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Por Brian Chilton

En los últimos meses, hemos estado examinando a los autores y la información de los antecedentes para los libros del Nuevo Testamento. Para este artículo, examinaremos un pequeño libro hacia el final del Nuevo Testamento conocido como Judas. ¿Qué sabemos sobre este libro y quién lo compuso?

Autor: Judas abre el libro indicando que él es un “siervo de Jesucristo y un hermano de Santiago” (vs. 1)[1]. La búsqueda de la identidad de Judas está intrincadamente relacionada con la identidad de Santiago que figura como el hermano de Judas. Uno puede fácilmente eliminar a Santiago el hijo de Zebedeo porque fue martirizado temprano en la historia de la iglesia (Hechos 12:1-5). El único otro Santiago viable es el hermano de Jesús. Cuando las personas de Nazaret estaban interrogando a Jesús, le preguntaron: “¿No es este el carpintero, el hijo de María y el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí con nosotros?” (Marcos 6:3).

Marcos 6:3 resalta algunos hechos. Primero, Santiago y Judas fueron los hermanos de Jesús. En segundo lugar, ambos eran conocidos por la iglesia. Si este es el caso, entonces es lógico pensar que Judas se identificaría a sí mismo como el hermano de Santiago, ya que Santiago era un líder influyente en la iglesia de Jerusalén. Por lo tanto, Judas, el hermano de Santiago y Jesús, es el candidato más viable para haber escrito este pequeño libro. Judas humildemente se designó a sí mismo solo como el hermano de Santiago y un siervo de Cristo en lugar de elevarse como el hermano de Jesús.

Fecha: Judas es un libro difícil de fechar. Ya que Judas trata con las falsas enseñanzas que habían entrado a la iglesia, uno pensaría que una fecha posterior sería más factible. Sin embargo, el libro no discute directamente el gnosticismo. Por lo tanto, muchos han postulado una fecha entre 65 y 80 d.C.

Propósito: Por la propia advertencia de Judas, él había deseado escribir una carta alentadora sobre la salvación común de los creyentes a los “amados por Dios el Padre y guardados para Jesucristo” (vs. 1). El amado de Dios se refiere a los destinatarios que probablemente fueron creyentes judíos de la época. Sin embargo, debido a las falsas enseñanzas que habían entrado a la iglesia, Judas se sintió obligado a escribir una carta “apelando [a ellos] para contender por la fe que fue entregada a los santos de una vez por todas” (vs. 3).

La carta de Judas es una carta polémica que advierte a los creyentes a que eviten a los falsos maestros. Después de dar el propósito de su carta en los versículos 1-4, Judas describe a los apóstatas del tiempo pasado y presente (vs. 5-11), la condenación de los apóstatas (vs. 12-19), entrega una exhortación (vs. 20 -23), antes de dar su bendición (vs. 24-25).

Conexión de Judas con 2 Pedro: Lo más exclusivo del libro de Judas es su vínculo con 2 Pedro. Gran parte del contenido de Judas coincide con el de 2da Pedro, incluida una cita del seudopigráfico libro 1era de Enoc (vs. 12-13) y una alusión al libro apócrifo La Asunción de Moisés. ¿Tomó prestado Judas de 2da de Pedro, pidió Pedro prestado de Judas, o ambos tomaron prestado de una fuente común?

Como se mostró previamente en el artículo “Quién escribió las cartas de Pedro”[2], Simón Pedro es un buen candidato para haber escrito 2da de Pedro. Si 2da de Pedro tomó prestado de Judas, entonces el libro habría sido demasiado tardío para haber sido escrito por Simón Pedro. Si Pedro es un buen candidato para la autoría de 2da Pedro, entonces Judas tomó prestado de Pedro o ambos tomaron prestado de una fuente común. Hay menos problemas que indican que Judas tomó prestado de 2da de Pedro o que ambos tomaron prestado de una fuente común. Es probable que debido a que Judas toma prestado mucho del Antiguo Testamento y la tradición judía, lo más probable es que haya tomado prestado de la segunda carta de Pedro, ya que fue recibida por la iglesia en su día.

Notas

[1] A menos que se indique lo contrario, todas las Escrituras citadas provienen de la Biblia Cristiana Estándar (Nashville: Holman, 2017).

[2] Brian Chilton, “¿Quién escribió las cartas de Pedro?”, Bellator Christi.com (23 de agosto de 2017), obtenido el 14 de septiembre de 2017, https://bellatorchristi.com/2017/08/23/who-wrote -the-letters-of-peter /.

 


Brian Chilton es el fundador de BellatorChristi.com y es el presentador de The Bellator Christi Podcast.Recibió su Maestría en Teología en la Universidad Theology from Liberty (sobresaliente); su Licenciatura en Ciencias en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); y recibió la certificación en Christian Apologetics de la Universidad de Biola .Brian está en el programa Ph.D. en Teología y apologética en la Universidad Liberty. Brian es miembro de pleno derecho de la Sociedad Internacional de Apologética Cristiana y la Alianza Cristiana de Apologética. Brian ha estado en el ministerio por más de 14 años y se desempeña como pastor de Huntsville Baptist Church en Yadkinville, Carolina del Norte.

Blog Original: http://bit.ly/2nR9Wh8

Traducido por María Andreina Cerrada

Frank interviews best-selling author Nancy Pearcey about her new book Love Thy Body: Answering Hard Questions about Life and Sexuality which goes beyond politically correct talking points to offer a riveting exposé of the dehumanizing secularist ethos that shapes critical moral and socio-political issues of our day.

Love Thy Body (Book): http://a.co/6KDAEN7

 

Frank analyzes the debate between Jordan Peterson vs. Cathy Newman. They discuss topics such as gender, equality, pay gap and more. The crystal clear thinking and eloquence shown by Prof. Peterson puts the spotlight on the Left’s position to subvert free speech. This is a podcast you definitely want to listen and relisten.

Watch the debate here: http://bit.ly/2DSlR52

 

By Luke Nix

Introduction
One of the more convincing reasons to believe that atheism is false comes from man’s desire for life to have purpose. If there is no designer behind the universe, life in general, and our individual lives in particular, have no ultimate purpose, no goal to guide our decisions, no finish line to motivate us to keep running when things get tough. The way that pastor Rick Warren put it in his book “The Purpose-Driven Life” makes it quite clear:

“Without a purpose, life is motion without meaning, activity without direction, and events without reason. Without a purpose, life is trivial, petty, and pointless.”

If life is truly pointless, then why should anyone want to endure the suffering and pain that life brings? If life is pointless, as atheism necessarily implies, then there is no reason to want to continue to live. This is, quite literally, an unlivable philosophy for life, and if atheism necessarily implies this philosophy, then atheism is not just unlivable, but completely incompatible with living. And if a worldview is incompatible with living, it cannot be true. However, people do continue to live because they believe that their lives do have a purpose, so it follows that atheism is false. The power of this argument against their worldview is recognized by many atheists (they would agree with Warren in his assessment of the need for purpose), and they believe that they have found a way to undermine the soundness of the defeater of their worldview.

Atheistic Purposes?

In order to undermine the defeater, the atheist recognizes that there must be some way to give people’s lives purpose. Since they do not have a Creator to provide such a purpose, they must look elsewhere. The common appeal for the atheist is to look to the individual for their purpose for living. Whatever the individual wants or desires becomes their purpose for living. From what I can tell, there are at least three problems with this approach.

Humanist vs. Narcissist

First, unless the person is a complete narcissist, they will attempt to take others’ lives and feelings into account (a humanist position) as they attempt to create the purposes for their lives. In order to keep from becoming overwhelmed with the shear number of people to consider, the individual must limit the scope of who all they will consider. This can only be done by considering the other people’s value. In an atheistic worldview, humans do not have intrinsic or equal value (grounded in the Image of God in Christianity), so their value must be determined by their purpose. But if that individual must determine their own purpose, then that must be taken into account when the humanist is attempting to create their purpose. This, of course, becomes extremely difficult if the purposes of the others are not necessarily known and even more difficult if the other people considered decided to change their purposes at any given time. And let us also not overlook the infinite regress of interdependencies of purposes upon one another, which may actually render such a pursuit of purpose for the humanist practically (if not necessarily) impossible.

Challenged by Others

Second, let us assume that the atheist is able to face and overcome the obstacles described above (or is a narcissist) and chooses their own purposes. Others, no doubt, will question the individual’s chosen purpose. The humanist will question the narcissist, and the narcissist will question the humanist (let’s also not forget that existentialists, hedonists, and numerous others who also will give their input). This results in the individual doubting their choice of purpose, which will throw them right back into the struggle described in the first issue. Unless the atheist is or becomes a narcissist, these two issues will never result in satisfaction with the purpose set by the individual. If satisfaction does not exist, the process continues ad infitum.

It Keeps Going and Going and Going and Going…

Third, if the atheist gets to the point of settling upon a purpose (through accepting narcissism or whatever), once the goal is achieved, new purposes must be created quickly; otherwise, hopelessness will set in when living becomes painful. Even the narcissist will become tired of repeating the same process over and over with no ultimate satisfaction that an ultimate goal has been achieved. The only way to avoid despair for the atheist is to borrow from theism and believe (incorrectly and blindly) that their repeated struggle does have ultimate purpose.

Tiny Little Purposes

The atheistic life is ultimately unlivable without believing the “useful fiction” of ultimate purpose (theism). Without an ultimate purpose to deal with the struggle, pain, and suffering involved in trying to create our own individual purposes numerous times throughout our lives, doing this time and time again becomes tedious, and when we realize that we become more willing to question such a delusion. As we personally experience the futility of trying to create our own purposes, something about this never-ending process becomes painfully apparent. In his talk “Has Christianity Failed You?” philosopher Ravi Zacharias stated it succinctly:

“If you don’t have ultimate purpose, all these tiny little purposes are nothing else but ways to tranquilize your boredom.”

Tranquilizing our boredom becomes the atheist’s ultimate purpose, but who or what established that that is, in fact, their ultimate purpose? The atheist tries to undermine God’s existence (which necessarily implies ultimate purpose; again, who or what assigned that as the ultimate purpose?) by demonstrating subjective purposes can exist. However, this side-steps the issue; it does not actually address the issue. The atheist believes that since they have offered subjective purposes that ultimate purpose is no longer necessary. But subjective purposes and ultimate purpose are not mutually exclusive. Just because subjective purposes exist does not mean that ultimate purpose does not, as has been demonstrated in the three issues with trying to substitute subjective purposes for ultimate purpose. Again, Ravi Zacharias:

“God’s made you for a purpose. All the tiny little purposes become purposeful because your life itself has purpose.”

Conclusion
While the atheist believes that they can overcome the challenge of a lack of ultimate purpose in their lives, we have been hardwired to need ultimate purpose in order to continue to want to live. Atheism is logically incompatible with such an idea. Atheism has no choice but to borrow from Christianity to make itself a livable worldview. To the atheist, ultimate purpose is nothing more than a “useful fiction” and since such a belief in a purpose-giver is necessary to live out atheism, why would the atheist establish his purpose as to undermine the existence of the Purpose-Giver? How can a worldview be true if it promotes the belief of a useful fiction in order to make it livable? Simply put, it can’t. Atheism is not true, and our need for purpose demonstrates it. Atheism tips its hat to Christianity in its reliance upon an ultimate purpose. That is no coincidence, it must be so because Christianity is true.

If you have been struggling intellectually and emotionally with your purpose in life, I invite you to not only consider the argument presented in this post, but also those on the many other posts on this blog. You will continue to struggle with your purpose until you accept that Jesus is your Creator and Savior, and He is the Purposer of your life. Investigate the evidence, then come to Christ on His terms and see that He is the Way, the Truth, and the Life.

 


Notes

Original Blog Source: http://bit.ly/2nv6VTz

Dr. Michael Brown and Frank answer the following Jewish Objections to Jesus:

• Isn’t the Messiah supposed to build the third temple? Jesus didn’t do that.
• The Messiah is supposed to gather all the Jews back to the land of Israel and usher in peace. Jesus didn’t do that.
• Doesn’t the NT take OT prophecies out of context, like Isaiah 7:14?
• What do Jews say about a child being born whom will be Mighty God (Isa. 9:6)?
• Isn’t the Suffering Servant in Isaiah 53 Israel?

http://realmessiah.com/

 

In 2000, biologist Jonathan Wells took the science world by storm with Icons of Evolution, a book showing how biology textbooks routinely promote Darwinism using bogus evidence— in Zombie Science, Wells asks a simple question: If the icons of evolution were just innocent textbook errors, why do so many of them still persist? Science has enriched our lives and led to countless discoveries. But now, Wells argues, it’s being corrupted. Empirical science is devolving into zombie science, shuffling along unfazed by opposing evidence. Don’t miss this fantastic interview with Dr. Wells about his new book, Zombie Science!

Zombie Science (Book) http://amzn.to/2DoHDy8

Zombie Science

The reliability of the Gospels is under attack. Skeptics seek to undermine the story of Jesus Christ by saying we cannot really trust the Gospel. “They were not written by eye-witnesses,” “They contradict each other,” “They have historical errors.” Those who have not studied this subject may be caught off-guard and begin to lose the footing of their faith. Frank interviews one of the leading scholars in the subject the Distinguished Professor of New Testament from Denver Seminary, Dr. Craig Blomberg! He shares some great insights on the topic during this podcast and tells us how to learn more about it directly from him on his new Online Course.

Learn more about his online course here. 

blomberg podcast

A fantastic interview with prolific writer and professor of philosophy, Dr. Edward Feser. Called by National Review “one of the best contemporary writers on philosophy.” Feser gives a brief exposition and defense in this podcast of five of the historically most important (but in recent years largely neglected) philosophical proofs of God’s existence: the Aristotelian, the Neo-Platonic, the Augustinian, the Thomistic, and the Rationalist. This is one of the best podcasts of the year, don’t miss it!

Learn More: http://bit.ly/5Proofs_Book

Después de hablar en una iglesia, una mujer se me acercó y se identificó como una abogada defensora y una cristiana. Mencionó que le costaba entender cómo algunos de los sospechosos que yo había arrestado por casos “congelados” (de varios años atrás) de asesinato habían sido capaces de vivir sin violar la ley durante treinta años (o más) luego de cometer sus crímenes. Ella parecía creer que estos hombres y mujeres no deberían haber sido capaces de vivir entre el resto de nosotros sin haber dado alguna pista de su culpabilidad. Su sorpresa es común entre las personas que viven y trabajan con asesinos. Cuando finalmente consigo condenar a un asesino a la cárcel varios años después de que él o ella cometió el crimen; sus amigos, familiares, vecinos y compañeros de trabajo normalmente expresan con incredulidad: “No hay posibilidad de Jack pudiera haber cometido ese asesinato, lo conozco desde hace veinte años. Él es el hombre más dulce que he conocido!”. Cuando un sospechoso finalmente es condenado por un delito (y finalmente confiesa el asesinato), aquellos que lo conocían típicamente están en “shock”. No deberían estarlo. Mis asesinos de casos congelados no eran asesinos seriales. Ellos simplemente cometieron un crimen horrible y luego pasaron el resto de su vida viviendo como tú y yo. Su comportamiento nunca demostró de alguna forma que eran capaces de tales actos. Se veían como el resto de nosotros. ¿Por qué? Debido a que son igual que el resto de nosotros; capaces de grandeza, pero muy dentro en nuestro núcleo esencialmente corruptos.

Incluso antes de que yo fuera cristiano, me di cuenta de la naturaleza innata de los seres humanos. Si eres padre, también tendrás alguna evidencia empírica de la cual sacar conclusiones. Sabes que no tienes que enseñar a tu bebé a ser egoísta, impaciente, grosero y egocéntrico. Los bebés deben ser educados a ser todo lo contrario; la bondad no es una cualidad innata de los seres humanos. No venimos al mundo con este tipo de disposición. Deben enseñarnos cómo amar, cómo pensar más allá de nuestras propias necesidades y deseos, cómo compartir y apreciar a los demás. ¿Recuerdas el experimento que estudiaste en la secundaria de los monos que fueron tomados de sus madres y fueron criados sin ningún contacto personal, comodidad o amor? ¿Cómo terminaron? Fueron sociópatas: enojados, malos y peligrosos. Esta era, de hecho, su naturaleza de base a menos que se les enseñara a ser algo diferente.

Tanto ateos como teístas tienen que explicar la naturaleza caída innata de los seres humanos, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que al mismo tiempo somos capaces de poseer bondad y nobleza. Esto es a menudo descrito como “el enigma del hombre” y las Escrituras cristianas capturan y describen esta realidad con sorprendente claridad y previsión. Mientras que hemos sido creados a imagen de Dios (y, como resultado, son capaces de grandeza) se nos dio la peligrosa libertad de poder amar genuinamente. A veces abusamos de esta libertad como criaturas rebeldes. La Biblia describe la naturaleza humana como innatamente caída desde el nacimiento, incapaz de verdadera bondad (sin la ayuda de Dios) e indispuesta (por nuestra cuenta) a buscar el rostro de Dios:

Nuestros principios no son lo suficientemente inocentes

Desde el principio (desde nuestro nacimiento), no somos inocentes e inclinados hacia la bondad. En lugar de ello, hemos nacido como la descendencia de Adán, inclinada hacia el pecado:

Romanos 5:12

Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.

1 Corintios 15:21-22

De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir

Salmo 51:5

Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.

Efesios 2:1-3

En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios.

Nuestra condición natural no es lo suficientemente capaz

Incluso a medida que crecemos y aprendemos a ser buenos a partir de los que nos enseñan y nos aman, todavía estamos muy inclinados a hacer el mal. Todos nosotros luchamos con esto si somos honestos al respecto. Somos esclavos de nuestras inclinaciones.Tenemos  miles de pensamientos los cuales no compartimos estos pensamientos privados exponen quién y qué somos en realidad. Y existen muchos momentos en los que elegimos actuar conforme a esos pensamientos. Tú y yo sabemos que esto es cierto. No somos consistentemente capaces de verdadera bondad:

Jeremías 17:9

Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?

Romanos 3:23

… Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios.

Juan 8:34

Jesús respondió: Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.

Job 15:14-16

¿Qué es el hombre para creerse puro, y el nacido de mujer para alegar inocencia? Si Dios no confía ni en sus santos siervos, y ni siquiera considera puros a los cielos, ¡cuánto menos confiará en el hombre, que es vil y corrupto y tiene sed del mal!

Nuestro deseo no es lo suficientemente fuerte

También estamos generalmente desinteresados en las cosas de Dios. En nuestro estado natural, somos rebeldes y nuestro deseo de Dios es débil y parece desvanecerse. Nuestra naturaleza caída nos impide reconocer o entender las cosas espirituales:

Juan 5:40

Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida.

1 Corintios 2:14

El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.

Romanos 3:10-18

Así está escrito:

«No hay un solo justo, ni siquiera uno;
no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios.

Todos se han descarriado,

a una se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno ¡no hay uno solo!»

«Su garganta es un sepulcro abierto;
con su lengua profieren engaños.»
«¡Veneno de víbora hay en sus labios!»
«Llena está su boca de maldiciones y de amargura.»
«Veloces son sus pies para ir a derramar sangre;
dejan ruina y miseria en sus caminos,
y no conocen la senda de la paz.»
«No hay temor de Dios delante de sus ojos.»

Romanos 1:18-19

Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado.

4- Nuestras vidas no son lo suficientemente justas

Incluso nuestras “buenas obras” no son tan buenas. Claro, podemos pensar que estamos haciendo algo noble, pero en general hay algo en él para nosotros; algún motivo oculto y egoísta. E incluso nuestros mejores esfuerzos palidecen en comparación con el estándar de justicia existente en el Dios del Universo.

Isaías 64:6

Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia  son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.

Santiago 2:10

Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda.

Gálatas 3: 10-11

Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.» 11 Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe».

Romanos 3: 27-28

¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál principio? ¿Por el de la observancia de la ley? No, sino por el de la fe. Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.

Nuestro “Bondad” no es nuestra

En caso de que pienses que esos momentos de compasión o justicia que ocasionalmente tienes fueron el resultado de tu propia capacidad o esfuerzo, piénsalo otra vez. Incluso nuestros mejores momentos son simplemente la obra de Dios. Por nuestra cuenta somos completamente incapaces de elegir a Dios o hacer algo justo a los ojos de Dios. Cuando actuamos con justicia, es simplemente el Espíritu y la Palabra de Dios actuando dentro de nosotros:

Juan 6:44

Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.

Juan 6:65

 —Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.

Filipenses 2:12-13

Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia— lleven a cabo su salvación con temor y temblor, 13 pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.

1 Tesalonicenses 2:13

Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes.

Romanos 9:16

Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano sino de la misericordia de Dios.

Juan 1:12-13

Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.

La Biblia muestra un panorama bastante desagradable de nuestra naturaleza humana ¿no? Suena como que estamos perdidos y errantes, incapaces de buscar a Dios e incapaces de impresionar a Dios con nuestros propios “buenos” esfuerzos. Suena como una mala noticia, y eso es exactamente lo que es. Pero hay algo muy especial en el mensaje cristiano. Hay buenas noticias: el Dios del universo no nos va a juzgar por nuestra naturaleza caída o nuestros esfuerzos insuficientes. En cambio, Él va a permitir que Jesús pague el precio por nuestro pecado y nos salve como un acto de gracia. Podemos ser caídos, pero somos importantes para Dios:

Efesios 2:4-5

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!

Colosenses 2:13-14

Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz.

Tito 2:11

En verdad, la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a toda la humanidad

Gálatas 2:16

Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie será justificado.

Tito 3:5-7

 Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna.

Entonces ¿Por qué es tan importante esta “Doctrina del Hombre”? ¿Por qué nosotros, como cristianos, tenemos que entender la posición cristiana sobre este tema? ¿Por qué una comprensión adecuada de la humanidad es tan importante para la ortodoxia cristiana? Bueno, si primero no entendemos nuestra desesperada necesidad, no entenderemos el poder y la urgencia de la Buena Nueva de Jesús. Si no entiendes tu verdadera condición, tu naturaleza caída y la incapacidad de tus propios esfuerzos para salvarte a ti mismo, no te moverás para buscar y encontrar al Salvador que ha venido a darnos lo que simplemente no podemos ganar por nuestra cuenta. Necesitamos una comprensión adecuada de nuestra naturaleza humana para que podamos tener una comprensión correcta de nuestra necesidad espiritual y una apreciación adecuada del poder y la gracia de Dios. Este entendimiento eventualmente dará forma a nuestro amor y reverencia a Dios, nuestra gratitud por la Salvación y nuestro amor por nuestro Salvador. Sin una comprensión de lo que nosotros somos, nunca podremos verdaderamente apreciar quién es Dios.

 


J. Warner Wallace tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.

Blog Original: http://bit.ly/2DiWihW

Traducido por José Giménez Chilavert.

En su carta a los Colosenses, el Apóstol Pablo enseña a sus lectores a que “procuren que su conversación siempre sea agradable y de buen gusto, para que den a cada uno la respuesta debida” (Colosenses 4:6). He descubierto que este consejo es invaluable en el contexto del debate, una actividad en la que muchos de nosotros en la comunidad de la apologética  participamos.

En las oportunidades que se presentan para argumentar a favor del Cristianismo y su defensa, es muy importante demostrar una actitud de humildad y bondad. Muy a menudo, lamentablemente, he visto gente (creyentes y no creyentes) intentando desacreditar a las personas del otro lado de la discusión. Con respecto a los cristianos, creo firmemente que el propósito de debatir no es simplemente ganar un argumento. Permítanme decirlo una vez más: El propósito de debatir, para el creyente, no es simplemente ganar un argumento. Es posible que uno gane exitosamente el argumento, pero que al mismo tiempo pierda a la audiencia o al interlocutor. Hay almas en juego. Por lo tanto un mensaje de amor debe ser transmitido claramente a través de las palabras que hablamos –a través de nuestra conducta y forma de expresarnos, y a través de nuestra devoción por el mensaje de la cruz. Es tan fácil dejar que nuestra apologética cristiana se reduzca a nada más que una búsqueda intelectual o a una forma de aumentar nuestro ego. Pero como el apóstol Pablo escribió en 1 Corintios 13:2,

“Si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios, y tuviera todo el conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy”. 

Tener un gran cúmulo de conocimiento no te hará, o a alguien más, ningún bien si no tienes amor. Cada oponente que enfrentas y cada persona que observa y vigila el debate, es un alma valiosa, desesperadamente necesitada de Cristo. Si las ves de esa manera, tu conducta durante y después del debate reflejara eso.

Si somos sinceros, a veces puede haber un elemento de superioridad entre intelectuales cristianos. Nos sentimos seguros porque somos los que sabemos la verdad, y nos enorgullecemos de contar con los mejores argumentos para apoyar nuestra posición. Pero hay que recordar que, si el Espíritu no hubiera abierto nuestros ojos e iluminado nuestra visión para que podamos percibir claramente el misterio de Cristo, estaríamos precisamente en el mismo lugar –perdidos, en la oscuridad, sin Dios, sin esperanza de salvación. Lo que es tan claro para nosotros, no es claro para aquellos cuyos corazones están cubiertos por un velo (2 Corintios 3:14). Lo único que te permite percibir y entender la Verdad es la gracia de Dios –nada más ni nada menos. Darte cuenta de esa realidad es, sin duda, una experiencia de humildad , y que nos debe servir para estimularnos para tratar a nuestros compañeros de diálogo no cristianos amablemente, con amor y humildad.

En última instancia, es el Espíritu de Dios –y no tus argumentos– el que convencerá a un hombre de su pecado y lo llevará al arrepentimiento. Sí, tus argumentos pueden convencer a él intelectualmente de que el cristianismo es verdadero –y Dios puede optar por utilizarlos como los medios para atraerlo hacia Sí mismo (Isaías 55:11). La Biblia nos muestra como Dios amorosamente nos provee de gracia la cual le permite a un hombre arrepentirse y someterse a Él, pues es evidente que el hombre está perpetuamente en rebelión contra Dios, siempre buscando excusas para no creer. Ahora, permíteme ser claro: esto no quiere en absoluto decir que no debemos manejar la información y los hechos con responsabilidad. De hecho, creo que nuestras presentaciones de la verdad siempre deben ser precisas y bien documentadas –y que en la comunidad de la apologética debemos controlarnos mutuamente en este sentido. Haciendo esto, honramos a Dios que es la Verdad misma.

Es muy importante que demostremos amor, bondad y humildad hacia las personas con las que nos involucramos en debates y argumentos –incluso si la actitud no es correspondida. Tu conducta es una parte más de tu apologética tanto como tus argumentos persuasivos. No es honrar a Dios presentar fríamente los argumentos sin ejemplificar amor y compasión por la preciada gente que a la que le estas hablando. Recuerda que es sólo por la gracia de Dios que has llegado a tener un conocimiento de la verdad sobre el evangelio. Por lo tanto, presenta una defensa de la fe que está dentro de ti, pero hazlo con delicadeza y respeto (1 Pedro 3:15).

 


Blog Original: http://bit.ly/2wtblQq

Traducido por José Giménez Chilavert