La filosofía es para todos

Por Colin Burgess

Aristóteles abrió su obra filosófica, la Metafísica, con la siguiente frase: “Todos los hombres, por naturaleza, desean saber”. Nada podría ser más cierto; es cuando uno empieza a plantear las preguntas del “por qué”, que se está asumiendo la responsabilidad intelectual de construir su weltanschauung, o visión del mundo. No dan por sentado sus pensamientos o creencias, sino que se rebelan contra su crianza y ya no las abrazan por medio de dogmas, adoptadas de niño, a través de la educación y el adoctrinamiento, sino que hacen suyas estas creencias al examinarlas de forma categórica. Esto no quiere decir que las creencias que se nos transmiten desde la primera infancia sean erróneas, pero quienes las examinan detenidamente tratan de darles algún tipo de justificación. Gracias a la filosofía podemos mantener una discusión con pensadores ya fallecidos, como Platón, Marx y el apóstol Pablo, y al interpretar sus puntos de vista, con la mayor precisión posible, podemos ver lo que decían como si estuvieran sentados frente a nosotros. Haciendo esto con cuidado podemos abandonar la política y la religión de nuestros padres, o examinarlas más a fondo y hacerlas verdaderamente nuestras.

A menudo se dice que los niños son los mejores filósofos. Tal vez sea porque hacen las preguntas de manera honesta y sin censura. A medida que crecemos, nuestros pensamientos tienden a alcanzar un estado de entropía, y ya no buscamos la justificación de las creencias, sino que nos contentamos con pensar sólo lo necesario para superar nuestra rutina diaria, por lo que nuestra mente comienza a atrofiarse. Con demasiada frecuencia dejamos que los famosos, los políticos, los clérigos y los presentadores nos digan lo que tenemos que pensar, en lugar de aprender, por nosotros mismos, cómo pensar, mientras cenamos frente a la televisión. ¿Es esto lo que quiso decir Sócrates cuando dijo: “La vida no examinada no merece la pena ser vivida”? No quiso decir que los que no analizan sus pensamientos deberían suicidarse, sino que los que no viven una vida de forma examinada están viviendo sin propósito, y básicamente están marcando el tiempo, esperando la muerte.

Tal vez despertemos de nuestro letargo intelectual el tiempo suficiente para buscar una justificación para defender determinadas opiniones sociales que mantenemos, o en época de elecciones cuando defendemos nuestras decisiones de voto ante nosotros mismos, nuestra familia y nuestros amigos, pero luego, una vez que el polvo se ha asentado, muchos de nosotros estamos demasiado ocupados o nos conformamos con cruzarnos de brazos y retomar la vida con normalidad. Seguramente no se debe a la estupidez, muchas de estas personas son nuestros médicos y abogados, o personas altamente calificadas en sus oficios. Tal vez sea porque no vivimos una economía de “comida para pensar”, que nadie nos da un centavo por nuestros pensamientos, así que no nos dedicamos al arte de ordenarlos simplemente porque hay facturas que pagar y nuestros hijos tienen hambre, y a falta de que se construya una fábrica de filosofía, hay pocas posibilidades de que muchos de nosotros, excepto los pocos elegidos, ascendamos a las alturas de la academia, donde les pagaremos un céntimo por sus pensamientos. Algunos se consideran filósofos o han cursado un módulo o dos de filosofía, como parte de un requisito académico, pero muchos consideran que la filosofía es difícil, o incluso aburrida.

Muchos tienen una idea equivocada de lo que es la filosofía, sin darse cuenta de que todos somos filósofos aunque no estemos familiarizados con la terminología; muchos piensan que la filosofía tiene que ver con rascarse la barba llena de pulgas, sentarse a reflexionar sobre preguntas obtusas que no tienen una respuesta definitiva. Si bien este ha sido el caso en la historia de la filosofía, ciertamente no es la normativa. Mientras que en la disciplina de la filosofía no hay consenso sobre muchos temas, los filósofos tratan de abordar cuestiones muy reales que afectan a nuestra sociedad actual, como en los campos de la ética y la investigación médica, donde hay filósofos políticos que examinan las ideas políticas y sus efectos en la sociedad. La facultad de derecho se basa en la filosofía, y muchos abogados están obligados a estudiarla para poder razonar a través de un conjunto de premisas y formular argumentos bien razonados. En las ciencias, la filosofía funciona como una herramienta para definir qué es la ciencia y cómo debemos pensar en el mundo que se estudia. 

No hay que hacer filosofía de la nada, muchos filósofos de hoy en día se suben a los hombros de gigantes, y podemos ver cómo los pensadores del pasado se ocuparon de problemas similares a los que nos enfrentamos hoy en día, lo que nos ahorra el esfuerzo de reinventar la rueda, y nos permite continuar donde ellos lo dejaron.

En pocas palabras, la filosofía se puede resumir en cuatro grandes períodos: los filósofos antiguos, los presocráticos, los socráticos y los filósofos medievales. Todos estos filósofos se ocuparon de su propia experiencia del mundo, y si uno lee un tomo sobre la historia de la filosofía occidental, puede hacerse una idea exhaustiva, a posteriori, de cómo trataron de lidiar con las cuestiones de su tiempo. Estos filósofos, que van desde Aristóteles hasta Nietzsche, se enfrentaron a cuestiones relacionadas con la metafísica (qué es lo real), la epistemología (teoría del conocimiento) y la ética (cómo debemos comportarnos), el existencialismo (quiénes somos) y la lógica (cómo debemos pensar). La forma en que uno responda a estas preguntas determinará los puntos de vista sobre Dios, la política y muchos otros aspectos de la vida, y si uno abre un texto de introducción a la filosofía, eventualmente verá similitudes en sus puntos de vista o pensamientos con la forma en que los antiguos pensaban, hasta cierto punto. 

No se trata de defender ningún punto de vista en particular de la ética, la metafísica o la religión, sino de defender y fomentar el arte de pensar cuidadosamente y ordenar nuestros pensamientos y ser más conscientes de nuestras creencias, para que puedan ser sostenidas con un mayor grado de intencionalidad y justificación y no se den por sentadas.

Para aquellos que quieran examinar brevemente la filosofía sin comprometerse con un costoso libro sobre el tema, Douglas Groothuis ha escrito un excelente y conciso libro que resume a los filósofos más famosos y sus afamados dichos, en “La filosofía en siete frases”. Y para los que deseen seguir explorando, “Filosofía para principiantes” me pareció muy informativo y accesible. Mientras que Bertrand Russell ha escrito una excelente historia de la filosofía occidental, Anthony Kenny ha escrito una “Nueva historia de la filosofía occidental”, que abarca tanto a los filósofos más contemporáneos como a los más antiguos.

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek

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Fuente original del Blog: https://bit.ly/3gm5JkR 

Traducido por Monica Pirateque

Editado por Elenita Romero