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En la publicación anterior vimos acerca de las diez reglas de inferencia lógica para la construcción de un argumento válido. Ahora veremos 10 reglas de reemplazo que son útiles a la hora de demostrar la validez de un argumento cuando utilizamos el lenguaje formal. El conector ↔ en este contexto se traduce por “es lógicamente equivalente”, esto quiere que decir que no importa en que lado se encuentren las fórmulas, ambas tienen el mismo valor de verdad y significan lo mismo (más adelante hablaré de esto).

  1. Teoremas de Morgan (De M)
  • ¬ (P ^ Q) ↔ (¬P v ¬Q)
  • ¬ (P v Q) ↔ (¬P ^ ¬Q)

Esta regla establece que:

  • La negación de la conjunción es la disyunción de las negaciones.
  • La negación de la disyunción es la conjunción de las negaciones.

Ejemplos:

  • “A Jeanne no le gusta el chocolate y la vainilla” es lógicamente equivalente a “A Jeanne no le gusta el chocolate o a ella no le gusta la vainilla”.
  • “A Jeanne no le gusta el chocolate o la vainilla” es lógicamente equivalente a “A Jeanne no le gusta el chocolate y a ella no le gusta la vainilla”.
  1. Conmutación (Conm.)
  • (P v Q) ↔ (Q v P)
  • (P ^ Q) ↔ (Q ^ P)

Así como en las matemáticas el orden de factores no altera el producto, en lógica el orden de los argumentos no altera el resultado en ningún caso, con excepción de la implicación. Esta regla sólo aplica a conjunciones y disyunciones. Ejemplos:

  • “O Jeanne irá al partido de soccer o irá al cine” es lógicamente equivalente a “O Jeanne irá al cine o Jeanne irá al partido de soccer”.
  • “Reina tocará la trompeta y Kumiko tocará el eufonio” es lógicamente equivalente a “Kumiko tocará el eufonio y Reina tocará la trompeta”.
  1. Distribución (Dist.)
  • [P ^ (Q v R) ↔ [(P ^ Q) v (P ^ R)]
  • [P v (Q ^ R) ↔ [(P v Q) ^ (P v R)]

Esta regla establece que P puede distribuirse con Q y R por ser factores comunes en disyunciones y conjunciones. Ejemplos:

  • “Jeanne se sacará la lotería y comprará un auto nuevo o donará diez mil pesos a un orfanato” es lógicamente equivalente a “Jeanne se sacará la lotería y comprará un auto nuevo o Jeanne se sacará la lotería y donará diez mil pesos al orfanato”.
  • “O Reina irá a la librería o Reina irá a la plaza y comprará una blusa” es lógicamente equivalente a “O Reina irá a la librería o ella ira a la plaza; y, ya sea que Reina vaya a la librería o ya no compre la blusa”.
  1. Asociación (Asoc.)
  • [P v (Q v R)] ↔ [(P v Q) v R]
  • [P ^ (Q ^ R)] ↔ [(P ^ Q) ^ R]

Por medio de la asociación, no importa la manera como agrupemos las proposiciones en conjunciones y disyunciones, esto no altera su valor de verdad.

  1. Doble negación (DN)
  • P ↔ ¬¬P

Esta regla nos dice que una proposición (P) es equivalente a la falsedad de su negación (¬¬P). Ejemplos:

  • “Es de día” es lógicamente equivalente a “Es falso que no es de día”.
  • “Reina es una persona alegre” es lógicamente equivalente a “Es falso que Reina no es una persona alegre”.
  1. Transposición (Trans.)
  • (P → Q) ↔ (¬Q → ¬P)

Esta regla nos dice que una implicación es equivalente a su inversa negativa. Ejemplo:

  • “Si llueve, hace frío” es lógicamente equivalente a “Si no hace frío, es que no llueve”.
  1. Implicación material (Impl.)
  • (P → Q) ↔ (¬P v Q)

La regla establece que P implica Q es lógicamente equivalente a no P o Q. Ejemplo:

  • “Si se trata de un oso, entonces puede nadar” es lógicamente equivalente a “O no es un oso o puede nadar”.
  1. Equivalencia material (Equiv.)
  • (P ≡ Q) ↔ [(P → Q) ^ (Q → P)]
  • (P ≡ Q) ↔ [(P ^ Q) v (¬P → ¬Q)]

Tanto el símbolo ≡ como ↔ se utilizan para expresar la equivalencia lógica y equivalencia material, todo depende del autor; en este caso he utilizado ↔ para expresar la equivalencia lógica mientras que ≡ para la equivalencia material. Las proposiciones son materialmente equivalentes cuando tienen el mismo valor de verdad. Dado que dos proposiciones materialmente equivalentes son ambas verdaderas o ambas falsas, observamos que (materialmente) ambas se implican la una a la otra, porque un antecedente falso implica (materialmente) cualquier proposición, y un consecuente verdadero está (materialmente) implicado por cualquier proposición. Ejemplo:

  • “Júpiter es más grande que la Tierra” si y solo si “Tokio es la capital de Japón” es lógicamente equivalente a “Si Júpiter es más grande que la Tierra, entonces Tokio es la capital de Japón” y “Si Tokio es la capital de Japón, entonces Júpiter es más grande que la Tierra”.

También podemos extender la equivalencia material sobre los condicionales de esta manera:

  • “Júpiter es más grande que la Tierra” si y sólo si “Tokio es la capital de Japón”, es lógicamente equivalente a “Júpiter es más grande que la Tierra” y “Tokio es la capital de Japón”, o “Si Júpiter no es más grande que la Tierra” entonces “Tokio no es la capital de Japón”.

Con esto inmediatamente nos damos cuenta de la diferencia de equivalencia material y la equivalencia lógica. Ésta última se da cuando las proposiciones, aparte de tener el mismo valor de verdad, también tienen el mismo significado.

  1. Exportación (Exp.)
  • [(P ^ Q) → R] ↔ [P → (Q → R)]

Esta regla permite que proposiciones condicionales con antecedentes conjuntivos se sustituyan por proposiciones que tienen consecuentes condicionales y viceversa. Ejemplo:

  • “Si llueve y el sol brilla, entonces hay un arcoíris” es lógicamente equivalente a “Si llueve, entonces que el sol brille implica que hay un arcoíris”.
  1. Tautología (Taut.)
  • P ↔ (P v P)
  • P ↔ (P ^ P)

Elimina la redundancia en disyunciones y conjunciones en las demostraciones lógicas. Ejemplo:

  • “Reina toca la trompeta” es lógicamente equivalente a “Reina toca la trompeta o Reina toca la trompeta”.
  • “Kumiko canta horrible” es lógicamente equivalente a “Kumiko canta horrible” y “Kumiko canta horrible”.

Con nuestras diez reglas de inferencia originales no sería posible probar la validez del siguiente argumento:

  • A ^ B /∴ B

Pero utilizando nuestras diez reglas de reemplazo ahora podemos hacerlo:

  1. A ^ B /∴ B
  2. B ^ A (1, Conm.)
  3. B (2, Simp.)

Ten siempre en cuenta las veinte reglas de inferencia para construir un buen argumento o para probar la validez de uno.

Bibliografía recomendada

Irving M. Copi, Lógica Simbólica.

  1. P. Moreland y W. L. Craig, “Logic and Argumentation” en Philosophical Foundations for a Christian Worldview Second Edition.

 


Jairo Izquierdo Hernández es el fundador de Filósofo Cristiano. Actualmente trabaja como Director de Social Media para la organización cristiana Cross Examined. Es miembro en la Christian Apologetics Alliance y ministro de alabanza en la iglesia cristiana bautista Cristo es la Respuesta en Puebla, México.

Por Natasha Crain 

En mi último libro, Talking with Your Kids about God (Hablando con tus hijos sobre Dios), hay seis capítulos que se centran en el cruce entre la fe y la ciencia. Responden a las preguntas: ¿Puede la ciencia probar o refutar la existencia de Dios? ¿La ciencia y la religión se contradicen entre sí? ¿La ciencia y la religión se complementan entre sí? ¿Es Dios solo una explicación de lo que la ciencia aún no sabe? ¿Puede la ciencia explicar por qué las personas creen en Dios? ¿Y qué creen los científicos acerca de Dios?

Estuve particularmente emocionada de escribir estos capítulos porque sé cuán importante es, que estos temas sean comprendidos por los padres y los niños hoy en día, aun así, muchos de ellos no están seguros de cómo abordarlos. Sin embargo, en los últimos meses, una parte de los lectores con los que he hablado en eventos o en línea, me han dicho tímidamente que se saltaron esa sección del libro porque (estoy parafraseando) según ellos, la ciencia está fuera de su “zona de confort”.

Esto es profundamente preocupante; no que alguien omita una sección de mi libro, sino que los padres a menudo se resistan a participar en un tema de fe tan cuestionado hoy en día.

La creencia de que el cristianismo es anti-ciencia, se ha convertido en una razón principal por la cual muchos adultos jóvenes se estén alejando de la fe. Investigadores del Grupo Barna han descubierto que el 29 por ciento de los jóvenes entre los 18 y 29 años con antecedentes cristianos, señalan a las iglesias como entes que están “fuera de sintonía con el mundo científico en el que vivimos” y el 25 por ciento dice que “el cristianismo es anti-ciencia”. ” El hecho de que más de una cuarta parte de los niños de origen cristiano acepten esta narrativa dañina y falsa, debe levantar una gran bandera de preocupación en los padres cristianos.

¿Crees que este tema está siendo manejado o será manejado por el grupo de jóvenes de tu hijo? Piensa otra vez. La investigación de Barna también descubrió que solo un por ciento de los pastores jóvenes aborda cualquier problema relacionado con la ciencia en un año o tiempo determinado. La desconexión entre la necesidad y la respuesta a esa necesidad es enorme en este momento.

Eso significa que los padres deben asumir la responsabilidad de discutir estas preguntas con sus hijos. Pero hay cuatro cosas que creo que tendrán que suceder antes de que más padres lo hagan.

  1. Los padres tendrán que entender que no importa si nos preocupamos personalmente por la ciencia o no, nuestros hijos aún necesitan involucrarse en estos asuntos.

En mi experiencia hablando con los padres, creo que esta es la razón número uno por la cual la mayoría no está teniendo estas conversaciones: simplemente ellos no se preocupan personalmente por la ciencia. Ciertamente, nadie dice eso como la razón. Por lo general, los padres solo dicen que es algo que “deben analizar” o que es “demasiado complicado” (más sobre esto en el punto cuatro). Pero como sucede con la mayoría de las cosas en la vida, si realmente creemos que algo es importante para el bienestar de nuestros hijos, nos haremos cargo de la tarea. Cuidamos por necesidad.

Por ejemplo, mi hijo recientemente tuvo una reacción alérgica a los anacardos después de comer uno por primera vez. Entré en el modo de mamá médico e investigué todo lo que pude en línea para saber cómo ayudarlo mejor. ¿Hay mucha información sobre las alergias a los frutos secos? Sí. ¿Hay diferencias de opinión sobre qué hacer? Sí. ¿Me sentí abrumada al aprender todo esto? Absolutamente. ¿Por un minuto decidí que era muy difícil resolverlo, así que no iba a hacer nada para ayudarlo? Absolutamente no.

Te aseguro que normalmente no me preocupo por las alergias a los frutos secos; pero tan pronto supe que era importante para mi hijo que me educara sobre ello, me equipé. De la misma manera, no importa si nos “preocupa” la ciencia; la pregunta es si el conocimiento de la fe y las cuestiones científicas son importantes para nuestros hijos. La investigación (como señalé anteriormente) ha respondido eso con un sí inequívoco.

  1. Los padres tendrán que entender que no importa si a nuestros hijos les preocupa la ciencia o no, aún deben involucrarse en estos asuntos.

Un padre me dijo recientemente que sus hijos “simplemente no son científicos”. Dijo que están más metidos en las artes; por lo que no iba a tratar de entrar en los detalles de la problemática entre la fe y la ciencia, cuando eso no es un área de preocupación o interés para ellos.

Asumir que las preguntas acerca de la ciencia no afectarán la fe de sus hijos porque ellos no están involucrados en la misma, es un gran error. De hecho, creo que los niños que no se sumergen en la ciencia tienen la misma probabilidad de ser desafiados por estos problemas que los que sí lo hacen. ¿Por qué? Si carecen de interés en considerar personalmente los problemas en profundidad, simplemente pueden diferir a lo que parece culturalmente aceptado. La cultura dice que la ciencia y la fe son opuestas y tengo que elegir solo una. Bueno. La cultura dice que la ciencia ha refutado a Dios y que la fe es simplemente la aceptación ciega de algo sin evidencia. Creo que elegiré la ciencia porque no quiero sentir vergüenza.

¿Eso significa que todo niño necesita entender las complejidades del debate científico? De ningún modo. Pero como lo explico en mis capítulos sobre ciencia, todos deberían comprender los términos y conceptos claves en los que gira el debate y las suposiciones que se hacen al variar las visiones del mundo.

  1. Los padres tendrán que reconocer que las preguntas sobre la relación entre la fe y la ciencia son multifacéticas.

Si bien muchos padres se sienten abrumados ante la idea de aprender sobre cuestiones científicas, otros han simplificado demasiado el asunto. Veo esto mucho en grupos de Facebook. Alguien publica una pregunta sobre cómo su hijo comienza a cuestionar su fe debido a la “ciencia”, y en segundos, todos en el grupo han resuelto el problema pegando alegremente un enlace a la organización que defiende su punto de vista; sobre la edad de la tierra. No me mal interpreten: las preguntas sobre la edad de la tierra y de la evolución son extremadamente importantes (¡escribí ocho capítulos sobre esto en Keeping Your Kids on God’s Side (Mantener a los niños del lado de Dios), pero hay muchos contornos de la conversación más allá de esos temas en particular. Los niños que tienen conocimiento en una sola área, y solo una vista dentro de esa área, no tendrán la base necesaria para interactuar con el mundo de hoy.

  1. Los padres tendrán que aceptar que no tenemos que ser expertos en ciencias para ser guías conocedores.

Mi hija de nueve años se ha estado preparando para su primera competencia de piano. Después de escucharla practicar su pieza recientemente, muchas veces, me di cuenta que ella seguía luchando con los mismos errores. Ella insistió, sin embargo, que no había ningún problema. No pude captar dónde estaba el problema, así que le pedí que tocara la pieza mientras miraba la lectura de la música.

A pesar de que no toco el piano, he estado en bastantes de sus lecciones en los últimos tres años y he podido entender los conceptos básicos de cómo leer música. Puedo seguir y ver el ritmo, los silencios, la dinámica, etc. Cuando llegó a la parte del problema, dije: “¡Aquí! ¡Ésta es la parte que necesitas prestar atención!” Mi hija, que es muy independiente y nunca quiere ayuda con nada, no estaba exactamente muy contenta con mi dirección. Ella respondió: “No eres una experta en piano. ¡Ni siquiera sabes tocar el piano! ¿Cómo sabrías si algo está mal o dónde está mal?”

Es cierto que no soy una experta en piano, pero mi hija no entendió que no necesito ser una experta para ser una guía conocedora de ella. Había aprendido lo suficiente sobre los conceptos básicos y el marco teórico para mostrarle dónde estaban los problemas, aunque no pudiera sentarme y tocar la pieza yo misma.

De la misma manera, los padres no necesitan ser expertos en ciencia para ser guías conocedores de sus hijos en el cruce entre la fe y la ciencia. Pero muchos padres se “retiran” de la conversación porque simplemente no se sienten capacitados para tenerla. No hay razón para hacerlo. El hecho de que no pueda enseñar a sus hijos las complejidades de la teoría evolutiva (o cualquier otra cosa) no significa que no pueda estar equipado para guiar a sus hijos de una manera significativa y que honre a Dios.

Con un poco de motivación y esfuerzo, puedes aprender y mostrar cuán hermosa la ciencia describe la creación de Dios, no la refuta.

 


Natasha Crain es una bloguera, autora y oradora nacional que siente pasión por equipar a los padres cristianos para educar a sus hijos en la comprensión de cómo presentar un caso y defender su fe en un mundo cada vez más secular. Es autora de dos libros de apologética para padres: Talking with Your Kids about God (Hablando con tus hijos sobre Dios) (2017) y  Keeping Your Kids on God’s Side (Manteniendo a tus hijos del lado de Dios) (2016). Natasha tiene un Maestría en marketing y estadísticas en la UCLA y un certificado en apologética cristiana de la Universidad de Biola. Ex ejecutiva de mercadotecnia y profesora adjunta, vive en el sur de California con su esposo y sus tres hijos.

Blog Original: http://bit.ly/2G0YSoM

Traducido por Malaquias Toro Vielma

Editado por María Andreina Cerrada

Por Natasha Crain

El famoso físico, cosmólogo y autor Stephen Hawking murió. Era ampliamente conocido como uno de los científicos más brillantes de nuestro tiempo.

También era ampliamente conocido por ser ateo.

De hecho, muchos de los científicos más famosos de la actualidad son ateos.

Este punto no ha escapado a la atención de los escépticos que a menudo promueven la idea que la ciencia y Dios están en conflicto. Como evidencia de ese supuesto conflicto, los escépticos a menudo afirman que prácticamente ningún científico cree en Dios. Respaldan su aseveración citando una investigación de 1998 que mostró que el 93% de los miembros de la Academia Nacional de Ciencias (una organización científica de élite en los Estados Unidos) no creen en Dios. Ese hallazgo captó la atención de los medios de comunicación, y desde entonces se cita continuamente como un hecho conocido sobre la relación de las creencias religiosas y las profesiones científicas.

Por ejemplo, Sam Harris quien es un popular neurocientífico y autor ateo escribió:

Aunque es posible ser un científico y aún creer en Dios, como algunos parecen serlo, no hay duda de que un compromiso con el pensamiento científico tiende a erosionar, en lugar de apoyar, la fe religiosa. Tomando como ejemplo la población de los Estados Unidos: la mayoría de las encuestas muestran que alrededor del 90% de las personas en general creen en un Dios personal, pero el 93% de los miembros de la Academia Nacional de Ciencias no. Esto sugiere que el pensamiento científico es poco compatible con la fe religiosa.

Mi propósito en este artículo no es diseccionar las creencias religiosas de Stephen Hawking. Solo me refiero a él aquí porque su muerte llevó este tema una vez más a la discusión pública. Mi objetivo tampoco es analizar si Dios y la ciencia entran en conflicto (me refiero a esto en varios capítulos de  Talking with Your Kids about God –Hablar con tus hijos acerca de Dios–). En cambio, mi intención es ver si los científicos no creen en Dios y las implicaciones de la respuesta.

Si bien sabemos que la verdad no está determinada por la cantidad de votos, las estadísticas captan la atención de las personas y los jóvenes confían especialmente en la “opinión de expertos”, por lo que vale la pena que como padres dediquemos tiempo para explorar este tema. Cuando tus hijos preguntan por qué los científicos no creen en Dios (porque han escuchado que esa es una conclusión inevitable), esta es la discusión que deben tener.

¿Qué creen los científicos acerca de Dios?

Este es el tema del Capítulo 12 en Talking with Your Kids about God  (Hablar con tus hijos acerca de Dios), en el cual, explíco en detalle los cinco principales estudios de investigación que se han llevado a cabo sobre este tópico (con todas las referencias correspondientes). Voy a resumir brevemente los hallazgos aquí:

Estudio de James Leuba (1914) con actualización de Edward Larson y Larry Whitham (1996-98): en 1914, se descubrió que el 42% de los científicos creían en un Dios personal. Entre los científicos que Leuba identificó como “mayores” (científicos destacados), el número cayó al 28%. En 1996, Larson y Whitham intentaron replicar el estudio para conocer cómo los desarrollos científicos del siglo XX pudieron haber cambiado los puntos de vista religiosos entre los científicos. Sus resultados fueron casi idénticos: el 40% dijo que creía en un Dios personal. Para replicar el intento de Leuba de encuestar a un subconjunto de científicos de élite, Larson y Whitham encuestaron a la Academia Nacional de Ciencias. En ese grupo, la creencia en un Dios personal cayó al 7%. Este es el estudio específico al que se hace referencia con frecuencia para demostrar que los científicos no creen en Dios.

Estudio de religión entre académicos científicos (2005-08): la socióloga Elaine Howard Ecklund encuestó a casi 1700 científicos de 21 universidades de élite sobre sus puntos de vista sobre religión y ciencia. Descubrió que casi el 50% se identificó con una etiqueta religiosa. Es importante destacar que Ecklund llevó a cabo análisis estadísticos para identificar qué factores eran los predictores más significativos de creencias y comportamientos religiosos. Encontró que el predictor más fuerte de adherencia religiosa era la religiosidad infantil. En otras palabras, los científicos criados con una afiliación religiosa eran más propensos a ser religiosos como adultos, y aquellos criados sin afiliación religiosa eran más propensos a ser irreligiosos como adultos. Ecklund concluye:

Es una suposición de mucho trabajo académico afirmar que las creencias religiosas de los científicos corresponden a su compromiso con la ciencia. Los hallazgos presentados aquí muestran que, de hecho, los académicos de las ciencias naturales y sociales de las universidades élite de investigación son menos religiosos que muchos de los que pertenecen al público en general, al menos según los indicadores tradicionales de religiosidad. Asumiendo, sin embargo, que convertirse en científico lleva necesariamente a la pérdida de compromisos religiosos es insostenible si tenemos en cuenta la selección diferencial que hacen los científicos procedentes de ciertos trasfondos religiosos. Nuestros resultados indican que las personas de ciertos orígenes (los no religiosas, por ejemplo) de manera desproporcionada se inclinan a profesiones científicas.

Estudio del Pew Research Center (2009): los hallazgos sugieren que los científicos tienen aproximadamente las mismas probabilidades que el público en general de creer en Dios o en un poder superior.

Estudio de Entendimientos Religiosos de la Ciencia (2012-15): Ecklund realizó otro estudio que incluyó 574 científicos. En esta encuesta, el 36% de los científicos dijeron: “Sé que Dios realmente existe y no tengo dudas al respecto”, frente al 56% de la muestra general.

Consideremos ahora las implicaciones de estos estudios.

  1. No es cierto que el 93 por ciento de los científicos no creen en Dios.

Esta estadística frecuentemente citada se refiere solo a uno de varios estudios disponibles, y hay dos buenas razones por las que no deberíamos considerar que es un dato representativo.

En primer lugar, de las otras investigaciones queda claro que este hallazgo fue un caso atípico: los otros estudios importantes sobre este tema sugieren que del 33 al 50 por ciento de los científicos creen en un Dios personal, con cifras aún mayores si incluimos a aquellos que creen más ampliamente en un poder superior.

En segundo lugar, este estudio se realizó con un grupo único de miembros de la Academia Nacional de Ciencias, una organización de aproximadamente 2,300 científicos que fueron elegidos por otros miembros. Podríamos especular todo el día acerca de por qué estos científicos en particular son menos propensos a creer en un Dios personal, pero la conclusión es que esta organización no es representativa de la comunidad científica en general.

Lo más que se puede decir de este estudio es que el 93 por ciento de los científicos que son miembros de la Academia Nacional de Ciencias y respondieron a la encuesta no creen en un Dios personal. Es muy impreciso sugerir que el 93 por ciento de todos los científicos son ateos porque esta no es una muestra representativa.

  1. La correlación no es igual a la causalidad.

En las estadísticas, la correlación simplemente significa que dos variables tienden a moverse en la misma dirección: en este caso, aquellos que son científicos tienden a ser menos propensos a creer en Dios. Esto no significa, sin embargo, que ser un científico necesariamente causa que alguien no crea en Dios. (Piénsalo de esta manera: en algunas partes del mundo, llueve casi todas las Pascuas, pero eso no significa que la Pascua provoca la lluvia).

Si determinamos que convertirse en científicos hizo que las personas dejaran de creer en Dios, podríamos tener razones para pensar que hay un conflicto inherente entre la práctica de la ciencia y el teísmo. Pero, por el contrario, el estudio de Ecklund entre la religión y los académicos científicos reveló que los irreligiosos simplemente tienen más probabilidades de convertirse en científicos en primer lugar. La investigación disponible no sugiere que los científicos se vuelvan irreligiosos como consecuencia de su ocupación, aunque esto es lo que suelen asumir los escépticos. Y si convertirse en irreligioso no es una consecuencia de su ocupación, entonces todo el tema de lo que los científicos creen acerca de Dios se vuelve rápidamente menos relevante.

  1. Lo que los científicos creen acerca de Dios no tiene ninguna relación con la existencia de Dios.

Si bien debemos explorar este tema porque a menudo se plantea como un desafío a la verdad del cristianismo, debemos recordar que, en última instancia, las creencias no son ciertas según quién las tenga. Son verdaderos porque corresponden a la realidad. Los científicos no tienen más experiencia en la realidad de la existencia de Dios que cualquier otra persona.

Para obtener más información sobre estos estudios y una guía de conversación completa para usar con sus hijos al hablar sobre este tema, consulte Talking with Your Kids about God (Hablar con tus hijos acerca de Dios) en las páginas 125-132.

 


Blog Original: http://bit.ly/2DQI3M6

Traducido por Rudy Ordoñez Canelas

Editado por María Andreina Cerrada

RULES OF INFERENCE

Having seen the main points of argumentation and propositional logic , it is now time to see what gives formal validity to a good argument: the rules of inference.

1. Modus Ponens (MP)

If P implies Q, and P is true, then Q is true.

Logical form:

  1. P → Q
  2. P
  3. Q

This rule allows us, from a conditional statement (P→Q), to conclude the truth of its consequent (Q) from the truth of its antecedent (P). Example :

  1. If today is Saturday, then Reina is at the bookstore.
  2. Today is Saturday,
  3. So, Reina is in the bookstore.

2. Modus Tollens (MT)

If P implies Q, and Q is not true, then P is not true.

Logical form:

  1. P → Q
  2. ¬Q
  3. ¬P

This rule allows us, from a conditional statement (P→Q), to infer the falsity of its antecedent (P) if its consequent (Q) is also false. Example:

  1. If the cake is made with sugar, then the cake is sweet.
  2. The cake is not sweet.
  3. Therefore, the cake is not made with sugar.

An important feature of conditional propositions is this: The antecedent (the statement before “if”) sets up a sufficient condition for the consequent (the statement after “then”), while the consequent sets up a necessary condition for the antecedent. In other words, the truth of P is sufficient for the truth of Q , whereas P will never be true without Q . Take the example of the cake. That the cake is made with sugar is sufficient for the cake to be sweet. Likewise, if it turns out that the cake is not sweet, then it is impossible for the cake to be made with sugar.

Of course, not all arguments for modus tollens are so trivial. For example,

  1. If the security system detects an intruder, then the alarm will be activated.
  2. The alarm did not go off.
  3. Therefore, the security system did not detect an intruder.

Someone might object that there is a possibility that there was an intruder that the security system did not detect; but that does not invalidate the argument, why? Very simply: the first premise is “If the security system  detects  an intruder.” The important issue is that whether the system detects or does not detect an intruder, it says nothing about the existence of the intruder.

Let’s look at one last example that might be more complicated:

  1. If Reina passes her exam with good grades, then she will join the band.
  2. Reina was not part of the musical band.
  3. Therefore, Reina did not pass her exam with good grades.

It could clearly be the case that Reina did pass her exam with a high grade, but perhaps the teacher chose someone else because she was a relative. Does this invalidate the rule? Not at all. What happens is that in agreements like these, we tend to omit other factors that we take for granted will be fulfilled. In this case, one expects the teacher to be honest and to do his job. Now look at the same example but with that other condition added:

  1. If Reina passes her exam with good grades and the teacher is honest, then she will join the band.
  2. Reina was not part of the musical band.
  3. So either Reina failed her exam with good grades or the teacher was dishonest.

Another important point is that there are other ways of stating sufficient and necessary conditions besides the phrase “if…, then…”. Sometimes a necessary condition is stated by saying “only if.” For example, let’s say Reina’s teacher had said, “Secured position in the band only if she gets good grades on the exam.” Here getting good grades on the exam has been stated as a necessary condition , so this proposition would be our consequent (Q), not the antecedent in the conditional form (P). If this is the case, then the formulation, “If Reina passes her exam with good grades, then she will be in the band” is wrong, because that is not what the teacher said; he stated a necessary condition for the band position, not a sufficient one, so there may be other conditions that must be met to get the position, as we saw in our previous example where we included the teacher’s honesty. Taking the teacher’s statement as both a necessary and a nonsufficient condition, we can formulate the argument this way by modus tollens:

  1. If Reina is part of the band, then she got good grades on her exam.
  2. Reina did not get good grades.
  3. Therefore, Reina is not part of the band.

Always remember to keep this in mind to avoid misunderstandings.

3. Hypothetical Syllogism (SH)

If P implies Q, and Q implies R, then P implies R.

Logical form:

  1. P → Q
  2. Q → R
  3. P → R

The rule of hypothetical syllogism allows us to establish that the truth of P implies the truth of R. Example:

  1. If Christianity is true, then the soul exists.
  2. If the soul exists, then the human being has free will.
  3. Therefore, if Christianity is true, then human beings have free will.

4. Disjunctive Syllogism (DS)

Either P is true or Q is true; P is not true; therefore, Q is true. Likewise, whether P is true or Q is true; Q is not true; therefore, P is true.

Logical form:

  1. P v Q
  2. ¬P
  3. Q
  1. P v Q
  2. ¬Q
  3. P

This rule tells us that if a disjunction of two propositions is true, and one of the propositions is false, then the other proposition is true.

There are two types of logical disjunction:

  • It means “and/or” where at least one of them is true, or maybe both.
  • Exclusive . Means “XOR” (exclusive OR). Only one disjunct can be true, but not both.

Example of inclusive disjunction:

  1. Either Jeanne worked in the library or Marco played a game of chess.
  2. Marco did not play a game of chess.
  3. So Jeanne worked in the library.

Both propositions in premise (1) could be true. Therefore, you cannot conclude that because one of the disjuncts is true, the other is false. Both could be true (note that in premise (1) you can change “or” to “and/or” without any problem). So the disjunctive syllogism allows you to conclude only that if one disjunct is false then the other disjunct is true.

Example of exclusive disjunction:

  1. Either Jeanne is in the bedroom with Marco playing Xbox or she is with Arturo in the kitchen eating cake.
  2. She is in the bedroom with Marco.
  3. She is not in the kitchen with Arturo.

Note that in premise (1) you cannot change “or” to “and/or”, only in the case of exclusive disjunction can you infer the falsity of a disjunct from the truth of the other.

5. Constructive Dilemma (CD)

If P implies Q and R implies S , then if either P or R is true, it follows that either Q or S is true.

Logical form:

  1. (P → Q) ^ (R → S)
  2. P v R
  3. Q v S

The  constructive dilemma  is the disjunctive version of  modus ponens . Example:

  1. If Jeanne wins a million pesos she will donate them to an orphanage; and if Alter wins a million pesos he will buy a house.
  2. Jeanne wins a million pesos or Alter will.
  3. So either an orphanage will get a million pesos or Alter will get a house.

6. Destructive Dilemma (DD)

If P implies Q, and R implies S, and either Q is false or S is false; then either P is false or R is false.

Logical form:

  1. (P → Q) ^ (R → S)
  2. ¬Q v ¬S
  3. ¬P v ¬ R

The  destructive dilemma  is the disjunctive version of  modus tollens and states that if two conditionals are true, but one of their consequents is false, then one of their antecedents must be false. Example:

  1. If it rains, Jeanne will stay at home; and if it is sunny, she will go out for a walk.
  2. Jeanne will not stay at home or go out for a walk.
  3. So either it won’t rain or it won’t be sunny.

7. Conjunction (Conj.)

If P is true and Q is true, then the conjunction “P and Q” is also true.

Logical form:

  1. P
  2. Q
  3. P ^ Q

Simple, if two propositions are true in isolation, then their conjunction is also true. Example:

  1. Kumiko is playing the euphonium.
  2. Queen is playing the trumpet.
  3. Kumiko is playing the euphonium and Reina is playing the trumpet.

8. Simplification (Simp.)

If the conjunction of P and Q is true, then P is true and Q is true.

Logical form:

  1. P ^ Q
  2. P
  1. P ^ Q
  2. Q

For a set like P^Q to be true, both P and Q must be true. So simplification allows us to conclude from P^Q that P is true and that Q is true. Example:

  1. Kumiko is playing the euphonium, and Jeanne is playing the piano.
  2. Jeanne is playing the piano.
  1. Kumiko is playing the euphonium, and Jeanne is playing the piano.
  2. Kumiko is playing the euphonium.

9. Absorption (Ab.)

If P implies Q, then P implies P and Q.

Logical form:

  1. P → Q
  2. P → (P ^ Q)

By means of this rule P is “absorbed” by the term Q in the consequence. Example:

  1. If Jeanne goes shopping, then she will get a new blouse.
  2. If Jeanne goes shopping, then she will go shopping and get a new blouse.

10. Addition (Ad)

If P is true, then its conjunction with any other statement will also be true.

Logical form:

  1. P
  2. P v Q

Note that for a disjunction to be true, only one part of the disjunction has to be true. So, given any statement, it is possible to express it as a choice (disjunction) accompanied by any other statement. So if we know that P is already true, it follows that “P or Q” is also true no matter what Q is. Example:

  1. Human beings live on planet Earth.
  2. Humans live on planet Earth or the Moon is made of cheese.

 


Jairo Izquierdo Hernández is the founder of Christian Philosopher . He currently works as a Community Manager for the Christian organization Cross Examined . He is a member of the Christian Apologetics Alliance and a worship minister at the Christian Baptist Church Christ is the Answer in Puebla, Mexico.

By Bryan Auten

A frequently asked and important question in the Christian Apologetics Alliance is about how aspiring apologists should spend their time and develop their skills. In a recent thread, CAA members addressed this issue. Tim McGrew summarizes the main points of the discussion, and they are presented here as an Apologetics Toolkit post.

1) Online arguments are not a good training ground for someone who has no experience

Stay away from them altogether until you have studied them deeply, and even then, don’t dive into every argument headlong.

This is one of the hardest pieces of advice for most young people to accept, but it is one of the most important. I know what it feels like to want to save the world, to stand up to the intellectual bullies on Twitter or YouTube or some chat room. But if that is all you do, you will waste years in an intellectually empty extreme, the best you can be is a cartoon hero on a playground, and sometimes you will get a bloody nose and look like a complete fool. Take the long road. Start training now for the serious battles, and when they come, in God’s mercy, you will be ready for them.

2) Get a copy of Greg Koukl’s book  Tactics  and read it very carefully, preferably more than once.

It will give you the tools to have a conversation even when you don’t have all the answers, for those moments when conversation comes to you without looking for it. Learning to be polite in these types of conversations is a priceless gift.

3) Apologetics is only one dimension of the Christian life

Important lifelong habits like Bible reading and prayer won’t just happen by themselves; you have to develop them now. Finding a good church is vital. Studying beyond apologetics—history, literature, poetry, science, art, math, music—will broaden your understanding and make you a more cultured person, better able to meet other people where they care. It may also change your view of what counts as apologetics.

4) For the study of apologetics in particular, ask around for good resources and then work on mastering them at a steady pace.

There are fantastic resources already listed in this thread: videos, podcasts, blogs, and books. Figure out the best method for understanding the information (I prefer reading, a good friend of mine prefers podcasts and audio books) and focus on that method, but don’t neglect reading altogether, even if you’re an auditory type of person. Find a pace you can maintain, maybe half an hour a day, maybe an hour, and dedicate that block of time to studying.

5) Find a mentor

If you can find a mentor who can be seen as more than just an intellectual superior, someone who can bring you spiritual wisdom and godly counsel, as well as solid knowledge and extensive learning, your life will change almost inconceivably. There may not be anyone in your life right now who can fill that role. If that is the case, begin now to pray earnestly that God will bring you the right person.

Learn more about the Christian Apologetics Alliance here . 

 


Translated by  Jorge Gil Calderon

Edited by  Jairo Izquierdo

Original Blog:  http://bit.ly/2MeQbyq

Why would anyone want or should become a Christian? Why should anyone put their faith in Jesus – a man who lived over two thousand years ago? Certainly, there have been various answers to these questions throughout the history of Christianity. Christian apologetics is both the science and the art of answering these kinds of questions, using reason and evidence.

The word apologetics first appears in the New Testament in 1 Peter 3:15 where the apostle Peter is writing to the early Christians in Asia Minor (a Roman province) who were suffering persecution for their faith in Jesus. He writes, ‘But sanctify Christ as Lord in your hearts, always being ready to give a defense (apologia) to everyone who asks you to give a reason (logos) for the hope that is in you, but do this with gentleness and respect’ (NASB).

Within this verse we can see a synthesis of Christian apologetics . This can be summarized in two parts: a) reasons and objective evidence about the truth of Christianity (this corresponds to reality), and b) the communication of this truth to the world.

Objective evidence that Christianity is true

The first Christian believers were Jews and so, ironically, the first Christian apologists were also Jews. As a means of sharing their new faith in Christ with family and friends, who were also Jews, they appealed to the Old Testament and to the bodily resurrection of Jesus as the main reasons for their belief in Christ.

Today (in the 21st century), Christian apologists must contend with ideologies and philosophies such as naturalism, atheism, pantheism, and post-modernism. At CrossExamined.org we employ a classical apologetic approach to defending Christianity, which is summarized here.

Classical Apologetic Approach: (a simplified outline)

  • There is truth (objective reality can be known)
  • God exists (classic arguments about the existence of God)
    • The cosmological argument
    • The teleological argument
    • The moral argument
  • Miracles are possible (the universe is not a closed system)
  • The New Testament is historically reliable (evidence from manuscripts and archaeology)
  • Jesus rose from the dead (therefore Jesus is God)

Once these truths have been established, they must be communicated in a way that can be understood by the audience.

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The communication that Christianity is true (and therefore, should be believed)

The apostle Paul was also Jewish and he called his fellow Jews to believe in Christ, as well as the Gentiles (Romans and Greeks). When he visited Athens he debated with Epicurean and Stoic philosophers on Mars Hill, the philosophical center of Ancient Greece (Acts 17:16-34). While there, Paul quoted Greek philosophers such as Epimenides. In doing so, Paul was contextualizing the gospel in such a way that it could be understood by those listening. This is the second fundamental part of Christian apologetics – effective communication to a given audience.

In 1 Corinthians 9:20-23 (NASB), Paul writes:

To the Jews I became as a Jew, that I might win Jews; to those under the law, as under the law (though I myself am not under the law), that I might win those under the law; to those not under the law, as not under the law (though I am not without the law of God, but under the law of Christ), that I might win those not under the law. To the weak I became weak, that I might win the weak; to all men I have become all things, that by all means I might save some. And I do all things for the sake of the gospel, that I may share in it.

The gospel must be clearly communicated and understood in order to be believed. Each new generation of Christians must communicate and defend the gospel message in the social and cultural environment in which they find themselves. Culture will change over time, but the central message of the gospel never changes.

Christian apologetics seeks to connect with nonbelievers by presenting them with the reasons and evidence why Christianity is true, rational, and worthy of belief. Late twentieth-century Christian apologist Francis A. Schaeffer viewed apologetics as “pre-evangelism” – a way of preparing the mind and heart to receive the message of Christianity (the gospel). The connection between apologetics and evangelism can be summed up in the words of Oxford theologian Alister E. McGrath:

“…Christian apologetics represents a serious and sustained engagement with the ‘ultimate questions’ asked by a culture, people group, or individual, with the goal of demonstrating how the Christian faith is capable of providing meaningful answers to these questions. Where does God stand in regard to suffering in the world? Is faith in God reasonable? Apologetics paves the way for evangelism, just as John the Baptist prepared the way for Jesus of Nazareth…evangelism extends a personal invitation: ‘You are invited to the feast! Please come!’ Apologetics lays the necessary groundwork for the invitation, and evangelism extends it. Both are essential to the mission of the Church.” ( Mere Apologetics: How to Help Seekers & Skeptics Find Faith , pages 22–23)

If you would like to learn more about Christian apologetics for yourself or a small group, check out our resources at www.ImpactApologetics.com

A good place to start is the book ‘I Don’t Have Enough Faith to be an Atheist’, and one of the first Christian apologetics curricula (great for churches, Christian schools, and small study groups). ‘I Don’t Have Enough Faith to be an Atheist’.

We also have a free app for your smartphone. The app contains great resources on Christian apologetics (podcasts, blogs, and a quick question section). The CrossExamined.org app can be downloaded here .

 


Dr. Frank Turek (D.Min.) is an award-winning author and frequent college speaker who hosts a weekly television show on DirectTV and a radio program that airs on 186 stations nationwide. His books include I Don’t Have Enough Faith to be an Atheist and Stealing from God: Why atheists need God to make their case.

By Steven Dunn

The conception of the objective reality of elementary particles has not evaporated in the cloud of a new concept of reality, but in the transparent clarity of mathematics which no longer represents the behavior of particles, but our knowledge of this behavior. (W. Heisenberg, 1958) [1]

In this post, I want to focus on the phenomenon of consciousness with respect to quantum mechanics. More specifically, the latest 20th century perspectives on the role of the perceptive mind in quantum mechanics. As Varadaja V. Raman writes in his essay in The Journal of Cosmology (2009), “The disembodied soul goes elsewhere, perhaps to a space that transcends scope and moment. This view of the soul is satisfactory in explaining the phenomenon of dynamic life and nonliving death on a subjective level, but it does not constitute a scientific theory” [2] .

Varadaja Raman’s statement can be seen as an interesting pretext in connection with certain minor philosophical discussions of the physical universe; however, even though Raman here is discussing certain theories applied to the phenomenon of consciousness (e.g. quantum mechanical consciousness, evolution, neuroscience, etc.), Hans Reichenbach (1958) shows how philosophical problems can be brought into scientific interest by using the Euclidean geometrical system. An example:

The problem of the demonstrability of a science was solved by Euclid insofar as he had reduced science to a system of axioms. But now the epistemological question arose of how to justify the truth of these first assumptions. If the certainty of the axioms was transferred to the theorems obtained by means of the system of logical concatenations, the problem of the truth of this involved construction was transferred, in the opposite form, to the axioms. It is precisely the affirmation of the truth of the axioms that sums up the problem of scientific knowledge, once the connection between axioms and theorems has been made. [3]

Thus, as seen throughout your book, philosophy has a certain degree of relevance to questions about the physical universe [4] . As Bernard d’Espagnat (2006) once said: “The great philosophical puzzles lie at the core of present-day physics” [5] . However, the particular interest I have in that matter is how our own perceptual abilities and quantum mechanics have changed our understanding of materialist explanations “from the atom” to the mind having some role in the discussion (if not a fundamental role – the question of course, is “how fundamental?”).

First conscious

As far as the literature regarding this question of consciousness and quantum mechanics goes, a lot of philosophers and physicists over the past few months have really sparked quite an interest in me in asking about the most fundamental philosophical questions about the universe. For example, is the mind fundamental to the universe? Is there something more fundamental than space-time that could actually underlie it? Are there inherent anthropic properties within our universe that would challenge certain evolutionary cosmogonic models? These questions and more related to them are not particularly what I wish to address, but rather the role of the mind as it relates to quantum mechanics. Showing the relationship – or interest – between the two I think would constitute some pertinent criticism concerning materialist interpretations of consciousness.

For now, let us consider a problem relevant to our discussion to be the following: If quantum mechanics is universally correct (and we would like to think so), then we should be able to apply it to the entire universe in order to find its wave function [6] . In this way, we could see which events are probable and which are not. However, certain paradoxes seem to emerge (Linde, 2004) once we try to do so. For example, the Wheeler-DeWitt equation (or, the Shrodinger equation [7] for the wave function of the universe) has a function that does not depend on time – therefore, the evolution of the universe by appeal to its wave function would show that the universe does not change in time.

I was interested in Andrei Linde’s (2004) comment on this topic when he said that “we are not really asking why the universe as a whole is evolving. We are trying to understand our own experimental data. Therefore, a more precisely formulated question is why do we see the universe evolving in time in a certain way?” [8] Linde goes on to say:

Most of the time, when discussing quantum cosmology, one can remain entirely within the boundaries set by purely physical categories, regarding an observer simply as an automaton, and not dealing with questions of whether he/she/it is conscious or not conscious during the process of observation. This limitation is harmless for many practical purposes. But we cannot rule out the possibility that carefully avoiding the concept of consciousness in quantum cosmology may lead to an artificial narrowing of our perspective. [9]

This makes perfect sense with respect to earlier 20th-century commitments to a mechanistic understanding of the universe. As Henry P. Stapp (2009) acknowledged in his essay “Quantum Reality and Mind”: “The dynamical laws of classical physics are formulated entirely in terms of physically described variables: in terms of the quantities that Descartes identifies as elements of the “ res extensa.” Descartes psychologically and complementary describes the elements, things, of his res cogitans as being completely outside themselves: there is, in the causal dynamics of classical physics, no trace of their existence . ” [10]

Thus, our own mental realities have the ability to know about certain physically described properties, but have no way of affecting them in any way” – thus leaving man as an “independent observer”. However, “Quantum physics revealed an inevitable interaction between the observer and the observed in the microcosm. Thus, human consciousness entered the field of physics” [11] . Henry Stapp makes a remarkable comment regarding this shift in thinking:

In view of this fundamental re-entry of mind into basic physics, it is almost incomprehensible that few non-physical philosophers and scientists entertain today, more than eight decades after the downfall of classical physics, the idea that the physicalist conception of nature, based on invalidated classical physical theory, may be deeply flawed in ways highly relevant to the mind-matter problem. [12]

Although it could certainly be expounded in other articles, I would personally favor Stapp’s position regarding a dualistic account of quantum mechanics (“von Neumann Dualistic Quantum Mechanics”), since in my opinion it has the best account of the ontological character of physical reality in quantum mechanics and the relevance of mental reality to the physical (idealistic theories in my opinion fall under the same fault line as Berkeley’s system, and materialistic theories are wanting, so dualism I think does the best).

What have we learned?

Materialism understood within the framework of physics fails once we understand the quantum association of the “observer.” Once we integrate certain Aristotelian terms regarding the ontological character of the physical reality of quantum mechanics (i.e., “potentia” and “actual”), we see that physical reality has the ontological character of potentia— As such, it is more mind than matter in character” [13] . Therefore, mental realities cannot be completely revoked under the umbrella of materialism in quantum mechanics.

Grades

[1] Werner Heisenberg,  The Representation of Nature in Contemporary Physics . Daedalus, 87 (summer), 95-108.

[2] Varadaja V. Raman,  Four Perspectives on Consciousness . Journal of Cosmology (2009, vol. 3) p. 558

[3] Hans Reichenbach,  The Philosophy of Space and Time , trans. Maria Reichenbach and John Freud (Dover Books: 1958) pp. 1-2

[4] I would also look at Reichenbach’s chapter on “The Difference Between Space and Time” (p. 109) for more of what I want to say on this topic. For example, the first sentence reads: “The philosophy of science has examined problems of time much less than problems of space.” Further down he explains that while space might be associated with a geometric-Euclidean example, time cannot really be afforded the same courtesy (cf. contrasted from earlier discussions of space, Reichenbach writes that “it is impossible to distinguish between straightness and curvature” with respect to questions of time). Reichenbach there ends: “Thus time lacks, by its one-dimensionality, all the problems that have led to the philosophical analysis of problems of space” (p. 109).

[5] Bernard d’Espagnat,  On Physics and Philosophy  (Princeton University Press: 2006) p. 2

[6] In quantum mechanics, with a built-in principle known as the uncertainty principle, particles do not have “definitively” fixed positions or velocities, but rather states that can be represented by what is known as a wave function. According to Hawking (2001), “A wave function is a number at each point in space that gives the probability that the particle is located at that position” ( Universe in a Nutshell , p. 106).

[7] The Shrödinger equation (taken from http://en.wikipedia.org/wiki/Schr%C3%B6dinger_equation ): This equation tells us the rate at which the wave function changes with time (see Hawking 2001, p. 107–110). Subhash Kak (2009) also makes the interesting statement that “although the evolution of the quantum state is deterministic (given by the Shrodinger equation) its observation results from a collapse of the state into one of its components, in a probabilistic manner.” (See Penrose 2009, pp. 4–5).

[8] Andrei Linde, quoted from  The Mystery of Existence , ed. John Leslie and Robert Lawrence Kuhn (Wiley-Blackwell: 2013) p. 162

[9] Ibid.

[10] Henry P. Stapp, cited from  Quantum Physics of Consciousness , ed. Roger Penrose (Cosmology Science Publishers: 2009) p. 17

[11] Varadaja Raman (2009), in  Quantum Physics of Consciousness , p. 89-90 – emphasis mine.

[12] Henry Stapp (2009), p. 19

[13] Stapp (2009), p. 20

 


Translated by Jairo Izquierdo

Por Alvin Plantinga

Discurso pronunciado por Alvin Plantinga en 2009 en la American Philosophical Association Central Division Conference.

INTRODUCCIÓN

“Ciencia y religión: donde el conflicto realmente se encuentra”. Ese es el título. Nuestra pregunta es la siguiente: ¿son la ciencia y la religión compatibles? Un proyecto útil sería tratar de hacer esta pregunta más precisa. ¿Qué es la religión? ¿Qué es la ciencia? ¿Qué es la incompatibilidad y en qué variedades viene? ¿Hay contradicción explícita, contradicción implícita, contradicción en la presencia de supuestos plausibles, la improbabilidad de conjunción, y similares? Algunos afirman que el teísmo en sí es inconsistente; en cuyo caso, como es natural, será incompatible con la ciencia… y con todo lo demás. Otros responden que lo mismo vale para la ciencia: la relatividad general actual es incompatible con la teoría cuántica actual, por lo que la propia ciencia actual es inconsistente. En cuyo caso, es incompatible con la religión… y con  todo lo demás. Estos son buenos temas, pero van a tener que esperar para otra ocasión.

Aquí voy a asumir que tenemos al menos una idea aproximada bastante buena de la cuestión. No voy a estar hablando de la religión en general, sino la religión teísta específicamente y en particular la creencia cristiana. Pero la parte cristiana será menos importante que la parte teísta. Cuando hablo de la creencia cristiana estoy pensando en Mere Christianity de C.S. Lewis: algo así como la intersección de los grandes credos cristianos. Así que a pesar de que lo que digo está explícitamente centrado a la fe cristiana, también será relevante para muchas variedades del judaísmo y el islam.

¿Por qué creer que hay un conflicto aquí? Se han ofrecido muchas sugerencias. Por ejemplo, la religión teísta respalda la acción divina especial en el mundo, los milagros, por ejemplo. Pero tal acción estaría en contradicción con las leyes promulgadas por la ciencia. Otro ejemplo, existe tal cosa como la visión científica del mundo y es incompatible con la religión teísta. La fe cristiana implica que los seres humanos han sido creados a imagen de Dios, pero la teoría contemporánea evolutiva -correctamente entendida- implica que ni Dios ni nadie han diseñado, planificado, o intentado que los seres humanos lleguen a ser. La psicología evolutiva está llena de teorías que son incompatibles con entendimientos teístas de los seres humanos. Algunos eruditos bíblicos científicos sostienen que las declaraciones históricas del cristianismo, por ejemplo, que Jesús resucitó de entre los muertos, son falsas, o en todo caso sin fundamento. Todos estos son de gran interés, pero voy a limitarme en esta charla a un grupo de cuestiones que tienen que ver con la evolución.

Voy a argumentar:

(1) Que la teoría evolutiva contemporánea no es incompatible con la creencia teísta.

(2) Que los principales argumentos anti-teístas que implican evolución junto con otras premisas también fallan.

(3) Que incluso si la ciencia actual – evolutiva o de otro tipo- fuesen incompatibles con la creencia teísta, no se sigue que la creencia teísta  es irracional o injustificada o que tiene otro tipo de problema. Y por último:

(4) Que el naturalismo -el pensamiento de que no hay tal persona como el Dios de las religiones teístas ni nada por el estilo- Dios es un elemento esencial en la visión naturalista del mundo, que es una especie de sí cuasi-religión en el sentido de que juega algunos de los papeles más importantes de la religión. Y, yo sostengo que la visión naturalista del mundo es, de hecho, incompatible con la evolución. Por lo tanto, sí hay un conflicto ciencia y religión (o cuasi-religión), pero es el conflicto entre el naturalismo y la ciencia, no entre la religión teísta y la ciencia.

LA TEORÍA EVOLUTIVA CONTEMPORÁNEA ES COMPATIBLE CON LA CREENCIA TEÍSTA

El término “evolución” cubre una variedad de tesis. Está la tesis de la Tierra vieja por ejemplo. Está la tesis de la descendencia con modificación. Está la tesis de que la enorme diversidad del mundo viviente contemporáneo se ha producido a través de diferentes descendencias de sus padres -normalmente en pequeñas y sutiles formas. Existe la tesis de ascendencia común: la afirmación de que -como lo expresa Gould- hay un árbol de descendencia evolutiva  que une todos los organismos por profundos lazos de genealogía. Voy a usar el término “evolución” para referirme a la conjunción de estas tres tesis.

También está (4), la afirmación de que el principal mecanismo de conducción de este proceso de la descendencia con modificación es la selección natural –filtración de la selección natural por mutación genética aleatoria. Dado que una propuesta similar fue característica de Darwin –él dijo que la selección natural ha sido el principal pero no único medio de modificación—llamaremos a esta tesis darwinismo (por lo que es la cuarta tesis).

Ahora está claro que creo que no hay conflicto entre la religión teísta y la tesis de la tierra vieja o la tesis de descendencia con modificación o la tesis de un ancestro común. Según las creencias teístas, Dios ha creado el mundo de los vivos, pero por supuesto que podría haberlo hecho de muchas maneras diferentes y, en particular, de forma compatible con estas tesis. ¿Qué pasa con la cuarta tesis, el darwinismo? ¿Es incompatible con la religión teísta? Muchos aparentemente piensan que sí. Entre ellos se encuentran Richard Dawkins, Daniel Dennett sentado aquí a mi izquierda, George Gaylord Simpson y muchos otros, y ahora del otro lado Phillip Johnson. Pero ¿tienen razón? ¿Dónde exactamente se plantearía tal incompatibilidad?

Una fuente sugerida de conflicto tiene que ver con la doctrina cristiana de la creación -en particular la afirmación de que Dios ha creado a los seres humanos a su imagen. Esto requiere que la intención de Dios fue crear criaturas de un cierto tipo, y planeó que haya criaturas de ese tipo. Criaturas racionales, tal vez con un sentido moral y la capacidad de conocerlo y amarlo. Se requiere que la intención de Dios fue crear criaturas de esta naturaleza, y luego actuó de una manera tal como para llevar a cabo esta intención. Esta afirmación es puramente coherente con la evolución (esas tres primeras tesis), como los teólogos cristianos conservadores han señalado ya en 1871 con Charles Hodge en Princeton. ¿Pero es también coherente con el darwinismo? Parece que sí lo es. Dios podría haber causado las mutaciones adecuadas para surgir en el momento adecuado. Él podría haber conservado las poblaciones de peligros de varios tipos, y así sucesivamente. Y de esta manera, al orquestar el curso de la evolución, podría haber asegurado que llegará a haber criaturas del tipo que se propone. Ahora lo que no es coherente con la fe cristiana, sin embargo, es la afirmación de que la evolución y el darwinismo son sin guía y tomaré eso como ser planeado y no planeado. Lo que no es coherente con la fe cristiana es la afirmación de que ningún agente personal (ningún Dios) ha guiado, programado, destinado, dirigido, orquestado, o moldeado todo este proceso. Sin embargo, precisamente esta afirmación es hecha por un gran número de científicos y filósofos contemporáneos que escriben sobre este tema. Hay un verdadero coro de distinguidos expertos que insisten en que este proceso es sin guía; de hecho, a veces insistiendo en que es parte de la teoría científica contemporánea de la evolución misma el afirmar que es sin guía por lo que la teoría evolutiva, como tal, es incompatible con la fe cristiana.

Según George Gaylord Simpson, por ejemplo, “El hombre (y sin duda la mujer también) es el resultado de un proceso sin propósito y natural que no lo tiene en cuenta”[1].

En este sentido, el difunto Stephen Jay Gould y otros han hecho hincapié en lo que ellos consideran el carácter no dirigido, azaroso y contingente de la evolución. Si la película evolutiva se rebobinara y luego la dejamos avanzar de nuevo, lo más probable es que habría criaturas de un tipo muy diferente de las actualmente presentes en la tierra. Lo más probable es que no conseguiríamos nada parecido al Homo sapiens. Pero la sugerencia de Gould, creo, presupone que Dios no ha guiado y orquestado el curso de la evolución; y por lo tanto, no puede ser apelado como una razón para suponer que no lo ha hecho. Dada la evidencia biológica y la proposición de que de hecho Dios ha creado a los seres humanos a su imagen… [Inaudible]… la sugerencia de Gould es totalmente inverosímil. Porque si la película se rebobinara y luego se deja ir hacia delante de nuevo, sin duda Dios todavía prevería que hubiera criaturas creadas a su imagen, y planearía que hubiese tales criaturas.

¿Qué pasa con el hecho de que las mutaciones genéticas se dice que son al azar? Ustedes podrían preguntarse si las mutaciones genéticas podrían ser tanto aleatorias como previstas y causadas por Dios. Si estas mutaciones son al azar, ¿no son sólo una cuestión de suerte… de azar ciego? Pero no es parte de la teoría de la evolución actual decir que estas mutaciones son aleatorias en extensión, implicando que son sin causa (se dice que es causada por los rayos cósmicos, por ejemplo), y menos aún que se producen por casualidad.

Según Ernst Mayr, decano de biología de la Segunda Guerra Mundial, “Cuando se dice que la mutación o variación es al azar, la declaración simplemente significa que no existe una correlación entre la producción de nuevos genotipos y las necesidades adaptativas de un organismo en un entorno determinado”[2].

Elliot Sober pone el punto con un poco más de cuidado (o tal vez más plenamente), “No hay mecanismo físico (ya sean dentro o fuera de los organismos) que detecte cuáles mutaciones serían beneficiosas y causar esas mutaciones para que se produzcan”[3].

El punto es que una mutación resultante para un organismo es aleatoria, al igual que ni el organismo ni su entorno contiene el mecanismo o proceso u órgano que causa mutaciones adaptativas para que se produzca. Pero está claro que una mutación podría ser tanto al azar en ese sentido, y también intencionada (y de hecho causado) por Dios. Por lo tanto, la aleatoriedad involucrada en el darwinismo no implica que el proceso no sea guiado por Dios. El hecho (si es que es un hecho) de que los seres humanos han llegado a ser por medio de la selección natural operando en la mutación genética aleatoria no es en absoluto incompatible con que fueron diseñados por Dios y creándolos a su imagen. Por lo tanto el darwinismo es totalmente compatible con Dios guiando, orquestando y supervisando todo el proceso. De hecho, es perfectamente compatible con la idea de que Dios causa las mutaciones genéticas aleatorias que son filtradas por la selección natural. Tal vez todas ellas. Tal vez sólo algunas. Los que afirman que la evolución muestra que la humanidad u otros seres vivos no han sido diseñados aparentemente confunden el brillo naturalista en la teoría científica con la teoría en sí. La afirmación de que la evolución demuestra que los seres humanos y otros seres vivos no han sido diseñados -contrariamente a las apariencias- no es una parte o una consecuencia de la teoría científica como tal, sino un complemento teológico o metafísico. El naturalismo implica, por supuesto, que los seres humanos no han sido diseñados y creados a imagen de Dios, porque implica que no hay una persona como Dios. Pero la ciencia evolutiva por sí misma no lleva esta implicación. El naturalismo y la teoría evolutiva juntos implican la negación del designio divino. Pero la teoría de la evolución por sí misma no tiene esa implicación. Es sólo la ciencia evolutiva combinada con el naturalismo que implica esta negación. Dado que el naturalismo por sí mismo tiene esta implicación, no es de extrañar que cuando se conjuga con la ciencia -o en la medida de lo que ocurre con cualquier otra cosa: las obras completas de William E. McGonagall, poeta y dramaturgo por ejemplo, o el Almanaque del Granjero, o el Credo del Apóstol- la conjunción también tendrá esta implicación.

ARGUMENTOS GENERALES ANTI-TEÍSTAS DE LA EVOLUCIÓN

Así que el darwinismo como tal no incluye ni implica la proposición de que el proceso es sin guía. ¿Qué pasa con los argumentos generales anti-teístas de la evolución? Soy consciente de tres tipos de argumentos que aquí se proponen. En primer lugar está la afirmación de que la evolución socava el argumento del diseño, reduciendo así el apoyo racional (si lo hay) que goza el teísmo. En segundo lugar, está la afirmación de que el proceso de evolución productor y derrochador de sufrimiento no es el tipo de proceso que Dios usaría o permitiría. Y en tercer lugar, está la idea de que la evolución sin guía como una hipótesis es superior a la hipótesis de que el proceso de la evolución ha sido guiada u orquestado por mentes divinas (o de otro tipo), ya que es más sencillo y más occamístico. Ninguna de estas objeciones, creo yo, son prometedoras. Si bien no puedo tratar adecuadamente ninguna de ellas, por no hablar de todas ellas en el tiempo que tengo, voy a esbozar brevemente una respuesta a cada una.

Comencemos con la afirmación de que la evolución socava el argumento del diseño, por lo que es menos razonable aceptar la creencia teísta.

De acuerdo con John Dupré, “el darwinismo socava la única y remota razón para creer en la existencia de Dios”[4].

Eso es… el argumento del diseño. Ahora es razonable pensar que la evolución hace que sea un poco más fácil ser racional o sensible en aceptar el ateísmo. Antes de 1859, simplemente no había respuestas decentes a la pregunta: si esta abundante variedad de vida no fue creada por Dios, ¿cómo es que está aquí?

En este sentido, Richard Dawkins dice, “Darwin hizo posible ser un ateo intelectualmente satisfecho”[5].

Pero que sea más fácil ser un ateo racional como tal no hace más difícil ser un teísta racional, y como tal no crea un conflicto religión/ciencia. ¿Cuánto apoyo ofrece el argumento del Diseño a las creencias teístas? Tal vez sugiere la creencia en la existencia de un ser (o grupo de seres) muy poderoso, con mucho conocimiento. Pero eso es un largo camino desde el teísmo.

En cualquier caso, sin embargo, la biología molecular actual puede ofrecer los materiales para una clase diferente de argumento del diseño, como se explica en el reciente libro de Michael Behe tan denostado, The Edge of Evolution. Michael Behe es de hecho muy difamado. Su argumento es uno de los pocos argumentos serios y cuantitativos en este ámbito. Tenemos la célula viva, tanto procariotas como eucariotas, con su complejidad estupefaciente y su multitud de máquinas de proteínas elaboradamente complejas. Behe argumenta que la selección natural no guiada es probablemente incapaz de producir estas máquinas de proteínas. Su argumento es cuantitativo y empírico en lugar de a priori. Su pieza central es la saga del parásito de la malaria, Plasmodium falciparum, y su larga guerra de trincheras sobre el genoma humano. No tengo espacio aquí para describir este argumento, pero para mí, como lego el argumento parece razonablemente potente, aunque muy lejos de ser concluyente. Si Behe está en lo correcto, o en cualquier punto cerca de la verdad, la probabilidad de la existencia de la célula como la encontramos es mucho mayor en el teísmo que en el naturalismo. Y si esto es así, el argumento del diseño es reclasificado a un nivel más profundo. Lo que la actual ciencia biológica quita con una mano, lo restaura con la otra. Pero el punto real reside en una dirección diferente. La creencia en Dios es rara vez aceptada sobre la base del argumento teleológico, o de hecho cualquier argumento o prueba proposicional en absoluto. Tanto la observación poco instruida como la investigación actual en el estudio científico de la religión sugieren que una tendencia a creer en Dios (o algo muy parecido a Dios) aparte de cualquier evidencia proposicional es parte de nuestra dotación cognitiva nativa. Por otra parte, si la creencia teísta es verdad, probablemente no requiere pruebas proposicionales por su aceptabilidad racional. Como argumenté en este libro, Warranted Christian Belief, si la creencia teísta es cierta es muy probable que tenga tanto la racionalidad como la garantía en una manera básica: es decir, no sobre la base de la evidencia proposicional. Si la creencia teísta es cierta, entonces es muy probable que haya una estructura cognitiva, algo así como el sensus divinitatis de Juan Calvino, una fuente original de la creencia teísta garantizada. De este modo, la creencia en Dios, como la creencia en otras mentes, tiene su propia fuente de racionalidad y garantía y no depende de los argumentos de otras fuentes para estas cualidades estimables. La pérdida del argumento teleológico (si es que la evolución ha sido comprometida) es tal vez poco más de una amenaza a la creencia racional en Dios como la pérdida del argumento por analogía para otras mentes que es la creencia racional en otras mentes.

En segundo lugar, hay una sugerencia de Gould y otros en que los residuos y el sufrimiento implicado en la evolución es evidencia contra el teísmo.

Phillip Kitcher lo expresa así: “Cuando contemplamos un análogo humano presidiendo una versión en miniatura del diseño… es difícil dotar a nuestra cara con una expresión bondadosa”.

Y entonces llega a sugerir, “tuvo un creador benevolente que propuso utilizar la evolución bajo la selección natural como medio para la consecución de sus fines, podríamos haberle dado algunos consejos útiles”[6].

No estoy seguro de cómo sería recibido este tipo de asesoramiento, pero por supuesto no requerimos de la teoría evolutiva actual (o la ciencia actual en absoluto) para decirnos que el mundo animal está lleno de depredación, muerte, dolor y sufrimiento. Alfred Lord Tennyson señaló que “la naturaleza es roja en diente y garra” mucho antes de 1859 y, sin duda algunos lo sospecharon incluso antes. Aún la ciencia actual nos da razones para creer que el sufrimiento y la muerte han afligido al mundo humano y animal por un tiempo mucho más largo que el que se creía normalmente antes del siglo XIX. Por lo tanto, nos ha dado información sobre el alcance y la duración del sufrimiento de los animales… incluyendo el sufrimiento humano. La primera cosa que ver aquí es creo que este es un caso especial del llamado “problema del mal”: un problema al que se apela para afligir la creencia teísta. El pecado y el sufrimiento constituyen realmente un problema o perplejidad para el teísmo, aunque puede ser difícil de especificar con precisión cuál es el problema. La mayoría de los pensadores ateos han renunciado a la idea de que la existencia del pecado y el sufrimiento sean lógicamente incompatibles con la creencia teísta. Algún tipo de argumento anti-teísta inductivo o probabilístico es probablemente lo que está en cuestión. Ha demostrado ser sorprendentemente difícil, sin embargo, dar una verdadera declaración plausible de un argumento probabilístico del mal. Y como estos argumentos se vuelven más complejos, también parecen ser menos convincentes. Seguramente, sin embargo, el pecado y el sufrimiento crean algún tipo de problema o al menos perplejidad para los teístas. La existencia de tanto sufrimiento y dolor en el mundo de Dios ciertamente parece exigir una explicación de algún tipo. Y lo que la actual ciencia biológica añade al problema es que la depredación, el sufrimiento y la muerte han estado ocurriendo durante mucho tiempo. ¿Pero esto pone presión adicional sobre las diversas respuestas teístas o cristianas al sufrimiento y el mal? Mi propia respuesta favorita es la respuesta o felix culpa, según la cual todos los mundos posibles realmente buenos implican encarnación divina y expiación (o por lo menos expiación). Pero entonces todos los mejores mundos posibles también implican una gran cantidad de pecado, y como consecuencia una gran cantidad de sufrimiento. Parte de este sufrimiento está en la parte de las criaturas no humanas. Los cristianos piensan que el sufrimiento, tanto humano como no humano, se debe en una u otra manera al pecado, aunque no necesariamente con el pecado humano. También están Satanás y sus secuaces que pueden, como C.S. Lewis sugiere, involucrarse en una forma u otra en la evolución del mundo vivo no humano. Pero aprender que el pecado y el sufrimiento han estado presentes durante más tiempo de lo que habíamos pensado en un principio no debería plantear dificultades adicionales para la respuesta O felix culpa. Supongamos que aprendemos que nuestro mundo con todos sus problemas, angustias y crueldad perdurará durante millones de años antes de la llegada de los nuevos cielos y la nueva tierra. Eso no tiene mucha relevancia, pensemos, sobre la viabilidad o la satisfacción de esta respuesta al mal. El nuevo cielo y la nueva tierra, después de todo, existirán por un período mucho mayor que el de nuestro triste y atribulado viejo mundo. Oficialmente, al menos, será un período tan largo que la longitud de tiempo que existe de nuestro actual triste y atribulado mundo no se le compara para nada. Pero lo mismo pasa, creo yo, para nuestra enseñanza de que nuestro mundo (con todos sus males también) ha tenido mucho más tiempo de lo que se pensaba originalmente. La ciencia actual muestra que el sufrimiento, tanto humana como animal, ha estado presente mucho más tiempo de lo que se pensaba; pero no por ello disminuye el valor de la respuesta cristiana al problema del mal, y de esta manera no exacerba mucho el problema.

Por último, está la afirmación, quizá hecha con más frecuencia en la tradición oral que en la impresión, que la hipótesis de la evolución sin guía es más simple y más de acuerdo con los mandatos occamísticos que la hipótesis de que Dios o de otros seres inteligentes han guiado el curso de la evolución terrestre. Aquí, dos puntos son relevantes. En primer lugar, incluso si la evolución sin guía es más occamística que la evolución guiada, no es del todo claro que el primero sea –considerando todas las cosas- superior a la  otra hipótesis. Considera un menor número de clases de seres, sí, pero esa no es la única consideración pertinente. Además que sus respectivas probabilidades, es decir, las probabilidades del mundo vivo -más exactamente, la diversidad de vida en todo el mundo- llegó a ser por medio de estas dos hipótesis.

  • Dejemos que D sea la proposición de que la diversidad de los seres vivos llegó a ser por procesos darwinianos.
  • E: la evidencia biológica.
  • G: la proposición de que la evolución es guiada.
  • S: la proposición de que se trata sin guía.

Entonces nuestra pregunta es: ¿qué es mayor, la probabilidad de D en E y G, o la probabilidad de D en E y S?

Es, por supuesto, abrumadoramente difícil hacer cualquier cosa como juicios razonablemente precisos aquí; pero tal vez podamos hacer juicios comparativos con sensatez. Consideremos en primer lugar: P (D / E & G). Es evidente que Dios pudo haber creado los seres vivos a través de la selección natural: haciendo que las mutaciones correctas surgieran en el momento adecuado, preservando las poblaciones correctas del desastre, y así sucesivamente. También podría haber permitido a otras criaturas inteligentes participar en todo el proceso. De nuevo, es abrumadoramente difícil estimar la probabilidad de que esta es la manera en la que, de hecho, ocurrió. Pero P (D / E & G) es quizás no muy baja. ¿Qué hay de P (D / E & S)? Regresando hasta St. George Mivart, los críticos han expresado serias dudas en cuanto a si el ojo, por ejemplo, podría haber llegado a ser por medio de la selección natural no guiada operando en mutación genética aleatoria. Es decir, independientemente de una gran y absoluta improbabilidad. El ojo, el cerebro de los mamíferos, y otros órganos siguen siendo problemas difíciles para la evolución sin guía; pero el problema realmente difícil para el darwinismo no guiado no es el desarrollo de los órganos macroscópicos tales como los ojos y los corazones. El problema más difícil es a nivel molecular microscópica: la complejidad estupefaciente de la célula viva, tanto procariotas como eucariotas.

Así, por ejemplo, Bruce Alberts (Presidente de la Academia Nacional de Ciencias, cuando escribió esto) dice: “Casi todos los procesos en una célula se llevan a cabo por las acopladuras de 10 o más moléculas de proteína… De hecho, toda la célula puede ser vista como un fábrica que contiene una elaborada red de líneas de montaje de enclavamiento, cada una de las cuales está compuesta de un conjunto de máquinas grandes de proteínas…”[7]

Es solo en el último medio siglo más o menos que esta enorme complejidad se ha llegado a ver. El eminente científico Ernst Haeckel en siglo XIX lo resumió cuando declaró que la célula era “simplemente un pequeño bulto de combinación albuminosa de carbono.”

Por supuesto, está ampliamente asumido que, de hecho, la célula debe haber llegado a ser de esa manera. Pero hay poco a modo de argumento serio para la conclusión de que llegó de esta manera es menos improbable prohibitivamente. Por otro lado, como ya he dicho anteriormente, Michael Behe ha propuesto un argumento serio y cuantitativo para la conclusión opuesta. Dada la impresionante complejidad de la célula viva con su enorme complicación, junto con lo que sabemos acerca de las tasas de mutación, la edad de la tierra, tamaño de la población, y similares: parece razonable o quizás no irrazonable estimar que P (D / E & S) es excesivamente baja. Quizás más baja que P (D / E & G). Si esto es correcto entonces incluso si aceptamos S como occamísticamente superior a G, es inferior a G en que la probabilidad relevante es menor.

Pero, de nuevo, el punto real reside en una dirección diferente. La estructura noética teísta, por supuesto, incluye la existencia de Dios. En relación con esa estructura noética, por lo tanto, no hay ningún costo adicional occamístico en la hipótesis de la evolución guiada. Como una analogía: supongamos que aterrizamos una nave espacial en un planeta que sabemos que es habitado por criaturas inteligentes. Encontramos algo que se ve exactamente como una cabeza de piedra de flecha, con surcos y hendiduras aparentemente realizadas en el proceso de afilarla y darle forma. Dos posibilidades se sugieren por sí mismas. Una: digamos que adquirió estas características por medio de la erosión. Y la otra: que fue diseñada y formada intencionalmente por los habitantes. Alguien con un par de cursos de filosofía podría sugerir que la primera hipótesis es preferible, ya que postula un menor número de entidades que el segundo. Estaría equivocado, por supuesto. Dado que ya sabemos que el planeta contiene criaturas inteligentes, no hay ningún costo occamístico implicado en pensar que estas estructuras son diseñadas. Lo mismo podría ir para la evolución. Los teístas ya aceptan el diseño divino, y no incurren en costos adicionales occamísticos al pensar de la evolución como guiada. Esta objeción a la evolución guiada tendría más relevancia si nosotros los teístas y ateos por igual empezáramos empezando desde una posición agnóstica, y luego los teístas postulan la existencia de un diseñador divino con el fin de explicar el curso de la evolución. Eso sería sustancialmente como ofrecer un argumento teísta. Y entonces la disponibilidad de una hipótesis no-teísta alternativa – asumiendo que la probabilidad relevante no sea demasiado insignificante- de hecho socavaría el argumento. Pero, por supuesto, en este contexto, el teísta no está presentando un argumento teísta. Él ya ha aceptado el diseño divino, y por lo tanto el hecho de que la evolución guiada implica más entidades que la evolución sin guía, no hay razones a favor (con respecto a su estructura noética) de ésta última. Dado que es así, no hay conflicto aquí entre la religión teísta y la ciencia evolutiva.

He argumentado que las teorías científicas contemporáneas de la evolución incluyendo el darwinismo no implican la afirmación de que la selección natural es sin guía. Pero supongan que estoy equivocado, o supongan que la teoría de la evolución actual en sí evoluciona de tal manera que esta afirmación se convierte en parte de ella. Esto sin duda podría suceder. Es fácil imaginar a las autoridades de los libros de texto indicando que en la teoría se incluya explícitamente la afirmación de que la selección natural es no guiada por ningún agente personal. Después de todo, muchos (quizá la mayoría) de los biólogos creen que es sin guía. ¿Eso demostraría que hay evidencia científica contra el teísmo? Difícilmente. Podríamos imaginar la física evolucionando en el mismo sentido: todos los libros de texto de física apoyando la relatividad general… agregando que el comportamiento de los sistemas físicos de gran escala nunca se guiarán por agentes personales. En cualquier caso, no se seguiría que hay evidencia científica contra el teísmo. Anexando una proposición P para la cual existe evidencia no confiere automáticamente la evidencia en P. Me entero de que Feike es un salvavidas en Frisia. Eso aumenta la probabilidad de que puede nadar. También aumenta la probabilidad de la proposición: Feike puede nadar, y en el próximo lanzamiento de esta moneda caerá cara. Pero no aumenta la probabilidad en que el siguiente lanzamiento de esta moneda caerá cara. Y aunque al contrario al hecho, hubiese evidencia científica de la evolución sin guía (y por lo tanto para el ateísmo), eso de ninguna manera resuelve la cuestión. Supongamos que hay evidencia científica contra el teísmo. No se sigue que el teísmo es falso o que los teístas tienen un vencedor para sus creencias o de que la creencia teísta es irracional o de alguna manera problemática. Tal vez también hay evidencia científica o de otro tipo para el teísmo.

En segundo lugar, pero más importante: como ya he dicho, si el teísmo es cierto, es probable que tenga su propia fuente intrínseca y fundamental de garantía. Algo así como el sensus divinitatis propuesto por Juan Calvino o el conocimiento natural pero confuso de Dios propuesto por Tomás de Aquino. Si es así, la garantía de la creencia teísta no depende de la situación de la ciencia actual. De hecho, lo que los cristianos y otros teístas deben pensar de la ciencia actual puede depender propiamente en gran parte de la teología. Por ejemplo, la ciencia no ha hablado al unísono sobre la cuestión de si el universo tiene un principio. En primer lugar, la idea era que lo hiciera, pero entonces la teoría del estado estacionario triunfó, a continuación, la cosmología del Big Bang logra ascenso, pero ahora hay paja en el viento que sugiere una vuelta a la idea de que el universo no tiene principio. El creyente cristiano sensato no está obligado a recortar sus velas a la brisa científica actual sobre este tema -modificar su creencia sobre el tema cada vez que la ciencia cambia de parecer. Si la teología teísta o cristiana más satisfactoria respalda la idea de que el universo tenía de hecho un principio (no es eterno digamos), el creyente tiene el perfecto derecho de aceptar ese pensamiento. Si es así, incluso si hubiese evidencia científica contra el teísmo y ninguna evidencia proposicional -argumentos, digamos, científicos o de otro tipo- a su favor, aún podría ser racional y justificada.

EL NATURALISMO CONTRA LA EVOLUCIÓN

El naturalismo viene en más de una variedad. Aquí, como ya he dicho, lo tomo como la visión de que no hay tal persona como el Dios de las religiones teístas o nada en absoluto como Dios. Así tomado, el naturalismo no es una religión. Sin embargo, es una parte crucial de la visión naturalista del mundo que a su vez juega al menos uno de los papeles más importantes de una religión. Esta visión del mundo funciona como una especie de mito en el sentido técnico del término. Ofrece una manera de interpretarnos a nosotros mismos; una forma de entender nuestro origen y significado al nivel profundo de la religión. Se nos dice de dónde venimos, cuáles son nuestras perspectivas, cuál es nuestro lugar en el universo, si hay vida después de la muerte, y similares. Por tanto, podríamos decir que es una cuasi-religión. Lo que propongo argumentar después es que el naturalismo y la ciencia actual son incompatibles, por lo que hay un conflicto religión (o cuasi-religión) y ciencia sin duda alguna, pero es entre la ciencia y el naturalismo no ciencia y la religión teísta. Lo qué voy a argumentar es que el naturalismo es incompatible con la evolución en el sentido de que no se puede aceptar las dos racionalmente. Dado que he dado este argumento en otro lugar puedo ser breve.

En primer lugar, noten que los naturalistas son todos (o casi todos) materialistas acerca de las personas humanas. Un ser humano es un objeto material de cabo a rabo sin un yo, alma o sujeto inmaterial. A los presentes efectos, por lo tanto, voy a asimilar el materialismo con el naturalismo. Las premisas centrales del argumento son los siguientes: donde N es el naturalismo, E es la teoría evolutiva actual, y F es la propuesta de que nuestras facultades cognitivas son fiables. El argumento es el siguiente:

  1. La probabilidad de F / N & E es baja.
  2. Quien acepte N & E admite que 1 es verdadera como derrotador de F.
  3. Este derrotador no puede derrotarse a sí mismo.
  4. Quien tenga un derrotador para F, tiene un derrotador para cualquier creencia que se necesite para ser producida por sus facultades cognitivas incluyendo N & E en sí.
  5. Por lo tanto, N & E se auto-refuta y por lo tanto no pueden ser racionalmente aceptadas.

Estas premisas necesitan defensa, tal vez la primera en particular; así, supongamos que hay creencias. Esto no es esencial para el argumento para (1), pero va a facilitar una breve declaración de la misma. Desde el punto de vista del materialismo, una creencia será un evento o estructura en el sistema nervioso, tal vez en el cerebro. Será una estructura que implica muchas neuronas conectadas en varias maneras. Esta estructura responde como entrada de otras estructuras: a partir de órganos de los sentidos y así sucesivamente. También puede enviar señales a lo largo de una estructura de los nervios a los músculos y glándulas causando con ello el comportamiento. Tal estructura tendrá al menos dos tipos de propiedades. Por un lado, tendrá propiedades neurofisiológicas -llamadas “propiedades NF”- Especificando, por ejemplo: el número de neuronas implicadas en la estructura; la velocidad de reacción en diversas partes de la misma; el cambio en la velocidad de reacción en una parte en respuesta al cambio en la velocidad de reacción en otro; la forma en que se conecta con otras estructuras, y los músculos; y similares. Pero si se trata de una creencia, también tienen una propiedad de un tipo muy diferente: una propiedad mental. Se tendrá un contenido. Será la creencia de que P por alguna proposición P. Las propiedades NF son propiedades físicas; la que tiene tal y tal contenido es una propiedad mental. Hay tres maneras en las que, dado el materialismo, las propiedades mentales y físicas pueden estar relacionadas. En primer lugar el materialismo no reduccionista: mientras que las propiedades mentales no pueden reducirse a las propiedades físicas, les supervienen. Y tomamos la superveniencia de esta manera: propiedades de tipo A supervienen en las propiedades de tipo B sólo si necesariamente  las entidades X y Y difieren con respecto a sus propiedades A, a continuación, se diferencian con respecto a sus propiedades B. Una necesidad requerida podría ser la necesidad metafísica lógica amplia o la necesidad nomológica -dándonos dos variedades de superveniencia: lógicas y nomológicas- y por lo tanto dos posibilidades en cuanto a la relación de las propiedades mentales a las propiedades físicas. La tercera posibilidad para esa relación es el materialismo reduccionista: de acuerdo con la cual cada propiedad mental es idéntica a alguna propiedad física.

Ahora, con el fin de evitar el chovinismo entre especies, evitemos pensar en nosotros mismos, sino sobre una población de criaturas (tal vez en alguno de estos otros cosmoi propuestos por escenarios inflacionarios) que nos asemejan en la posesión de creencias, el cambio de creencias, hacer inferencias y demás. Supongamos también que el naturalismo es la visión de estas criaturas, y que han llegado a ser por medio de los procedimientos citados en la teoría evolutiva contemporánea. Ahora pregúntense acerca de P (F / N & E) –específicamente sobre ellos y no sobre nosotros. Y consideren esa probabilidad con respecto a cada una de las tres sugerencias acerca de la relación de las propiedades físicas y mentales.

Consideremos en primer lugar el materialismo lógico no reduccionista: llámenlo MLN. Las propiedades mentales son distintas de las propiedades físicas, pero supervienen sobre ellos donde la necesidad en cuestión es ampliamente lógica. ¿Cuál es la P (F / N & E & MLN)? Bueno estas criaturas han evolucionado; por lo tanto, podemos suponer que su comportamiento es adaptativo en sus circunstancias y que en consecuencia neurofisiológicamente produce ese comportamiento también como adaptativo. Pero a la selección natural le importa un cuerno la creencia verdadera como tal. Se premia la conducta adaptativa y castiga la conducta desadaptativa, pero no se preocupa por la verdad de una creencia. Como dice Patricia Churchman dice: “La verdad, sea lo que sea, definitivamente toma la retaguardia”[8].

Así que la verdad de una creencia particular B poseída por una de estas criaturas. Podemos suponer que B es adaptativa y que sus propiedades NF son adaptativas. Pero por supuesto, nada hasta el momento se sigue sobre la verdad o la falsedad del contenido que superviene en estas propiedades. Si el contenido superviniente es verdadero, excelente. Pero si es falso es igual de bueno. Su falsedad de ninguna manera interfiere con la forma adaptativa de las propiedades NF. Debemos suponer, por tanto, que la probabilidad de que la creencia sea verdadera (dado N & E y MLN) es alrededor de la mitad; pero entonces la probabilidad de que sus facultades sean fiables sería baja. Si ustedes tienen un centenar de creencias independientes y la probabilidad de cada una es de la mitad: la probabilidad de que tres cuartas partes de ellas sean verdaderas (que es un requisito bastante modesto para la confiabilidad) será menor que uno en un millón. Así que P (F / N & E & MLN), por lo tanto es baja. Pero lo mismo ocurre (y por las mismas razones) para P (F / N & E & MNN) –donde MNN es la versión del materialismo no reduccionista, donde las propiedades mentales supervienen en las propiedades físicas con necesidad nomológica.

Eso nos deja al materialismo reduccionista, que llamaremos MR. ¿Cuál es la P (F / N & E & MR)? Aquí la propiedad de tener tal y tal contenido es idéntica con alguna propiedad física -presumiblemente una propiedad neurológica. Una vez más consideren cualquier creencia particular B poseída por una de estas criaturas. Podemos suponer que el tener esta creencia B es adaptativa y adaptativa en virtud de su contenido, así como sus otras propiedades físicas. Pero una vez más, no importa si el contenido asociado con B es verdadero o falso. Podemos suponer que la propiedad física idéntica con la propiedad de tener contenido de B es adaptativo. El contenido asociado con B es, por supuesto, verdadero o falso. Si resulta ser falso, esto de ninguna manera compromete la adaptabilidad de B. Una vez más entonces, debemos suponer que la probabilidad de que la creencia sea verdadera se trata de la mitad. Pero entonces sería poco probable que las facultades cognitivas de estas criaturas sean fiables. De ello se deduce que P (F / N & E) con respecto a estas criaturas hipotéticas es baja. Pero entonces, por supuesto, lo mismo pasa con nosotros: P (F / N & E) es baja con respecto a nosotros también.

El siguiente paso a tener en cuenta es que cualquier persona que ve que P (F / N & E) es baja y también aceptan N & E tiene un derrotador para F en su propio caso -una razón para rechazar F, para abandonarla, para no creer en ella. Este derrotador en sí no puede ser derrotado. Eso es porque el derrotador de este derrotador tendría que adoptar la forma de un argumento; pero, por supuesto, quien acepta N & E también tendrá un derrotador de las premisas de este argumento así como para afirmación de que si las premisas son verdaderas también lo es la conclusión. Otra manera de decirlo: cualquier argumento a favor de F será epistémicamente circular en que la confianza en el argumento presupone que la conclusión del argumento sea verdadero. Pero cualquier persona que tenga un derrotador para R tiene un derrotador para cualquier creencia que ha sido producida por sus facultades cognitivas, incluyendo por supuesto la propia N & E. Por lo tanto, aquel que acepta N & E y ve la verdad de esa primera premisa tiene un derrotador para N & E. N & E, por lo tanto, es auto-refutante y no puede ser aceptada racionalmente. Si es así, sin embargo, existe un conflicto entre el naturalismo y la evolución. Dicha conjunción no puede ser racionalmente aceptada. La evolución, sin embargo, es uno de los pilares de la ciencia contemporánea. Por lo tanto, hay un conflicto ciencia/religión o tal vez conflicto ciencia/cuasi-religión en la comunidad de la evolución. Pero no entre la evolución y la religión teísta. El verdadero conflicto es entre la evolución (pilar de la ciencia contemporánea) y el naturalismo. Gracias.

Notas

[1] Simpson, Gaylord. The Meaning of Evolution: A Study of the History of Life and of Its Significance for Man. Rev. ed. Yale University Press, 1967. 345.

[2] Mayr, Ernst. Toward a New Philosophy of Biology: Observations of an Evolutionist. Harvard University Press, 1989. 99.
[3] Sober, Elliot. “Evolutionary Theory without Naturalism.” Oxford Studies in Philosophy of Religion. 3. Oxford University Press, 2008.

[4] Dupre, John. John Darwin’s Legacy: What Evolution Means Today. Oxford University Press, 2003. 46.

[5] Dawkins, Richard. The Blind Watchmaker. W. W. Norton & Company, 1986. 6.

[6] Kitcher, Phillip. “The Many-Sided Conflict Between Science and Religion.” The Blackwell Guide to Philosophy of Religion. William E. Mann. Wiley-Blackwell, 2004. 268.

[7] Alberts, Bruce. “The Cell as a Collection of Protein Machines: Preparing the Next Generation of Molecular Biologists.” Cell. 92. (1998): 291.

[8] Churchland, Patricia. “Epistemology in the Age of Neuroscience.” Journal of Philosophy. 84. (1987): 548.

 


Traducido por Jairo Izquierdo

Por Wintery Knight

El relativismo moral es la opinión de que no existen valores morales ni los deberes morales en la realidad, sino que solo existen opiniones en las mentes de las personas. Cuando le preguntas a un relativista moral de donde viene la creencia de que robar es malo, él puede decirte que es su opinión, o que se trata de la opinión de la mayoría de la gente en su sociedad. Pero no puede decir que robar está mal independientemente de lo que la gente piense, porque la moral (en el relativismo moral) es solo una preferencia personal.

Entonces, ¿qué hay de malo en ello?

Encontramos esta lista de los siete defectos del relativismo moral en el sitio Australiano Faith Interface.

Aquí está el resumen:

  1. Los relativistas morales no pueden acusar a los demás de mala conducta.
  2. Los relativistas no pueden quejarse del problema del mal.
  3. Los relativistas no pueden culpar o aceptar la alabanza.
  4. Los relativistas no pueden hacer acusaciones de parcialidad o injusticia.
  5. Los relativistas no pueden mejorar su moralidad.
  6. Los relativistas no pueden mantener discusiones morales significativas.
  7. Los relativistas no pueden promover la obligación de la tolerancia.

Aquí está nuestro error favorito del relativismo (# 6):

Los relativistas no pueden mantener discusiones morales significativas. ¿De qué podemos hablar? Si la moral es totalmente relativa, y todos los puntos de vista son equivalentes, entonces no hay una forma de pensar que sea mejor que otra. Ninguna posición moral puede ser juzgada como adecuada o deficiente, irrazonable, aceptable, o incluso cruel. Si los conflictos éticos solo tienen sentido cuando la moral es objetiva, entonces el relativismo únicamente puede ser vivido consistentemente en silencio. Por esta razón, es raro encontrar un relativista racional y coherente, ya que la mayoría de ellos se apresuran a imponer sus propias reglas morales como “Es malo imponer tu propia moral sobre los demás”. Esto pone a los relativistas en una posición insostenible — si hablan sobre temas morales, ellos están renunciando a su relativismo, y si ellos no hablan de estos, ellos están renunciando su humanidad. Si la noción de discurso moral tiene sentido intuitivamente, entonces el relativismo moral es falso.

A veces nos hacen muchas críticas los ateos que se quejan de que no dejamos que ellos hagan declaraciones morales sin preguntarles primero en apoyar la moralidad en su cosmovisión. Y eso es porque en el ateísmo la moralidad no está racionalmente fundamentada, así que no pueden responder. En un universo accidental, solo se puede describir las preferencias personales de la gente o las costumbres sociales, que varían según el tiempo y el lugar. Todo es arbitrario — como tener discusiones acerca de cuál es la mejor comida o qué ropa es mejor. La respuesta siempre va a ser “depende de”. Depende de la persona que está hablando, porque es una afirmación subjetiva, no una afirmación objetiva. No hay una manera objetiva  según la cual debemos comportarnos.

El punto del ateísmo es perseguir el placer sin las ataduras de la moral — no hay otra razón alguna para hacer algo en el ateísmo, excepto por el placer que te da. Haces cosas aceptables para sentirte bien y recibir elogios de los vecinos, y haces cosas que no lo son en privado para sentirte bien y esperar que nadie que esté en una posición de poder que te pueda hacer responsable de ello, se entere. No fuiste creado para ser de cierta manera.

 


Blog Original: http://bit.ly/2LVWabj

Traducción por Jorge Gil

Por Peter S. Williams

1) Un argumento Cosmológico Kalam

En una reciente conferencia en honor al 70 cumpleaños del físico Stephen Hawking, el cosmólogo ateo Alexander Vilenkin afirmó que “toda la evidencia que tenemos dice que el universo tuvo un comienzo”[1]. Una editorial de New Scientist en la conferencia comentó:

El big bang ahora es parte del mobiliario de la cosmología moderna… Muchos físicos han estado luchando contra una acción de la retaguardia contra ella durante décadas, en gran parte debido a sus matices teológicos. Si tienes un instante de creación, ¿no necesitas un creador? Los cosmólogos… han intentado en varios modelos diferentes del universo esquivar la necesidad de un comienzo mientras que todavía requieren un big bang. Pero la investigación reciente les ha dado muchos agujeros. Ahora parece cierto que el universo tuvo un comienzo. Sin una cláusula de escape, los físicos y los filósofos deben finalmente responder a un problema que les ha estado fastidiando durante la mayor parte de los 50 años: ¿cómo se obtiene un universo, completo con las leyes de la física, de la nada?[2]

El físico Paul Davies observa que:

Uno podría considerar alguna fuerza sobrenatural… como responsable del big bang, o se podría preferir considerar el big bang como un evento sin causa. Me parece que no tenemos demasiada elección. O[…] algo fuera del mundo físico [o] un evento sin una causa[3]

Sin embargo, un acontecimiento físico es por naturaleza un suceso contingente, y un suceso contingente está por definición supeditado a algo más allá de sí mismo.

La mecánica cuántica no proporciona un contraejemplo a esta afirmación causal, aunque concedamos la polémica interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica, puesto que los sucesos cuánticos se sitúan en un contexto de condiciones físicas que condicionan causalmente, aunque causalmente no requieran, los eventos en cuestión. Como el ateo Quentin Smith admite, las consideraciones cuánticas “a lo sumo tienden a mostrar que las leyes acausales gobiernan el cambio de condición de las partículas… estos no dicen nada sobre la causalidad o acausalidad de los comienzos absolutos…”[4]

Uno obviamente no puede plantear una causa física para el primer evento físico, pero negar que el primer evento físico tuvo una causa no física uno debe rechazarse la premisa de que “Todos los eventos físicos tienen al menos una causa”, o bien afirmar que los eventos físicos deben tener causas físicas. Sin embargo, por un lado, hacer una excepción a la regla de que todos los eventos físicos tienen al menos una causa cuando se trata del primer evento físico es ad hoc. Por otro lado, la afirmación de que los eventos físicos deben tener causas físicas implica un regreso infinito inaceptable. También plantea una petición de principio del naturalismo. Por lo tanto, debemos reconocer la existencia de un primer evento físico explicado por una causa no física:

  1. Hubo un primer evento físico.
  2. Todos los eventos físicos tienen al menos una causa externa e independiente de ellos mismos.
  3. Por lo tanto, el primer evento físico tuvo al menos una causa externa e independiente de sí misma.
  4. La causa del primer evento físico no pudo haber sido una causa física.
  5. Por lo tanto, puesto que las causas sólo pueden ser físicas o no físicas, el primer evento físico tuvo una causa no física externa e independiente de sí misma.

Como Dallas Willard argumenta:

El carácter dependiente de todos los estados físicos, junto con la completitud de la serie de dependencias que subyacen a la existencia de cualquier estado físico dado, implica lógicamente, por lo menos un estado de ser auto-existente y, por tanto, no físico.[5]

Por otra parte, como J.P. Moreland y William Lane Craig observan:

Hay dos tipos de explicación causal… explicaciones en términos de leyes y condiciones iniciales y explicaciones personales en términos de agentes y sus voliciones. Un primer estado del universo no puede tener [una explicación en términos de leyes y condiciones iniciales] ya que [no hay leyes o condiciones iniciales] antes de ella, y, por lo tanto, sólo puede explicarse en términos de explicación personal.[6]

Y esto, por supuesto, es una parte importante de lo que queremos decir con “Dios”.

2) El argumento cosmológico de Leibniz

El argumento cosmológico de Leibnitz se basa en el «principio de razón suficiente»:

  1. Todo lo que existe tiene una explicación de su existencia, ya sea en la necesidad de su propia naturaleza o en una causa externa.
  2. El universo existe.
  3. Por lo tanto, el universo tiene una explicación de su existencia.
  4. Si el universo tiene una explicación de su existencia, esa explicación es Dios.
  5. Por lo tanto, la explicación de la existencia del universo es Dios.

Como el universo existe obviamente, los no-teístas deben negar las premisas 1 o 4 para evitar racionalmente la existencia de Dios.

Muchos filósofos piensan que la Premisa 1 – el principio de razón suficiente – es evidente por sí misma: Imagina encontrar una esfera translúcida en el suelo del bosque mientras caminas. Naturalmente te preguntarás cómo llegó a estar allí. Si un compañero de excursión dijera: “Simplemente existe inexplicablemente. ¡No te preocupes por eso!” No lo tomarías en serio. Supongamos que aumentamos el tamaño de la esfera, por lo que es tan grande como el planeta. Eso no elimina la necesidad de explicación. Supongamos que fuera del tamaño del universo. El mismo problema.

Premisa 4 – “Si el universo tiene una explicación de su existencia, esa explicación es Dios” – es sinónimo de la afirmación atea estándar de que, si Dios no existe, entonces el universo no tiene explicación de su existencia. La única alternativa al teísmo es afirmar que el universo tiene una explicación en la necesidad de su propia naturaleza. Pero este es un paso muy radical y no puedo pensar en ningún ateo contemporáneo que lo dé. Después de todo, es coherente imaginar un universo hecho de una colección completamente diferente de quarks que la colección que actualmente existe; pero tal universo sería un universo diferente, así que los universos claramente no existen necesariamente.

Supongamos que te pido que me prestes un determinado libro, pero tú dices: “No tengo una copia en este momento, pero le pediré a mi amigo que me preste su copia y luego te la presto”. Tu amigo te dice lo mismo, y así sucesivamente. Dos cosas son claras. En primer lugar, si el proceso de pedir prestado el libro va ad infinitum, nunca voy a conseguir el libro. En segundo lugar, si consigo el libro, el proceso que me llevó a conseguirlo no pudo haber ido ad infinitum. En algún lugar de la línea de las solicitudes de pedir prestado el libro, alguien tenía el libro sin tener que pedir prestado. Del mismo modo, argumenta Richard Purtill, considere cualquier realidad contingente:

Los mismos dos principios se aplican. Si el proceso de todo lo que consiguiera su existencia de otra cosa fuese al infinito, entonces la cosa en cuestión nunca tendría existencia. Y si la cosa tiene… existencia, entonces el proceso no ha ido al infinito. Hubo algo que tenía existencia sin tener que recibirla de otra cosa…[7]

Un ser necesario que explica toda la realidad física no puede ser una realidad física. Las únicas posibilidades restantes son un objeto abstracto o una mente inmaterial. Pero los objetos abstractos son causalmente impotentes. Por lo tanto, la explicación del universo físico es una mente necesariamente existente y trascendente.

3) El argumento de Diseño de Ajuste Fino

En El Gran Diseño Stephen Hawking reconoce que:

El estado inicial del universo tenía que ser establecido de una manera muy especial y muy improbable… si el universo fuera sólo ligeramente diferente, seres como nosotros no podrían existir. ¿Qué vamos a hacer con este ajuste fino? ¿Es evidencia de que el universo, después de todo, fue diseñado?[8]

Bueno, si parece un perro, esa es una buena razón para pensar que es un perro. Además, la combinación de un evento “altamente improbable” con un patrón “muy especial”, visto en el ajuste fino cósmico, es un ejemplo de “complejidad especificada” que mejor se explica por el diseño inteligente. Es decir:

  1. Si algo exhibe complejidad especificada entonces es probablemente el producto del diseño.
  2. El ajuste fino del universo exhibe complejidad especificada.
  3. Por lo tanto, el ajuste fino del universo es probablemente el producto del diseño.

Una larga cadena de letras aleatorias es compleja (improbable) pero no está especificada (no se ajusta a ningún patrón independiente). Una cadena corta de letras podría estar especificada -como ‘esto’- pero no sería lo suficientemente compleja para superar la capacidad del azar de explicar la combinación. Ni la complejidad sin especificidad, ni la especificidad sin complejidad nos obligan a inferir el diseño. Sin embargo, si tu viste una obra de Shakespeare escrita en baldosas de Scrabble, infieres el diseño. Una obra de teatro es a la vez especificada y suficientemente compleja como para merecer una inferencia de diseño, ya que “en todos los casos en que conocemos el origen causal de… la complejidad especificada, la experiencia ha demostrado que el diseño inteligente desempeñó un papel causal”[9]. Lo mismo ocurre con el ajuste fino cósmico.

Dado el tiempo suficiente, de las máquinas de escribir y los monos, uno podría obtener las obras de Shakespeare por casualidad; ¿Por qué nadie explica las obras de Shakespeare usando la hipótesis de “muchos monos”? En ausencia de evidencia independiente para la existencia de suficiente tiempo, máquinas de escribir y monos, la explicación del diseño es claramente preferible. Del mismo modo, aun admitiendo que si hubiera “universos múltiples” entonces se podría obtener el ajuste de nuestro universo por casualidad, en ausencia de evidencia independiente de la existencia de “universos múltiples” la explicación de diseño es claramente preferible. De hecho, la hipótesis de múltiples versos no ha sido confirmada empíricamente por la observación del ajuste fino en una escala universal en lugar de en la escala local mucho más probable. Además, como observa Robin Collins:

Incluso si existe un generador de muchos universos, junto con las leyes y principios previos se podría decir que es un sistema perfectamente afinado… con la combinación justa de leyes y campos para la producción de universos que permiten la vida… la existencia de tal sistema sugiere el diseño[10].

4) Un argumento moral

  • Si existe cualquier valor moral objetivo, entonces Dios existe.
  • Existe al menos un valor moral objetivo.
  • Por lo tanto, Dios existe

Es importante no confundir este argumento con la afirmación falsa de que hay que creer en Dios con el fin de saber o hacer lo correcto.

¿Qué significa decir que los valores morales son objetivos? Supongamos que una persona piensa que el Sol gira alrededor de la Tierra, y otro piensa lo contrario. En este caso, sabemos que la Tierra gira alrededor del Sol. Los que creen lo contrario, sin embargo, sinceramente, están equivocados. Por otra parte, llegar a conocer que la Tierra gira alrededor del Sol es una cuestión de descubrimiento de la verdad, no de inventarla. El objetivismo moral dice que la ética es acerca del descubrimiento de verdades morales, verdades que existen, incluso si no somos capaces de discernirlas. De acuerdo al objetivismo moral existen auténticos desacuerdos morales; y la observación de que a veces las personas tienen diferentes opiniones morales sólo demuestra que nuestras creencias morales pueden ser correctas o incorrectas de acuerdo a los hechos morales en cuestión.

Para hacer frente a nuestra segunda premisa, primero, ¿existen hechos morales objetivos? Aquellos que señalan la realidad del mal como la base para un argumento en contra de Dios, sin duda creen que sí; pues nada puede ser objetivamente malo si no hay valores objetivos.

John Cottingham informa que “el creciente consenso entre los filósofos de hoy es que algún tipo de objetivismo de… valor es correcto…”[11] Por ejemplo, el ateo Peter Cave defiende el objetivismo moral apelando a sus intuiciones:

Cualquier argumento escéptico que pueda presentarse en contra de nuestra creencia de que matar a los inocentes es moralmente malo, nosotros estamos más seguros de que el matar es moralmente malo de que el argumento sea sólido… Torturar a un niño inocente por pura diversión es moralmente malo[12].

La intuición propiamente básica de que torturar a niños inocentes por diversión está mal, no es socavada por la existencia del psicópata que disfruta torturando a los niños. Por el principio de credibilidad[13], torturar a un niño inocente por diversión, claramente no es algo que meramente detiene que el niño funcione normalmente (una observación empírica), o meramente algo que no nos gusta debido a nuestra historia evolutiva, o meramente algo a lo que nuestra sociedad ha decidido oponerse. Más bien, torturar a un niño inocente por diversión es objetivamente malo. Así, al menos, una cosa es objetivamente mala. Por lo tanto, el subjetivismo moral es falso.

Algunas intuiciones morales son específicas (por ejemplo, es malo torturar niños pequeños por diversión) y algunas son generales (por ejemplo, siempre será lo correcto elegir el menor de dos males). Por supuesto, nuestras intuiciones morales pueden estar equivocadas, pero ésta mera admisión de la falibilidad presupone el objetivismo moral; porque si el subjetivismo moral, fuera verdad, ¡ninguna declaración moral podría estar equivocada! Como el ateo Russ Shafer-Landau argumenta: “La imagen del subjetivismo ético… como una empresa totalmente convencional implica una especie de infalibilidad moral para individuos o sociedades… Esta especie de infalibilidad es difícil digerir”[14].

Por último, si el objetivismo moral fuera falso no podría ser cierto que objetivamente debemos considerar los argumentos contra el objetivismo, o que debemos tenerlos en cuenta de manera justa, ¡por lo que la segunda premisa del argumento moral parece segura!

En cuanto a la primera premisa, muchos ateos reconocen que ‘si Dios no existe, a continuación, los valores morales objetivos no existen’. Por ejemplo, Jean-Paul Sartre escribió que es:

…muy embarazoso que Dios no exista, porque desaparece con él toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible. Puede que ya no haya un bien a priori, ya que no hay conciencia infinita y perfecta que piense en él[15].

Un valor moral objetivo es un ideal trascendente que prescribe y obliga comportamiento; pero un ideal implica una mente, una receta requiere un prescriptor y una obligación está supeditada a una persona. Como H. P. Owen sostiene:

Por un lado, declaraciones [morales objetivas] trascienden toda persona humana… Por el otro… es contradictorio afirmar que las declaraciones impersonales están sujetas a la lealtad de nuestra voluntad. La única solución a esta paradoja es suponer que el orden de las declaraciones [morales objetivas]… están, de hecho, enraizadas en la personalidad de Dios[16].

Es importante no confundir este argumento con la afirmación falsa de que uno debe creer en Dios con el fin de saber o hacer lo correcto. El argumento moral se refiere a la ontología moral y no a la epistemología moral.

5) Un Argumento Ontológico

Como “el ser más grande posible” Dios es por definición un ser necesario. Un ser necesario es por definición un ser que debe existir si su existencia es posible. Por lo tanto, podemos argumentar:

  1. Si es posible que Dios exista, entonces Dios existe.
  2. Es posible que Dios exista.
  3. Por lo tanto, Dios existe.

Una “propiedad engrandecedora” es cualquier propiedad que a) dota a su portador con alguna medida de valor objetivo y que b) admite un máximo lógico. Un calcetín no es más valioso que tú porque sea más oloroso que tú; y sin embargo un calcetín maloliente nos lo imaginamos, siempre es posible imaginar uno más oloroso. El olor no es una propiedad engrandecedora. Por otra parte, el poder es una propiedad engrandecedora, que tiene un máximo lógico en la calidad de ser “omnipotente”. Del mismo modo, el ser necesario es la instanciación máxima de una propiedad de gran realización. Incluso si Kant tenía razón al argumentar que decir que algo “existe” no agrega a nuestro conocimiento de sus propiedades, decir que algo “existe necesariamente” sin duda contribuye a nuestro conocimiento de sus propiedades. Por lo tanto, la mayoría de los filósofos están de acuerdo en que, si la existencia de Dios es incluso posible, entonces, como un ser necesario, Él debe existir. A diferencia de “el hada de los dientes”, no podría suceder que Dios no existiera a pesar de que Su existencia fuese posible.

Para negar la existencia del hada de los dientes, no es necesario afirmar que su existencia es imposible. Sin embargo, para negar la existencia de Dios uno debe hacer la afirmación metafísicamente más fuerte de que su existencia es imposible. ¡Pero la afirmación de que Dios existe claramente no está a la par con la afirmación de que existe un cuadrado redondo!

Muchos ateos reconocen que la idea de Dios es coherente. De hecho, el ateo Richard Carrier advierte que los argumentos para pensar lo contrario son:

Inválidos, ya que cualquier definición de dios (o sus propiedades) que es ilógico sólo puede ser revisado para ser lógico. De hecho, los argumentos de la Incoherencia no son realmente argumentos para el ateísmo, sino para la reforma de la teología[17].

Por otra parte, los seres humanos exhiben grados no máximos de propiedades engrandecedoras (tales como poder, conocimiento y bondad), y esto apoya la hipótesis de que los grados máximos de las propiedades engrandecedoras pueden coexistir sobre la hipótesis de que no pueden.

Por último, al confirmar varios aspectos de la hipótesis teísta, los otros argumentos teístas proporcionan argumentos independientes para pensar que la segunda premisa crucial del argumento ontológico es más plausible que su negación. El argumento ontológico vincula así el empuje de nuestro caso acumulativo para Dios.

Notes

[1] Alexander Vilenkin citado por Lisa Grossman, ‘Death of the eternal cosmos’, New Scientist, 14th Enero 2012, p.7. cf. Alexander Vile kin, ‘Did the Universe Have a Beginning?’ http://youtu.be/NXCQelhKJ7A

[2] ‘In the beginning’, New Scientist, 14th January 2012, p. 3.

[3] Paul Davies, ‘The Birth of the Cosmos,’ en God, Cosmos, Nature and Creativity (Jill Gready (ed.), Scottish Academic Press, 1995), p. 8-9.

[4] Quentin Smith, ‘The Uncaused Beginning of the Universe’, Philosophy of Science 55 (1988): p. 50.

[5] Dallas Willard, ‘The Three-Stage Argument for the Existence of God’ en Contemporary Perspectives on Religious Epistemology (ed. Douglas Geivett & Brendan Sweetman; Oxford University Press, 1992).

[6] J.P. Moreland & William Lane Craig, Philosophical Foundations for a Christian Worldview (IVP), p. 479-480.

[7] Richard Purtill citado por Charles Taliaferro, Contemporary Philosophy of Religion (Blackwells, 2001), p. 358-359.

[8] Stephen Hawking & Leonard Milodinov, The Grand Design (Bantam, 2010), p. 130 & 144.

[9] Stephen C. Meyer, ‘Teleological Evolution: The Difference it Doesn’t Make’, www.arn.org/docs/meyer/sm_teleologicalevolution.htm

[10] Robin Collins, ‘Design and the Many Worlds Hypothesis’, http://home.messiah.edu/~rcollins/finetune/Craig7.htm

[11] John Cottingham, ‘Philosophers are finding fresh meanings in Truth, Goodness and Beauty’, The Times (Junio 17, 2006)

[12] Peter Cave, Humanism (OneWorld, 2009), p. 146.

[13] Richard Swinburne define el Principio de Credibilidad como el principio que establece que si un sujeto le parece que x está presente, entonces probablemente x está presente. Ver http://www.philosophyofreligion.info/theistic-proofs/the-argument-from-religious-experience/the-principle-of-credulity/

[14] Russ Shafer-Landau, Whatever Happened to Good and Evil? (OUP), p. 16-17.

[15] Jean-Paul Sartre, Existentialism Is a Humanism (Yale University Press, 2007), p. 28.

[16] H.P. Owen, ‘Why morality implies the existence of God’, extracto editado de The Moral Argument for Christian Theism (George Allen & Unwin, 1965), in Brian Davies (ed.), Philosophy of Religion: a guide and anthology (OUP, 2000), p. 648.

[17] Richard Carrier, Sense & Goodness Without God (Author House, 2005), p. 276.

 


Blog Original: http://bit.ly/2JKn5ld

Traducido por Jairo Izquierdo