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Por Josh Klein

Lil Nas X
De vuelta a donde empezamos.

¿Qué pensarías si te dijera que el problema con Lil Nas X no es que sea homosexual, sino cómo percibe la respuesta de la Iglesia por ser homosexual?

De alguna manera ha llegado a la conclusión de que debería odiarse por tener una tendencia natural a la atracción por el mismo sexo. Por alguna razón, el señalar un estilo de vida pecaminoso se ha equiparado a señalar la maldad de la persona. Y creo que la razón está fundamentada en la idea de la identidad. En esta última sección de esta serie, intentaré mostrar un “mejor camino” para lidiar con estas problemáticas.

Debo destacar, que estas ideas no se me ocurrieron a mí. Ha habido muchos otros antes que yo, como Cristopher Yuan, Rachel Gilson, Preston Sprinkle, Leadthemhome.org y otros, defienden los mismos principios, pero mi intención es plantear una estrategia simple, directa y aún así difícil de implementar.

En un intento de aliviar la penosa unión entre pecado y pecador, los cristianos han inventado una frase concisa que tal vez hayas escuchado (o quizás la has dicho): “Odia el pecado pero ama al pecador.”

Como ya dije en la parte uno de esta serie, la sexualidad es un asunto completamente diferente. No se trata de un vicio universalmente aceptado que debe ser enfrentado como la drogadicción o el alcoholismo. El mundo se ha esforzado por hacer inseparables la sexualidad y la identidad, y la Iglesia, por alguna razón, está de acuerdo con las condiciones de ese concepto. Así que, cuando un cristiano dice: “Odia el pecado pero ama al pecador”, el que no es cristiano lo resistirá con indignación. ¿Por qué? Porque el que no es cristiano solo tiene una identidad y a esa se le cataloga como pecado. Por ello, el no cristiano cree que el cristiano sutilmente está diciendo, “odia su identidad pero ama lo que llegarían a ser si tan solo pudiéramos cambiarlo”, pero ellos son felices con la identidad que tienen actualmente.

Por supuesto, esa no es la intención de la frase, pero su uso ha tenido consecuencias inesperadas para con la comunidad LGBTQ+ por décadas. Toda una generación de seres humanos que toman su identidad de sus inclinaciones sexuales tienen la creencia que los cristianos les odian por el simple hecho de “ser quienes son.”

Ante esto las soluciones son, odiarse a sí mismos y tratar de ser algo que no son, o dejar atrás las miradas intolerantes de quienes dicen amarlos y perseguir un estilo de vida que parece ofrecer satisfacción y felicidad.

La iglesia liberal hizo bien en reconocer esta reacción como algo inaceptable. Después de todo, Dios quiere que todas las personas lleguen al conocimiento de la fe salvadora en Él, ¿no es así (1 Timoteo 2:3-4)?

Si bien su diagnóstico del problema es probablemente acertado, en la parte dos y tres de esta serie mencioné que su respuesta al problema (afirmar a la gente en su pecado) no fue acertada y está haciendo más daño que bien.

¿Y qué sigue?

¿De qué manera puede la Iglesia afirmar la santidad de Dios y su marco moral para la creación y al mismo tiempo ministrar a quienes se identifican estrechamente con el pecado que impulsa su sexualidad?

Hace poco escuché un podcast del experto conservador Andrew Klavan, quien es cristiano. Klavan tiene un hijo gay que afirma tener fe en Cristo Jesús, esto metió a Klavan en el dilema de tildar como pecado la homosexualidad.

No voy a criticar los ideales de Klavan en esta área; sin embargo, creo que su respuesta a la pregunta que la madre de un hijo gay le hizo merece cierta consideración. En medio de la respuesta a la pregunta de esta madre, Andrew dice algo así como:

“La homosexualidad es el único pecado que no permitimos en nuestras iglesias. Al que es obeso no le decimos que deje la comilona, pero al gay le decimos que deje de ser gay. Mi consejo es que ames a tu hijo con el amor de Cristo y ores para que dentro de las plegarias que su hijo le haga a Dios le presente su sexualidad de la misma manera en que todos deberíamos presentar nuestra sexualidad a Dios” (parafraseado).

Creo que Andrew ha expuesto algo importante aquí. Tratamos al pecado de la homosexualidad de manera diferente al resto de pecados.

Ahora bien, algunos podrían rebatir la declaración de Andrew diciendo (atinadamente) que el pecado sexual es más grave y deja consecuencias internas que otros pecados no (1 Cor. 6:18). Por lo tanto, la glotonería no es el mejor ejemplo, pero la respuesta a otros pecados sexuales entonces debe ser considerada.

  • ¿Cuántos jóvenes en tu iglesia han tenido sexo prematrimonial?
  • ¿Cuántos hombres (y mujeres) tienen la costumbre de ver pornografía?
  • ¿Cuántos matrimonios se han roto debido a la infidelidad o al abuso?
  • ¿Cuántos adolescentes luchan con deseos pecaminosos con personas del sexo opuesto?

¿Qué sucedería si a éstas personas les diéramos el mismo trato que damos a quienes luchan contra (o aceptan) la homosexualidad?

¿Y si creyéramos que la respuesta a la homosexualidad no es obligarle a ser heterosexual sino ayudar a la persona a dedicar su vida a Cristo?

En la misma respuesta Klavan menciona un concepto que es bastante extraño en nuestras conversaciones sobre la homosexualidad. Dijo algo como dejar que Dios sea el que se oponga al pecado en la vida de las personas, ya que todos estamos sumidos en algún pecado.

En esa línea de razonamiento, al notable teólogo y decano en teología de la African Christian University (Universidad Africana Cristiana) en Zambia, Voddie Baucham, se le atribuye la siguiente frase en lo que respecta al evangelio:

“El mensaje del evangelio es más sobre el pecado que sobre los pecados. El punto es que no necesito conocer el pecado en específico que comete la persona para después acercarme y decirle que debe dejar de hacerlo, sino que me acerco porque su  naturaleza necesita ser cambiada” (el énfasis es mío).

¿Qué tan seguido le pedimos a una persona que lucha contra la mentira que primero deje de mentir antes de venir a Cristo? ¿Cuántas veces le hemos dicho a alguien que es adicto a las drogas o a la pornografía que primero renuncien a su adicción antes de acercarse a Cristo?

Pero la forma en que tratamos la homosexualidad en la iglesia es muy diferente, pues casi obligamos al homosexual ya sea hombre o mujer a dejar su comportamiento homosexual antes de presentarse delante de Cristo.

¿Y si en vez de gastar tiempo para convencer a la gente de cada pecado que tenga, lo usáramos para demostrar que nuestra propia naturaleza pecaminosa es la razón por la cual necesitamos un salvador?

Esto no significa que debemos aceptar que los comportamientos pecaminosos son algo bueno. Si eso hiciéramos estaríamos limitando la obra del Espíritu Santo para convencer a los individuos de los pecados individuales. Decirle a un adicto que su adicción no es algo problemático sino que es parte de su identidad y que debe aceptarla, ¿por qué iba a buscar el adicto una salida a su adicción?

La iglesia tiene una historia desagradable de manejo deficiente de los asuntos sexuales y es algo que debemos reconocer.

Creo que el mensaje que el mundo necesita escuchar es que cada individuo está roto y no que se les tache de malvados, y no pueden oír este mensaje a menos que primero les digamos cuán rotos estamos cuando permanecemos separados de Cristo. En otras palabras, no se trata de cuánto deseamos convencer a la cultura post cristiana sobre cuán hundidos están moralmente, sino mostrarles que no tienen esperanza así como nosotros no teníamos esperanza.

En vez de gritarle a las personas que es seguro que morirán por estar dentro de un edificio en llamas, deberíamos mostrarles una salida, “¡Si no quieres morir, sigue este camino!”

Esto es lo Voddie Bauchman nos dice en lo que respecta a cómo deberíamos predicar el evangelio. El evangelio no son las buenas noticias sobre modificar el comportamiento. El evangelio son las buenas noticias que anuncian que el Dios Todopoderoso del universo ¡ha mostrado un camino que conduce a la vida!

En mi plática con una ex estudiante respecto a estos temas me expresó su preocupación por el “odio en el internet” de supuestos cristianos hacia la comunidad LGBTQ+. Su preocupación provenía de dos lados, uno tenía que ver con ella y era el malentendido de lo que realmente significa odio, eso seguro, y el otro está relacionado con los cristianos y su falta de pericia para adentrarse en la sociedad y guiarla hacia Cristo.

Tomemos como ejemplo el sermón de Pablo en Atenas o el Areópago (Hechos 17).

Pablo pudo haber pasado por Atenas y elaborar un discurso acerca de su politeísmo e idolatría. Pero, él sabía que esta manera no era conveniente para expresar las buenas noticias de Jesús. Por ello, prefirió elogiar su espiritualidad y su pasión, y así es cómo encontró la oportunidad para hablar del evangelio.

Fuera de las paredes de la Iglesia debemos buscar oportunidades de conversación con la cultura americana post cristiana similares al diálogo en el Aerópago y no enfocarnos en las reprensiones como vemos en la carta a los corintios.

¿Cuál es la diferencia?

En este lado, Pablo se estaba dirigiendo a no creyentes (Areópago) pero en el otro lado les estaba hablando a supuestos creyentes que sabían más. (1 Corintios).

La Iglesia ha pasado mucho tiempo argumentando que la homosexualidad es una amenaza que hemos perdido la oportunidad (en muchos sentidos) de ministrar la gracia y la verdad. ¡No existe tal amenaza contra la Iglesia! ¡Las puertas del mismo infierno no son una amenaza! (Mateo 16:17-19)

La iglesia liberal les ha mostrado gracia y ha reforzado la verdad, y por ello el trabajo de la iglesia ortodoxa se ha vuelto más difícil. Ahora distintos evangelios compiten por los homosexuales. Este es un fracaso de la Iglesia, no de Dios y tampoco es el fracaso de quienes están siendo desorientados.

Hay un evangelio que afirma que pueden existir sin problemas la identidad sexual y la identidad de ser hijo de Dios y otro evangelio afirma que cualquiera puede ser adoptado para ser hijo de Dios pero insiste en que debe existir un dominio propio en lo que tenga que ver con sus comportamientos y apetitos.

Pero en nuestra tendencia de perseguir con pasión la verdad no nos dimos cuenta que en muchas situaciones atropellamos a la gracia.

No es necesario convencer a los homosexuales que debido a ese pecado en específico es que deben acudir a Cristo, lo que necesitamos es convencerles de que son pecadores (sin importar si son  homosexuales o no) y porque son pecadores es que necesitan un Salvador. En otras palabras, nuestra conversación debería ser la misma para un joven que está viviendo con su novia y para un joven que está viviendo con su novio, sin embargo solemos manejar ambas situaciones de manera muy diferente.

Las personas no necesitan renunciar a todos sus pecados antes de conocer a Jesús, solo a su naturaleza pecaminosa. Renuncian a la esclavitud del pecado y acepta la esclavitud a la justicia en el momento en que ponen su fe en Cristo. Y luego el Espíritu Santo comienza a trabajar y, como todos sabemos, ¡es muy probable que sigan luchando!

Si llegan a la conclusión de que deben odiarse por lo que son, es muy probable que los argumentos de nuestra conversación fueron deficientes.

Así que, ¿qué significa este “camino más excelente”? ¿Debemos permanecer callados ante la homosexualidad culturalmente? No, pero debemos cubrir la verdad con amor. La homosexualidad no es el principal asunto a encarar, al igual que la promiscuidad y la adicción a la pornografía no son las principales cuestiones a tratar. El verdadero asunto a tratar es un corazón que urgentemente necesita ser limpiado, reparado y renovado. ¡Señor, danos un corazón de carne y quítanos el corazón de piedra! (Ez. 36:26) Con frecuencia, la Iglesia actúa desde un corazón de piedra para quienes pertenecen a la comunidad LGBT+.

Considero que la siguiente lista son algunas (aunque no todas) de las maneras en que la Iglesia puede ver progresos en sus diálogos sobre la sexualidad en la cultura de nuestros días. No son fáciles, pero creo que no son complicados y están alineados con las Escrituras y con el Evangelio.

  1. No uses la palabra “identidad” cuando hables de sexualidad. Simplemente no lo hagas. Si dos personas llegan a tu iglesia y te dicen “somos una pareja gay”, trátalos como lo harías con una pareja heterosexual que sin estar casados viven juntos.
  2. Deja de decirles que Dios les quitará sus tendencias homosexuales cuando se rindan a Cristo. Esto les pone una carga imposible de llevar a un grupo específico de personas. Es posible que Dios no elimine mis deseos lujuriosos, pero puedo orar para que Él los someta a su voluntad. Lo mismo aplica para las personas que tienen tendencias homosexuales. Es posible que Dios no los transforme (y probablemente nunca lo hará) y eso está bien. ¡Incluso es algo que debemos celebrar y por ello debemos coadyuvar! Estos hermanos y hermanas necesitarán en todo tiempo más de nuestra ayuda que el resto de la congregación porque ellos siempre se sentirán atrapados entre dos mundos que son opuestos.
  3. Reconforta a los homosexuales con el evangelio, ofrécete para estar pendiente de ellos (si te lo piden) y no los trates como si hubiera algo mal con ellos porque no tratarías de esa manera a cualquier otra persona que estuviera luchando con cualquier otro pecado.
  4. Aliéntales a estudiar constantemente la Palabra, no solamente los lugares donde hable de la homosexualidad, sino que observen todo el consejo de Dios. Si desean información sobre el tema, diles que juntos lean los libros de Christopher Yuan o de Preston Sprinkle. (¡Primero leelos tú!)
  5. ¡Ora, ama y sé amigable! Recuerda que no debes cambiar la verdad, pero eso no implica que debes eliminar el amor y la amistad.
  6. Aconseja al liderazgo de la iglesia que se acerquen a esta problemática desde la perspectiva del evangelio, no desde la perspectiva moralista. Muéstrales nueva información como la que está en el punto 4, y específicamente acude a la página leadthemhome.org.
  7. Sé consciente de tu comportamiento en las redes sociales en lo que respecta a estos temas y proponte mejorar.

Finalmente, date cuenta que esta es una batalla cuesta arriba.  Por hacer las cosas de diferente manera tendremos ataques en ambos frentes. Podríamos perder amistades, quizá ofendamos a otros sin habérnoslo propuesto, y es posible que nos difamen con todo tipo de adjetivos por quienes creen que la homosexualidad es un pecado y por aquellos que creen que es algo normal. Trabaja para mantenerte firme en la verdad sin importar las consecuencias, pero no olvides la gracia y el amor mientras lo haces (Mat. 5:10).

Creo que el comportamiento homosexual es pecado, pero no creo que que sea un pecado que exceda al conocimiento de un Dios todopoderoso. La iglesia debería dejar de creer que la oscuridad entrará por sus puertas por no erradicar prontamente este pecado. ¡Que Dios nos conceda a todos gracia y favor en nuestro esfuerzo por glorificar su nombre y para traer a otros al pie de la cruz!

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek 

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Josh Klein es un pastor de Omaha, Nebraska con más de una década en el ministerio. Se graduó con un MDiv (Maestría en Divinidad) del Sioux Fall Seminary y pasa su tiempo libre leyendo y enfrentando problemas culturales y teológicos del presente y del pasado. Desde hace doce años está casado con Sharalee Klein y tienen tres hijos.

Traducido por Gustavo Camarillo
Editado por Daniela Checa Delgado

By Josh Klein

As we enter the final section of the critique of the objections to the Orthodox view of homosexual activity as a sin, it is important to note, again, why I am spending a significant amount of time on these particular points. The rallying cry of the liberal theologian has been grace, mercy, and love, but as I set out in part one, [i] believe that true grace, mercy, and love must be grounded in the Truth set forth in God’s word. To have adequate compassion we cannot admit falsehood.

We know this to be true intrinsically. If your child believes with all his heart that he can fly and climbs to the top of your house to prove it, do you let him jump because it is unloving or unmerciful to tell him he is wrong? Or do you do whatever it takes to stop him from jumping even if it makes him cry, angry, or hate you? A good parent doesn’t even need to consider the issue. The correct response to the situation is natural.

Likewise, we must confront the sinful habits in our own lives and the falsehoods in the world. We cannot be compassionate toward the child as he allows it to plummet to its death, and we cannot be compassionate toward fellow believers as we watch them sink their lives into unrepentant sin. That would be unloving. So we must first establish what is true and then we can place true empathy and compassion on that foundation.

The following are just a sampling of other objections I have interacted with in my time of ministry. I believe we must respond to each of them with grace and truth, and any subsequent arguments should be handled in the same manner. I have attempted to do so here. I pray God has given me the power to succeed in that endeavor. I responded to one of the more technical objections in last week’s article. [ii]

Homosexuality is as much of a sin as eating shellfish in the Bible

This argument completely ignores the New Testament scriptures on the subject, is also incredibly theologically flawed, and is primarily used merely as an argument with which to denigrate those of faith as inconsistent or hypocritical.

This, of course, is an argument for Christians to continue eating shrimp and shellfish but not agree that the homosexual act is good/correct even though both come from the same book of the Bible. In Leviticus 11 we find that God prohibits the consumption of shellfish to his people, likewise, only seven chapters later in Leviticus 18 God prohibits men from sleeping with men and women from sleeping with women, going so far as to call the act an abomination.

The difference in language between these two things is paramount to understanding. While the Hebrews are to abhor shellfish, they are not commanded to abhor those who consume shellfish, but shellfish itself. Consuming shellfish is detestable, but it is not an “abomination,” but God calls sodomy (homosexuality) an abomination. We also find God removing the believer’s dietary restrictions (as well as the eternal restrictions of faith!) from Peter in Acts 10:9-16, but God does not do the same with homosexuality.

Some may try to include homosexuality in the interpretation of Acts 10, but the early church certainly did not. It seems that Peter and other apostles saw this view as a double permission for the consumption of food and for God to bring salvation to the Gentiles without forcing them to convert to Judaism first.

Furthermore, God had clearly defined rules for His chosen nation to be set apart from those around them. Quite simply, some of the Old Testament prohibitions were made simply to distinguish God’s chosen people from the Gentile nations around them. It is fair (and safe) to assume that God’s prohibition on clearly cultural differences (eating shellfish, wearing certain fabrics, circumcision, etc.) would dissolve over time as He ushered in the church age and Jesus became the fulfillment of what those laws were intended to convey, while His prohibition on moral issues (murder, theft, sex outside of marriage, homosexuality) would not change, because they are based on His character and His design for life, not simply on setting a nation apart for itself. There is, believe it or not, a hierarchical structure to God’s law.

Thus, Leviticus 18 carries a much more relevant prohibition than Leviticus 11 because one has to do with the character of God and the other with the establishment of Israel’s theocracy specifically. Much has been written on this topic and I cover it here only sparingly, but for a more comprehensive overview of the topic Jason Meyer’s book The End of the Law is a good resource. [iii]

Homosexual wasn’t even a word in the Bible until 1946

We have dealt with this argument a bit in Part 2, [iv] but here we will look at the lay argument. Homosexual was not a word in the English dictionary until the late 19th century, first appearing in the English dictionary in 1892. The term was coined by German psychologists in the 1860s in reference to the act of same-sex sexual intercourse. Bible translations tend to lag behind the common vernacular by a significant time interval, so the fact that the first use of homosexual in an English Bible was in the mid-1940s should not come as a significant surprise to anyone if they honestly follow the linguistic history of scripture translations.

Before the 1940s, the word translated homosexual would likely have been translated sodomite or sexually immoral. In fact, as we discovered last week, I think those are still better translations than homosexual in many cases, as they cover a broader range of sexual immorality rather than simply pointing to a homosexual relationship. However, to say that the word homosexual was not in the Bible until 1946 and is therefore a recent addition to the Bible is disingenuous. The intent of the passages was clear before the 1940s and helped form the decision to insert the word into the translation history after the 1940s. The interpretive history of these passages lent credibility to the use of the word initially and while it is not the best translation currently, I do not think it is a bad translation either, although, given the current cultural context of identity, I would still like to see clarity in the translation toward behavior and not simply attraction. My problem with the translation in general is that it is making an interpretive decision for the reader rather than simply translating the word, and this means that the narrowing of the meaning could leave out important sin issues such as pedophilia, rape, cohabitation, and more.

God was not wrong when he created me

In fact, God did not make a mistake in creating anyone. However, to continue the theme of Romans 1 from last week, we find that being born with a proclivity for a certain action does not necessarily make that action or desire good and right.

Being born as someone with a disposition toward addiction would not make becoming addicted to painkillers good or right. Similarly, being born as someone with a strong sexual inclination who desires to have multiple sexual partners does not make acting on those desires right and good.

In my view, homosexuality is the same kind of sin, but we have turned the discussion on its head. Turning homosexuality into a matter of identity rather than behavior did no one any good, and we are currently reaping the “rewards” of such a miscalculation.

Romans 1 indicates that homosexuality is part of the fall, for both men and women. In fact, the entire first section of Romans 1-4 is intended to help the Roman church understand the depravity of man and why we need a savior. Romans 1 is not meant to indicate personal behavior, but must be read in the context of all human history.

If we read Romans 1 correctly, we will not argue and argue about who was born which way and whether or not homosexuality is a choice. The fact is that homosexuality is a natural consequence of the original fall of man. Sin broke up God’s created order and introduced all kinds of behaviors that could be and have been considered natural, but are, in fact, evil. (I use the word “evil” in the theological sense, i.e. rebellion against God.)

No, God did not make a mistake in creating you. Scripture is clear that you are fearfully and wonderfully made ( Psalm 139:14 ), but it is also clear that you are a fallen human being with a natural inclination toward sin who needs to be rescued from yourself and your own passions and desires.  Romans 6-8 puts this struggle under the microscope. The transition from death to life is immediate and permanent, but it is also a process of understanding where we are broken and where we need to be repaired by the Holy Spirit.

And as Paul indicates at the end of chapter 7 , the only answer is through Jesus Christ, otherwise we are still under the headship of Adam and therefore in sin, and in death. This is why having a dual identity is so problematic. It means that God can remake only part of who we are, because we have removed His impact on our other identity. It is sequestered in a dark closet that His renewal team cannot touch. The exclusivity of Christ is of paramount importance in this discussion, but according to a recently conducted survey [v] of supposed “born-again” Christians, this foundational doctrine is also under attack. Ultimately, compassion without adherence to truth ends there. It is not a slippery slope fallacy if the slope is, in fact, slippery.

So no, God did not make a mistake in allowing anyone to be born, but that does not mean that we are all born perfect either. Two things can be true at once. God may have made a person in a fearfully and wonderful way, and that person may also be hopelessly damaged and beyond repair with natural inclinations toward evil and self-destruction unless God intercedes on his or her behalf. All people are worthy and deserving of love because they are image bearers of the Almighty, but all people are also image bearers broken by sin and must be repaired by their Creator.

I know, because I am. No, I am not a homosexual, but I am an evil depraved person. I need a savior, and I have that in Jesus. This same savior is available to all who will believe, and he will make them a new creation ( 2 Cor. 5:17 ) with the ability to find victory over any sinful proclivity they were born with, because in Jesus we are offered a completely new identity.

A homosexual in a consensual and committed relationship is fulfilling a marriage covenant

This is the last one we will have space for in this section, and it is both the easiest and the hardest to answer. The easiest, because I believe that understanding the real meaning of Romans 1 and the passages in 1 Corinthians and 1 Timothy will ultimately lead us to understand that marriage can only be, and has only been, ordained between one man and one woman and the marriage bed ( Heb 13:4 ) is not to include two of the same sex.

That being said, it is the hardest to answer because my heart truly aches for those who have such homosexual inclinations who desire to have a meaningful long-term relationship and have children and experience all the good things that come with those relationships. But empathy is all I can offer in that regard because the scriptures seem to be clear on the issue, and I don’t know a married couple who can (or should) abstain from sex in order to maintain a pure relationship. If my answers to the previous two sections are biblically correct, then the answer to this objection becomes obvious. And as we’ll see next week, there are many professing gay Christians who agree with this. Some resources are noted below.

So what?

I’m sure I haven’t covered all of the TikTok takes in the previous sections. I’m sure there are many more, but let’s move on. What then is the church’s responsibility? In part four I want to look at a better way to handle these things than what the church has done in recent generations. I think the church has fallen short in ministry to those who struggle in this area, and while I don’t have all the answers, I think we can begin to walk the path in a better way. One thing the book I mentioned in part 3 gets right is this: I think the church’s treatment of homosexuality has been short-sighted and graceless for many decades, and this needs to change (and is changing), but it needs to change without compromising the Truth.

Josh Klein is a pastor from Omaha, Nebraska, with 12 years of ministerial experience. He graduated with an MDiv in 2016 from Sioux Falls Seminary and spends his free time reading and engaging with current and past theological and cultural issues. He has been married to Sharalee Klein for 12 years, and they have three young children.

Footnotes

[i] https://freethinkingministries.com/confronting-homosexuality-in-a-culture-of-identity-part-1/

[ii] https://freethinkingministries.com/confronting-homosexuality-in-a-culture-of-identity-part-2/

[iii] https://www.christianbook.com/the-law-mosaic-covenant-pauline-theology/jason-meyer/9780805448429/pd/448429?event=AFF&p=1011693&

[iv] https://freethinkingministries.com/confronting-homosexuality-in-a-culture-of-identity-part-2/

[v] https://relevantmagazine.com/faith/church/survey-60-percent-of-born-again-christians-under-40-say-jesus-isnt-the-only-way-to-salvation/

Recommended resources in Spanish:

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek

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Josh Klein is a pastor from Omaha, Nebraska, with 12 years of ministerial experience. He graduated with an MDiv in 2016 from Sioux Falls Seminary and spends his free time reading and engaging with current and past theological and cultural issues. He has been married to Sharalee Klein for 12 years, and they have three young children.

Original Source: https://bit.ly/3UC2BQ2 

Translated by Jennifer Chavez

Edited by Yatniel Vega

 

Por Ryan Leasure

Este artículo es el quinto  de una serie de nueve partes sobre cómo conseguimos nuestra Biblia. En la primera parte se analizó la inspiración y la inerrancia. En la segunda parte se analizó el desarrollo del Antiguo Testamento. La tercera parte examinó el canon del Antiguo Testamento y los apócrifos. En la cuarta parte se examinaron los atributos canónicos de los libros del Nuevo Testamento. En este artículo se explica cómo la Iglesia primitiva recibió el canon del Nuevo Testamento.

Marción (85-160 d.C.)

Antes de entrar en la recepción corporativa del canon, es necesario decir unas breves palabras sobre Marción. Según el historiador de la Iglesia Henry Chadwick, Marción fue “el más radical y para la Iglesia el más formidable de los herejes”[i] ¿Cuál era la herejía de Marción? Promovía el gnosticismo, es decir, la creencia de que el dios que creó el mundo era malo y, por tanto, el AT era malo. Esta creencia llevó a Marción a rechazar todo el AT y la mayoría de las partes del NT que hablan positivamente del AT.

Por lo tanto, el canon de Marción incluía una versión mutilada de Lucas que dejaba fuera todas las referencias positivas al AT, así como cualquier indicio de que Jesús pudiera haber sido realmente un humano físico. El gnosticismo, después de todo, enseñaba que el mundo físico era malo. Jesús, entonces, sólo parecía ser humano -un punto de vista conocido como Docetismo.

La Iglesia rechazó universalmente a Marción. Ningún padre de la iglesia tiene nada remotamente positivo que decir sobre él. De hecho, después de que Marción hiciera una considerable donación a la iglesia de Roma, se la devolvieron tras conocer sus opiniones heréticas.

¿Cuándo recibió la Iglesia el canon?

El llamado canon de Marción sugiere que la Iglesia ya tenía algún tipo de canon funcional a mediados del siglo II. Lo que plantea una pregunta importante: ¿Cuándo recibió la Iglesia el canon del NT? La respuesta a esta pregunta depende en gran medida de cómo se defina el canon. Michael Kruger da tres definiciones:[ii]

Canon exclusivo – La Iglesia solidificó los límites canónicos en el siglo IV.

Canon funcional – Los textos canónicos fundamentales funcionaban con autoridad en el siglo II.

Canon ontológico – Los textos tenían autoridad desde que los apóstoles terminaron de escribirlos.

El resto de este post se centrará principalmente en el canon funcional y un poco en el canon exclusivo. Para más información sobre el canon ontológico, véase el primer artículo de esta serie sobre la inspiración de los textos bíblicos. En ese artículo, llamo la atención sobre el hecho de que los autores bíblicos eran conscientes de que estaban escribiendo una Escritura con autoridad.

La recepción del canon del Nuevo Testamento

En el espacio restante, voy a argumentar que la iglesia reconoció la mayor parte del NT como fidedignoen el siglo II. Posteriormente, la Iglesia afirmó los márgenes del canon en el siglo IV. Para apoyar esta afirmación, consideraré cuatro puntos clave.

  1. Declaraciones de los Padres de la Iglesia

Varias declaraciones de los padres de la iglesia sugieren que reconocían ciertos textos como autorizados. Ireneo (180 d.C.), por ejemplo, señala: “No es posible que los evangelios puedan ser ni más ni menos que el número que son. Porque como hay cuatro zonas del mundo en que vivimos y cuatro vientos principales… 2025 también los querubines tenían cuatro caras”[iii]. Si bien podemos rascarnos la cabeza ante la lógica de Ireneo, una cosa es segura: él creía que cuatro y sólo cuatro Evangelios tenían autoridad.

Justino Mártir (150 d.C.) también reconoció su autoridad cuando mencionó que la iglesia leía estos textos en el culto comunitario junto al AT. Señala: “Y en el día llamado domingo, todos los que viven en las ciudades o en el campo se reúnen en un lugar, y se leen las memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas, siempre que el tiempo lo permita”[iv]. Nadie cuestiona que la iglesia primitiva reconociera la autoridad del AT. El hecho de que leyeran textos del NT junto con el AT sugiere que creían que ambos eran Escrituras.

Ignacio (110 d.C.) reconoce la autoridad de los apóstoles frente a la suya cuando dice: “No os mando como Pedro y Pablo. Ellos fueron apóstoles, yo estoy condenado”[v]. Ignacio fue un influyente líder eclesiástico en el siglo II. Pero incluso él reconoció que los escritos de Pedro y Pablo estaban en un nivel totalmente distinto al suyo.

Al examinar detenidamente los primeros padres de la iglesia, encontrarás varias citas que hacen referencia a la autoridad de los textos del NT.

  1. Apelación a los textos como si fueran la Escritura

Los primeros padres de la Iglesia no sólo afirman que los textos del Nuevo Testamento eran fidedignos, sino que también apelan a ellos como Escrituras de inspiración divina. La Epístola de Bernabé (130 d.C.), por ejemplo, utiliza la fórmula “está escrito” cuando cita el Evangelio de Mateo. Es bien sabido que los autores del NT emplean con frecuencia esta fórmula cuando citan un texto del AT. La Epístola de Bernabé dice: “Como está escrito: Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos”[vi].

Policarpo (110 d.C.) hace una referencia aún más explícita. Señala: “Como está escrito en estas Escrituras: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”[vii]. Curiosamente, Policarpo cita dos textos y se refiere a ambos como “Escritura”. El primer texto era el Salmo 4:5, y el segundo era Efesios 4:26.

De hecho, entre mediados y finales del siglo II, unos cuantos padres de la Iglesia conocidos apelan a un conjunto básico de libros canónicos, indicando que creían que esos libros eran de hecho Escritura. Ireneo apela a los siguientes libros como Escritura:

Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos, Romanos, 1 Corintios, 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 Tesalonicenses, 2 Tesalonicenses, 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito, Hebreos, Santiago, 1 Pedro, 1 Juan, 2 Juan y Apocalipsis.[viii]

Sólo faltan Filemón, 2 Pedro, 3 Juan y Judas.

Igualmente, Clemente de Alejandría apela a los siguientes libros como Escritura:

Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos, Romanos, 1 Corintios, 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 Tesalonicenses, 2 Tesalonicenses, 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito, Filemón, Hebreos, 1 Pedro, 1 Juan, 2 Juan, Judas y Apocalipsis.[ix]

Sólo faltan Santiago, 2 Pedro y 3 Juan.

Alrededor del año 250 d.C., Orígenes nos da una lista canónica completa en su homilía sobre Josué. Fíjate bien en todos los libros a los que hace referencia:

Pero cuando viene nuestro Señor Jesucristo, cuya llegada designó aquel anterior hijo de Nun, envía a los sacerdotes, sus apóstoles, portando “trompetas martilladas”, la magnífica y celestial instrucción de la proclamación. Mateo hizo sonar primero la trompeta sacerdotal en su Evangelio; Marcos también; Lucas y Juan tocaron cada uno sus propias trompetas sacerdotales. Incluso Pedro grita con trompetas en dos de sus epístolas; también Santiago y Judas. Además, Juan también toca la trompeta a través de sus epístolas 2025, y Lucas, al describir los Hechos de los Apóstoles. Y ahora viene el último, el que dijo: “Creo que Dios nos muestra a los apóstoles en último lugar”, y en catorce de sus epístolas, tronando con trompetas, derriba los muros de Jericó y todos los artificios de la idolatría y los dogmas de los filósofos, hasta los cimientos[x].

Notarás que Orígenes atribuye a Pablo catorce cartas en lugar de trece. La explicación más probable de este error es la creencia común de que Pablo escribió el libro de Hebreos.

  1. Evidencia de los manuscritos

Uno de los mejores indicios de que los libros del NT funcionaban con autoridad en los siglos II y III es la cantidad de manuscritos existentes que tenemos en nuestro poder. En este momento, tenemos más de sesenta manuscritos del NT de los siglos II y III. El Evangelio de Juan es el que más tiene, con dieciocho. Mateo es el segundo con doce. En comparación, tenemos diecisiete manuscritos de los siglos II y III de todos los textos apócrifos combinados. En otras palabras, tenemos más manuscritos de Juan que de todos los libros apócrifos juntos. El texto apócrifo con más manuscritos es el Evangelio de Tomás, que tiene tres.

La cantidad de manuscritos existentes indica qué libros utilizaba la iglesia con más frecuencia. Juan y Mateo fueron aparentemente los dos libros más populares en la iglesia primitiva, según el número de manuscritos existentes que poseemos. El hecho de que casi no  tengamos manuscritos apócrifos indica que la Iglesia primitiva no los utilizaba mucho.

También hay que destacar el hecho de que todos los manuscritos del Nuevo Testamento de los siglos II y III están en formato de códice (precursor de los libros modernos). Ninguno está en un pergamino. Dicho esto, el pergamino era la forma de libro más popular de los siglos II y III. Con el tiempo, a medida que el cristianismo crecía, el códice se convirtió en la forma de libro dominante en el mundo antiguo.

Aunque ninguno de los textos del Nuevo Testamento está en un pergamino, los textos apócrifos sí lo están. Además, como el códice permitió a la Iglesia colocar cómodamente varios libros en un solo códice, tenemos varios códices con múltiples Evangelios y cartas de Pablo. El P46, por ejemplo, es una colección de nueve cartas de Pablo. El P75 contiene Lucas y Juan. P45 es un códice con cuatro Evangelios. No tenemos ningún códice que combine los evangelios canónicos y los apócrifos. En otras palabras, ningún manuscrito tiene Mateo, Marcos, Lucas, Juan y Tomás. Los manuscritos nos dicen todo lo que necesitamos saber sobre los libros que la iglesia primitiva consideraba autorizados.

  1. Listas canónicas

En 1740, Lodovico Antonio Muratori publicó una lista en latín de los libros del NT conocida como el Fragmento Muratoriano. Este fragmento contiene una lista canónica temprana que la mayoría remonta a la iglesia del siglo II en Roma. El canon incluye los siguientes libros:

Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos, Romanos, 1 Corintios, 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 Tesalonicenses, 2 Tesalonicenses, 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito, Filemón, 1 Juan, 2 Juan, Judas y Apocalipsis.

Sólo faltan Hebreos, Santiago, 1 Pedro, 2 Pedro y 3 Juan. Esta lista, junto con las listas de los primeros padres de la iglesia, indica que la iglesia del siglo II reconoció un grupo central de libros canónicos a mediados o finales del siglo II. Sólo faltan algunos libros marginales. Con el paso del tiempo, la iglesia acabó afirmando el canon de veintisiete libros que tenemos hoy.

Alrededor del año 320, el historiador de la Iglesia Eusebio dio una lista canónica que subdividió en cuatro categorías:[xi]

Libros reconocidos: Eusebio señala que estos libros eran universalmente aceptados.

Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos, Romanos, 1 Corintios, 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 Tesalonicenses, 2 Tesalonicenses, 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito, Filemón, Hebreos, 1 Pedro, 1 Juan y Apocalipsis.

Libros controvertidos: Eusebio comentó que estos libros eran “discutidos pero conocidos por la mayoría”.

Santiago, 2 Pedro, 2 Juan, 3 Juan y Judas

Libros espurios: Eusebio señala que se trata de libros que la iglesia primitiva consideró útiles, pero que no eran Escrituras.

Hechos de Pablo, Pastor de Hermes, Apocalipsis de Pedro, Epístola de Bernabé, Didajé y Evangelio de los Hebreos

Libros heréticos: Eusebio dice que estos libros han sido universalmente rechazados.

Evangelio de Pedro, Evangelio de Tomás, Hechos de Andrés, Hechos de Juan y Evangelio de MatíasObsérvese que entre los libros reconocidos y los controvertidos que eran “conocidos por la mayoría”, está presente todo el canon del Nuevo Testamento. También vale la pena señalar que Eusebio creía que los libros heréticos eran totalmente repulsivos. Considere sus palabras:

Nos hemos sentido obligados a dar este catálogo para que podamos conocer tanto estas obras como las que son citadas por los herejes bajo el nombre de los apóstoles, incluyendo, por ejemplo, libros como los Evangelios de Pedro, de Tomás, de Matías, o de cualquier otro además de ellos, y los Hechos de Andrés y Juan y de los otros apóstoles, que nadie perteneciente a la sucesión de escritores eclesiásticos ha considerado digno de ser mencionado en sus escritos. Y además, el carácter del estilo está en desacuerdo con el uso apostólico, y tanto los pensamientos como el propósito de las cosas que se relatan en ellos están tan completamente fuera de acuerdo con la verdadera ortodoxia que claramente se muestran como ficciones de los herejes. Por lo tanto, no deben ser colocados ni siquiera entre los escritos rechazados, sino que todos ellos deben ser desechados como absurdos e impíos.

En otras palabras, no fue que estos libros “casi”  entraron en el canon. El canon no se redujo a una votación arbitraria. La iglesia rechazó estos libros desde muy temprano debido a su naturaleza diabólica.

Siguiendo a Eusebio, Atanasio dio una lista canónica completa con los veintisiete libros en el año 367. En los años 393 y 397, los concilios de Hipona y Cartago también afirmaron los veintisiete libros en el canon.

Reconocido No determinado

Para terminar, quiero aclarar un punto importante. La iglesia no concedió autoridad a ningún texto del NT. Se limitó a reconocer los libros que ya tenían autoridad en la iglesia. Como dice J. I. Packer, “La Iglesia no nos dio el canon del Nuevo Testamento como Sir Isaac Newton no nos dio la fuerza de la gravedad. Dios nos dio la gravedad… Newton no creó la gravedad, sino que la reconoció”.

En el próximo post, pasaremos a la preservación del texto del NT. En concreto, examinaremos la tradición de los manuscritos y la crítica textual.

Notas de pie de página:

[i] Henry Chadwick, The Early Church, 39.

[ii] Michael Kruger, The Question of Canon, 29-46.

[iii] Irenaeus, Against Heresies, 3.11.8.

[iv] Justin Martyr, First Apology, 67.3.

[v] Ignatius, Romans. 4:4.

[vi] Epistle of Barnabas 4.14.

[vii] Polycarp, Philippians, 12.1.

[viii] Michael Kruger, Canon Revisited, 228.

[ix] Michael Kruger, The Question of Canon, 168.

[x] Origen, Homily on Joshua 7.1.

[xi] Eusebius, Church History, 3.25.1-7.

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek

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Ryan Leasure tiene un Máster en Artes por la Universidad de Furman y un Máster en Divinidad por el Southern Baptist Theological Seminary. Actualmente, es candidato a Doctor en Ministerio en el Seminario Teológico Bautista del Sur. También sirve como pastor en Grace Bible Church en Moore, SC.

Fuente Original del blog: https://bit.ly/3Uo2SWG

Traducido por Jennifer Chavez 

Editado por Mónica Pirateque

 

Por Jason Jimenez

Según el Discurso del Olivar (Mateo 24-25; Marcos 13; Lucas 21), Jesús profetizó que el mundo se oscurecería antes de regresar por su Esposa, la iglesia.

Vemos el incremento de engaño y confusión que consume al mundo y las consiguientes amenazas de los países enemigos.

Jesús advirtió: “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino” (Mateo 24:7). Jesús predijo que sus seguidores experimentarían una intensa persecución e incluso la muerte para algunos (Mateo 24:9). Pedro advirtió a sus lectores que vendría una severa persecución y que en los “últimos días vendrán burladores, con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones” (2 Pe. 3:3). Pablo escribió enérgicamente que “en los últimos días vendrán tiempos difíciles.” (2 Tim. 3:1), y que en los “últimos tiempos algunos apostatarán de la fe” y que incluso “prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Tim. 4:1).

Por ello, no debe sorprendernos que las cosas se vuelvan progresivamente más oscuras e inquietantes en nuestra cultura.

Pero aunque las cosas parezcan sombrías, eso no significa que los cristianos deban tener una visión “pesimista” de la vida o ignorar los tiempos que vivimos hoy.

Todo lo contrario.

La Biblia nos dice explícitamente: “Estad alerta, velad” (Mc. 13:33) hasta que Cristo vuelva. Eso no suena a alguien paranoico o que eluda su responsabilidad.

En Mateo 25:14-30, Jesús comparte una parábola de un amo que da una parte de sus talentos para ilustrar el significado de trabajar y esperar su regreso. A su regreso, el amo se encontró con que dos de sus siervos habían aportado rentabilidad a su inversión. Por desgracia, el otro siervo había enterrado su talento, sin producir nada (25:24-25). El amo respondió diciendo: “Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí?” (25:26).

La comprensión de la parábola es muy clara. Jesús te ha dado dones y talentos específicos para que los inviertas en un mayor rendimiento. No debes perder el tiempo o tomar lo que el Señor te ha dado para tu beneficio egoísta. Estás llamado a ser “sal y luz” en la cultura y aprovechar cada oportunidad para reinvertir lo que Dios te ha dado para su gloria y honor.

Pero quizás tu perspectiva de la vida está un poco gastada. Tal vez te resulte difícil tener una mentalidad de “trabajar duro” y “mantenerse preparado” mientras vives el día a día.

Sea lo que sea lo que te hace tropezar o lo que te hace ser ineficaz en tu fe, aquí hay tres preguntas de autorreflexión para reavivar una preparación en tu espíritu para vivir tu vida cristiana con gran anticipación.

¿Anhelas ser santo como Dios?

Dios no te ha llamado a conformarte con el mundo, sino a ser transformado por su perfecta voluntad para tu vida (Rom. 12:2). ¿Y cuál es la voluntad de Dios para tu vida? Ser santo como Él es santo (ver 1 Tesalonicenses 4:3; 1 Pedro 1:15-16).

¿Y tú? ¿Estás demasiado envuelto en las comodidades de la vida que apenas anhelas la santidad de Dios?

En su clásico libro, Pursuit of Holiness, Jerry Bridges expresó esta sensata verdad: “A medida que nos volvemos blandos y perezosos en nuestros cuerpos, tendemos a volvernos blandos y perezosos espiritualmente”.

Sin duda, al reflexionar, descubrirás vetas de pereza en tu vida, muchas excusas que has puesto por razones egoístas, y pecados “respetables” que has justificado, pero que ahora podrían hacerte avergonzar.

Pero no dejes que el peso de tu pecado te arrastre. Juan escribió: “Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Él mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.” (1 Jn. 2:1-2).

Cuanto más diligente seas en confesar el pecado y buscar la santidad, más se usará tu vida para Dios.

¿Qué grado de madurez tiene tu fe?

Un querido amigo me dijo una vez: “La salvación es igual para todos, pero el crecimiento cristiano es diferente para todos”.

Eso es muy cierto.

Entonces, permíteme preguntarte, ¿cuánto tiempo dedicas a leer, estudiar y memorizar las Escrituras?

La Biblia es como cualquier otro tema. No sabrás mucho de ella si no dedicas tiempo a aprender de ella.

Para tener una fe madura, es necesario estar en la Palabra de Dios.

Estar en la Palabra de Dios diariamente agudizará tu fe y te dará la sabiduría necesaria para tomar decisiones sabias. La Biblia te promete que si creces en tu fe, no serás “ocioso ni estéril en el verdadero conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 Pe. 1:8).Pablo le dio este encargo a Timoteo, y lo mismo se aplica a ti y a mí: “ Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad.” (2 Tim. 2:15).

¿Estás viviendo una vida fiel?

Todo cristiano debe caminar en fiel obediencia a Dios y cumplir la Gran Comisión (Mc. 16:15).

Un gran ejemplo de alguien en la Biblia que vivió una vida fiel es Daniel. Dios llamó a Daniel a resistir un ambiente hostil en Babilonia y a liderar un ataque contra sus falsos ídolos y adoración.

Daniel no rechazó el llamado de Dios sólo porque se sintiera fuera de lugar o superado en número. La Biblia dice que Daniel “resolvió no contaminarse” (Dan. 1:8), sino que permaneció fiel a la ley de Dios.

La valiente lealtad de Daniel a Dios demuestra un deseo implacable de no comprometerse ni ceder a la presión mundana. Su respuesta, que honra a Dios, en medio de la presión y la hostilidad extremas, es el tipo de ejemplo que debes emular en el mundo actual.

Aquellos que desean vivir vidas fieles deben estar dispuestos a entregar sus vidas por el bien del evangelio.

¿Es algo que estás dispuesto a hacer?

Recuerda, amigo mío, que cuando llegues a tus límites y empieces a preocuparte, es Dios quien es fiel y te amará pase lo que pase.

Así que, mientras persigues la santidad, la madurez y la fidelidad, pídele al Espíritu Santo que llene tu vida con más amor, pasión, convicción y hambre de Él.

El Espíritu Santo lo hará si lo pides simplemente con fe.

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek 

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Jason Jiménez es presidente de STAND STRONG Ministries y autor de Challenging Conversations: A Practical Guide to Discuss Controversial Topics in the church. Para más información, visite www.standstrongministries.org

Fuente del blog original: https://bit.ly/3cOA8GA

Traducido por Jennifer Chavez

Editado por Elenita Romero

 

By Colin Burgess

Aristotle opened his philosophical work, the Metaphysics, with the following sentence: “All men by nature desire to know.” Nothing could be truer; it is when one begins to ask the “why” questions that one is taking on the intellectual responsibility of constructing one’s weltanschauung, or worldview. One does not take one’s thoughts or beliefs for granted, but rebels against one’s upbringing and no longer embraces them through dogma, adopted as a child, through education and indoctrination, but makes these beliefs one’s own by examining them categorically. This is not to say that the beliefs passed on to us from early childhood are wrong, but those who examine them closely try to give them some kind of justification. Thanks to philosophy we can have a discussion with long-dead thinkers such as Plato, Marx, and the apostle Paul, and by interpreting their views, as accurately as possible, we can see what they were saying as if they were sitting in front of us. By doing this carefully we can abandon the politics and religion of our parents, or examine them more deeply and make them truly our own.

It is often said that children make the best philosophers. Perhaps it is because they ask questions honestly and without censorship. As we grow up, our thoughts tend to reach a state of entropy, and we no longer seek justification for beliefs, but are content to think only as much as is necessary to get through our daily routine, so our minds begin to atrophy. Too often we let celebrities, politicians, clerics and newscasters tell us what to think, rather than learning, for ourselves, how to think, while eating dinner in front of the television. Is this what Socrates meant when he said, “The unexamined life is not worth living”? He did not mean that those who do not examine their thoughts should commit suicide, but that those who do not live an examined life are living without purpose, and are basically marking time, waiting for death.

We may wake up from our intellectual slumber long enough to seek a justification for defending certain social opinions we hold, or at election time when we defend our voting decisions to ourselves, our family and our friends, but then once the dust has settled many of us are too busy or content to sit back and go about our business as normal. Surely it is not due to stupidity, many of these people are our doctors and lawyers, or people highly skilled in their trades. Maybe it is because we do not live in a “food for thought” economy, that no one gives us a cent for our thoughts, so we do not engage in the art of sorting them out simply because there are bills to pay and our children are hungry, and short of a philosophy factory being built there is little chance that many of us, except the select few, will rise to the heights of academia where we will pay them a penny for their thoughts. Some consider themselves philosophers or have taken a module or two in philosophy as part of an academic requirement, but many find philosophy difficult, or even boring.

Many have a misconception of what philosophy is, not realizing that we are all philosophers even if we are not familiar with the terminology; many think that philosophy is about scratching one’s flea-ridden beard, sitting down to ponder obtuse questions that have no definitive answer. While this has been the case in the history of philosophy, it is certainly not normative. While in the discipline of philosophy there is no consensus on many issues, philosophers do try to address very real issues that affect our society today, such as in the fields of ethics and medical research, where there are political philosophers who examine political ideas and their effects on society. Law school is grounded in philosophy, and many lawyers are required to study it in order to reason through a set of premises and formulate well-reasoned arguments. In the sciences, philosophy functions as a tool to define what science is and how we should think about the world being studied. 

There is no need to make philosophy out of nothing, many philosophers today stand on the shoulders of giants, and we can see how thinkers of the past dealt with problems similar to those we face today, which saves us the effort of reinventing the wheel, and allows us to continue where they left off.

In a nutshell, philosophy can be summed up into four broad periods: the ancient philosophers, the pre-Socratics, the Socratics, and the medieval philosophers. All of these philosophers dealt with their own experience of the world, and if one reads a tome on the history of Western philosophy, one can get a comprehensive idea, after the fact, of how they tried to deal with the issues of their time. These philosophers, ranging from Aristotle to Nietzsche, grappled with questions related to metaphysics (what is real), epistemology (theory of knowledge), ethics (how we should behave), existentialism (who we are), and logic (how we should think). How one answers these questions will determine one’s views on God, politics, and many other aspects of life, and if one opens an introductory philosophy text, one will eventually see similarities in their views or thoughts to the way the ancients thought, to some extent. 

This is not about defending any particular view of ethics, metaphysics, or religion, but about defending and encouraging the art of thinking carefully and ordering our thoughts and being more aware of our beliefs, so that they can be held with a greater degree of intentionality and justification and not taken for granted.

For those who want to briefly examine philosophy without committing to an expensive book on the subject, Douglas Groothuis has written an excellent, concise book summarizing the most famous philosophers and their famous sayings, in Philosophy in Seven Sentences. And for those who wish to explore further, I found Philosophy for Beginners very informative and accessible. While Bertrand Russell has written an excellent history of Western philosophy, Anthony Kenny has written a New History of Western Philosophy, covering both more contemporary and older philosophers.

Recommended resources in Spanish:

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek

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Original source of the Blog: https://bit.ly/3gm5JkR 

Translated by Monica Pirateque

Edited by Elenita Romero

 

Por Jason Jiménez​

Seamos honestos. Nadie busca tener una conversación desafiante con un amigo o familiar. La mera idea de decir algo que pueda herir sus sentimientos provoca escalofríos. Y así, en lugar de afrontar el problema, sigues evitando la conversación y acabas tirándolo a un lado con los demás asuntos sin resolver.

Pero pregúntese: ¿evitar las conversaciones difíciles con un ser querido mejora o perjudica mis relaciones?

Como cristiano, no es sabio reprimir tus sentimientos o evitar expresar lo que sientes sobre algo con alguien que amas, especialmente si hay un problema que obstaculiza tu relación. Una relación auténtica es la que se construye sobre la base de la honestidad y una actitud abierta.

Así que, sea cual sea el reto o la dificultad que tengas con un ser querido, aquí tienes cinco prioridades a seguir que te motivará a tener esa conversación incómoda.

Primera prioridad: orar antes de la charla difícil

Quizá pienses que la primera prioridad parece un poco obvia. Y tienes razón. La oración es evidente porque es esencial. Sin embargo, muchos cristianos se saltan la oración y se meten de lleno en lo que les preocupa. Sin embargo, la Biblia dice muy claramente: “Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios” (Fil. 4:6 LBLA). Cuando tú y tu amigo (o familiar) se reúnan para hablar de algún asunto delicado, orar juntos ayudará a calmar los nervios y a trasladar el foco de atención al Señor. También es importante que se expresen mutuamente su gratitud y pidan a Dios que les dé sabiduría y entendimiento para solucionar las cosas.

Segunda prioridad: conversar, no dar lecciones

Cuando alguien te hace daño, lo natural es atacar a la persona que te ha herido. Pero, según 1 Pedro 3:8, como cristiano debes ser “…de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde”. Por lo tanto, lo último que quieres hacer (no importa lo inocente que te sientas) es adoptar un tono acusador con tu amigo. Tu enfoque es honrarlo como una persona hecha a la imagen de Dios, no despreciarlo si no se ajusta a tu punto de vista. Tu punto de partida no es “voy a ponerte en tu lugar por hacerme daño”. Debería ser: “quiero entender por qué hiciste lo que hiciste porque te amo”.

Tercera prioridad: mostrar respeto

Como seres humanos, anhelamos el respeto. Una buena técnica cuando se entabla una conversación difícil es centrarse en honrar a la otra persona por encima de uno mismo. Cuando honras a alguien (1 Pe. 2:17), eso no sólo actúa como difusor sino que también invitará a la otra persona a dirigirse a ti con respeto. Piénsalo así, honrarse unos a otros lleva a un diálogo respetuoso.

Cuarta prioridad: ser abierto y honesto

De ello se desprende que, si se emplean adecuadamente las tres primeras prioridades, la cuarta probablemente se acomodará. Sin embargo, hay muchas perspectivas aterradoras que pueden obstaculizar la vulnerabilidad: inseguridades, fracasos, miedo al rechazo y problemas de confianza. Sin embargo, ambos tienen que estar dispuestos a expresar una emoción real y la voluntad de resolver las cosas para que los dos puedan progresar. Esto llevará tiempo, así que asegúrate de no apresurarte ni fingir.

Quinta prioridad: pedir perdón

Jesús dice a sus seguidores: “Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mt. 5:23-24). La palabra “reconcíliate” transmite una respuesta inmediata para hacer las paces con la persona ofendida. En lugar de excusarse por sus acciones, siempre es mejor asumir la responsabilidad de cualquier mala acción y resolver rápidamente los asuntos antes de que se vayan de las manos.

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek

 

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Jason Jiménez es el fundador de STAND STRONG Ministries y miembro de la facultad de Summit Ministries. Es un pastor, apologista y orador nacional que ha ministrado a las familias durante más de veinte años. En su extensa carrera ministerial, Jason ha sido pastor de niños, estudiantes y universitarios, y es autor de cerca de 10 libros sobre temas relacionados con la apologética, la teología y la crianza de los hijos.

Fuente Original del blog: https://bit.ly/3DBp0Gy 

Traducido por Jennifer Chavez 

Editado por Monica Pirateque 

Por Terrell Clemmons

Probablemente no es lo que tú piensas.

Salvando la verdad sobre la sexualidad humana

“Perdonen si esto se sale del tema”, tartamudeó la joven por el micrófono, “pero he buscado respuestas y no encuentro ninguna, así que pensé en venir esta noche a preguntarles a ustedes. ¿En qué difiere el cristianismo, si es que lo hace, respecto a la homosexualidad en comparación con otras religiones, y si es así, cómo?” Sus labios estremecidos y sus manos temblorosas revelaron la magnitud de la lucha que le había costado expresar la pregunta.

El auditorio se quedó en silencio cuando todas las miradas se dirigieron a Abdu Murray, que acababa de participar en un foro abierto de la universidad sobre las principales religiones del mundo.

Abdu guardó silencio por un momento. Se dio cuenta de que ella no solo buscaba otra opinión. Necesitaba una respuesta que la validara como ser humano. ¿Qué podía decir que no comprometiera la sexualidad bíblica y que, al mismo tiempo, le mostrara que Dios se preocupaba por ella sin medida?

“Es solo que hay tantas cosmovisiones para elegir”, comenzó. Y ninguna de ellas podría dar una respuesta que validara incondicionalmente su humanidad. Es decir, ninguna, excepto una. Pero antes de llegar a esa, examinó las demás.

Consideremos el ateísmo naturalista, la cosmovisión que impulsa el secularismo progresista. Según el secularismo naturalista, el ser humano es un animal altamente evolucionado. Esta cosmovisión es doblemente deshumanizadora con respecto a la homosexualidad. En primer lugar, según la narrativa evolutiva darwiniana, no hay nada especialmente significativo en los seres humanos. “Una rata es un cerdo es un perro es un niño”, en palabras de Ingrid Newkirk, fundadora de People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), de modo que lo único que nos distingue de las moscas de nuestra ventana es que estamos por encima de ellas en la cadena alimenticia. En segundo lugar, si, como se nos dice, la evolución darwiniana prosigue a través del proceso evolutivo, entonces la homosexualidad fracasa evolutivamente porque el sexo entre personas del mismo sexo no se reproduce. Por lo tanto, en una cosmovisión naturalista, las personas que practican el sexo entre personas del mismo sexo no son, al igual que todos los demás, nada especial, y además son fallas darwinianas.

¿Qué hay de los sistemas panteístas orientales, como el hinduismo o el budismo, o una espiritualidad al estilo de Deepak Chopra? Pues bien, los fundamentos éticos de estas cosmovisiones son, en el mejor de los casos, ambiguos, ya que enseñan que la moral es relativa. Por lo tanto, ninguna de ellas proporciona una base objetiva para el valor o la identidad humana. Y lo que es peor para el que busca respuestas sólidas, sostienen que el sufrimiento es una ilusión, lo que es un insulto a la persona que sufre. No ofrecen nada más allá de la charlatanería autorreferencial para quien lucha con su identidad.

¿Y el islam? Aunque ofrece solidez, con su fundamento monoteísta y sus claras normas que circunscriben el comportamiento sexual, el islam es abiertamente hostil a la homosexualidad. En algunos países islámicos, los actos homosexuales se castigan con la cárcel, la flagelación y, en algunos casos, la muerte.

Finalmente, entonces, Abdu entró en el cristianismo. Hizo dos observaciones al respecto. En primer lugar, todos sabemos intuitivamente que hay algo en el sexo que lo hace más que un simple acto físico. ¿Por qué se trata la agresión sexual de forma diferente a la mera agresión física? Porque, dijo, hay algo sagrado y frágil en la sexualidad, y las cosas sagradas son tan especiales que merecen ser protegidas. Dios quiere proteger el carácter sagrado de la sexualidad para que no se convierta en algo común, y los límites establecidos por la ética sexual bíblica protegen el carácter sagrado de la sexualidad.

Pero, admitió, eso no explica la proscripción que limita el sexo al matrimonio entre personas del sexo opuesto. Ese fue el tema de su segundo punto. Para abordar el principio del matrimonio entre hombres y mujeres, se refirió al relato bíblico de la creación en el Génesis, donde se nos dice que Dios creó al hombre y a la mujer a imagen de Dios. Que el hombre y la mujer hayan sido creados a imagen y semejanza de Dios es un concepto blasfemo para el islam, un concepto extraño en cualquier panteísmo y un absurdo en cualquier secularismo naturalista. Solo la cosmovisión bíblica, que sostiene que todos los hombres y todas las mujeres son portadores de la imagen divina de Dios, ofrece una base objetiva para la dignidad y el valor humanos inherentes.

Y esto nos lleva a la razón por la que vale la pena limitar la sexualidad humana al matrimonio hombre-mujer: Es porque el sexo es la forma en que la vida humana viene al mundo. “El sexo entre un hombre y una mujer es el único medio por el que viene al mundo un ser tan precioso”, dijo. “Y como un ser humano es el producto sagrado del sexo, el proceso sexual por el que esa persona se hace es también sagrado”. La ética bíblica limita la expresión sexual al matrimonio monógamo, hombre-mujer, porque “Dios está protegiendo algo sagrado y hermoso”. Al someternos a la guía de la creación, “Se nos concede el honor de reflejar un aspecto del esplendor divino”.

Concluyó su respuesta a la joven atribulada diciéndole que Dios ancla toda la dignidad humana, incluida la suya, y la sacralidad en su naturaleza inmutable y eterna. Se nos concede la altísima dignidad de reflejar la gloria de Dios en ese mundo.

Entonces, ¿en qué se diferencia el cristianismo de las demás religiones en lo que respecta a la homosexualidad? Resulta que difiere profundamente de todas las demás, pero no de la forma en que las voces culturales dominantes dicen que lo hace. Abdu relata esta escena en su libro recientemente publicado, Saving Truth: Finding Meaning and Clarity in a Post-Truth World. Aunque tiene mucho más que decir sobre la naturaleza singularmente sublime de la sexualidad dentro del matrimonio natural, Saving Truth no trata solo de la sexualidad. Ese es solo el tema de un capítulo, pero espero que te dé una idea de la belleza que la claridad bíblica puede aportar a un área llena de confusión.

Saving Truth examina todo un paisaje de confusión cultural, ofreciendo refrescantes dosis de claridad para que podamos dar sentido a muchas otras confusiones:

  • ¿Qué significa “posverdad”?
  • ¿Cuál es la diferencia entre autonomía y libertad liberadora?
  • ¿Cómo se atraviesa por el supuesto conflicto entre ciencia y fe?
  • ¿Y qué pasa con el  pluralismo religioso? ¿Pueden realmente coexistir todas las religiones?

Abdu nunca dio el nombre de la joven que hizo la profunda pregunta sobre la sexualidad, pero sí concluyó el relato señalando que, después de que él respondió a su pregunta, “ella pareció saber que era ‘comprendida’. Las lágrimas comenzaron a fluir, y me concedió el honor de orar con ella”. La verdad tiene una forma de calmar el clamor y provocar momentos profundos. Espero que le des un vistazo al nuevo libro de Abdu, Saving Truth, y aún más, espero que busques la verdad allí donde te encuentras. Te cueste lo que te cueste, las lágrimas que te provoque, busca la claridad, busca la verdad. Ahí es donde encontrarás tu propósito.

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek

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Terrell Clemmons es una escritora y bloguera independiente que escribe sobre apologética y asuntos de fe.

Fuente Original del blog: https://bit.ly/2LZrSFp

Traducido por Jennifer Chavez 

Editado por Monica Pirateque 

Por Alisa Childers

Nos acercamos a una época del año en la que se celebra la resurrección de un niño nacido de una virgen al que los seguidores llamaron “Buen Pastor” y “Mesías”. Tuvo doce discípulos, hizo milagros y se sacrificó por la paz del mundo. Fue enterrado en una tumba para resucitar de entre los muertos tres días después. Sus seguidores siguieron celebrando su resurrección cada año, y esta celebración acabó convirtiéndose en lo que llamamos “Pascua”.

¿Crees que estoy hablando de Jesús?

No. Estoy hablando de Mitra.

Esta es una afirmación común que hacen los escépticos en todos los medios de comunicación populares, en Internet e incluso en algunas universidades. El único problema es que no es cierto. Según la tradición Mitraica, Mitra nació de una roca sólida (¿supongo que cuenta si la roca era virgen?) Su nacimiento se celebraba el 25 de diciembre, pero los cristianos ya sabían que esa no era la fecha real del nacimiento de Cristo. No hay evidencia de que tuviera doce discípulos, de que se sacrificara por la paz mundial o de que se llamara “Buen Pastor” o “Mesías”.Muchos personajes mitológicos se consideraban milagrosos (así que tal vez pueda concederles eso), pero no hay pruebas de que haya muerto, lo que hace que su “resurrección” sea un pequeño dilema. 

El padre de la Iglesia Tertuliano escribió sobre creyentes mitraicos que representaban historias de resurrección, pero esto sucedió mucho después de la época del Nuevo Testamento. Por lo tanto, si hay un par de similitudes entre Jesús y Mitra, podría ser que los creyentes mitraicos copiaran a los cristianos…. y no al revés.

Mitra no es el único mito pagano del que los cristianos son acusados de imitar. Aunque la mayoría de los eruditos están de acuerdo en que no existían tales “dioses que mueren y resucitan” antes de Cristo,[1] aquí hay 5 razones por las que la resurrección de Jesús NO pudo ser una copia. (Estos 5 puntos son mi resumen de esta serie de 5 videos del Dr. Michael Licona).

1. Los mitos antiguos sobre los dioses que mueren y resucitan suelen estar vinculados a los ciclos agrícolas.

Cuando era una niña, recuerdo haber preguntado a alguien por qué existen truenos y relámpagos. A manera de broma, me respondieron que los truenos significaban que Dios estaba aplaudiendo o que tal vez los ángeles estaban jugando boliche en el cielo. En el mundo antiguo, la gente describía a sus hijos, cosas como el cambio de estaciones, la sequía y la lluvia de forma similar.
Imagina a un niño del antiguo Egipto preguntando a su madre por qué no ha llovido desde hace tiempo. La madre podría contarle la historia del dios de la tormenta Ba’al, que fue tragado por su hermano Mot, el dios de la muerte y del inframundo. Cuando la madre de los dos dioses lograba convencer a Mot de que dejara marchar a su hermano, volvía a llover, lo que explicaba el ciclo de la lluvia.

A diferencia de los mitos paganos, que eran acontecimientos anuales que se remontaban a un pasado lejano, la resurrección de Jesús fue un acontecimiento único. Se relató como un acontecimiento reciente que ocurrió en el transcurso de la vida de las personas que decían haberla presenciado, y no estaba relacionado con los ciclos agrícolas.

2. Los primeros cristianos eran judíos devotos y muy sensibles a la ley y las tradiciones judías.

Los cristianos del primer siglo debatían constantemente sobre cosas relacionadas con la ley. ¿Deben los hombres judíos mantener los ritos de purificación del templo? ¿Deben los gentiles circuncidarse? ¿Deben los cristianos comer carne sacrificada a los ídolos? Estos son los tipos de problemas que se tomaban muy en serio y se esforzaban por resolver.

En resuen, es absurdo concluir que personas que eran judíos piadosos, que debatían cosas tan particulares como si los creyentes judíos y gentiles debían comer juntos, tomaran prestado de los mitos paganos para crear los suyos propios.

3. La correlación no es igual a la causalidad.

A lo largo de la historia de la humanidad, no es difícil encontrar similitudes en las historias y paralelismos en las experiencias. Por ejemplo, todos conocemos el caso de un avión que despegó una mañana de Massachusetts y se estrelló contra uno de los rascacielos más altos de Nueva York, entre los pisos 78 y 80, matando a todos los que iban en él.Probablemente estés pensando en el espantoso ataque terrorista del 911 que cambió para siempre nuestro país. Sin embargo, en realidad me refiero al B-52 que se estrelló contra el Empire State Building en 1945.

Aunque estas dos tragedias comparten algunas similitudes espeluznantes, no existe ninguna conexión causal entre ellas. Del mismo modo, no se ha demostrado ninguna conexión causal entre la resurrección de Jesús y los mitos paganos.

4. Las comparaciones no son tan impresionantes.

Al igual que el ejemplo de Mitra mencionado anteriormente, la mayoría de los paralelos paganos no son tan concluyentes, una vez que superamos la retórica y examinamos realmente las pruebas.El mito pagano más comparable que precedió a la vida de Jesús podría ser la historia de un semidiós llamado Asclepio. Aun así, lo único realmente parecido es que, al igual que Jesús, era conocido por ser un sanador y, según el mito, resucitó a alguien de entre los muertos.
La mayoría de las comparaciones paganas se basan en tomar pedazos de diferentes mitos y figuras antiguas anteriores a Jesús y combinarlos con algunas personas reales posteriores a él. El esfuerzo que hay que hacer para componer una figura de Jesús es un poco exagerado y, francamente, no es tan impresionante.

5. La abundancia de mitos no anula la evidencia de la verdadera resurrección de Jesús.

Si vas a Barnes & Noble y echas un vistazo a la sección de ficción romántica, encontrarás portada tras portada de mujeres desamparadas que intentan resolver el mayor problema de sus vidas: ¿a qué héroe apuesto y galante elegirán? Se trata de una fórmula muy trillada que raya en lo ridículo, pero el hecho de que haya toneladas de ficción romántica no invalida la idea de que el amor romántico real existe.

La verdad es que hay tantas novelas románticas tontas porque el romance parece ser un deseo insaciable de la condición humana.

La vida en el Imperio Romano era brutal, la mayoría de la gente vivía en la pobreza, y con una sociedad así, la gente buscaba naturalmente la esperanza. Querían saber que el mal sería castigado y la bondad recompensada, y que habría una vida después de la muerte en la que se haría justicia. Al igual que el ímpetu detrás de la ficción romántica moderna, este es un deseo común de la condición humana.

Debemos esperar que surjan historias que satisfagan esta esperanza de inmortalidad. Esto no significa que la resurrección de Jesús sea ficticia o imposible. Si tenemos buenas pruebas de la resurrección de Jesús (las cuales tenemos), no hay razón para rechazarla simplemente porque pueda haber algunas similitudes en las historias de ficción.

En esta Pascua, no celebramos a Mitra ni a ninguna otra figura impotente de un antiguo cuento de hadas. Celebramos al verdadero y vivo Salvador que conquistó la muerte y la tumba para salvarnos y reconciliarnos con Dios. Ruego que esta publicación te lleve a estar de acuerdo y de manera confiada con el ángel de la tumba de Jesús al decir: ¡Ha resucitado!

Notas de pie de página:

[1] El profesor de la Universidad de Lund y erudito bíblico T. N. D. Mettinger escribió: “El consenso entre los eruditos modernos -casi universal- es que no hubo dioses moribundos y nacientes que precedieron al cristianismo. Todos son posteriores al siglo I”. (Citado de Lee Strobel, El Caso del Jesús Verdadero (The Case for the Real Jesus) (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2007, 160-61.)

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Alisa Childers es una cantante y compositora estadounidense, más conocida por formar parte del grupo femenino de música cristiana ZOEgirl. Ha tenido una lista de los diez mejores sencillos de la radio, cuatro lanzamientos de estudio y recibió el premio Dove durante su tiempo con ZOEgirl. Años más tarde, Alisa experimentó un profundo desafío a su fe de toda la vida cuando empezó a asistir a lo que más tarde se identificaría como una iglesia cristiana progresista. Este desafío empujó a Alisa hacia la Apologética Cristiana. Actualmente se puede leer, escuchar y ver el trabajo de Alisa en línea, así como adquirir su libro recientemente publicado sobre el cristianismo progresista, titulado Another Gospel.

Fuente Original del blog: https://bit.ly/3bsxSUw  

Traducido por Jennifer Chavez 

Editado por Monica Pirateque 

 

Por Mike Taylor

¿Alguna vez has visto la vida de alguien en las redes sociales y te has preguntado cómo puede hacer todo lo que hace? Vemos a personas en Instagram que se toman vacaciones, compran coches, abren negocios, dejan sus trabajos y hacen otras cosas glamurosas, todo ello al mismo tiempo que crían a varios hijos y terminan su máster. O eso parece, al menos.

Y mientras contemplamos su gloriosa vida, no podemos evitar preguntarnos: ¿cómo demonios tienen el tiempo, el dinero y la energía para hacer estas cosas?

Entonces podríamos empezar a preguntarnos: “¿Es vivir una vida centrada en la riqueza material y el éxito personal algo que Dios quiere para nosotros?” Porque parece que la glorificación de la riqueza está en todas partes hoy en día, y los cristianos están a menudo justo en la vanguardia de la locura.

Pero, ¿está bien que los cristianos persigan estas cosas? ¿Está bien que los cristianos busquen el éxito personal y la riqueza material en una sociedad capitalista?

Seamos sencillos. Volvamos a las cosas que necesitamos. Todos necesitamos dos cosas en nuestra vida: comodidad y significado.

Mira la jerarquía de necesidades de Maslow:

> Necesidades fisiológicas (Comida, agua, refugio, etc.) = Comodidad

> Necesidades de seguridad (Seguridad, empleo, recursos, salud, etc.) = Comodidad

> Amor y pertenencia = Importancia

>Estima (Respeto, estatus, reconocimiento, libertad) = Importancia

> Autorrealización (ser lo máximo que se puede ser) = Importancia

En ese contexto, todo lo que perseguimos en la vida se reduce a estas dos categorías tan básicas: comodidad y significado.

De hecho, sólo renunciaremos a una de esas cosas en la medida en que seamos capaces de ganar con la otra. Es una dinámica muy interesante.

Por ejemplo, una persona sólo hará ejercicio (sacrificando la comodidad) si cree que esa actividad le dará más importancia física y mental. Se esforzará mucho en el gimnasio si cree que el trabajo duro y la disciplina le harán más significante .

Lo mismo ocurre con la comodidad. Por lo general, sólo estamos dispuestos a renunciar a la posibilidad de ser significativos si con ello conseguimos una cantidad importante de comodidad. Mucha gente pasa una cantidad desproporcionada de tiempo fuera del trabajo y de otras obligaciones sentado en el sofá comiendo comida chatarra . Todos somos culpables de esto en algún nivel, y la razón por la que lo hacemos es porque, consciente o inconscientemente, estamos tomando la decisión de aceptar la comodidad en lugar de la importancia. Es un compromiso que estamos dispuestos a hacer, nos demos cuenta o no.

Así que, “éxito” es simplemente la abreviatura de más comodidad y significado. Si exploramos lo que significa ser exitoso, encontraremos que todo lo que visualizamos vuelve a estas dos cosas.

Así que la pregunta es: ¿le parece bien a Dios que yo busque más comodidad y significado?

Ni la comodidad ni la importancia son malas. De hecho, yo diría que estamos vivos por estas dos razones. Todas las mejores cosas de estar vivo trae un cierto nivel de comodidad. Si nos sentimos incómodos, y si nos sentimos incómodos sin ninguna razón asociada a una futura ganancia de comodidad o significación, entonces es probable que algo esté mal.

Por ejemplo, si estás experimentando cada vez más molestias en tu espalda en forma de dolor de espalda, probablemente haya algo mal. Lo sabes instintivamente porque no hay un objetivo final de lograr más comodidad o importancia de tu dolor de espalda.

Así que la incomodidad en sí misma no es algo bueno. Sin embargo, tu cuerpo lo sabe y te alarma continuamente utilizando la incomodidad y haciendo que te ocupes de posibles problemas a largo plazo.

Si eres un seguidor de Jesús, entonces todo lo que crees está basado en la comodidad y el significado.

El cielo es consuelo (Apocalipsis 21:4), caminar con Dios aquí en la Tierra trae consuelo (2 Corintios 1:3-4, Salmo 23:4), y ser un hijo de Dios es donde encuentras significado.

Dios nos hizo para encontrar consuelo y significado en Él, y nos guste o no, todo lo que hacemos en nuestras vidas gira en torno a estas dos cosas.

El problema viene cuando perdemos el enfoque en la fuente correcta de estas dos cosas.

Con demasiada frecuencia en nuestras vidas, nos apoyamos en otras fuentes tanto de comodidad como de importancia. Buscamos en nuestros trabajos, en nuestras familias, en nuestro estatus social y en cualquier otra cosa que nos ayude a obtener consuelo e importancia.

El problema es que nada llena el vacío, y las personas que tienen buenas intenciones terminan abandonando sus falsas fuentes de consuelo e importancia sin reemplazarlas nunca con la verdadera fuente. Entonces acabamos creyendo que el consuelo y la importancia son cosas que no están destinadas a nosotros.

No puedo decirles cuántas personas he conocido que viven vidas vacías porque han llegado a creer que la comodidad y la importancia son cosas malas. Y es cierto, cuando se busca la fuente equivocada, son cosas malas. Pero estamos hechos para la comodidad y la importancia.

Piensa en la historia bíblica de la raza humana. En un momento de nuestra historia, teníamos toda la comodidad y la importancia que queríamos. Teníamos todos los recursos a nuestra disposición y toda la autoridad que podíamos pedir. Eso era el jardín del Edén. Excepto que había algo más.

Había una cosa que parecía que podía traer más comodidad y significado, así que lo probamos. Pensamos que si aprendíamos lo suficiente y nos esforzábamos lo suficiente, podríamos ser la fuente de nuestra propia comodidad e importancia. Sin embargo, aquí estamos hoy en día, probando la misma táctica. Ahora no trae comodidad ni importancia duraderas, como no lo hacía antes .

Pero aquí es donde se pone divertido. Una vez que puedes ver e identificar el problema, realmente tienes una oportunidad de resolverlo. Una vez que sepas que la intención de Dios es que tengas consuelo e importancia, ahora sabes qué vacío llenar. Ahora sabes qué batalla librar.

La verdad es que el éxito no es algo que deba temerse . No todos los sueños en tu corazón son cosas que hay que reprimir . No siempre es el orgullo y no siempre es el enemigo el que intenta destruir tu vida a través de las aspiraciones.

Estás vivo para un propósito, y ese propósito puede y debe traerte frases de comodidad e importancia (es decir, éxito). Si podemos aprender a luchar la batalla dentro de nosotros mismos – la batalla de tratar de ganar comodidad e importancia por nuestra cuenta en lugar de sacarlos de Dios – entonces hemos aprendido a luchar la única batalla que vale la pena luchar, la batalla de la fe.

La fe por la que tú y yo luchamos es la creencia de que la comodidad y la importancia provienen de una fuente superior y no de nuestras propias capacidades de logro. Así que no rehuyas el éxito. El éxito es sólo una abreviatura de la comodidad y la importancia, y Dios tenía toda la intención de que tuvieras éxito.

En lugar de ver el éxito como algo que hay que evitar, míralo como lo que es: un regalo de tu Padre. Una vez que te des cuenta de eso, entonces encontrarás una gratitud y una plenitud crecientes que, francamente, sólo provienen de ver el éxito. Si te ves a ti mismo como una persona humilde cuyo trabajo es renunciar a todo lo bueno en favor de la abnegación, entonces ¿qué tienes que agradecer? ¿Cómo estás sabiendo y viendo que el Señor es bueno? (Salmo 34:8)

Dios promete prosperidad a su pueblo cuando lo escucha y lo sigue (Salmo 1:1-3, Levítico 26). Jesús dijo: “Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”(LBLA). Dijo “todas” estas cosas – no el mínimo de estas cosas. Dios no quiere que vivas una vida desesperada. De hecho, lo diré de esta manera: Dios quiere que lo tengas todo, sólo que no quiere que todo te tenga a ti.

Así que no debemos huir del éxito, y ciertamente no debemos hablar en contra de los que tienen éxito. Eclesiastés 10:20 dice: “Ni aun en tu recámara maldigas al rey, ni en tus alcobas maldigas al rico,” (LBLA). En cambio, como dijo Jesús, “usad las riquezas mundanas para ganaros amigos, de modo que cuando se acaben, seáis bienvenidos a las moradas eternas.” Usa el éxito como una herramienta para influir en Dios.

El éxito es una lupa – te hace más de lo que ya eres. Y si me preguntas, el mundo necesita más personas exitosas con el corazón de Cristo.

 

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Fuente Original del blog: https://bit.ly/3wjpSwV 

Traducido por Jennifer Chavez 

Editado por Monica Pirateque 

 

Por Mía Langford

La apologética está momento  un retraso en su momento de protagonismo, gracias en parte a los desafíos que supone la influencia de los medios de comunicación en la cultura. El Dr. Ray Ciervo, apologista, pastor y ex alumno de SES, se une a nosotros esta semana para hablar de cómo alguien puede ayudar a iniciar la formación apologética en su iglesia local, qué temas deben ser de prioridad  en tal iniciativa, así como algunos de los obstáculos a tener en cuenta.

Preguntas

Después de que los estudiantes universitarios de su congregación empezaron a plantearle preguntas, Ray Ciervo se propuso encontrar las respuestas. Esta decisión cambió por completo la trayectoria de su vida y el sentido de su misión como pastor y culmina  con su graduación como Doctor en Ministerio por el Southern Evangelical Seminary.

Después de años como pastor y apologista, Ciervo subraya que la capacidad de predicar la Biblia es una habilidad vital, pero no puede hacer el esfuerzo particular de la apologética (la defensa intelectual de la verdad del cristianismo). La predicación por sí misma no puede hacer frente al postmodernismo, y no puede por sí misma responder a todas las preguntas que uno va a encontrar durante la evangelización. A pesar de ello, se lamenta,

“La mayoría de las iglesias con las que tengo contacto no demuestran que estén enseñando a su iglesia como defender la fe cristiana histórica. No están abordando realmente las respuestas”.

Una llamada de atención

La teoría crítica ha sido una llamada de atención en este sentido, obligando a buscar respuestas y la capacidad de defenderse de lo que la gente reconoce intuitivamente como veneno ideológico. La cultura cristiana, que durante tanto tiempo parecía un amortiguador contra el pensamiento posmoderno, ha dado paso a una avalancha de dogmas seculares.  Para combatir la teoría crítica y otras implicaciones del pensamiento posmoderno, uno debe entender los fundamentos filosóficos involucrados, especialmente la naturaleza de la verdad como objetivo.

El camino a seguir

Entonces, ¿hacia dónde vamos? La apologética debe ocupar su lugar, en palabras de Ciervo, como “una parte regular de la dieta del púlpito”. Ciervo añade que las iglesias están en “modo de supervivencia” o en “modo de misión”, y da ejemplos de formas de ayudar a que la apologética forme parte de la misión de la propia iglesia local, incluyendo: Ven con un espíritu de humildad

Es importante que estés al lado de tu pastor y servirle en lugar de llegar con la actitud de que estás aquí para “arreglar” las cosas. Primero debes ganarte su confianza averiguando genuinamente cómo puedes ayudarle en sus metas  actuales.

Despierta  el apetito

No ofrezcas el material para un año. En su lugar, ofrécete a hacer un taller de una tarde o a dar clases durante unas semanas sobre un tema concreto.

Comienza con la Resurrección

La apologética es un campo muy rico y puede resultar fácilmente en una sobrecarga de información, provocando que la gente piense que no son capaces de enfrentar el desafío . Para los principiantes, temas como la filosofía o la ciencia pueden intimidar o perder su atención, mientras que algo bíblico como la resurrección es familiar y suele llevar incorporado el interés.

 

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Fuente Original del blog: https://bit.ly/3bsxSUw  

Traducido por Jennifer Chavez 

Editado por Monica Pirateque