Después de hablar en una iglesia, una mujer se me acercó y se identificó como una abogada defensora y una cristiana. Mencionó que le costaba entender cómo algunos de los sospechosos que yo había arrestado por casos “congelados” (de varios años atrás) de asesinato habían sido capaces de vivir sin violar la ley durante treinta años (o más) luego de cometer sus crímenes. Ella parecía creer que estos hombres y mujeres no deberían haber sido capaces de vivir entre el resto de nosotros sin haber dado alguna pista de su culpabilidad. Su sorpresa es común entre las personas que viven y trabajan con asesinos. Cuando finalmente consigo condenar a un asesino a la cárcel varios años después de que él o ella cometió el crimen; sus amigos, familiares, vecinos y compañeros de trabajo normalmente expresan con incredulidad: “No hay posibilidad de Jack pudiera haber cometido ese asesinato, lo conozco desde hace veinte años. Él es el hombre más dulce que he conocido!”. Cuando un sospechoso finalmente es condenado por un delito (y finalmente confiesa el asesinato), aquellos que lo conocían típicamente están en “shock”. No deberían estarlo. Mis asesinos de casos congelados no eran asesinos seriales. Ellos simplemente cometieron un crimen horrible y luego pasaron el resto de su vida viviendo como tú y yo. Su comportamiento nunca demostró de alguna forma que eran capaces de tales actos. Se veían como el resto de nosotros. ¿Por qué? Debido a que son igual que el resto de nosotros; capaces de grandeza, pero muy dentro en nuestro núcleo esencialmente corruptos.
Incluso antes de que yo fuera cristiano, me di cuenta de la naturaleza innata de los seres humanos. Si eres padre, también tendrás alguna evidencia empírica de la cual sacar conclusiones. Sabes que no tienes que enseñar a tu bebé a ser egoísta, impaciente, grosero y egocéntrico. Los bebés deben ser educados a ser todo lo contrario; la bondad no es una cualidad innata de los seres humanos. No venimos al mundo con este tipo de disposición. Deben enseñarnos cómo amar, cómo pensar más allá de nuestras propias necesidades y deseos, cómo compartir y apreciar a los demás. ¿Recuerdas el experimento que estudiaste en la secundaria de los monos que fueron tomados de sus madres y fueron criados sin ningún contacto personal, comodidad o amor? ¿Cómo terminaron? Fueron sociópatas: enojados, malos y peligrosos. Esta era, de hecho, su naturaleza de base a menos que se les enseñara a ser algo diferente.
Tanto ateos como teístas tienen que explicar la naturaleza caída innata de los seres humanos, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que al mismo tiempo somos capaces de poseer bondad y nobleza. Esto es a menudo descrito como “el enigma del hombre” y las Escrituras cristianas capturan y describen esta realidad con sorprendente claridad y previsión. Mientras que hemos sido creados a imagen de Dios (y, como resultado, son capaces de grandeza) se nos dio la peligrosa libertad de poder amar genuinamente. A veces abusamos de esta libertad como criaturas rebeldes. La Biblia describe la naturaleza humana como innatamente caída desde el nacimiento, incapaz de verdadera bondad (sin la ayuda de Dios) e indispuesta (por nuestra cuenta) a buscar el rostro de Dios:
Nuestros principios no son lo suficientemente inocentes
Desde el principio (desde nuestro nacimiento), no somos inocentes e inclinados hacia la bondad. En lugar de ello, hemos nacido como la descendencia de Adán, inclinada hacia el pecado:
Romanos 5:12
Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.
1 Corintios 15:21-22
De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir
Salmo 51:5
Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.
Efesios 2:1-3
En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios.
Nuestra condición natural no es lo suficientemente capaz
Incluso a medida que crecemos y aprendemos a ser buenos a partir de los que nos enseñan y nos aman, todavía estamos muy inclinados a hacer el mal. Todos nosotros luchamos con esto si somos honestos al respecto. Somos esclavos de nuestras inclinaciones.Tenemos miles de pensamientos los cuales no compartimos estos pensamientos privados exponen quién y qué somos en realidad. Y existen muchos momentos en los que elegimos actuar conforme a esos pensamientos. Tú y yo sabemos que esto es cierto. No somos consistentemente capaces de verdadera bondad:
Jeremías 17:9
Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?
Romanos 3:23
… Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios.
Juan 8:34
Jesús respondió: Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.
Job 15:14-16
¿Qué es el hombre para creerse puro, y el nacido de mujer para alegar inocencia? Si Dios no confía ni en sus santos siervos, y ni siquiera considera puros a los cielos, ¡cuánto menos confiará en el hombre, que es vil y corrupto y tiene sed del mal!
Nuestro deseo no es lo suficientemente fuerte
También estamos generalmente desinteresados en las cosas de Dios. En nuestro estado natural, somos rebeldes y nuestro deseo de Dios es débil y parece desvanecerse. Nuestra naturaleza caída nos impide reconocer o entender las cosas espirituales:
Juan 5:40
Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida.
1 Corintios 2:14
El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.
Romanos 3:10-18
Así está escrito:
«No hay un solo justo, ni siquiera uno;
no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios.
Todos se han descarriado,
a una se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno ¡no hay uno solo!»
«Su garganta es un sepulcro abierto;
con su lengua profieren engaños.»
«¡Veneno de víbora hay en sus labios!»
«Llena está su boca de maldiciones y de amargura.»
«Veloces son sus pies para ir a derramar sangre;
dejan ruina y miseria en sus caminos,
y no conocen la senda de la paz.»
«No hay temor de Dios delante de sus ojos.»
Romanos 1:18-19
Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado.
4- Nuestras vidas no son lo suficientemente justas
Incluso nuestras “buenas obras” no son tan buenas. Claro, podemos pensar que estamos haciendo algo noble, pero en general hay algo en él para nosotros; algún motivo oculto y egoísta. E incluso nuestros mejores esfuerzos palidecen en comparación con el estándar de justicia existente en el Dios del Universo.
Isaías 64:6
Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.
Santiago 2:10
Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda.
Gálatas 3: 10-11
Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.» 11 Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe».
Romanos 3: 27-28
¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál principio? ¿Por el de la observancia de la ley? No, sino por el de la fe. Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.
Nuestro “Bondad” no es nuestra
En caso de que pienses que esos momentos de compasión o justicia que ocasionalmente tienes fueron el resultado de tu propia capacidad o esfuerzo, piénsalo otra vez. Incluso nuestros mejores momentos son simplemente la obra de Dios. Por nuestra cuenta somos completamente incapaces de elegir a Dios o hacer algo justo a los ojos de Dios. Cuando actuamos con justicia, es simplemente el Espíritu y la Palabra de Dios actuando dentro de nosotros:
Juan 6:44
Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.
Juan 6:65
—Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.
Filipenses 2:12-13
Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia— lleven a cabo su salvación con temor y temblor, 13 pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.
1 Tesalonicenses 2:13
Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes.
Romanos 9:16
Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano sino de la misericordia de Dios.
Juan 1:12-13
Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.
La Biblia muestra un panorama bastante desagradable de nuestra naturaleza humana ¿no? Suena como que estamos perdidos y errantes, incapaces de buscar a Dios e incapaces de impresionar a Dios con nuestros propios “buenos” esfuerzos. Suena como una mala noticia, y eso es exactamente lo que es. Pero hay algo muy especial en el mensaje cristiano. Hay buenas noticias: el Dios del universo no nos va a juzgar por nuestra naturaleza caída o nuestros esfuerzos insuficientes. En cambio, Él va a permitir que Jesús pague el precio por nuestro pecado y nos salve como un acto de gracia. Podemos ser caídos, pero sí somos importantes para Dios:
Efesios 2:4-5
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
Colosenses 2:13-14
Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz.
Tito 2:11
En verdad, la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a toda la humanidad
Gálatas 2:16
Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie será justificado.
Tito 3:5-7
Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna.
Entonces ¿Por qué es tan importante esta “Doctrina del Hombre”? ¿Por qué nosotros, como cristianos, tenemos que entender la posición cristiana sobre este tema? ¿Por qué una comprensión adecuada de la humanidad es tan importante para la ortodoxia cristiana? Bueno, si primero no entendemos nuestra desesperada necesidad, no entenderemos el poder y la urgencia de la Buena Nueva de Jesús. Si no entiendes tu verdadera condición, tu naturaleza caída y la incapacidad de tus propios esfuerzos para salvarte a ti mismo, no te moverás para buscar y encontrar al Salvador que ha venido a darnos lo que simplemente no podemos ganar por nuestra cuenta. Necesitamos una comprensión adecuada de nuestra naturaleza humana para que podamos tener una comprensión correcta de nuestra necesidad espiritual y una apreciación adecuada del poder y la gracia de Dios. Este entendimiento eventualmente dará forma a nuestro amor y reverencia a Dios, nuestra gratitud por la Salvación y nuestro amor por nuestro Salvador. Sin una comprensión de lo que nosotros somos, nunca podremos verdaderamente apreciar quién es Dios.
J. Warner Wallace tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.
Blog Original: http://bit.ly/2DiWihW
Traducido por José Giménez Chilavert.
Why Doesn’t Everyone See Late-Term Abortions as Morally Wrong?
Legislating Morality, Culture & PoliticsIn the interest of trying to provide some moral clarity, I want to examine the type of abortion scenario for which it should be straightforward to morally assess. My thesis in this article is thus narrow in scope but still significant in that some pro-choice advocates take a strong stance that abortion is to never be restricted and is never morally wrong. If it can be shown that this view is mistaken it may awaken folks to more carefully examine other scenarios as well. Here is my simple argument:
Thus, it’s wrong in many cases to kill a full-term baby in the womb.
I’ll not be arguing for premise 2 as I’m interested here only in convincing those who already believe it’s wrong to kill newborn babies. I’m not trying to assess all possible cases of abortion but am merely wanting to examine whether or not it’s morally permissible to kill a baby that is fully matured but still in the womb. Also, my thesis deals merely with morality – it’s a separate question how this impacts laws.
Consider that many babies are born prematurely and yet have no adverse long-term health impacts. So if one thinks that it’s morally wrong to kill a baby that has been born say a month or so prematurely why think it’s morally permissible to kill an unborn human baby that is has developed for 40 weeks? In this scenario both babies are healthy and were not the product of rape or incest and were born into or would be born into reasonably loving families.[2]
Many arguments by pro-choice advocates fail in this scenario. For example, some claim that the life of the unborn is not worth protecting because it’s smaller or less well developed than humans that have been born. My youngest son Kevin was 10 pounds 6 ounces at birth and my wife’s labor was medically induced. He definitely stood out in the nursery at the hospital – the song “one of these things is not like the others” comes to mind. So when my wife went into the hospital that morning, would it have been wrong to kill Kevin? There are plenty of “preemie” babies that are probably healthy enough now that had a birth weight a small fraction of what Kevin weighed while in the womb. Was it really morally justified to kill my son Kevin just before birth but would be considered murder to kill one of the babies in the neonatal intensive care unit? Was Kevin less of a human person than a baby already born just because he hadn’t traveled a half foot down the birth canal? Is there anything developmentally that happens in the last minutes of pregnancy or during delivery that suddenly endows the baby with self-awareness or cognitive abilities sufficient to go from no protection of life to full protection. It should concern pro-choice advocates that their arguments that the unborn lack attributes worthy of protection seem to apply equally well to toddlers or adults in a coma, etc. In this scenario unborn Kevin was more developmentally advanced and certainly much larger than preemie babies.
What about the mother? Does her right over her body trump the rights of the baby inside of her? Isn’t it the case scientifically that mother and fetus are distinct organisms anyway? A pregnant lady is not four-legged. In this scenario I’ve proposed note that the Mom has already carried the baby to full-term and endured most of the sacrifices that pregnancy entails. She can deliver the baby and deliver it up for adoption and be at least as well off as if she had to recover from surgically aborting a full-term baby. Are there negative impacts to the Mom from delivering the baby sufficient to override the rights of the baby to live? If the mother decides to keep the baby, isn’t it possible that the child becomes a treasure and joy to the mother? Isn’t there a maternal instinct to protect one’s offspring that may have negative impacts emotionally on the mother if she ends the life of her child?[3] Science supports the notion that mothers generally have strong desires to protect their babies – it would be surprising if there were no negative psychological impacts on Mom to end the life of her full-term baby.
My final question to those who advocate abortion without restrictions[4] – do you really think it would have been morally acceptable for your Mom to kill you minutes before you were born? Do you really want to encourage a moral principle that would have so prematurely ended your own existence?
____________________________________________________
[1] I say ‘generally’ wrong to avoid controversial scenarios – e.g. the only way to stop a terrorist from detonating a nuke that will kill a million people would somehow necessitate the death of an infant. Likewise I say ‘wrong in many cases’ because I want to examine only whether or not there are ‘some’ cases where abortion is immoral.
[2]This is not a merely hypothetical scenario since 7 states and the District of Colombia allow abortions at any time during pregnancy and without restrictions.
[3] Whether this instinct is put there by God and/or evolution is irrelevant to my argument. Certainly natural selection favors whatever encourages mothers to preserve the lives of their offspring.
[4 One should not infer that I favor abortion just because I’m choosing to examine a specific scenario in this blog.
On the Wrong Side of God, Evolution & Humanity
Legislating Morality, Culture & PoliticsWe’ve been told that people who want to maintain the man-woman definition of marriage are “on the wrong side of history.” Perhaps they are correct. Maybe “history,” which is determined largely by how people behave, will continue to move toward defining marriage as genderless in the 90 percent of governments that still maintain the natural definition. But what’s the take-away? Jump on the bandwagon?
Remember, Moses was on the wrong side of the golden calf. And Lincoln’s Emancipation Proclamation was on the wrong side of Dred Scott — the 1857 Supreme Court decision that declared blacks were “so far inferior that they had no rights.” Being on the wrong side of some popular moral assertion doesn’t mean your position is wrong.
Now that five judges say that same-sex marriage is a new “right,” let’s ask a more foundational question. Where do rights come from? Specifically, where does the right to same-sex marriage come from?
If you say that rights come from governments or constitutions, how can they really be rights? Isn’t a right something you have regardless of what a government says? For example, if same-sex marriage is really a right, then you actually possess that right even if you live under a government that doesn’t recognize same-sex marriage. You may not be able to exercise it, but you have it nonetheless.
Moreover, if there is no overarching moral standard that transcends human governments, then how we could prosecute Nazi soldiers for violating the rights of others? The Nazis were just following their government.
The truth is, rights don’t come from men or governments. Instead, “to secure these rights, Governments are instituted among Men,” as our Founders wrote in the Declaration of Independence. In fact, that was the entire point of the Declaration — the government of King George was usurping the rights of colonists, so we declared our independence.
Some argue that evolutionary theory provides us with a right to same-sex marriage, but one doesn’t even have to challenge evolutionary theory to see that something is wrong with that argument. If natural selection has a goal of survival and reproduction, then how could same-sex marriage help with that? Such marriages are an agreement to stay in a sterile and medically unhealthy relationship — the exact antithesis of survival. In fact, if everyone lived faithfully in same-sex marriage, the human race would end quite quickly. (I’m not saying that same-sex marriage laws would accomplish this, just that the observation shows a real moral and consequential difference between natural marriage and same-sex marriage).
An even more basic problem with the evolutionary argument is that moral rights don’t result from evolutionary processes. Rights are prescriptive and come from an authoritative person. Evolutionary processes are descriptive and have no authority to tell you what to do. How does a mutating genetic code have the moral authority to tell you how you ought to behave or how you ought to treat others?
The truth is, just as history describes what does happen and not what ought to happen, biology describes what does survive, not what ought to survive. Why should humans survive as opposed to anything else? And which humans? Mother Theresa? Hitler?
Those who want to follow evolutionary theory are led to a dark place. Murder would be OK if it helped you survive, thrive and better reproduce. Rape would be OK because if it helped propagate DNA. And a society might justify exterminating the weak and undesirables to improve the gene pool and help the desirables survive. In fact, Hitler used evolutionary theory to justify just that. Homosexuals were many of his victims.
So if rights don’t come from governments or evolution, then where do they come from? To truly be rights, they can only come from an authoritative being whose nature is the very standard of perfect Goodness. That’s what we mean by God.
Without God, there is no authoritative moral standard beyond humanity, which means that every action or behavior is merely a matter of human opinion. The murder of Jews, gypsies, and homosexuals? It’s just your opinion against Hitler’s opinion. Child crucifixions? It’s just your opinion against that of ISIS. Freedom of speech? That’s just your opinion against that of a dictator. Gay bashing is bad? Again, just your opinion.
The same holds true with any supposed right, including the right to same-sex marriage. While you can get five judges to assert it is a right, without God, it is just an opinion (thus the Court’s judgment is aptly named).
But couldn’t God approve of same-sex marriage?
The major religious books state just the opposite. So does the Natural Law derived from God’s nature. Thomas Jefferson called this “Nature’s Law,” from which we get “self-evident truths,” including the truth that people “are endowed by their Creator with certain unalienable rights.” Same-sex marriage is not one of those self-evident truths. In fact, Jefferson and other politically incorrect Founding Founders called homosexual acts “crimes against nature” because such acts go against the natural design of the body and frustrate the goal of perpetuating humanity. This observation is not based on bigotry but on biology. (It’s ironic that our Founding Fathers were more apt to follow science than today’s secular left who ignore science when they insist that biological gender is changeable and sexual behavior is not. The exact opposite is true!)
The issue of slavery does not invalidate Jefferson’s judgment. Jefferson understood that slavery was wrong and admitted so, even if he succumbed to the temptation to keep his slaves throughout his life (it was Darwin who believed in the “favored races”). Simple observation tells us that every race of human is fully human. And nature tells us that mixed-race marriages lead to healthy offspring. Indeed, experience has shown that bigger gene pools are healthier than smaller ones. The natural law that points away from homosexual relationships also points away from racism.
Since real rights can only come from God, if you want to insist same-sex marriage is a right then you must assume that God is for same-sex marriage. But then you must also assume the implausible notion that God wants you to harm your own health and that of the human race by contributing to its extinction. How’s that for love? Don’t be fruitful. Don’t multiply. Don’t survive. Same-sex marriage is not only on the wrong side of God and nature; it’s on the wrong side of humanity.
So if not from governments, evolution or God, where does the “right” to same-sex marriage come from? Our imaginations. Perhaps well-intended imaginations, but imaginations nonetheless.
Dr. Frank Turek (D.Min.) is an award-winning author and frequent college speaker who hosts a weekly TV show on DirectTV and a radio program that airs on 186 stations around the nation. His books include I Don’t Have Enough Faith to be an Atheist and Stealing from God: Why atheists need God to make their case.
The Wisdom Chronicle
Wisdom ChronicleThe Wisdom Chronicle is designed to bring nuggets of wisdom from the dozens of books I read every year. I endeavor to share the best of what I have gleaned. The determination of relevance lies with you. Blessings, J. Whiddon
–Joey Reiman
Excerpt From: Reiman, Joey. “Thinking for a Living.”
I’ve come to believe that this is one of the prime reasons we have such chaos in cities, crime is more prevalent, there is less peace, and liberal thinking is dominant.
If we strip away the things of nature that by design communicate a sense of order, tranquility, and transcendence, then society will gravitate toward the antithesis of those things—disorder, stress, and focus on self, which breeds selfishness. Without a God to embrace, we create our own gods to fill that vacuum in our souls for which we’ve been hardwired.”
Excerpt From: Battaglia, Joe. “The Politically Incorrect Jesus.”
At the state level, over 250,000 bills are introduced each year. And 25,000 pass the legislatures to disappear into the labyrinths of the law.”
Excerpt From: Al Ries & Jack Trout. “Positioning: The Battle for Your Mind.”
–Jewish Talmud
America is the last hope of millions of enslaved peoples. They look to it as their second fatherland. In it lie their hopes and prayers. I have seen fellow-prisoners in communist prisons beaten, tortured, with fifty pounds of chains on their legs—praying for America . . . that the dike will not crumple; that it will remain free.”
Excerpt From: Lee, Richard. “In God We Still Trust: A 365-Day Devotional.”
Let me remind you that if you’re in life only for yourself, you’ll have no endurance. On that precarious top of the ladder, you’ll always have to maintain your balance by maneuvering and manipulating, lying, deceiving, and scheming.
But if you’re committed to kingdom-related excellence, when you go through times of testing, you can count on kingdom endurance to get you through.”
Excerpt From: Charles R. Swindoll. “Dear Graduate.”
Norm went on to explain that in the heat of battle, the fog of war, under pressure, the undisciplined die. So it is in business.”
Excerpt From: Brunson, Russell. “DotCom Secrets.”
The Wisdom Chronicle
Wisdom ChronicleThe Wisdom Chronicle is designed to bring nuggets of wisdom from the dozens of books I read every year. I endeavor to share the best of what I have gleaned. The determination of relevance lies with you. Blessings, J. Whiddon
Excerpt From: DeMoss, Mark. “The Little Red Book of Wisdom.”
That’s where it starts.
Political correctness would have us look inward to discover truth. Jesus tells us to look outward to truth, which is embodied in Him. Truth and the wisdom of God does not exist within us; it only comes from God, who is outside of us.
Common sense is only common when our moral compasses are working. Strip away the moral compass, and you lose access to common sense. They work hand in hand. Because we’ve looked inwardly to determine our own moral compass, our society has paid a high price.
Excerpt From: Battaglia, Joe. “The Politically Incorrect Jesus.”
“The condition of those nations without Christ, contrasted with those where Christ is accepted, reveals so marked a difference that no arguments are needed. It is an object lesson so plain that it can be seen and understood by all. May “the earth be full of the knowledge of the Lord, as the waters cover the sea.”
Excerpt From: Lee, Richard. “In God We Still Trust: A 365-Day Devotional.”
Football Coach Sam Ratigliano
Excerpt From: Hill, Napoleon. “Think and Grow Rich.”
Excerpt From: Reiman, Joey. “Thinking for a Living.”
–Corrie ten Boom
–Comic genius Charlie Chaplin
Excerpt From: Reiman, Joey. “Thinking for a Living.”
From: Dyson, Freeman. “Imagined Worlds”
¿Por qué deberiamos esperar que los testigos difieran entre sí?
EspañolHe trabajado en más casos relacionados a testigos de los que pueda contar. Una carrera policíaca te pondrá en contacto directo con testigos a diario, desde la primera noche en el trabajo. Después de entrevistar a literalmente a miles de testigos a lo largo de veinticinco años, creo que he aprendido algo acerca de testimonios de testigos confiables. Quiero compartir tres características simples de testimonios de testigos confiables y relacionar estas tres características a los Evangelios:
Los testigos confiables nunca están de acuerdo
En todos los casos que he trabajado, desde casos de hurto y asalto simples hasta robos violentos y homicidios, todavía no tengo un solo caso en el que los testigos del evento estuvieron de acuerdo en todos los detalles. Nunca sucedió. Aprendí que la perspectiva es importante, y no es sólo la perspectiva física la que determina qué es lo que un testigo vio o no vio. Cuando estás mirando a través del cañón de la pistola de un ladrón, tienes la tendencia de perder ciertos detalles que son advertidos por el testigo que está mirando desde el otro lado de la tienda de licores. Hay muchos factores que contribuyen a la percepción de un evento. La ubicación física, la experiencia pasada, la familiaridad con una característica de la escena del crimen; los distintivos físicos, emocionales y psicológicos de un testigo juegan un papel en lo que ve y cómo comunica este testimonio después de los hechos. No hay dos personas iguales, por lo que no hay dos personas experimentan un evento exactamente de la misma manera. Si tienes tres testigos en un caso de asesinato, espera tres versiones ligeramente diferentes del evento. No entres en pánico, eso es normal. De hecho, cuando tres testigos diferentes me dicen exactamente lo mismo, empiezo a sospechar.
Los testigos confiables generan preguntas
Cuando era un investigador joven e inexperto, solía pensar que un testigo respondería a todas mis preguntas acerca de un evento. Desearía que fuera cierto, pero la realidad es que cada pregunta que un testigo contesta, usualmente genera una nueva pregunta. A veces incluso los testigos generan más preguntas de las que han respondido. He trabajado en muchos casos de homicidios en los que un testimonio fue registrado hace décadas, en el momento de la investigación original. Después de leer el testimonio, me quedo con algunas preguntas problemáticas ¿Cómo pudo haber ocurrido el crimen de la manera en que el testigo lo describió? ¿Cómo podría haber hecho el sospechoso lo que el testigo dijo que hizo? Hay momentos en los que un testimonio parece no tener sentido. Pero después de hojear el expediente del caso al testimonio siguiente, las preguntas planteadas por el primer testigo ocular a veces son contestadas por el segundo observador del evento. Llamo a esto “Soporte Involuntario entre Testigos”; esos momentos en los que un testigo ocular plantea preguntas que, involuntariamente, son contestadas por un segundo observador. He visto tantas veces esto en los últimos 25 años, que he llegado a reconocerlo como una característica de testimonios de testigos confiables.
Los testigos confiables a veces se equivocan
A veces un testigo ocular declara algo erróneo. De hecho, he visto esto en varias ocasiones a lo largo de mi carrera. Los testigos son personas y las personas cometen errores. Pero el hecho de que un testigo pueda estar equivocado acerca de un detalle o elemento en particular del delito no necesariamente lo descalifica a ellos o hace que su testimonio sea poco confiable. Si ese fuera el caso, nunca seríamos capaces de procesar a nadie por nada. Al examinar la confiabilidad de un testigo ocular y encontrar algún error de hecho, tengo que determinar (1) si el aspecto erróneo de la declaración es relevante para las partes más importante del caso, y (2) la razón por la que el testigo obtuvo mal el detalle mal en primer lugar. Si una víctima de robo identifica erróneamente el tipo de camisa que el sospechoso llevaba en el momento del robo, tengo que preguntarme a mí mismo si esta identificación errónea hace de la víctima un testigo poco confiable. ¿Existe alguna razón por la cual el estrés de la situación pudo haber causado que la víctima se enfoque en temas que no sean el tipo de la camisa del ladrón? ¿El tipo de camisa fue registrado por algún otro medio (como un video de vigilancia) que puede ayudar a determinar la verdad del asunto? ¿La identificación errónea de la camisa hace alguna diferencia en el caso en general? ¿Es la víctima precisa sobre otros detalles más significativos del crimen? Un testigo puede estar equivocado sobre un detalle en particular, pero aun así sigue siendo confiable como testigo.
Ahora echemos un vistazo a los Evangelios. Los escépticos a menudo afirman que las variaciones entre ellos son evidencia de su falta de fiabilidad. Como un detective que ha trabajado en varios casos de testigos oculares, pienso que sus variaciones están en un rango esperado y aceptable. Y, al igual que otros casos que involucran a más de un testigo ocular, me parece que algunos hechos de los evangelios generan tantas preguntas como parecen responder. Interesantemente, también veo el esperado “Soporte Involuntario entre Testigos” entre los Evangelios (de lo cual hablaremos en el próximo post); este soporte es precisamente lo que he visto en los casos de homicidios congelados (cold case homicides) que he trabajado. Por último, permíteme decir algo sobre la inerrancia y la confiabilidad. Aunque creo que las narraciones evangélicas originales son inerrantes (infalibles, sin errores); no necesito este estándar para confiar en lo que los Evangelios tienen que decir sobre Jesús. Ten en mente que los testimonios confiables a veces son incorrectos respecto a algún detalle en particular. Esto no necesariamente los descalifica, especialmente si (1) el detalle no es esencial, (2) se puede entender a partir de algunos testimonios o pruebas adicionales, y (3) si el error por parte del testigo puede ser explicado. La Inerrancia no es requerida en los testigos de las cortes judiciales, la Confiabilidad lo es. Con un estándar muy inferior al que los evangelios poseen, los documentos aún pueden considerarse fiables.
Pasé los primeros nueve años de mi carrera investigando crímenes como un ateo comprometido. Incluso entonces, habría aprobado la idea de que los testigos que no logran ponerse de acuerdo en todos los detalles, generan preguntas con cada respuesta y son imprecisos en algún detalle del evento, aún podrían ser considerados como testigos confiables. Incluso mis antiguos criterios de ateo para los testigos habrían sido suficientes para hacer el caso para la confiabilidad de los evangelios. Ahora sé que los evangelios en realidad superan lo que requeridos para considerarlos fiables.
J. Warner Wallace tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.
Traducido por José Giménez Chilavert
Los ateos se roban los derechos dados por Dios
EspañolEl ateo Richard Dawkins ha declarado: “El universo que observamos tiene precisamente las características que deberíamos esperar pues al final no hay diseño, propósito, bien o mal. Nada más que una dura y despiadada indiferencia…el ADN no sabe ni le importa. El ADN simplemente está, y nosotros bailamos al compás de su melodía.
Pero Dawkins no actúa como si realmente creyera eso. Él ha afirmado recientemente que una mujer tiene el derecho a escoger el aborto, y consideró que sería ‘inmoral’ traer al mundo a un bebé con Síndrome de Down. Según Dawkins, el ‘derecho a escoger’ es algo bueno mientras que dar a luz a un niño con Síndrome de Down algo malo.
Entonces, ¿cómo funciona? ¿Existe realmente el bien y el mal, o somos solamente autómatas bailando al compás de nuestro ADN?
Ateos como Dawkins son fervientes defensores del derecho al aborto, el matrimonio homosexual, la asistencia médica y social, el uso de anticonceptivos, y otros más. Pero, ¿quién define que esos son realmente derechos? ¿Bajo qué estándar objetivo son el aborto, el matrimonio homosexual, la adopción por padres homosexuales y la asistencia médica y social derechos morales? No existe tal estándar en el universo materialista del ateísmo. Por lo tanto, los ateos deben robar las bases de los derechos moralmente objetivos dados por Dios mientras argumentan en contra de su existencia.
Ahora bien, no estoy diciendo que debas creer en Dios para ser una buena persona o que los ateos son personas inmorales. Incluso algunos ateos viven vidas más morales que muchos cristianos. Tampoco estoy diciendo que los ateos no sepan qué es la moralidad. Cualquiera tiene un concepto básico del bien y el mal sin importar si creen o no en Dios. De hecho, esto es justamente lo que la Biblia nos enseña (lee Romanos 2:14-15).
A lo que me refiero es que los ateos no tienen cómo justificar la moralidad. Frecuentemente confunden el saber qué es bueno con el justificar por qué es bueno. Ellos dicen que es bueno amar. Estoy de acuerdo, pero ¿por qué es bueno amar? ¿Por qué deberíamos hacerlo? El asunto no es cómo saber qué es Bueno, sino saber por qué existe un estándar confiable de Rectitud en primer lugar.
Puedes llegar a conocer la moralidad objetiva a través de diversas formas: tus padres, los maestros, la sociedad, tu conciencia, etc. Y puedes llegar a conocerla mientras niegas que Dios existe. Pero esto sería como decir que puedes conocer el contenido de un libro mientras niegas que este tiene un autor. ¡Claro que puedes hacerlo, pero no habría libro si no existiera un autor! En otras palabras, los ateos pueden llegar a conocer la moralidad objetiva mientras niegan que Dios existe, pero esta no existiría a menos que Dios si exista.
Si lo único que existe es lo material, lo cual es el argumento del ateísmo, entonces no existe tal cosa como una ley moral que sea inmaterial. Por lo tanto, los ateos deben robar un estándar moral para que su sistema materialista pueda funcionar, ya sea por un estado de bienestar absoluto, la Regla de Oro, hacer lo que “es mejor para la mayoría”, etc. Estos estándares no existen en un universo materialista en donde las creaturas bailan al compás de su ADN.
Los ateos se ven atrapados en un dilema. Si Dios no existe todo se reduce a opiniones personales, donde no existen los derechos moralmente objetivos, incluyendo todos aquellos que los ateos apoyan. Si Dios existe entonces existen los derechos moralmente objetivos. Pero claro, estos no incluyen matar bebés mientras se encuentran en el vientre, el matrimonio homosexual, y los muchos otros que han inventado, los cuales son contrarios a la mayoría de religiones y leyes naturales.
Ahora bien, un ateo podría decir: “En mi país tenemos una constitución que la mayoría aprobó. No necesitamos recurrir a Dios”. Esto es cierto, no tienes por qué avocarte con Dios para escribir leyes, pero si tienes que recurrir a Él si quieres que estas estén fundamentadas en algo más que opiniones humanas. De lo contrario, tus “derechos” sólo son preferencias que pueden ser derogadas en las urnas de votación o según el capricho de algún juez activista o dictador. Es por esto que nuestra Declaración de Independencia fundamenta nuestros derechos en el Creador. Esta reconoce el hecho que sí alguien llega a cambiar la constitución, tu seguirás gozando de algunos derechos pues estos provienen de Dios, no son invenciones humanas.
Sin embargo, mi punto no es cómo podríamos establecer los derechos objetivos, dados por Dios, dentro de las leyes humanas. Mi punto es que sin Dios no hay derechos humanos objetivos. No existe el derecho al aborto ni al matrimonio homosexual. ¡Claro, sin Dios tampoco hay derecho a la vida ni al matrimonio natural!
En otras palabras, no importa en qué postura política te encuentres –no importa con cuánta pasión apoyes y creas en ciertas causas o derechos– sin Dios ninguno de ellos son derechos verdaderos. Los derechos humanos no serían más importantes que tus preferencias personales. Por lo tanto, los ateos pueden creer y pelear por los derechos al aborto, el matrimonio homosexual, así como muchos otros, pero no pueden justificarlos como derechos verdaderos.
De hecho, para ser un ateo consistente –esto sonará escandaloso, pero es cierto– no puedes realmente pensar que alguien ha hecho algo para mejorar al mundo. Una política o reforma objetivamente Buena es imposible si el ateísmo es verdadero. Por lo tanto, debes creer que lo que hicieron Wilberforce, Lincoln y Martin Luther King para abolir la esclavitud y el racismo no era algo realmente bueno; simplemente era diferente. Esto significa que debes creer que haber rescatado a los judíos de los hornos no era objetivamente mejor que acabar con ellos. También significa que debes creer que el matrimonio homosexual no es mejor que el maltrato hacia los homosexuales. (Finalmente estamos “bailando al compás de nuestro ADN”, el que maltrata a los homosexuales simplemente nació con el gen anti-gay. ¡No puedes culparlo de ninguna manera!) También significa que debes creer que amar a alguien no es mejor que abusar de ellos.
Tal vez estarás pensando “¡esto es un escándalo! ¡El racismo, el asesinato y la violación son objetivamente malos, las personas tienen el derecho a no ser lastimadas!” Estoy de acuerdo contigo. Pero esto es verdadero solamente si Dios existe. En un universo ateo nada es objetivamente malo respecto a cualquier cosa en cualquier momento. No hay límites. Todo se vale. Por lo tanto, para ser un ateo consistente debes creer y estar de acuerdo con lo escandaloso.
Si estás molesto conmigo por estos comentarios, entonces estás de acuerdo conmigo en una forma muy importante. Si no te agradan las ideas y comportamientos a los cuales hago referencia, estás admitiendo que no todos los comportamientos e ideas son iguales –algunos están más cerca de la verdad moralmente objetiva que otras–. Pero, ¿cuál es la fuente de esa verdad objetiva? Esta no puede ser alterable, como los seres humanos imperfectos como tú y yo. Esta puede ser solamente Dios, en cuya naturaleza inmutable se afirman todos los valores morales. Es por esto que los ateos, sin quererlo, están robándole a Dios cada vez que afirman un derecho para hacer cualquier cosa.
Pero, ¿cómo podemos saber que ese es el Dios del cristianismo? ¿Acaso no hizo cosas malas en el Antiguo Testamento? ¿Y dónde queda la separación entre el estado y la iglesia? Estas son algunas de las preguntas que he abordado en mi nuevo libro Robándole a Dios: Por qué los ateos necesitan de Dios para defender su postura, del cual se adaptó este artículo.
El Dr. Frank Turek (D.Min.) es un galardonado autor y frecuente orador universitario que presenta un programa de televisión semanal en DirectTV y un programa de radio que se transmite en 186 estaciones de todo el país. Sus libros incluyen I Don’t Have Enough Faith to be an Atheist (No tengo suficiente fe para ser ateo) y Stealing from God: Why atheists need God to make their case (Robando a Dios: ¿por qué los ateos necesitan a Dios para presentar su caso?).
Blog Original: http://bit.ly/2KzwRa7
Traducido por Erick Jiménez.
Love Didn’t Win– It Was Redefined
Culture CrossExamined, Legislating Morality, Culture & Politics“Love wins” is the hashtag of choice for those in support of the newest Supreme Court decision that passed that legislative body by a 5-4 vote. If you’re not content with that, you’re just an evil bigot who needs to shut up and support this new legislation. Forget the fact that you have very rational reasons for keeping marriage between a man and a woman. For example, genderless marriage changes the cultural understanding of marriage from the well being of children to merely the romantic desires of adults. Mothering and fathering certainly isn’t genderless. For kids who all deserve a mom and a dad and need a culture to support that, love hasn’t won.
But you are to pay no attention to the children behind the curtain! If you don’t change your bigoted position (which isn’t really bigoted) many in the “Love wins” crowd will see to it that you are fired, fined, sued, run out of business and forced to violate your conscience and God. Churches too! (Wow, if this is “love,” I’d hate to see what hate looks like!)
Each side on this issue believes the other side is wrong. There is a moral judgment being made whether you are for or against redefining marriage. Morality is always legislated (or judicially imposed). So what is the right morality?
The Supreme Court has told us. Five justices imposed their own morality that elevates homosexuality to virtue in our society. They say states can’t merely permit homosexual behavior (a neutral position); states must now promote it by granting benefits and, in Justice Kennedy’s words, “dignity” through the most “profound” union of marriage.
Those who don’t agree with this new morality imposed by the court are, in effect, the new sinners motivated by “disrespect” and “animosity” (“animosity” comes from Kennedy’s Lawrence decision—precedent he cited to justify his own animosity toward opponents of genderless marriage). Yes, unfortunately, the Court smears all opponents of its new morality with the same judgmental bigotry it says it detests.
This raises a profound question that is central to this decision and every decision we make in politics. What is our standard? By what standard do we judge something right and its opposite wrong? By what standard do five justices elevate homosexuality to virtue and declare any opposition to that position “animosity“ and “disrespect.”
The standard should have been the Constitution, but the Constitution was ignored in this case. Justice Roberts rightfully wrote in dissent, “The Constitution had nothing to do with it.” (Roberts ignored the clear reading of the law in the Obamacare case, but at least he got it right this time.) While the majority said they consulted the Constitution, Kennedy actually spent most of his opinion citing his own horrendously argued previous opinions that also ignored or distorted the real Constitution.
When you look at the real Constitution (the one the people actually passed, not the “evolving” one invented in the minds of politically motivated judges), it’s easy to see why this court is wrong. When the 14th Amendment was passed in 1868, homosexual behavior was a felony in every state, and women and blacks didn’t even have the right to vote. If the “equal protection” clause of the 14th Amendment didn’t even ensure a woman’s right to vote, it certainly doesn’t ensure a woman’s right to marry another woman!
And by Kennedy’s own admission just two years ago in the Windsor decision, marriage is a state, not a federal issue (unless a law violates the 14th amendment’s prohibition of racial discrimination, something that was not in play in this case). Now suddenly two years later, Kennedy, along with his mini-legislature, decides that everyone, including himself, has been interpreting the 14th Amendment incorrectly for 147 years!
Want to give women and blacks the right to vote? Then amend the Constitution (which the people did). Want to make marriage a federal rather than a state issue, and change it into a genderless institution? Then the people need to amend the Constitution.
But the Court decided to ignore all that. Kennedy and his anti-democracy cohorts decided that they were the new standard. Not the Constitution. Not the people. Not God or His natural law, which gives us the “self-evident” truth that homosexual and heterosexual relationships are profoundly different in many ways, most importantly by their capacity to create and nurture children.
The personal opinions of five unelected justices now comprise the new standard that 320 million people must obey. Ironic, given the fact that in 1992 Justice Kennedy wrote that everyone had “the right to define one’s own concept of existence, of meaning, of the universe, and of the mystery of human life.” Now Justice Kennedy and his cohorts have abandoned that self-defeating, relativistic psychobabble and imposed on the entire nation a new absolute– their own meaning of marriage. Even if you are for genderless marriage, the fact that five unelected people think that their personal opinions are the standard for the rest of us should scare you.
If five people can ignore the Constitution and redefine the institution that holds together the foundation of civilization— the biological two-parent family—then no law or liberty is safe. That includes free speech and the free exercise of religion. (They are coming after those next.)
“Oh, but we have the Bill of Rights,” you say. “They can’t take those away.”
They already have to a certain extent. Ask the baker or the florist how that whole 1st Amendment free exercise of religion thing is working out for them right now in their bakery and flower shop?
With this group, it doesn’t matter what the Constitution actually says. It doesn’t matter what laws you pass or what the words mean. It doesn’t matter that we are supposed to be governed by the rule of law not the whims of men. The whims of five people are now supreme—unless governors decide to evoke the Tenth Amendment and nullify this decision for their states, which they should. Is there a governor who will save this country from an imperial court? Is there an Andrew Jackson in a governor’s mansion anywhere?
The words of John Adams couldn’t be more fitting: “Our Constitution was made only for a moral and religious people. It is wholly inadequate to the government of any other.”
Love hasn’t won—the immoral gods on the Supreme Court just changed its definition.
The Wisdom Chronicle
Wisdom ChronicleThe Wisdom Chronicle is designed to bring nuggets of wisdom from the dozens of books I read every year. I endeavor to share the best of what I have gleaned. The determination of relevance lies with you. Blessings, J. Whiddon
Excerpt From: DeMoss, Mark. “The Little Red Book of Wisdom.”
Excerpt From: Hill, Napoleon. “Think and Grow Rich.”
Excerpt From: Battaglia, Joe. “The Politically Incorrect Jesus.”
675.. INTEGRITY “Always do right. It will gratify some people and astonish the rest.”
— M. Twain
676.. IDEAS “An invasion of armies can be resisted, but not an invasion of ideas. ”
— VICTOR HUGO
678.. SEX “Sex is like nitroglycerin. It can be used either to blow up bridges or heal hearts.”
— Frederick Buechner.
Excerpt From: Reiman, Joey. “Thinking for a Living.”
it generally accepts.” —May Maloo
¿Qué dice el cristianismo sobre la naturaleza de los seres humanos?
EspañolDespués de hablar en una iglesia, una mujer se me acercó y se identificó como una abogada defensora y una cristiana. Mencionó que le costaba entender cómo algunos de los sospechosos que yo había arrestado por casos “congelados” (de varios años atrás) de asesinato habían sido capaces de vivir sin violar la ley durante treinta años (o más) luego de cometer sus crímenes. Ella parecía creer que estos hombres y mujeres no deberían haber sido capaces de vivir entre el resto de nosotros sin haber dado alguna pista de su culpabilidad. Su sorpresa es común entre las personas que viven y trabajan con asesinos. Cuando finalmente consigo condenar a un asesino a la cárcel varios años después de que él o ella cometió el crimen; sus amigos, familiares, vecinos y compañeros de trabajo normalmente expresan con incredulidad: “No hay posibilidad de Jack pudiera haber cometido ese asesinato, lo conozco desde hace veinte años. Él es el hombre más dulce que he conocido!”. Cuando un sospechoso finalmente es condenado por un delito (y finalmente confiesa el asesinato), aquellos que lo conocían típicamente están en “shock”. No deberían estarlo. Mis asesinos de casos congelados no eran asesinos seriales. Ellos simplemente cometieron un crimen horrible y luego pasaron el resto de su vida viviendo como tú y yo. Su comportamiento nunca demostró de alguna forma que eran capaces de tales actos. Se veían como el resto de nosotros. ¿Por qué? Debido a que son igual que el resto de nosotros; capaces de grandeza, pero muy dentro en nuestro núcleo esencialmente corruptos.
Incluso antes de que yo fuera cristiano, me di cuenta de la naturaleza innata de los seres humanos. Si eres padre, también tendrás alguna evidencia empírica de la cual sacar conclusiones. Sabes que no tienes que enseñar a tu bebé a ser egoísta, impaciente, grosero y egocéntrico. Los bebés deben ser educados a ser todo lo contrario; la bondad no es una cualidad innata de los seres humanos. No venimos al mundo con este tipo de disposición. Deben enseñarnos cómo amar, cómo pensar más allá de nuestras propias necesidades y deseos, cómo compartir y apreciar a los demás. ¿Recuerdas el experimento que estudiaste en la secundaria de los monos que fueron tomados de sus madres y fueron criados sin ningún contacto personal, comodidad o amor? ¿Cómo terminaron? Fueron sociópatas: enojados, malos y peligrosos. Esta era, de hecho, su naturaleza de base a menos que se les enseñara a ser algo diferente.
Tanto ateos como teístas tienen que explicar la naturaleza caída innata de los seres humanos, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que al mismo tiempo somos capaces de poseer bondad y nobleza. Esto es a menudo descrito como “el enigma del hombre” y las Escrituras cristianas capturan y describen esta realidad con sorprendente claridad y previsión. Mientras que hemos sido creados a imagen de Dios (y, como resultado, son capaces de grandeza) se nos dio la peligrosa libertad de poder amar genuinamente. A veces abusamos de esta libertad como criaturas rebeldes. La Biblia describe la naturaleza humana como innatamente caída desde el nacimiento, incapaz de verdadera bondad (sin la ayuda de Dios) e indispuesta (por nuestra cuenta) a buscar el rostro de Dios:
Nuestros principios no son lo suficientemente inocentes
Desde el principio (desde nuestro nacimiento), no somos inocentes e inclinados hacia la bondad. En lugar de ello, hemos nacido como la descendencia de Adán, inclinada hacia el pecado:
Romanos 5:12
Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.
1 Corintios 15:21-22
De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir
Salmo 51:5
Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.
Efesios 2:1-3
En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios.
Nuestra condición natural no es lo suficientemente capaz
Incluso a medida que crecemos y aprendemos a ser buenos a partir de los que nos enseñan y nos aman, todavía estamos muy inclinados a hacer el mal. Todos nosotros luchamos con esto si somos honestos al respecto. Somos esclavos de nuestras inclinaciones.Tenemos miles de pensamientos los cuales no compartimos estos pensamientos privados exponen quién y qué somos en realidad. Y existen muchos momentos en los que elegimos actuar conforme a esos pensamientos. Tú y yo sabemos que esto es cierto. No somos consistentemente capaces de verdadera bondad:
Jeremías 17:9
Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?
Romanos 3:23
… Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios.
Juan 8:34
Jesús respondió: Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.
Job 15:14-16
¿Qué es el hombre para creerse puro, y el nacido de mujer para alegar inocencia? Si Dios no confía ni en sus santos siervos, y ni siquiera considera puros a los cielos, ¡cuánto menos confiará en el hombre, que es vil y corrupto y tiene sed del mal!
Nuestro deseo no es lo suficientemente fuerte
También estamos generalmente desinteresados en las cosas de Dios. En nuestro estado natural, somos rebeldes y nuestro deseo de Dios es débil y parece desvanecerse. Nuestra naturaleza caída nos impide reconocer o entender las cosas espirituales:
Juan 5:40
Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida.
1 Corintios 2:14
El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.
Romanos 3:10-18
Así está escrito:
«No hay un solo justo, ni siquiera uno;
no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios.
Todos se han descarriado,
a una se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno ¡no hay uno solo!»
«Su garganta es un sepulcro abierto;
con su lengua profieren engaños.»
«¡Veneno de víbora hay en sus labios!»
«Llena está su boca de maldiciones y de amargura.»
«Veloces son sus pies para ir a derramar sangre;
dejan ruina y miseria en sus caminos,
y no conocen la senda de la paz.»
«No hay temor de Dios delante de sus ojos.»
Romanos 1:18-19
Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado.
4- Nuestras vidas no son lo suficientemente justas
Incluso nuestras “buenas obras” no son tan buenas. Claro, podemos pensar que estamos haciendo algo noble, pero en general hay algo en él para nosotros; algún motivo oculto y egoísta. E incluso nuestros mejores esfuerzos palidecen en comparación con el estándar de justicia existente en el Dios del Universo.
Isaías 64:6
Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.
Santiago 2:10
Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda.
Gálatas 3: 10-11
Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.» 11 Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe».
Romanos 3: 27-28
¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál principio? ¿Por el de la observancia de la ley? No, sino por el de la fe. Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.
Nuestro “Bondad” no es nuestra
En caso de que pienses que esos momentos de compasión o justicia que ocasionalmente tienes fueron el resultado de tu propia capacidad o esfuerzo, piénsalo otra vez. Incluso nuestros mejores momentos son simplemente la obra de Dios. Por nuestra cuenta somos completamente incapaces de elegir a Dios o hacer algo justo a los ojos de Dios. Cuando actuamos con justicia, es simplemente el Espíritu y la Palabra de Dios actuando dentro de nosotros:
Juan 6:44
Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.
Juan 6:65
—Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.
Filipenses 2:12-13
Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia— lleven a cabo su salvación con temor y temblor, 13 pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.
1 Tesalonicenses 2:13
Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes.
Romanos 9:16
Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano sino de la misericordia de Dios.
Juan 1:12-13
Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.
La Biblia muestra un panorama bastante desagradable de nuestra naturaleza humana ¿no? Suena como que estamos perdidos y errantes, incapaces de buscar a Dios e incapaces de impresionar a Dios con nuestros propios “buenos” esfuerzos. Suena como una mala noticia, y eso es exactamente lo que es. Pero hay algo muy especial en el mensaje cristiano. Hay buenas noticias: el Dios del universo no nos va a juzgar por nuestra naturaleza caída o nuestros esfuerzos insuficientes. En cambio, Él va a permitir que Jesús pague el precio por nuestro pecado y nos salve como un acto de gracia. Podemos ser caídos, pero sí somos importantes para Dios:
Efesios 2:4-5
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
Colosenses 2:13-14
Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz.
Tito 2:11
En verdad, la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a toda la humanidad
Gálatas 2:16
Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie será justificado.
Tito 3:5-7
Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna.
Entonces ¿Por qué es tan importante esta “Doctrina del Hombre”? ¿Por qué nosotros, como cristianos, tenemos que entender la posición cristiana sobre este tema? ¿Por qué una comprensión adecuada de la humanidad es tan importante para la ortodoxia cristiana? Bueno, si primero no entendemos nuestra desesperada necesidad, no entenderemos el poder y la urgencia de la Buena Nueva de Jesús. Si no entiendes tu verdadera condición, tu naturaleza caída y la incapacidad de tus propios esfuerzos para salvarte a ti mismo, no te moverás para buscar y encontrar al Salvador que ha venido a darnos lo que simplemente no podemos ganar por nuestra cuenta. Necesitamos una comprensión adecuada de nuestra naturaleza humana para que podamos tener una comprensión correcta de nuestra necesidad espiritual y una apreciación adecuada del poder y la gracia de Dios. Este entendimiento eventualmente dará forma a nuestro amor y reverencia a Dios, nuestra gratitud por la Salvación y nuestro amor por nuestro Salvador. Sin una comprensión de lo que nosotros somos, nunca podremos verdaderamente apreciar quién es Dios.
J. Warner Wallace tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.
Blog Original: http://bit.ly/2DiWihW
Traducido por José Giménez Chilavert.
The Wisdom Chronicle
Wisdom ChronicleThe Wisdom Chronicle is designed to bring nuggets of wisdom from the dozens of books I read every year. I endeavor to share the best of what I have gleaned. The determination of relevance lies with you. Blessings, J. Whiddon
Excerpt From: Turek, Frank. “Stealing from God.”
That is what marijuana does to the teen brain: it alters the structure and function. Because of a vicious cycle that numbs the reward and pleasure responses in the brain, more and more is required to obtain such pleasure—or such a high. This is but one reason marijuana users are much more likely to try harder drugs than those who never initiate marijuana use.
Excerpt From: William J. Bennett & Robert A White. “Going to Pot.”
Excerpt From: William J. Bennett & Robert A White. “Going to Pot.”
After analyzing some fifteen thousand items published during that forty-five-year period, Lutz and Hyneman isolated 3,154 direct quotes cited by the Founders, identified the source of these quotes, and discovered that 34 percent came directly out of the Bible. French legal philosopher Baron Charles de Montesquieu was quoted 8.3 percent of the time. Sir William Blackstone, a renowned English jurist whose Commentaries on the Laws of England were highly accepted in America, was next at 7.9 percent, and English philosopher John Locke was fourth with 2.9 percent.
Three-fourths of the biblical citations in the 1760 to 1805 sample came from reprinted sermons (one of the most popular types of political writing during these years), and only 9 percent came from secular literature. These statistics clearly reflect the Bible’s impact on the Founding Fathers.
Excerpt From: Lee, Richard. “In God We Still Trust: A 365-Day Devotional.”
Excerpt From: Hill, Napoleon. “Think and Grow Rich.”
Excerpt From: Hill, Napoleon. “Think and Grow Rich.”
Q:”I believe it is best for me to let my child decide for himself on matters related to God. Wouldn’t we be forcing our religion down his throat if we tell him what he must believe?”
A: There is a brief period during childhood when youngsters are vulnerable to religious training. Their concepts of right and wrong are formulated during this time, and their view of God begins to solidify. As in the case of the gosling imprinting his mother goose immediately after birth, the opportunity of that period must be seized when the child is ready developmentally. Permanent attitudes can be instilled during the first seven vulnerable years.
The absence or misapplication of instruction through the prime time period may place a severe limitation on the depth of a child’s later devotion to God. When parents withhold indoctrination from their small children, allowing them to decide for themselves, the adults are almost guaranteeing that their youngsters will decide in the negative. If parents want their children to have a meaningful faith, they must give up any misguided attempts at objectivity. Children listen closely to discover just how much their parents believe what they preach. Any indecision or ethical confusion from the parent is likely to be magnified in the child.
After the middle-adolescent age (ending at about fifteen years), children sometimes resent heavy-handedness about anything—including what to believe. But if the early exposure has been properly conducted, they should have an anchor to steady them. Their early indoctrination, then, is the key to the spiritual attitudes they carry into adulthood.”
Excerpt From: Dobson, James. “Your Legacy.”
Each of the fifty-six signers knew the risk: “with a firm reliance on the protection of Divine Providence, we mutually pledge to each other our lives, our fortunes, and our sacred honor.”
Excerpt From: Lee, Richard. “In God We Still Trust: A 365-Day Devotional.”
Excerpt From: Dobson, James. “Your Legacy.”