés, y no digamos de sus libros, conocen al Dios de Moisés.” “La naturaleza es el maestro, y el alma, el discípulo.” “Una florecilla junto a la valla, y no digo del jardín; una concha del mar, y no digo de una perla; una pluma de alguna avecilla, no tiene que ser la de un pavo real, ¿os dirán acaso que el Creador es mezquino?” “Si te ofrezco una rosa, no te burlarás de su Creador.”

En la creación podemos conocer al Creador. El argumento de Pablo es totalmente válido: si observamos el mundo vemos que el sufrimiento sigue al pecado. Si quebrantas las leyes de la agricultura, la cosecha no grana; si las de la arquitectura, el edificio se derrumba; si las de la salud, se presenta la enfermedad. Pablo estaba diciendo: “¡Observa el mundo, y veréis cómo está construido! Fijándonos en cómo es el mundo, podemos aprender mucho de cómo es Dios”. El pecador no tiene excusa”[6]

Inclusive el comentarista William McDonald, pone en claro que lo que Pablo emplea en el verso es la “Condición Divina” lo que sugiere tanto su esencia y atributos. Hasta la Iglesia Católica dice lo siguiente: “Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas.” (Conc. Vaticano I, Dei Filius, cap. 2)

Ahora bien por un lado tanto el verso como el contexto del mismo nos aclara más diciendo que sí, podemos llegar o tener un grado de conocimiento de la existencia y atributos divinos. Pero el verso de 1 Cor. 1:21 nos dice otra cosa diferente y el comentarista Partain-Reeves dice algo que nos puede ayudar a comprender el verso, dice lo siguiente:

“Aunque la sabiduría del ser humano es capaz de observar y descubrir muchas cosas, no puede conocer a Dios sin la ayuda de revelación de parte de Dios. Por eso en Atenas, ciudad de filósofos griegos, Pablo halló un altar con la inscripción, “Al Dios no conocido” (Hch 17:23). Un poeta griego reconoció que todos somos linaje de Dios (Ver. 28), pero los sabios se quedaban en ignorancia (imaginación supersticiosa) en cuanto a la voluntad de Dios, haciendo que la deidad sea semejante a animales y a seres humanos (la idolatría) (Ver.29,30).

La sabiduría de Dios cuidó que fuera así; a saber, que sin revelación sobrenatural de parte de Dios el hombre solo no pudiera conocer a Dios. El hombre depende de su Creador.

De la misma naturaleza el hombre solo sí puede saber que Dios existe, y que debe ser adorado, y se queda sin excusa por no creerlo (Rom 1:20), pero solo no puede saber cuál es la voluntad de Dios para el hombre. Los corintios, antes de su conversión a Cristo, y dependiendo de sus filósofos, no habían podido conocer a Dios, pero ahora que el evangelio se les predicó, sí podían conocerle”[7]

Y otro comentario dice lo siguiente:

“En el v.21 se encuentra una doble antítesis. La primera está en la sabiduría de Dios y la del mundo. La segunda esta entre la sabiduría y la necedad. Esta doble antítesis se profundiza al declarar el apóstol que la sabiduría de Dios (revelada en la cruz) impide que él sea conocido por medio de la sabiduría humana. Esto significa que únicamente por la obediencia a la revelación divina en la cruz pueden los hombres llegar al conocimiento de Dios, o sea, la salvación. Los hombres jamás pueden conocer a Dios por la sabiduría del hombre pecador. Toda la sabiduría humana está distorsionada por el pecado. Los hombres en su sabiduría sólo crean un dios propio; jamás llegan a conocer al Dios de la revelación por su propio conocimiento. El plan de Dios es muy diferente al plan de los hombres. Sólo el acatamiento de la revelación divina en la “locura” de la predicación del evangelio resulta en la salvación”[8]

Así que, en contraste, lo podemos decir tanto de Romanos y 1 Corintios, es que por un lado el hombre ciertamente puede conocer a Dios y no tener excusa alguna de ello. Pero a pesar de que fuera así, distorsionan a Dios según la imagen de hombres y animales, lo cual impediría tener una certeza de “Cómo es Dios”. Y es ahí donde incluso vemos hasta filósofos modernos que nos dan una idea de cómo sería dios (ya sea desde la perspectiva de Locke, Spinoza, Berkeley, Hume, Kant y entre otros) y de ahí incluso las citas posteriores de los versos de Romanos 1:20 y 1 Corintios 1:21. La solución al dilema presentado es, podemos tener razón/certeza de la existencia y atributos divinos según lo que podemos ver alrededor de la creación, pero como el pecado afectó nuestra naturaleza, tener una idea o imagen de Dios aún sería distorsionada, ahora si esto es así, solamente la encarnación de Cristo nos iluminaría plenamente para saber cómo es Dios y cómo podemos alcanzar conocimiento a través de él, es decir, de Jesucristo o cómo diría el apóstol Juan en su evangelio:

“Y aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como el unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”[9]

Referencias:

[1] Suma contra los gentiles, libro uno capítulo III

[2] Martin Luther, Luther’s Works, vol.22, Sermons on the Gospel of St.John, ed. Jaroslav Pelikan, Concordia House, St. Louis, MO, 1957, p.8.

[3] Biblia RV60, Romanos 1:20.

[4] Biblia RV60, 1 Corintios 1:21

[5] Comentario al NT, Nueva Edición Española Actualizada.

[6] BCS Biblia Comentada.

[7] Comentario al NT por Partain-Reeves.

[8] Comentario Bíblico Mundo Hispano.

[9] Biblia RV60, Juan 1:14

 


Xavier González es de Venezuela, se dedica al estudio de la filosofía, cristianismo primitivo y teología. Se convirtió al cristianismo a los 15 años. Administró la página de Me Lo Contó Un Ateo y es el encargado de la sección de apologética de la página de la Iglesia cristiana la gracia (http://www.iglesialagracia.org).

Por David L. Rogers

Parte I: Un libro, una Ilustración de los Gobiernos.

El cristiano y el mundo:

El mundo está mal por muchos motivos, algo parecido a lo que vivió Lot (Génesis 19:1-29 con 2a Pedro 2:6-7). Hoy vemos que el crimen se escapa de la mano de las policías quienes no logran frenar su aumento año tras año, la perversión sexual y moral está en plena calle, la familia está degradada y corrompida, los padres y las madres pelean y se atacan, resultando en consecuencias tan graves como el femicidio y el fratricidio, los niños y los adolescentes mienten a sus padres, odian a sus padres y aun matan a sus padres (parricidio), la corrupción abunda en las fuerzas armadas y los carabineros en donde la misma institución esconde los abusos financieros y éticos, los políticos se aprovechan de las excepciones de la ley a fin de lograr fines ilícitos, la sociedad promueve lo que antes era vergonzoso como es la homosexualidad, los “Drag Queens,” los Travestis, los “Queer” – todo tipo de práctica porque “no hay nada más relevante que la cuestión de su género” y las lesbianas quienes caminan por la calle sin recelo alguno acariciándose a vista de otros. En nuestro mundo ya reinan los extremos sin límite. Estamos rodeados de peligros por ataques terroristas, por sicarios que se desquitan matando a sangre fría con armas automáticas, hay protestas y marchas para toda clase de causa y la sociedad está cada vez más revolucionada y alterada. Vivimos en un mundo realmente autodestructivo.

En otro tiempo, Lot sintió el peso del pecado de manera que estaba “abrumado” (2 Pedro 2:7, LBLA) por su cultura. No por nada se vive hoy, como en aquel tiempo, y claro, se experimenta las expresiones y prácticas nada menos opresivas frente al pecado y el libertinaje que se vive hoy. El pecado sobreabunda y permea la sociedad a tal punto que el que temeroso de Dios no sabe qué más puede hacer para ayudar a frenar este desenlace desenfrenado.

Por todo esto, se puede concluir que nuestro mundo es menos que moderno. El posmodernismo ha creado una realidad de extrema perversión. Me explico. El modernismo como movimiento o como postulación social y cultural aceptaba y creía que había verdades que eran objetivamente universales. Esas verdades definían lo que era bueno o malo, verdadero o falso, aceptable o intolerable. Sin embargo, el modernismo falló porque descartó y desmintió muchas de las verdades tradicionalmente aceptadas, tales como la definición de lo correcto, la necesidad de una moral objetiva, y la verdad de que existía un Dios verdadero y conocible. El modernismo puso en tela de juicio todo lo que nuestros abuelos, desde el Siglo XIX y hacia atrás, creían y confirmaba. En su lugar, durante los años 1930 en adelante, la gente cuestionó qué era verdad y el movimiento del postmodernismo teológico y moral o ético inundó la educación. Ya no se creía que había verdades objetivas. Lo racional y lo lógico era desmentido, descartado, y reemplazado por lo conveniente, lo tolerado. Nadie podía decir a otro que sus creencias fueran universales ni absolutas.

Esto del postmodernismo dividió lo objetivo de lo subjetivo en una especie de casa de dos pisos. Dividió lo que era intelectual, científico y racional, juntándolos en el “primer piso” de la filosofía, en donde las cosas nombradas eran objetivas, reales, seguros y superiores. Estos últimos los divorció del “segundo piso” de la esfera de lo emocional, religioso, moral y ético. El primer piso es donde se ubican las “verdades públicas” siendo las cognitivas, verificables, objetivas. El segundo piso es donde se ubican creencias subjetivas, relativas, culturalmente definidas y en especial las ideas-preferencias individuales o personales.  Desde la década de los ´70 en adelante la definición de lo que era verdad o no, lo que era racional o no, y lo que es personal versus lo que es público se han dividido y apartado de manera plena. Todos los postmodernos (sépanlo o no) creen que la fe, la religión y las morales son valores personales y por ende no son universales ni son objetivas, y menos son racionales. Son simplemente relativas. Es como quien dice, “Tú tienes tu verdad, yo tengo la mía. No hay una verdad universal.” La sociedad ahora acepta y actúa a base con los dos pisos, o dos “reinos” de verdad: la verdad personal y la verdad cultural o social. Esto es el postmodernismo. Y ello ha infiltrado posteriormente en la cultura, también en la política y en el acto de gobernar.

Es en este segundo ámbito que se define o se inserta la política moderna. Pero ¿Cómo se está infectando el postmodernismo a la política actual? Todos los hemos escuchado: a los influenciadores de la opinión pública quienes dicen cosas como, por ejemplo: “No se puede legislar la moralidad,” o “El estado no debe fomentar ni promover ninguna religión en especial,” o por ejemplo “deja tu fe en casa cuando vengas a realizar tu trabajo en el congreso.” Estos y otros dichos hacen echo de la filosofía secularizada para con el lugar de la fe y las creencias. Vale decir, de la separación entre la verdad objetiva versus las creencias personales.

La casa del gobierno, el senado, la oficina del alcalde, ¿son acaso lugares donde no corresponde, o donde no hay lugar para la fe pública? No fue así cuando Chile se fundó. El mismo Simón Bolívar, creador intelectual de la primera constitución de Chile y de varios países de Latinoamérica, fue un creyente férreo en la dignidad del ser humano porque estaba basado en la santidad de vida otorgada por la Biblia misma. La historia de las revoluciones latinoamericanas demuestra que Simón Bolívar sabía el valor de la moral, las leyes basadas en la misma Ley divina. Entonces, cuando Chile nació, al igual que muchos de los países en el continente sud americano, la fe y las creencias cristianas influyeron fuertemente en la formación de las constituciones originales.

Desde esta mira preguntamos: ¿debe el cristiano contemplar integrarse en la clase política o ser un líder político? ¿Qué sucede si un creyente se integra al mundo de los políticos o de los que gobiernan la nación? La Biblia entrega amplios ejemplos de personas—tanto hombres como mujeres—quienes sí, formaron parte de la clase política y quienes fueron insertos, a veces a la fuerza, al liderazgo o la gobernación de un país. De ellos podemos sacar importantes ejemplos de cómo y por qué un cristiano hoy también puede tener una influencia en la dirección de su país.

  1. Consideraciones bíblicas:

En primer lugar, a través de la historia del pueblo judío, se ven varios “hombres políticos” que, sin ser reyes ni generales, fueron parte de un gobierno, el cual hasta a veces era totalmente pagano. Una breve lista sirve para mostrar que la integración a una administración de un rey u otro les proveyó de muchas oportunidades influyentes e importantes.

Por Ejemplo:

Nehemías, el asistente personal del rey de Babilonia. Siendo un hombre de confianza del rey Artajerjes, Nehemías estaba dotado de especial influencia tanto en las leyes como en la toma de decisiones del rey. Nehemías fue seleccionado por Artajerjes porque poseía las cualidades de un hombre imparcial, confiable y sabio. (ver Nehemías 2:1-10). Demostró las cualidades necesarias para ser un líder a nivel real y con una influencia clave para el gobierno de Babilonia.

Daniel, el gobernador real, primer ministro de Babilonia. En el mismo país que Nehemías, Dios preparó a un joven, de entre 17 a 22 años quien accedería al palacio de Nabucodonosor, en función de un miembro del gabinete de rey. (Considera Daniel 1 y 3). Daniel poseía un don especial: poder interpretar los sueños. Esta habilidad divina fue estratégica para el momento que vivía la nación judía a ser un defensor de dicho pueblo.

José, el esclavo hecho vice rey, segundo solo al mismo Faraón. Otra vez, un gobernante que fue ascendido por sus capacidades extraordinarias de poder interpretar los sueños. No es eso, sin embargo, la condición necesaria para lograr este puesto importante. José se destacó primero en la cárcel por ser un administrador excelente.

Estudia Génesis 41:1-46, esp. v. 14-16, 46

En el contexto israelita, Moisés fue un legislador por excelencia. Moisés, claramente nombrado por el Dios de Israel, conoció sus primeros lineamientos de la legislación nacional cuando en Egipto, siendo considerado el hijo de la hija de Faraón, le enseñaron sus leyes junto con sus respectivos castigos y condenas.

En otra época al momento de nacimiento de la iglesia primitiva, también hay muchos ejemplos y enseñanzas específicas.  No hay que olvidar que los apóstoles y los cristianos del primer siglo no buscaban estar involucrados en la política, pero por necesidad, fueron obligados a enfrentarse con el sistema político del día.

Ejemplos del Nuevo Testamento:

1) Hechos 4:8-20 con 1 Pedro 2:13-17–los apóstoles reconocían y respetaban tanto las autoridades judías, así como las romanas.  Esto quiere decir que el cristianismo no fue un movimiento revolucionario en contra del orden establecido. Los temas al eje del trato con el gobierno son respeto, honor, el actuar siendo hombre/mujeres libres en una manera digna, y la sumisión a las autoridades. El mismo Apóstol Pedro quien respondió con valentía y firmeza que no podía desobedecerle a Dios, a pesar de la orden dada por el Sanedrín, es el mismo Pedro que exhortó a los cristianos perseguidos a someterse al gobierno del hombre. Solo cuando las órdenes del gobierno fuesen en contra de la voluntad de Dios era posible y aceptable (pero no recomendable) actuar contrarios a las mismas y esto sabiendo que el cristiano sufriría por ello cual hicieron eventualmente.

2) Hechos 4:19-20; 5:29-30—al enfrentar las leyes humanas que iban en contra de la ley de Dios, los apóstoles tomaron una posición en contra, mostrando así sus convicciones personales. El conflicto en ambos pasajes se originó a causa de la libertad de expresión personal, no para la iglesia. Esta represión contra ellos fue entendida como algo permitido por el Señor. Pero los apóstoles siguieron predicando y enseñando en desobediencia a las autoridades de la nación judía. Por lo tanto, se ve en estas acciones la posibilidad de la desobediencia civil que en ocasiones sucede. Junto con ella, también comenzó la persecución contra la iglesia. En resumidas cuentas, la libertad de expresión fue tan valiosa que los apóstoles estaban dispuestos a sufrir por ella, sabiendo que no podían desobedecer a Dios (Hechos 4:20).

3) Hechos 4:13; 5:1-11, 26, 39; 26:26–La actitud tomada por los apóstoles y la hermandad en general les dio una excelente plataforma del cual podían dirigirse a los asuntos morales, éticos y políticos, teniendo como respaldo un estilo de vida radicalmente diferente que la sociedad, pero no radical en su actitud hacia las autoridades civiles. Nunca intentaron crear una tendencia en contra de las autoridades, pero tampoco se escondieron su actuar (Hechos 26:26).

Entendemos que los apóstoles mantuvieron una actitud de reverente respeto hacia el Sanedrín, hacia las autoridades políticas de la nación de Israel y también hacia el gobierno reinante, los romanos. Pero, por otra parte, no fueron tímidos ni esquivos al defender sus convicciones de que la voluntad de Dios para la iglesia incluía, según el caso, marcar una diferencia entre la libertad de culto y la expresión personal de la misma y las prácticas represivas de los líderes judíos cuando se manifestaron en contra de la iglesia. Nadie ni nada superaba la Palabra de Cristo al ser testigos de su Nombre. Ni siquiera las autoridades patriarcales de una nación corrupta que había vendido su alma al gobierno opresor romano.

¿Cuáles principios podemos extraer de estos eventos? Son al menos tres:

1) El respetar a las autoridades de una nación no elimina la posibilidad de discrepar de sus órdenes y hasta incluso desobedecerlas. Aunque el creyente corra el peligro de sufrir por ello, le será necesario en esta situación pedir al Señor la gracia para aguantar las consecuencias.

2)  Los creyentes abogamos por la libertad de expresión, la libertad de culto y la libertad de prensa. Estas libertades pueden ser costosas al defenderlas. El derecho que se debe defender para efecto de predicar el Evangelio y de vivir una vida tranquila lo debemos defender al igual para todos de cualquier religión, credo, fe o doctrina, sabiendo que, al hacerlo, se defiende un derecho esencial de la vida.

3)  De particular importancia es la conclusión fundamental que la iglesia de Cristo no posee ni la exigencia ni el privilegio de controlar, manejar, dirigir ni castigar las autoridades civiles. La iglesia de Cristo posee otros fines de mayor calibre y duración que los que se ve el gobierno humano posee. No es la iglesia universal ni local un mero siervo de las autoridades gubernamentales ni tampoco es un bastón para castigarlo.

Ahora conviene pasar a considerar los aspectos fundamentales del modelo bíblico de la sociedad y, por ende, el gobierno civil.

Bibliografía

Eidsmore, John, God and Caesar: Christian Faith and Political Action (Crossway Books, Westchester, 1984, Dios y el César: La Fe Cristiana y la Acción Política).

Feinberg, J. S., & Feinberg, P. D.,  Ethics for a Brave New World  (Etica para un Mundo Nuevo Valiente, Westchester, IL: Crossway Books, 1993).

MacArthur, John, Piense Conforme a la Biblia, (Editorial Portavoz, Grand Rapids, 2004.)

Pearcy, Nancy R., Verdad Total: Liberar el Cristianismo de su Cautiverio a la Cultura (Editorial JUCUM, Tyler, Texas, 2014).

Sproul, R.C. Following Christ. (Wheaton, IL: Tyndale House Publishers, 1996.)

Whitehead, John W., An American Dream (Crossway Books, Westchester, 1987, Un Sueño Americano).

 


David L. Rogers, misionero y profesor en Chile por 35 años, es graduado del Clarks Summit University, Clarks Summit, Pensilvania (1980, BRE) y del Seminario Teológico “Moody” de Chicago (1997, Masters of Arts). David y su esposa de 39 años, Ruth Ann, y sus cuatro hijos han servido en Santiago en la fundación de tres iglesias, donde además fundaron una editorial chilena que durante 14 años ha publicado libros, recursos y estudios originales en español. Su pasión es de capacitar a líderes locales capaces de guiar la obra de Dios con amor, humildad y destreza espiritual. También la apologética es una prioridad para David, y por ello, está cursando su segundo año en un programa de Masters of Arts in Apologetics en la Houston Baptist University. David y Ruth Ann tienen cuatro nietos preciosos quienes viven en los Estados Unidos con sus padres.

Por Carlos E. Rodríguez

¡Dios nos bendiga!

Uno de los temas más mencionados en casi cualquier escenario es el de la Biblia. Se habla sobre su contenido y sobre su composición. Sin importar la temática del espacio, se suele hablar de su relevancia en la actualidad y hasta de su supuesta creación por un grupo elitista para gobernar a las masas pobres e ignorantes, buscando siempre tenerlas bajo control. Para bien o para mal, siempre hay una opinión acerca de este libro, y siempre viene dada por un experto o por quien solo repite lo que oye de otros o ha leído. Dentro de este mismo contexto suele surgir la famosa pregunta: ¿cómo sabemos que la Biblia no ha sido cambiada? ¿Cómo podemos estar seguro que lo que está escrito en ella no fue lo que un grupo planificó decirnos con unos fines específicos? ¿No parece la sospecha obvia, dado el hecho de que la historia nos enseña como algunos han usado su contenido para someter otros?

Es bueno tener dudas, lo malo es aceptar como verdad lo que no lo es. Con relación a si la Biblia ha sido cambiada o no, tenemos muchas creencias que no están basadas en hechos reales o evidencias verídicas. Más bien, muchas preguntas son el fruto de mitos populares que se basan en la ignorancia de muchos factores. Por ejemplo, se supone que el texto debió haber sido cambiado porque muchos años de escribir y transcribir “debe” provocar cambios en el contenido. Este debe es una suposición a priori, nada que ver con alguna evidencia. No es que en el proceso de copiar los manuscritos no se pudieron cometer errores de transcripción, esto es posible y hasta tenemos evidencias de ellos; pero esto es muy diferente a suponer a priori que el contenido del texto bíblico ha sido cambiado. Y es aquí donde comienzan a surgir algunas preguntas con respecto a esta suposición: ¿a qué se refiere el que hace la pregunta con cambios en la Biblia? ¿A cualquier variación o a un cambio a propósito de algo que afectaba la fe de la iglesia de ese momento o la comprometía de alguna forma? Si se refiere a cualquier tipo de variación en el texto esto no es ningún problema, pues estos cambios son de esperar en el simple paso de traducir de un idioma a otro. Aunque es de esperar variaciones por el paso de una lengua a otra, el contenido sigue siendo el mismo, lo que varía es la forma de transmitirlo. Si alguien cree que esto supone un problema me imagino que esa persona tiene una solución para comunicar un texto escrito en 3 idiomas antiguos (hebreo, arameo y griego) en el idioma de cada quien sin hacer una traducción. De lo contrario, ya debe de saber por qué esto no es un inconveniente. Con relación al otro aspecto, esto trae más problemas de los que nos podamos imaginar. Si con cambios hablamos de pasajes o textos completos que afectaban la fe y/o comprometían a la iglesia de alguna forma, entonces lo primero que necesitamos es preguntar: ¿Dónde están esos textos sin cambiar a partir de los cuales se plantea la sospecha de que la biblia ha sido cambiada? ¿Cómo se llaman esos manuscritos? ¿A qué familia pertenecen? No tenemos tales textos, no existen. Aclaro, es normal que surja la duda y se haga la pregunta, el problema es hacer de una sospecha sin fundamento una postura sólida. Sin evidencia textual que sirva como prueba para sostener esta creencia, la misma solo es una suposición sin fundamento real. La misión del creyente consistirá simplemente en mostrar la integridad de los textos más antiguos y compararlos con nuestros textos actuales. De esta simple forma habrá derrumbado esta duda justificada hasta cierto punto. De hecho, es lo que haremos paso a paso en esta serie. Lo que se busca  ver en forma general es que:

  1. Lo que se dijo es lo que tenemos en el texto.
  2. Lo que tenemos en el texto actual no ha cambiado con lo que tenemos en los textos antiguos.
  3. Las traducciones y versiones de la biblia no son prueba de cambios en el segundo aspecto ya mencionado.

Viendo todos estos tópicos, más las implicaciones que conllevan cada uno, podremos concluir satisfactoriamente que no existe razón para suponer que el texto ha sido cambiado para ocultarnos algo que podría derrumbar la fe actual que profesamos, en el peor de los casos.

El problema del problema

Aunque nuestro plan es ver todo esto paso a paso, ya de entrada podemos ofrecer un argumento para descartar estos tipos de cambios. Los no creyentes enemigos del cristianismo son los que usualmente plantean esta duda a un nivel de hecho incuestionable. Es normal escuchar afirmaciones como: sabemos que toda la biblia ha sido cambiada a conveniencia de ustedes. Lo curioso de esto es que no se ofrecen evidencias que apoyen este tipo de afirmaciones. De la misma manera, son los mismos no creyentes antagónicos al cristianismo quienes afirman incansablemente: no puedes confiar en la biblia, pues está llena de errores. Luego de, pasan a mencionar algunos de esos errores que prueban que no podemos confiar en el contenido del texto, como: Jesús llamando a la semilla de mostaza la más pequeña de las plantas, cifras dispares, el caso de Josué y el sol que se detiene, cuando es la tierra que gira a su alrededor, etc. Todos estos, y unos cientos más de ejemplos, son las pruebas traídas a la mesa por el no creyente para probar que la biblia no es confiable, pues está llena de errores. Bien, todo bien hasta aquí, no tengo espacio para responder todo esto; pero, son justamente todos estos problemas los que usaré para demostrar que es imposible sostener que la biblia ha sido cambiada a la luz de estos supuestos errores actuales. Quien afirma que la biblia ha sido cambiada, y que esto supone un problema, pero también afirma errores en el texto actual; tiene un problema más grande que el que señala, puesto que si el texto bíblico ha sido cambiado: ¿por qué entonces seguimos encontrando esos errores que el no creyente señala? ¿Por qué no fueron suprimidos por las mismas personas que cambiaron los textos que suponían un problema para la iglesia de la época? La solución a este problema no es decir que no se sabe o que se les pasó, puesto que, si no se les pasó otros, en más de cientos de años; no hay forma que estos pasen desapercibidos. A menos que el no creyente guste en sugerir que la iglesia no leía la biblia y eran otros los que encontraban los problemas en la misma, y en esa medida era que se cambiaban. Esto no solo es imposible de probar, sino que es afirmar algo gratuitamente.

Las 2 acusaciones por parte de los no creyentes nos proveen de un argumento con el cual podemos demostrar, de entrada, que la biblia no ha sido cambiada. Podemos argumentar diciendo que:

  1. Si la Biblia ha sido cambiada entonces la Biblia no puede contener errores.
  2. La Biblia contiene errores.
  3. Por lo tanto, la Biblia no ha sido cambiada.

Para defender las premisas de este sencillo argumento solo basta repetir las mismas acusaciones de los antagonistas. Ellos dicen que la biblia ha sido cambiada, y para defender la premisa 1 solo tenemos que usar sus propios argumentos. Para defender la premisa 2 solo será suficiente señalar los mismos errores actuales que señalan los no creyentes. De esta manera, tenemos un argumento lógicamente valido con premisas verdaderas que nos lleva a concluir que es imposible que la Biblia haya sido cambiada dado los errores que son señalados. Si por alguna razón el no creyente sugiere que el argumento no es válido por la falsedad de alguna de sus premisas, entonces ya sabe por qué lo que afirma está bastante errado. Este argumento es válido en la misma medida en que el no creyente sostenga cada una de estas premisas.

Conclusión

No podemos afirmar de forma segura que la Biblia ha sido cambiada. A lo sumo, podemos tener alguna sospecha o duda justificada, la cual se puede responder mirando la historia del proceso de producción del texto. Lo que sí no podemos hacer es sostener esta duda como una postura sólida, pues no lo es. Los que creen que sí, también sostienen que el texto está lleno de errores. Bueno, ambas afirmaciones son contrarias, y si son unidas correctamente podemos formar un argumento para descartar de entrada que no hay cambios en el texto, basados en la imposibilidad de que existan errores tomando en cuenta “los cambios sufridos”.

 


Carlos Enrique Rodríguez Alcántara es de República Dominicana, bloguero, predicador, maestro, conferencista y apologista. Esposo de Carolina. Miembro de la Iglesia Roca de Salvación Central, en donde ha sido director de educación y sub-director de educación del concilio. Tiene un grado asociado en teología de ESFOTEBIC. Certificado en filosofía, filosofía y ciencias (con honores) y pensamiento crítico por la universidad de Edimburgo, además de filosofía, ciencia y religión por la misma universidad.

By Greg Koukl

Why did God destroy Sodom and Gomorrah? Was it really because of the sin of inhospitality and not because of homosexuality, the greatest judgment found in the Bible outside of the book of Revelation?

People find what they want in the Bible. But if you look hard enough, you can find “biblical” support for reincarnation, Eastern religions, Jesus as a guru, divorce for any reason, and flying saucers. Every sect of Christianity uses the Bible to validate its claims, as do some who practice the occult.

It is not surprising, then, that a recent trend among biblical scholars holds that a careful reading of Genesis in its historical context provides no solid basis for concluding that the destruction of Sodom and Gomorrah has anything to do with homosexuality.

This view may seem far-fetched to biblical conservatives, but it is taken very seriously in academic circles. It represents a significant challenge to the average Christian who finds in the Genesis account a direct condemnation of homosexual behavior.

My goal is to provide an answer to that challenge. I have no interest in defaming, insulting, offending, attacking, lashing out, denigrating, much less belittling a group of people. I just want to determine one thing: why did God destroy those two cities? Did it have anything to do with homosexuality itself? Simply put, what was the sin (or sins) of Sodom and Gomorrah?

Genesis 18:16-19:29

Although the context of the story in question begins in Genesis 18:16 during God’s conversation with Abraham by the oaks of Mamre, the details of the encounter in Sodom are found in Genesis 19:4-13:

They had not yet gone to bed, when the men of the city, the men of Sodom, surrounded the house, both young and old, all the people without exception. And they called to Lot, and said to him, “Where are the men who came to you tonight? Bring them out so that we may know them.” Then Lot went out to them at the entrance and shut the door behind him, and said, “My brothers, I beg you not to do wickedly. Behold, I have two daughters who have not known a man; let me bring them out to you and do with them as seems good to you; but do not do anything to these men, for they have come under my roof.” But they said, “Stand aside!” And they said, “This man came as a stranger, and is already acting as a judge; now we will deal worse with you than with them.” And they rushed at Lot and were about to break down the door, but the two men put out their hands and brought Lot into the house with them, and shut the door. And they struck the men who were at the entrance of the house with blindness, from the smallest to the greatest, so that they were wearied trying to find the entrance.

Then the two men said to Lot, “Who else do you have here? Your sons-in-law, your sons, your daughters, and whoever you have in the city—get them out of this place, for we are going to destroy this place, for its outcry has become so great before the Lord that the Lord has sent us to destroy it.”

What was the sin of Sodom and Gomorrah? Why did God destroy the two cities? The traditional view is that homosexuality was the primary offense (“I beg you, my brothers, do not act wickedly.”).

Yale historian John Boswell offers four possible reasons for the destruction of Sodom:

(1) The Sodomites were destroyed because of the general wickedness that prompted the Lord to send angels into the city to investigate in the first place; (2) the city was destroyed because the people of Sodom had attempted to rape the angels; (3) the city was destroyed because the men of Sodom had attempted to engage in homosexual relations with the angels…; (4) the city was destroyed because of the inhospitable treatment of the visitors sent by the Lord. [1]

John Boswell thinks that explanation (2) “is the most obvious of the four,” although it has been “widely ignored by biblical scholars” [2] . Boswell expands on explanation (4), which he seems to favor as the most consistent with “modern scholarship” since 1955:

Lot was violating the custom of Sodom… by welcoming unknown guests into the city walls at night without obtaining permission from the city elders. When the men of Sodom gathered together to demand that the strangers be brought out before them “so that they might know them,” it only meant that they wanted to “know” who they were, and consequently, the city was destroyed not because of sexual immorality, but because of the sin of inhospitality to strangers [3] .

The Englishman D. Sherwin Bailey also makes this argument in Homosexuality and the Western Christian Tradition (1955). The men of Sodom only wanted to question Lot’s guests to see if they were spies. The sin of gang rape was also in view, not homosexuality. In a broader sense, the men of Sodom were inhospitable to Lot’s guests.

Apparently it did not occur to Boswell that possibilities (2) and (4) seemed to be in conflict. If “meeting” the angels basically means questioning them, then there is not an attempt at rape, but an attempt at interrogation. If, on the other hand, the men intended to have sexual relations with the visitors (according to the traditional view) and are guilty of attempted rape, then the interrogation explanation must be abandoned (as the interpretation of Boswell’s above summary with respect to the views of modern scholarship is somewhat incoherent).

Some of these explanations, however, are not mutually exclusive and may have been influenced differently. For example, the general wickedness of Sodom and Gomorrah (1) may have included rape (2) and/or inhospitality (4).

My primary interest here is to determine whether the biblical record indicates that (4) homosexuality was a significant factor.

Text clues

Why did God destroy Sodom and Gomorrah? We can find clues not only in the Genesis account, but also in the books of the prophets and in 2 Peter and Jude in the New Testament. These give us insight into the way ancient Jewish thinkers, steeped in Jewish culture, understood these texts.

First, Sodom and Gomorrah were judged for a serious sin. Genesis 18:20 says, “The cry of Sodom and Gomorrah is great, and their sin is exceedingly grievous.” In fact, not even ten righteous people could be found in the city.

Second, it seems that the judgment of these cities was to serve as a lesson to Abraham and others that wickedness would be punished. In 2 Peter 2:6 we see that God condemned and destroyed the cities as an “example to those who would live ungodly afterward.”

Third, Jude and Peter describe the unique qualities of sin. Jude 7 portrays the activity as “they became corrupt” and went after “strange flesh” [4] . Peter wrote that Lot was “overwhelmed by the sensual conduct of unchaste men,” and “from what he saw and heard as he lived among them, he was daily tormented in his righteous soul by their unrighteous deeds.” They are “those who walk after the flesh in its corrupt desires and despise authority” (2 Peter 2:7-10).

Fourth, there are 27 references outside Genesis to the city of Sodom. It is the emblem of gross immorality, the deepest depravity, and great judgment.

Gathering the biblical evidence gives us a picture of the offense of Sodom. The sin of Sodom and Gomorrah was a grievous, continual, debauched, sensual act that Lot saw, heard, and was tormented by as he witnessed it day after day. It was an act in which the inhabitants gave themselves over to their corrupt desires, going after strange flesh, ultimately bringing upon themselves the greatest judgment found in the Bible outside of the book of Revelation.

What do we know about the behavior of the men of Sodom and Gomorrah that fits this description?

Just a couple of questions

Was the city destroyed because the men of Sodom attempted to rape the angels (option (2) above)? The answer is obviously no. God’s judgment could not have been for the rapacious attempt itself, since His decision to destroy the cities was made days before the encounter (see Genesis 18:20). Furthermore, Peter makes it clear that the evil acts were ongoing (“day after day”), not a one-time incident. The cry had already gone up before God for some time [5] .

Was it merely an interrogation? Although the Hebrew word “yada” (“to know”) [6]  has a variety of nuances, the New Living Translation appropriately translates it as “to have sex” [7] . Although the word does not always have sexual connotations, it often does, and this translation is more consistent with the context of Genesis 9:5. There is no evidence that a harmless interview was what the men of the city had in mind. Lot’s response—“I beg you, my brothers, do not act wickedly”—makes it clear that they had other intentions.

Furthermore, the same verb is used in the immediate context to describe daughters who have not “known” a man and who were offered to the crowd instead of the visitors. Are we to understand Lot here as saying, “Please do not question my guests, but rather speak to my daughters who have never been interviewed”?

Did God judge Sodom and Gomorrah because of inhospitality? Is it true that God’s judgment was not because of homosexuality per se, but because the men of the town were not courteous to the visitors, violating sacred customs by attempting to outrage them? Serious questions arise if we make a couple of observations.

First, the implication itself is strange. To say that the men of Sodom were inhospitable because of the attempted rape is like saying that a husband who has beaten his wife is an insensitive spouse. That may be true, but it is hardly an important observation given the seriousness of the crime.

Second—and this has more to do with textual evidence—it does not fit the collective biblical description of the behavior that provoked God’s wrath: perverted, lawless, sensual behavior that Lot saw and heard day after day, in which men went after strange flesh.

Third, are we to believe that God wiped out two entire cities just because they had bad manners, even granting that such manners were more important then than now? There is no textual evidence that inhospitality was a capital offense. Yet homosexuality was punishable by death in Israel (Leviticus 18:22; 20:13). Did God overlook the capital offense, and yet wipe out two entire cities for an evil that is nowhere listed as a serious offense?

The only reason that fits

The prevailing modern view of the sin of Sodom and Gomorrah is that the attempted rape of Lot’s visitors violated the high code of Middle Eastern hospitality (19:9). However, this inhospitality is an inference, not a specific point made in the text itself.

Moreover, the charge of inhospitality depends on—and is overshadowed by—the grave crime of rape, though neither of these could be the sin of Sodom and Gomorrah because God had decided to judge the cities long before they were committed. What choice is left? Only one.

We know that the men of Sodom and Gomorrah were homosexuals, “both young and old, all the people without exception” (19:4), to the point of despising available women (19:5-8). They even persisted after being struck with blindness (19:11). These men were totally given over to an overwhelming passion that did not abate despite being supernaturally blinded by angels.

Homosexuality fits the biblical details. It was the sin that represented the flagrant wickedness of Sodom and Gomorrah—the “gross,” “ungodly,” “wicked,” “sensual conduct of the profligate men” that tormented Lot as he “saw and heard” it “day after day,” the “perverse desire” of those who followed “strange flesh.”

In their defense, some might cite Ezekiel 16:49-50: “Behold, this was the iniquity of your sister Sodom: Arrogance, plenty of bread, and complete idleness were her and her daughters; yet they did not help the poor and needy, but they were haughty and committed abominations before me [8] . And when I saw it, I put them to death.” There is no mention of homosexuality here.

Clearly, the overall wickedness of Sodom and Gomorrah was great. That is not in question. Our interest here is whether homosexuality was part of that wickedness. Our analysis of Genesis reveals that homosexuality was the primary behavior in question in that passage. Ezekiel simply lists additional sins. The prophet does not contradict Moses, but rather gives more details.

Pettiness and arrogance alone did not attract God’s wrath. Ezekiel headed the list of crimes with the word “abominations.” This word brings us back to homosexuality. The behavior that Moses refers to in Genesis 18 and later describes in Leviticus as “abomination” in the eyes of God.

Levitical

The Mosaic Law has two explicit citations regarding homosexuality. Leviticus 18:22 says, “You shall not lie with a male as one lies with a woman; it is an abomination” [9] . It is an abomination [toebah] [10] . Leviticus 20:13 says, “If a man lies with a male as one lies with a woman, both of them have committed an abomination [toebah]; they shall surely be put to death; their bloodguilt is upon them.”

John Boswell offers the most common rebuttal to what appears to be the obvious biblical prohibition of homosexuality:

The Hebrew word “toebah,” here translated as “abomination,” typically does not mean something intrinsically evil, such as rape or theft… but rather something that is ritually unclean for Jews, such as eating pork or engaging in sexual relations during menstruation, both of which are prohibited in these same chapters. [11]

As implied, Leviticus is not where we generally go for moral instruction. The sections cited deal with the worship service: sacrifices, priesthood, ceremonial washings, etc. These instructions have to do with ritual purity, not moral purity. A Jew who observed these laws could not worship after ceremonial defilement until he had cleansed himself to perform the ritual.

Others have pointed out that many details of the Mosaic law are archaic. Who cares about mixing wool with linen (Deuteronomy 22:11)? The death penalty itself does not mark homosexuality as particularly abhorrent. Disobedience to parents was also a capital offense, as was gathering firewood on the Sabbath, and yet no one considers these things punishable offenses today. [12]

This answer is riddled with inconsistencies. First, even if this prohibition were restricted only to ceremonial purity and worship, then it would apply only to Jewish clerics. However, many who use this approach see no problem with homosexual rabbis and defend such “diversity” as a religious virtue. On the other hand, if the Torah’s prohibitions no longer apply at all, then the difference between the ceremonial and moral aspects of Mosaic law is moot; none of it applies anyway.

Second, it is a grave mistake to conclude that if something in the Torah no longer applies, then nothing is applicable. Jewish thinker Dennis Prager observed: “It is one thing not to carry out a Torah punishment, and quite another to declare that a Torah sin is no longer a sin.” [13]  [emphasis in original]

Third, it is true that much of the law seems to deal with religious activity rather than universal morality. However, this observation alone is not sufficient to dismiss the Torah as a source of obligatory moral instruction altogether. Ceremonial and moral purity are not always distinct from one another.

Here, context is king. Note where the verses fit in. The “toebah” of homosexuality is found between adultery (18:20), child sacrifice (18:21), and bestiality (18:23). Was Moses saying that if a priest committed adultery, had sex with an animal, or burned his son on the altar to Molech, he must make sure to wash before coming to the temple?

More to the point, these sections were not addressed to the priests, but to all the “children of Israel” (18:2, 20:2). In addition to the prohibitions regarding adultery, child sacrifice, and bestiality already mentioned, Moses also prohibited spiritism (20:6) and incest (20:12).

The conclusion of Leviticus 18 contains these words:

Speak to [the “children of Israel” (v. 2)], but as for you, you shall keep my statutes and my laws and you shall not do any of these abominations, neither the native nor the stranger residing among you; for the men of this land who were before you have done all these abominations, and the land has become defiled. (18:26-27)

Moses spoke just as clearly as in Genesis. The cities of Sodom and Gomorrah were guilty of many things, but chief among them was the sin of homosexuality.

In this section of Leviticus, God gives instructions not only regarding ceremonial purity, but also commandments that were to be observed by every Jew and even by every visitor.

Homosexuality was a sin for Jews. It was also a sin for Gentiles who visited Jews (“strangers”). It was even an abomination that defiled the land when pagan inhabitants in Canaan practiced it long before the Jews arrived.

Homosexuality is a defiling sin, no matter who practices it. It has no place before God among any people, in any age, neither before nor now.

Grades

[1] John Boswell, “Christianity, Social Tolerance, and Homosexuality” (Chicago: University of Chicago Press, 1980), p. 93.

[2] Ibid.

[3] Ibid.

[4] Some have suggested that the sin was seeking sexual union with angels (“strange flesh”). While this may be a possible interpretation, there is no indication that the men knew that Lot’s visitors were angels. Jude’s point is that the Sodomites, like the angels, “did not retain their original dominion, but abandoned their rightful dwelling” (v. 6). The “strange flesh”—the improper dominion—was not angelic flesh, but homosexual flesh.

[5] The answer that homosexual rape could still qualify as ongoing activity is unconvincing. Who would be the ongoing victims? They were not the men of the city.

Because of their sexual orientation, they were unlikely to be able to resist homosexual advances. Visitors would have to be targeted. But if those who did come were harassed “day after day,” I am sure that would put an end to the tourist business. The continuous supply of sexual candidates would quickly diminish once word got out, and many would avoid the area.

[6] Strong’s #3045.

[7] “To know” a person carnally, to have sexual relations… suj. and obj. Male (of sodomy) Gen. 19:5).” Brown, Driver and Briggs, The Brown-Driver-Briggs Hebrew and

English Lexicon (Hendrickson Publishers, Peabody ME: 1996), 394. See also Judges 19:22 ff.

[8] Curiously, this last sentence was overlooked in Boswell’s citation of the text.

[9] “Lie down” is the Hebrew word “shakab” and means “to lie down” (Strong’s #7901). In this case, it refers to sexual intercourse as in Genesis 19:32: “Come, let us make our father drink wine, and let us lie with him, that we may preserve our family through our father” (Brown, Driver, and Briggs, 1012).

[10] Strong’s #8441.

[11] Boswell, 100.

[12] It is curious that some choose to conclude that homosexuality was a lesser crime since it was no more offensive to God than gathering sticks on the Sabbath. Both were considered capital offenses. If you want to know how God really felt about this, look at the punishment He exacts.

[13] Dennis Prager, “Homosexuality, Judaism and Gay Rabbis,” The Prager Perspective, 3/1/97.

 


Greg Koukl is a Christian apologist, radio host, author, speaker, and founder of the Christian apologetics organization Stand To Reason. Greg received his M.A. in Philosophy of Religion and Ethics from Talbot School of Theology, graduating with high honors, and his M.A. in Christian Apologetics with honors from Simon Greenleaf University. He is an adjunct professor of Christian apologetics at Biola University.

Original Blog: http://bit.ly/2IplYdi

Translated by Natalia Armando

Edited by Maria Andreina Cerrada

By Ryan Leasure

When I was a kid, I considered Batman to be my favorite superhero. Unlike other superheroes who could fly, see through walls, or turn into green giants, Batman fought crime in Gotham City through more conventional means. He was a great fighter, used cool gadgets, had an awesome suit, and drove a cool car. In this way, Batman was more realistic than his fellow superheroes. Now suppose I truly believed that Batman was a real person. After all, I had seen him on the silver screen and at the occasional Halloween party. My friends, however, thought it was ridiculous and tried to erase this idea from my brain. However, no matter what they said, I remained convinced of his existence.

Until one day, my friend suggested that we visit Batman in Gotham City. This sounded like a great plan to me, I wasted no time packing my bags, with all my Batman shirts, and started dreaming of being by my superhero’s side. There was one final step left. I needed to buy tickets to Gotham City, so I grabbed my computer and started searching for the next available flight, except I couldn’t find any! I searched vigorously for hours, but alas, I ended up empty-handed, with no ticket.

My friend, who was more astute than I thought, took this opportunity to explain to me why I couldn’t find a plane ticket: Gotham City doesn’t exist. To prove him wrong, I quickly Googled the city’s location, only to find that it was nowhere to be found. After all these years of thinking that Gotham City was located where New York City was, I felt dejected. This was a bad sign, since if Gotham City isn’t real, then Batman probably isn’t either.

IS NAZARETH A REAL PLACE?

For years, Jesus mythologists have argued that Nazareth, like Gotham City, was fictional. The argument goes, if Nazareth didn’t exist, then Jesus didn’t exist either. After all, the Gospels repeatedly state that Jesus came from Nazareth ( Mk 1:24 ; Jn 1:45 ).

So if you prove that Nazareth didn’t exist, you can prove that Jesus didn’t exist either. Skeptics make this claim based on the fact that the Old Testament, the Jewish historian Josephus , and the Jewish Talmud never mention Nazareth. Surely, the argument goes, all three of these primary sources would have mentioned Nazareth if it were a real place. What are we to make of this claim? Was Nazareth a real place? Yes, and there is evidence.

ARCHEOLOGY

In 1962, archaeologists in Israel discovered a tablet in Aramaic that listed twenty-four different priestly families and their locations. The location of one priestly family was, you guessed it, Nazareth. The traditional dating of this list goes back to 70 AD, indicating that Nazareth was a real place in the first century.

Furthermore, further archaeological discoveries provide additional evidence of Nazareth’s existence. Within the city, archaeologists excavated two houses in 2006 and 2009, which match a typical dwelling in first-century Rome. Inside the houses, they found doors, windows, a shaft and cooking pots.

In addition, archaeologists discovered first-century tombs just outside the city, which fits with Jewish customs that forbade burying corpses inside the city. Likewise, pottery dating back to the first century was discovered inside the tombs. The evidence is so compelling that archaeologist Jack Finegan says, “From the tombs… one can conclude that Nazareth was a heavily Jewish settlement in the Roman period.”

CAN ANYTHING GOOD COME OUT OF NAZARETH?

Based on excavations, scholars suggest that ancient Nazareth was a small hillside village of about sixty acres, with a maximum population of 500 people. This fits nicely with Nathanael’s dismissive comment in John 1:46 when he asked, “Can anything good come out of Nazareth?” You’d think that if you were making up a religious hero, you’d give him a more prominent hometown. The Gospel writers had no motivation to make up this detail about Jesus.

CAESAR’S DECREE

Perhaps the most important discovery from ancient Nazareth is a marble slab measuring 24 by 15 inches. Archaeologists date this piece to the first half of the first century, probably during the reign of Emperor Claudius (AD 41-54).

On this slab is a decree from Caesar himself stating that if anyone steals a body from any of the tombs, they will suffer capital punishment. It is necessary to keep in mind that we are talking about Caesar, the most powerful man in the world, and a small rural village of 500 people thousands of miles away. What would compel Caesar to care about grave robbers in Nazareth? This would be the equivalent of the President of the United States addressing a grave robber in a small rural town in North Dakota.

It seems that Caesar had heard stories of Jesus of Nazareth rising from the dead. He had probably also heard that Jesus’ disciples stole his body from the tomb. No doubt lost in the shuffle were the exact details that Jesus of Nazareth rose from the dead in Jerusalem.

We know for certain that Claudius was aware of Christianity because he expelled all Christians from Rome in AD 49. Suetonius , a 2nd century Roman historian writes that Claudius “expelled the Jews from Rome constantly making riots at the instigation of Chrestus.” Luke also reports this event in Acts 18:2. Apparently, the Christian preaching that Jesus was the promised Messiah caused quite a stir among the Jewish community.

Think about how this radical claim would have caused dissension. The Jews had maintained a strict monotheistic faith for thousands of years, and now suddenly some of their own were claiming that Jesus of Nazareth is Lord. Perhaps violence was involved. It’s hard to know for sure, but it was significant enough to cause Claudius to drive everyone out of his city.

WHAT DOES THIS PROVE?

Unlike Gotham City, Nazareth was a real city in the Galilee region of first-century Rome. Archaeology confirms its existence several times over, as not only have we found ancient houses, pottery, and tombs, but we also know that Caesar wrote a special decree for the people of Nazareth not to remove bodies from tombs, or else they would die. It is likely that he wrote this proclamation in connection with the story that Jesus rose from the dead.

These archaeological findings do not necessarily prove Jesus’ existence, but they do corroborate the Gospels’ claims that Jesus came from Nazareth. To learn more about how we know Jesus was a real person, you can check out an article I wrote here.

Skeptics continue to cast doubt on the Gospels, and more specifically, on Jesus of Nazareth. However, archaeology continues to confirm the accuracy of the biblical narrative. Based on the archaeological findings discussed above, I believe it is safe to say that the claim that Jesus came from Nazareth is not fake news.

 


Original Blog: http://bit.ly/2BdyWWw

Translated by Rudy Ordoñez Canelas

Edited by Maria Andreina Cerrada

By Frank Turek

Is Christianity true just because the infallible Bible says it is? No. Christianity would still be true even if the Bible had never been written.

Let me explain.

It is a common belief prevailing among some Christians today that what we know about Christianity is dependent on an infallible Bible. This is true, but we know that there are several non-Christian writers from the ancient world who make brief references to first-century events and the beliefs of early Christians, corroborating what we read in the New Testament. We also know that there are a growing number of archaeological finds that support characters and events in Christian history.

But some of us mistakenly think that Christian beliefs cannot be sustained unless the Bible is without error. That would mean that the Christian faith is a house of cards ready to collapse if a verse or reference in the New Testament is found to be false.

While I think these are good reasons to believe in an inerrant Bible , inerrancy is an unnecessarily high standard by which the central event in Christianity is set: the resurrection of Jesus of Nazareth. Christianity is dependent on that historical event. If Christ rose from the dead, then the game is over—Christianity is true. On the other hand, if He did not rise from the dead, then, as a first-century eyewitness by the name of Paul admitted, Christianity is false.

But you don’t need infallible sources to establish that the Resurrection really happened, or any other historical event of that significance. For example, if I find an error in the stat line of a football game, should I assume that every game, story, and stat line in the newspaper was a complete fabrication? So why do some people do that with the New Testament? Why do they assume that unless every word is true, then most of it is false?

They assume this because they are confusing the fact of the Resurrection with reports of the Resurrection. Conflicting reports of a historical event are evidence that the event actually occurred, not the other way around. In other words, to return to our sports analogy, the only reason there is an error in the stat line is because the game was played and someone attempted to report on that game. Neither the stat line nor the error would exist unless the game was actually played. After all, who reports on a game that did not actually take place?

The same is true of the documents that comprise the New Testament and the Resurrection. Even if one were to find an error or disagreement among the multiple accounts of the Resurrection story, the fact that there are multiple eyewitness testimonies shows that something dramatic really did happen in history, especially since the people who wrote it had everything to lose by proclaiming that Jesus rose from the dead.

That is, all of the New Testament reporters (except Luke) were observant Jews who would pay dearly for proclaiming the Resurrection. Why would Jewish believers in Yahweh, the people who thought they were “God’s chosen people” for two thousand years, make up a Resurrection story that would get them excommunicated from the “chosen people” club, and then beaten, tortured, and murdered?

Answer: They wouldn’t. They saw something dramatic that they didn’t expect. They then proclaimed it, changed their lives because of it, and later wrote about it, despite the fact that doing any of that would kill them.

So Christianity is not true just because the Bible says it is true. Christianity is true because an event occurred. It is true that we would not know much about Christianity if the reports of the Resurrection had never been written, but the Resurrection preceded the reports of the Resurrection.

When my friend Andy Stanley asks, “Do you realize there were thousands of Christians before a line of the New Testament was ever written?” Paul was a Christian before he wrote a word of the New Testament. So was Matthew, John, James, Peter, etc. Why? Because they had witnessed the resurrected Jesus.

Contrary to what some skeptics may think, the New Testament writers did not create the Resurrection—the Resurrection created the New Testament writers. In other words, the New Testament documents did not give us the Resurrection. The Resurrection gave us the New Testament documents! There would be no New Testament unless the Resurrection had occurred. The Jewish witnesses would never have made that up.

This is why the core beliefs of Christianity—what C.S. Lewis called Mere Christianity— are true, even if the reports were flawed. Getting details wrong in reporting the Resurrection doesn’t change the larger point that the Resurrection actually happened. In fact, if all the records agreed on every detail, we would rightly assume that they colluded. Actual eyewitnesses never describe the same historical event in the same way.

For example, survivors of the Titanic disagreed on how the ship sank. Some say it broke in two, then sank. Others say the ship sank as a whole. Does that disagreement mean we shouldn’t believe the Titanic sank? Of course not. They all agree on that! They were just looking at the same historical event from different points of view.

Likewise, all the writers agree that the Resurrection occurred, but they differ on minor details (Who arrived at the tomb first? Did you see one or two angels? etc.). And these differences are not necessarily contradictions, but the natural result of viewing the same historical event from different points of view.

The historical documents we have collected, and put into a collection we call the New Testament, are simply what their name implies: they are testimonies or reports of what honorable people have witnessed, and they had no reason to make things up. In fact, given who they were and how they suffered, they had every reason to say it wasn’t true. And there are a number of other excellent reasons that show that it takes more faith to be an atheist than a Christian.

So, inerrant Bible or not, the Resurrection we celebrate on Sunday actually happened about 1,985 years ago. That means you can trust that one day you will be resurrected like Jesus if you trust in Him.

 


Dr. Frank Turek (D.Min.) is an award-winning author and frequent college speaker who hosts a weekly television show on DirectTV and a radio program that airs on 186 stations nationwide. His books include I Don’t Have Enough Faith to be an Atheist and Stealing from God: Why atheists need God to make their case.

Original Blog: http://bit.ly/2PAirNv

Translated by Malachi Toro Vielma

Edited by Maria Andreina Cerrada

 

 

By Mikel Del Rosario

Does the Bible really come from God? I recently conducted a workshop on this topic for fifth and sixth graders at Bayside Church in Granite Bay, CA. I wanted to help the Christian kids talk about this topic with their friends. But I knew it had to be something simple to understand and easy to remember. We ended up having a lot of fun with games, activities, stories, and illustrations that helped them stick with these ideas.

After each session, parents told me how much they appreciated the lesson. Another reminder that adults value “simple” things, too.

In this post, I’ll show you a quick way to answer the question, “Is the Bible really from God?” and give you a little reminder so you can remember 3 reasons skeptics should pay attention to the Bible. But first, you should know that when it comes to the Bible, there are only two ways to look at it.

Only 2 options

The Bible says it is God’s message to us (2 Tim 3:16-17). That’s either true or false. So is there any reason to think the Bible is more than a book written by men? What kind of book is the Bible? We have only two answers:

  1. It’s just a bunch of stories and ideas about God written by people.
  2. It is truly the Word of God given to the people.

Here’s how I started the kids segment:

  • Mikel: “How many of you have read a book that you really enjoyed this summer? Tell me the name of an author you like.”
  • Students: (Different answers, including Agatha Christie, JK Rowling, CS Lewis, etc…)
  • Mikel: Now, do you think that all these authors would have the same opinion about the things that adults say we shouldn’t talk about at parties: politics and religion? Do you think they would agree?
  • Students:
  • Mikel: Of course not. No big surprise, right? No, the big surprise is when you consider the Bible…

3 Reasons Skeptics Should Pay Attention to the Bible

Imagine a UPS truck delivering Bibles, because the letters U, P, and S can help you remember 3 reasons why skeptics should pay attention to the Bible. These are 3 simple discussion points you can share with a friend or even your own children.

Think of it in terms of cause and effect. The Bible is an effect. What is the cause? If the Bible were just a book written by men, it would be pretty hard to explain the following:

  1. Your unit

The “U” can help you remember the word for  unity . The Bible is surprisingly united. When you hold a Bible in your hands, you are holding a collection of 66 ancient documents. They were originally written in 3 languages: Hebrew, Aramaic, and Greek. We’re talking about 40 different authors, writing over a period of over 1,500 years! Imagine these guys writing in different times, places, languages, and cultures.

And yet the authors agree with each other on highly controversial ethical and religious issues. And most importantly, they all arrived at a single message about God.

  1. His prophecy

The “P” can help you remember the word prophecy. The Bible records exact predictions about the future that came true. A couple of examples are specific prophecies about Jesus and Israel.

Predictions about Jesus

The Old Testament prophets said that the Messiah would be from the tribe of Judah (Gen. 49:10), from the lineage of King David (2 Sam. 7:12-13), and that he would be born in Bethlehem (Micah 5:2). 700 years before Jesus was born, the Jewish prophet Isaiah foretold very specific things about the Messiah (ch. 53). For example:

  • That would be whipped
  • That I would die with evil people
  • That he would be buried as a rich person

More than 1,000 years before Jesus was born, King David predicted that the Messiah’s hands and feet would be pierced, but not one of his bones would be broken (Psalm 22). All of these things about Jesus, the Messiah, came to pass.

Predictions about Israel

Isaiah also predicted that the Jewish people would return to their lands for a second time (11:11-16). The first time they returned was in the 6th century with Ezra and Nehemiah. But Israel was expelled in 70 AD when the Romans destroyed Jerusalem. Their second return was when Israel became a nation in 1948. I told the children:

This is something that really happened and maybe some of your grandparents saw it! And if not, your parents must have seen it on the news.

  1. Follow here!

The “S” can help you remember that the Bible is still here !  And why is this so important? Because people have tried to wipe the Bible off the face of the earth and they won’t succeed. Not only that, it’s still the number one best-seller.

This is just the beginning. If you really take the time to look more closely, you will see that we have good reason to believe that the Bible is not just people’s ideas about God written down. The Bible is God’s Word given to people.

Lesson 4

Fact or fiction:

Can I Trust My Bible? This workshop was based on lesson 4  of my Accessible Apologetics curriculumfor youth and adults. It includes games, illustrations, PowerPoint, and more. Download a free lesson from the series. 

 


Mikel Del Rosario helps Christians explain their faith with courage and compassion. He is a PhD student in the New Testament department at Dallas Theological Seminary. Mikel is a professor of Christian apologetics and world religion at William Jessup University. He is the author of Accessible Apologetics and has published over 20 journal articles on apologetics and cultural engagement with his mentor, Dr. Darrell Bock. Mikel holds an MA in Christian apologetics with highest honors from Biola University and an MA in divinity from Dallas Theological Seminary, where he serves as Cultural Engagement Manager at the Hendricks Center and host on “the Table Podcast.” Visit his website at ApologeticsGuy.com.

Original Blog: http://bit.ly/2CkdMZi

Translated by Natalia Armando

Edited by Maria Andreina Cerrada

Por Michael Sherrard

De acuerdo con un estudio reciente, las generaciones venideras ya no le ven el sentido al cristianismo. Estoy seguro que has visto lo que estos estudios sociológicos han descubierto: mientras más joven la generación, más post-cristiana es. Los jóvenes americanos están menos inclinados a creer en el cielo o en el infierno, que la escritura es la palabra de Dios, que Satanás es real o que incluso Dios existe. Ellos oran menos, van con menor frecuencia a la iglesia y dan menos ofrendas a la iglesia que las generaciones pasadas.

Muchos están abandonando el cristianismo por completo.

Uno de cada cinco adultos se consideran a sí mismos ser “Ex-cristianos”. Y para poner esto en perspectiva, eso significa que hay cuatro ex-cristianos por cada nuevo convertido al cristianismo. De hecho, los “ex-cristianos” combinados con los ateos y agnósticos ahora componen uno de los grupos religiosos más grandes en América, los religiosos no afiliados. Y un gran porcentaje de ellos son jóvenes adultos. Uno de cada de tres jóvenes adultos afirma no tener alguna afiliación religiosa.

Entonces, ¿por qué las generaciones jóvenes se están marchando de la fe? Y ¿qué podemos hacer al respecto? ¿Es simplemente porque ya no creen que sea verdad o útil?

Creo que podemos encontrar una respuesta en Deuteronomio. El sexto capítulo nos enseña que es la responsabilidad de las generaciones pasadas pasar la palabra de Dios a la nuevas generaciones. Particularmente es el trabajo de los padres. Nuestros niños deben aprender de nosotros qué es lo que significa seguir a Dios.

¿Lo han hecho? ¿Han aprendido de nosotros?

Nuestros niños han aprendido muchas cosas de nosotros, estoy seguro. Les hemos enseñado la importancia de la educación. Hemos pagado para que tengan tutores y clases de piano. Los hemos conectado con los deportes y también hemos pagado por entrenamientos privados. Hemos hecho muchísimo por ellos para prepararlos para la adultez. Pero ¿les hemos transmitido la cosa de más importancia?

En este punto, puedo responder con mucha confianza la pregunta ¿por qué las nuevas generaciones han abandonado el cristianismo? La respuesta es que nosotros lo hemos hecho.

O si nosotros no la hemos abandonado, ciertamente no la hemos pasado a la siguiente generación. Estudio tras estudio nos muestra lo que ya sabemos. Virtualmente ningún joven adulto sabe lo que la Biblia enseña. Los jóvenes adultos simplemente no saben nada acerca del cristianismo. Entonces no estoy seguro si es correcto decir que los jóvenes adultos se están alejando del cristianismo. Parece ser que nunca fueron realmente introducidos al cristianismo.

Entonces, ¿qué hay que hacer? Es simple. Conoce la palabra de Dios por ti mismo y enséñalo a la siguiente generación, pero no solamente tenemos que enseñarlo, debemos vivirlo también. Una de las cosas más impresionantes de las nuevas generaciones es que pueden detectar a alguien falso a un kilómetro de distancia. Las generaciones jóvenes necesitan ver el cristianismo, no solo escuchar acerca de él.

Enseñé en la escuela secundaria por siete años, “fue el mejor de los tiempos; fue el peor de los tiempos”. Estoy bromeando, amo a los estudiantes de secundaria. ¿Sabes qué es lo que preguntan los estudiantes con más frecuencia? Es, “¿cuándo voy a usar esto?”. Y esta es precisamente la pregunta correcta que un estudiante debe hacer.

Me pregunto, ¿han visto nuestros jóvenes adultos una respuesta a “cuando van a utilizar el cristianismo? ¿Han visto que nos fue bien porque hemos obedecido fielmente la palabra de Dios? De nuevo, si queremos que la siguiente generación acepte la bondad de seguir a Jesucristo, ellos deben ver su bondad en nosotros. Por lo tanto, no solo les enseñe la palabra de Dios sino muéstresela. Muestre su poder con la forma en que vives.

Finalmente, junto con el conocimiento de la palabra de Dios y con que nos vean usarla, la siguiente generación debe entender la palabra de Dios. Deuteronomio 6:20 nos dice que tenemos que darles a nuestros niños una respuesta cuando ellos pregunten ¿qué significa la palabra de Dios? Tristemente, muchísimos niños y adolescentes se encontraron con un Shh y un “solo ten fe” en vez de una respuesta cuando ellos tienen una duda acerca del cristianismo.

Pero Dios no espera que tengamos una fe ciega. Además, Él no quiere eso. Él no nos pide seguirlo porque Él simplemente lo dice y fin de la historia. Él espera y nos permite hacer preguntas sinceras y humildes. Porque al hacer preguntas genuinas, uno busca el entendimiento. Dios quiere que lo amemos con nuestra mente también. Él quiere seguidores sinceros y verdaderos, no máquinas programadas.

Entonces los jóvenes adultos, deberían preguntar ¿por qué Dios deja que malas cosas le sucedan a personas buenas?

Deberían preguntar ¿cómo sabes que la Biblia es la palabra de Dios y no es algún fraude?

Deberían preguntar ¿cómo sabes si Jesús en verdad resucitó de entre los muertos?

Deberían preguntar ¿por qué debería seguir la enseñanzas de Dios?

Y adultos, será mejor que se preparen para darles una respuesta. Pero anímate porque hay respuestas. Ahora, no se sientan abrumados por esto. Está bien si no tienes todas las respuestas. Nadie las tiene, bueno, excepto Google. Puedes confiar lo que sea que encuentres en Google.

En serio, “no sé” es una respuesta perfectamente aceptable a una pregunta que no sabes la respuesta. Pero “solo ten fe” no lo es. No le digan a las nuevas generaciones que se queden en silencio, que dejen de hacer preguntas, que solo crean y que mantengan la línea. Si lo haces, eventualmente caerán. Y esto precisamente estamos viendo a diario.

Iglesia, adultos, padres — acepten las preguntas de las nuevas generaciones y encuentren respuestas. ¡Sí las hay! El cristianismo es razonable. Es verdad. Concuerda con la realidad. Es la mejor explicación por la forma en que son las cosas.  Es la respuesta por todo lo que está mal.

Entonces, conoce la palabra de Dios. Enseña la palabra de Dios. Vive la palabra de Dios. Y crece en su entendimiento. Y que tú y tu hijo y el hijo de tu hijo cosechen todas las bendiciones que provienen de seguir fielmente a Jesucristo.

 


Michael C. Sherrard es pastor, director de Ratio Christi college prep, y autor de Relational Apologetics. (Apologética relacional). Información personal y otros se puede encontrar en michaelcsherrard.com

Blog original: http://bit.ly/2L1HXGf

Traducido por Italo Espinoza Gómez

Editado por María Andreina Cerrada

Por Brian Chilton

En los últimos meses, hemos estado examinando a los autores y la información de los antecedentes para los libros del Nuevo Testamento. Para este artículo, examinaremos un pequeño libro hacia el final del Nuevo Testamento conocido como Judas. ¿Qué sabemos sobre este libro y quién lo compuso?

Autor: Judas abre el libro indicando que él es un “siervo de Jesucristo y un hermano de Santiago” (vs. 1)[1]. La búsqueda de la identidad de Judas está intrincadamente relacionada con la identidad de Santiago que figura como el hermano de Judas. Uno puede fácilmente eliminar a Santiago el hijo de Zebedeo porque fue martirizado temprano en la historia de la iglesia (Hechos 12:1-5). El único otro Santiago viable es el hermano de Jesús. Cuando las personas de Nazaret estaban interrogando a Jesús, le preguntaron: “¿No es este el carpintero, el hijo de María y el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí con nosotros?” (Marcos 6:3).

Marcos 6:3 resalta algunos hechos. Primero, Santiago y Judas fueron los hermanos de Jesús. En segundo lugar, ambos eran conocidos por la iglesia. Si este es el caso, entonces es lógico pensar que Judas se identificaría a sí mismo como el hermano de Santiago, ya que Santiago era un líder influyente en la iglesia de Jerusalén. Por lo tanto, Judas, el hermano de Santiago y Jesús, es el candidato más viable para haber escrito este pequeño libro. Judas humildemente se designó a sí mismo solo como el hermano de Santiago y un siervo de Cristo en lugar de elevarse como el hermano de Jesús.

Fecha: Judas es un libro difícil de fechar. Ya que Judas trata con las falsas enseñanzas que habían entrado a la iglesia, uno pensaría que una fecha posterior sería más factible. Sin embargo, el libro no discute directamente el gnosticismo. Por lo tanto, muchos han postulado una fecha entre 65 y 80 d.C.

Propósito: Por la propia advertencia de Judas, él había deseado escribir una carta alentadora sobre la salvación común de los creyentes a los “amados por Dios el Padre y guardados para Jesucristo” (vs. 1). El amado de Dios se refiere a los destinatarios que probablemente fueron creyentes judíos de la época. Sin embargo, debido a las falsas enseñanzas que habían entrado a la iglesia, Judas se sintió obligado a escribir una carta “apelando [a ellos] para contender por la fe que fue entregada a los santos de una vez por todas” (vs. 3).

La carta de Judas es una carta polémica que advierte a los creyentes a que eviten a los falsos maestros. Después de dar el propósito de su carta en los versículos 1-4, Judas describe a los apóstatas del tiempo pasado y presente (vs. 5-11), la condenación de los apóstatas (vs. 12-19), entrega una exhortación (vs. 20 -23), antes de dar su bendición (vs. 24-25).

Conexión de Judas con 2 Pedro: Lo más exclusivo del libro de Judas es su vínculo con 2 Pedro. Gran parte del contenido de Judas coincide con el de 2da Pedro, incluida una cita del seudopigráfico libro 1era de Enoc (vs. 12-13) y una alusión al libro apócrifo La Asunción de Moisés. ¿Tomó prestado Judas de 2da de Pedro, pidió Pedro prestado de Judas, o ambos tomaron prestado de una fuente común?

Como se mostró previamente en el artículo “Quién escribió las cartas de Pedro”[2], Simón Pedro es un buen candidato para haber escrito 2da de Pedro. Si 2da de Pedro tomó prestado de Judas, entonces el libro habría sido demasiado tardío para haber sido escrito por Simón Pedro. Si Pedro es un buen candidato para la autoría de 2da Pedro, entonces Judas tomó prestado de Pedro o ambos tomaron prestado de una fuente común. Hay menos problemas que indican que Judas tomó prestado de 2da de Pedro o que ambos tomaron prestado de una fuente común. Es probable que debido a que Judas toma prestado mucho del Antiguo Testamento y la tradición judía, lo más probable es que haya tomado prestado de la segunda carta de Pedro, ya que fue recibida por la iglesia en su día.

Notas

[1] A menos que se indique lo contrario, todas las Escrituras citadas provienen de la Biblia Cristiana Estándar (Nashville: Holman, 2017).

[2] Brian Chilton, “¿Quién escribió las cartas de Pedro?”, Bellator Christi.com (23 de agosto de 2017), obtenido el 14 de septiembre de 2017, https://bellatorchristi.com/2017/08/23/who-wrote -the-letters-of-peter /.

 


Brian Chilton es el fundador de BellatorChristi.com y es el presentador de The Bellator Christi Podcast.Recibió su Maestría en Teología en la Universidad Theology from Liberty (sobresaliente); su Licenciatura en Ciencias en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); y recibió la certificación en Christian Apologetics de la Universidad de Biola .Brian está en el programa Ph.D. en Teología y apologética en la Universidad Liberty. Brian es miembro de pleno derecho de la Sociedad Internacional de Apologética Cristiana y la Alianza Cristiana de Apologética. Brian ha estado en el ministerio por más de 14 años y se desempeña como pastor de Huntsville Baptist Church en Yadkinville, Carolina del Norte.

Blog Original: http://bit.ly/2nR9Wh8

Traducido por María Andreina Cerrada

Por Brian Chilton

El sitio web ha dedicado un tiempo considerable a explorar la identidad de los autores de los textos del Nuevo Testamento. Este viaje continúa mientras exploramos las tres cartas atribuidas a Juan. ¿Quién era la persona llamada Juan detrás de estas cartas?

Wrote Letters John

Autor

La iglesia primitiva atribuyó casi unánimemente a las tres cartas de Juan al apóstol Juan. No fue hasta los tiempos modernos que se prestó seria atención a la idea de dos Juanes: uno el apóstol Juan y el otro un Juan diferente conocido como el “anciano”. En Juan 2 y 3, el autor menciona que él es el anciano. Algunos también han contemplado la idea de una escuela juanina que conservó las enseñanzas de Juan y escribió las cartas dando crédito al anciano apóstol.

La confusión entre el apóstol y el anciano se encuentra en la declaración de Papías tal como fue preservada por Eusebio que dice:

Pero no voy a negarme a dejar de lado, junto con mis interpretaciones, las instrucciones que recibí con cuidado en cualquier momento de los ancianos, y que guardé con cuidado en mi memoria, asegurándome al mismo tiempo de su verdad. Porque no me complací, como la multitud, en los que hablaban mucho, sino en los que enseñaban la verdad; ni en aquellos que relataron mandamientos extraños, sino en aquellos que ensayaron los mandamientos dados por el Señor a la fe, y procediendo de la verdad misma. Si, entonces, alguien que había asistido a los ancianos vino, pregunté minuciosamente después de sus dichos: lo que dijeron Andrés o Pedro, o lo que dijo Felipe, o por Tomás, o por Santiago, o por Juan, o por Mateo, o por cualquier otro de los discípulos del Señor, 2025 lo que dicen Aristón y el presbítero Juan, los discípulos del Señor. Porque imaginé que lo que se obtendría de los libros no era tan provechoso para mí como lo que provenía de la voz viva y permanente.[1]

La opinión con el mejor apoyo, sin embargo, es que Juan el apóstol y Juan el anciano son la misma persona.

Las cartas de Juan, particularmente la primera carta, tienen una similitud notable con el Evangelio de Juan. La evidencia de la autoría apostólica del Cuarto Evangelio es bastante fuerte. Por lo tanto, la correlación entre el Evangelio y las cartas demuestra una alta probabilidad de que Juan el apóstol también haya escrito las cartas junto con el Evangelio.

Además de la asociación que sostiene el Evangelio de Juan con las cartas, las fuentes del segundo siglo sugieren fuertemente que Juan el apóstol sirvió como pastor en Éfeso, viviendo hasta el gobierno del emperador Trajano en el año 98. George Beasley-Murray observa:

“Juan, el discípulo del Señor, que se apoyó en su pecho, también publicó el Evangelio mientras vivía en Éfeso en Asia” (Adv. Haer. 3.1, 2). El “discípulo” es claramente el apóstol Juan, quien se identifica con el “discípulo amado” del Evangelio. Ireneo también reconoció la autoridad de la iglesia en Éfeso, ya que “fue fundada por Pablo, y Juan vivió allí hasta el tiempo de Trajano” (3.3, 4). Este testimonio es el más significativo a la vista de la relación de Ireneo con Policarpo, quien fue martirizado en su vejez en 155 d.C.[2]

A la luz de la fuerte evidencia antigua, uno puede afirmar con confianza que Juan escribió las cartas que se le atribuyeron en Éfeso. Es posible que Juan usara un amanuense para escribir el Evangelio y la primera carta y escribiera Juan 2 y 3 con sus propias manos. No obstante, Juan es claramente el autor de los cuatro documentos.

Fecha

Dado que uno puede alinear los documentos atribuidos a Juan y al mismo tiempo señalar que el apóstol ministró en Éfeso mientras vivió hasta el año 98 d.C., el Evangelio y las cartas se pueden vincular con seguridad a mediados de los 80 hasta mediados de los 90.

Propósito

1 Juan fue escrita para guiar a los cristianos hacia la verdadera doctrina y ayudarlos a evitar creencias y acciones falsas. En 1 Juan, Juan se enfoca en la verdad de Cristo (1: 1-4), el estilo de vida del creyente auténtico (1: 5-2: 14), la relación del creyente con aquellos fuera de la iglesia (2: 15-27), junto con una exhortación personal a los creyentes a amarse unos a otros y a brillar la luz de Dios en sus vidas (2: 28-5: 21).

2 Juan es una carta más personal escrita para la iglesia de Éfeso. Juan le ordena a la iglesia que “(1) caminen en la verdad, (2) obedezcan los mandamientos de Dios, (3) se amen los unos a los otros y (4) guarden las enseñanzas de Cristo y no sean engañados por el anticristo”[3] Juan saluda y bendice a los creyentes (1-3), exhorta a los creyentes a amar (4-6), advierte de los falsos maestros (7-11), y planea una visita a las iglesias locales en el área (12-13) .

3 Juan al igual que 2 Juan es una carta personal. Mientras que 2 Juan está escrito para la iglesia, 3 Juan se escribe para tres individuos: Gayo (1), el que recibe la carta; Diótrefes (9), un alborotador en la iglesia; y Demetrio (12), el que lleva la carta a Gayo. En 3 Juan, el apóstol saluda a Gayo (1-2), elogia a Gayo por defender la verdad (3-4), discute los problemas con Gayo (5-12) y discute su futura visita con Gayo (13-14).

Las cartas de Juan son bastante poderosas e importantes para enseñar acerca de la naturaleza de Dios y de la postura del creyente durante tiempos difíciles. Todos harían bien en tomarse el tiempo para leer el Evangelio de Juan y sus tres cartas. El apóstol tiene algunas palabras importantes para toda la iglesia para cada generación.

Notas

[1] Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia, III, 39.

[2] George R. Beasley-Murray, John, vol. 36, Word Biblical Commentary (Dallas: Word, Incorporated, 2002), lxvi.

[3] CSB Study Bible (Nashville: Holman, 2017).

 


Brian Chilton es el fundador de BellatorChristi.com y es el presentador de The Bellator Christi Podcast.Recibió su Maestría en Teología en la Universidad Theology from Liberty (sobresaliente); su Licenciatura en Ciencias en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); y recibió la certificación en Christian Apologetics de la Universidad de Biola .Brian está en el programa Ph.D. en Teología y apologética en la Universidad Liberty. Brian es miembro de pleno derecho de la Sociedad Internacional de Apologética Cristiana y la Alianza Cristiana de Apologética. Brian ha estado en el ministerio por más de 14 años y se desempeña como pastor de Huntsville Baptist Church en Yadkinville, Carolina del Norte.

Blog Original: http://bit.ly/2KeyLNg