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Por Alisa Childers

Cuando mi hija Dyllan era pequeña, me ejercitaba con bastante regularidad en el YMCA. (Y por “ejercitaba” quiero decir que leía un libro en la bicicleta estática y pedaleaba lo más despacio posible mientras disfrutaba de una hora de guardería gratuita. No voy a mentir). Un día, cuando la recogí de la sala de niños, la cuidadora sacó la barrita de granola sin abrir que había metido en la bolsa de Dyllan, me la entregó y me dijo: “No podemos dársela porque contiene maní. No permitimos nada con maní en la zona de la guardería”. Reconozco que me sorprendió un poco porque no era algo en lo que hubiera pensado mucho. Pero enseguida aprendí que no había casi nada que los padres temieran más en 2010 que el temido maní.

Por supuesto, las alergias al maní son muy reales. En su libro The Coddling of the American Mind: How Good Intentions and Bad Ideas Are Setting Up a Generation for Failure, Greg Lukianoff y Jonathan Haidt informaron de que antes de mediados de los años 90, las alergias al maní eran extremadamente raras en los niños estadounidenses. Sin embargo, en 2008, catorce de cada mil niños habían desarrollado alergias al maní. Nadie sabía por qué había un aumento tan drástico hasta que se publicó un estudio fidedigno en 2015. Se descubrió que muchos niños estaban desarrollando alergias al maní porque sus padres evitaban dárselos. El estudio reveló que la introducción de productos de maní a los bebés con alto riesgo de alergias en realidad redujo sus posibilidades de desarrollar una alergia al maní en un sorprendente 81%. En otras palabras, dar productos de manía los bebés hizo que su sistema inmunológico respondiera y creara tolerancia

Nuestros hijos tienen cuerpos increíbles que reaccionan a las bacterias, parásitos -y sí, al maní- con una defensa inmunológica que enseña a su sistema a adaptarse y luchar contra futuras amenazas a su salud.

Del mismo modo, creo que nuestros hijos tienen sistemas inmunológicos espirituales.

Hace varios años, participé en un grupo de estudio y discusión sobre el cristianismo. Esta fue la clase que desafió mi fe intelectualmente y he contado esa historia aquí. Un día, surgió el tema de Adán y Eva y se preguntó: “¿Alguien sigue creyendo que fueron personas reales?”. Me da un poco de vergüenza admitir que era totalmente ingenua en lo que se refiere a este tema. Incluso de adulta, pensaba que la existencia literal de Adán y Eva era algo en lo que todos los cristianos profesantes creían. Hay que atribuirlo a la burbuja evangélica en la que crecí o al hecho de que la mayor parte de mi vida transcurrió antes de la invención de Internet. Pero la pregunta me desconcertó porque no tenía ni idea de cómo responder.

Hasta ese momento, ni siquiera sabía que era una pregunta. Tenía cero inmunidad.

Esta fue simplemente una de las muchas afirmaciones escépticas planteadas contra el cristianismo histórico que se unieron para enviarme a una época oscura de dudas. A menudo he reproducido ese momento en mi mente y he imaginado un escenario diferente. ¿Y si hubiera sido consciente de esta cuestión desde la infancia? ¿Y si ya hubiera reflexionado sobre ella? ¿Y si cuando leí el relato del Génesis sobre la creación, alguien me hubiera dicho: “Oye, hay gente que no cree que Adán y Eva existieron realmente? Pensemos en lo que dice la Biblia al respecto, en lo que muestran las pruebas científicas y en lo que eso significaba para el evangelio”.

Si mi sistema inmunológico espiritual se hubiera fortalecido de esta manera, escuchar esta pregunta como adulta no habría sido un gran problema. No habría sacudido mi fe ni un poco. Simplemente habría participado en esa conversación de forma inteligente, sin miedo ni dudas.

Además de enseñar a nuestros hijos los fundamentos de la fe cristiana, hay muchas medidas prácticas que podemos tomar para ayudar a reforzar su sistema inmunológico espiritual. Aquí hay tres para empezar:

1. Lee la Biblia con tus hijos, y no te saltes las cosas difíciles.

Con “no te saltes las cosas difíciles” no quiero decir que debas asustar a tus hijos antes de acostarse leyendo sobre el levita que descuartiza a su concubina en Jueces 19, o sobre Sansón al que le sacan los ojos en Jueces 16. Obviamente, hay una manera apropiada de presentar las historias bíblicas a nuestros hijos. Lo que quiero decir con “no te saltes lo más difícil” es que la lectura de historias y relatos que los escépticos suelen poner en tela de juicio es una gran manera de inocular a nuestros hijos contra sus falsas ideas.

Por ejemplo, cuando mi hija tenía unos siete años, leímos juntas el Génesis.  En el capítulo 26, leímos la historia de Isaac mintiendo a los filisteos. Les dijo que su esposa Rebeca era su hermana, temiendo que alguien pudiera matarlo para casarse con ella. Le dije a mi hija: “¿Sabías que algunas personas piensan que esta historia es inventada porque es muy similar a lo que hizo Abraham, el padre de Isaac, dos veces antes? ¿Qué opinas de eso?”. Tuvimos una gran conversación sobre cómo tendría perfecto sentido que Isaac repitiera la mentira de su padre, porque no parecía haber mayores consecuencias por hacerlo. De hecho, en ambos casos, Abraham se fue más rico de lo que llegó. También analizamos el tema bíblico de que los hijos tienden a repetir los pecados de sus padres. Después de hablar, todo tenía sentido. Y ahora mi hija no se verá sorprendida si escucha esa afirmación escéptica en el futuro.

Un gran recurso para ayudar con esto es La Biblia de Estudio de Apologética. A medida que se lee la Biblia, encontramos las notas a pie de página de  los versículos que los escépticos suelen cuestionar, y se ofrecen respuestas inteligentes y creíbles que se pueden comentar con los niños.

2. Exponga a sus hijos al ateísmo.

Como padres, puede dar miedo contar intencionadamente a sus hijos todas las razones por las que los ateos rechazan el cristianismo. Basándose en su experiencia enseñando apologética a padres cristianos, mi amiga Natasha Crain señaló que muchos padres no quieren arriesgarse a llevar a sus hijos por el mal camino presentándoles argumentos ateos. Pero ella señala acertadamente que todos nuestros hijos escucharán inevitablemente estas ideas. Ella escribió:

La única opción que tienes como padre es si primero lo escuchan de ti -en un entorno en el que tendrán tu orientación fácilmente disponible- o si lo escuchan primero de los no creyentes -en un entorno en el que procesarán lo que escuchan por su cuenta-.

Brett Kunkle compara la exposición a las ideas ateas con la enseñanza del surf a sus hijos.  En este vídeo, explica que, como padre, no lanzarías a tu hijo al océano para que surfeara grandes olas antes de enseñarle aspectos básicos como la natación y cómo manejar olas más pequeñas. Míralo a continuación:

Acostumbrar a nuestros hijos a las “pequeñas olas” del ateísmo puede ser una buena manera de prepararlos para encontrarse con las “grandes olas” cuando estén solos.

3. Exponga a sus hijos a los falsos evangelios y a otras religiones.

Al igual que es importante exponer a nuestros hijos a las ideas ateas, es igualmente importante exponerlos a los evangelios falsos, que casi siempre se disfrazan de cristianismo auténtico. Se ha dicho que las mejores mentiras contienen gran  parte de verdad. Por eso los falsos evangelios pueden ser tan difíciles de discernir. …contienen mucha verdad.  A menudo hacen hincapié en Jesús, utilizan la expresión correcta e incluso apelan a la Biblia para respaldar sus afirmaciones. Explicar las diferencias entre el cristianismo auténtico y el mormonismo, los testigos de Jehová, el evangelio de la prosperidad o el cristianismo progresista preparará a nuestros hijos para interactuar con sus ideas y ver los engaños que proponen.     

Otro paso importante es hablar con nuestros hijos sobre lo que creen las personas de otras religiones sobre Dios, Jesús y la naturaleza de la realidad. Aunque están de acuerdo en algunos puntos, todas las religiones del mundo se contradicen con las demás en un nivel fundamental. Lógicamente, no pueden ser todas verdaderas. Esta es una gran oportunidad para exponer las contradicciones y hablar con nuestros hijos sobre por qué el cristianismo es verdadero y explica mejor la realidad.

¿Quién iba a pensar que dar a un bebé un trocito de mantequilla de maní podría salvarle la vida? Del mismo modo, dar a nuestros hijos pequeños trozos de ideas anticristianas y permitirles procesar estas cuestiones dentro de la seguridad y la orientación de nuestro cuidado podría tener un impacto duradero en sus futuras vidas espirituales.

Otros recursos prácticos:

Durante años, Brett Kunkle ha ofrecido formación teológica para adolescentes y ha facilitado viajes a Utah para interactuar con los mormones. Cuando lo entrevisté en mi podcast, me informó de que el impacto de estos viajes ha sido tremendo en la vida de los jóvenes, motivándolos a estudiar teología y apologética por su cuenta. Ahora ofrece viajes al campus universitario de Berkeley donde los chicos cristianos pueden compartir el evangelio e interactuar con ateos y escépticos. Más información en www.maventruth.com.

Otro ministerio que realiza una gran labor en este ámbito es Jonathan Morrow e Impact 360. Cada verano, ofrecen experiencias en las que los adolescentes cristianos reciben formación en liderazgo, apologética y teología, tras lo cual se les ofrecen experiencias del mundo real para poner a prueba sus conocimientos. Visitan templos budistas y mormones, conocen ateos y mucho más. Para saber más, visita www.impact360institute.org y escucha la entrevista de Jonathan en mi podcast.

Si quieres ser intencional en este aspecto, toma el libro de Natasha Crain Talking with Your Kids about God: 30 Conversations Every Christian Parent Must Have, y sigue el blog de Natasha para obtener más consejos. También puedes comprar el trío de libros para niños de J. Warner Wallace (1, 2 y 3) que exploran todo, desde la existencia de Dios hasta la veracidad del cristianismo.

Recursos recomendados en Español: 

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek  

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Alisa Childers es una cantante y compositora estadounidense, más conocida por formar parte del grupo femenino de música cristiana ZOEgirl. Ha tenido una lista de los diez mejores sencillos de la radio, cuatro lanzamientos de estudio y recibió el premio Dove durante su tiempo con ZOEgirl. Años más tarde, Alisa experimentó un profundo desafío a su fe de toda la vida cuando empezó a asistir a lo que más tarde se identificaría como una iglesia cristiana progresista. Este desafío empujó a Alisa hacia la Apologética Cristiana. Actualmente se puede leer, escuchar y ver el trabajo de Alisa en línea, así como adquirir su libro recientemente publicado sobre el cristianismo progresista, titulado Another Gospel.

Blog Originalmente publicado aquí: https://bit.ly/3OH0Z5U

Traducido por Jennifer Chavez

Editado por Elenita Romero

 

By Alisa Childers

When my daughter was little, I made her quinoa, oat, and flax seed waffles, and she loved them. It wasn’t until we were visiting family in California that she experienced the hotel breakfast bar and exclaimed out loud, “Mom, these waffles are SO MUCH BETTER THAN YOURS!” The charade was over. Dry, grainy, fake waffles would no longer be tolerated. She had now tasted the real thing, and would never again be fooled by a fake.

Likewise, one of the most effective ways to teach our children to spot a false gospel is to make sure they are well-versed in the true gospel . That way, when they encounter a false version of Christianity, they will immediately recognize it. Here are some ways to teach our children to spot a false gospel:

Teach them to love the truth

One of the most common ways that young Christians are deceived with bad ideas is through the vehicle of relativism. Relativism is the belief that absolute truth does not exist or cannot be known. “What is true for you is true for you” or “There is no such thing as truth” are common expressions thrown at Christians to shut down their ideas and make them feel like moral censors/criticizers for simply claiming to know the truth.

However, Christianity is a belief system that stands or falls on the basis that truth is absolute. God either exists or he doesn’t. Jesus either rose from the dead or he didn’t. In fact, Jesus claimed to be Truth itself: “I am the way, the truth, and the life” (John 14:6). The stakes are that high!

Teaching our children to base their beliefs on what is true, not what feels right , will help prevent them from walking away when their faith no longer “feels right.”

Teach them to be biblically cultured

From the beginning, false ideas about God were passed off as “Christian.” False teachers often twisted Scripture to deceive followers of Jesus into believing their teachings. Even today, some of the most misleading ideas are those marketed as “biblical.”

The only way to know for sure whether an idea is biblical or not is to actually know what the Bible says. There is nothing wrong with buying a good children’s devotional book or a cartoon of a Bible character to supplement our devotions, but nothing can replace reading the actual Bible with our children.

This will help prevent them from falling into misquotes and misrepresentations because they will know the reality.

Teach them to identify the essentials of the gospel

One of the ways Christians can be deceived into believing a false gospel is when they confuse non-essential doctrines with essential doctrines. The thinking goes something like this: If Christians can’t even agree on how predestination works, why can’t we just agree to disagree about the resurrection?

Essential doctrines are beliefs that directly affect someone’s salvation. The virgin birth, the deity of Jesus, the atonement, the resurrection, the second coming, and the final judgment are all examples of essential doctrines of the gospel. These are fundamental topics that we cannot simply agree to disagree about.

Teaching our children to recognize the difference between core and non-core beliefs will help them avoid confusion about what matters most.

Teach them to define their terms

One telltale sign of a false gospel is the redefinition of terms. For example, someone might imply that telling people they might not go to heaven is “unloving.” But this only works if they have redefined the word love to mean making someone feel good by endorsing all their beliefs and behaviors. But according to the Bible, that is not love at all.

First Corinthians 13 tells us that “love is patient and kind” (verse 4). But it also “does not rejoice at evil but at the truth” (verse 6 [author’s error in verse]). To love someone means to tell them the truth, even when it’s unpleasant. So telling someone about the possibility of an eternity apart from God is actually the most loving thing you can do .

Teaching our children to define their terms biblically will help protect them from being “pigged in” by words that are redefined according to cultural norms.

Teach them to appreciate the beauty of the gospel

The apostle Paul wrote that when he preached the gospel, it had a fragrance. To some, it smelled of life and peace. To others, it reeked of death. [1] I imagine it all came down to whether or not someone truly believed they were a sinner. If one does not recognize their own sinfulness, the Father’s message demanding Jesus’ sacrifice on the cross would seem unnecessary—even immoral. However, if someone knows they have sinned against a holy God and deserve death, Jesus’ atoning work suddenly becomes the most beautiful cure imaginable.

We live in a culture that inundates our children with messages that they are perfect just the way they are and that they should follow their hearts. But these “positive messages” soften their own sinfulness and can make them vulnerable to imitations/counterfeits of the cross akin to “cosmic child abuse.”

As parents, we know that most ideas are learned, not taught. It is useless to teach our children all the right things if we ourselves do not practice those ideas. This involves repenting when we are wrong. It involves reading the Bible and praying with them. And just as my daughter will never again be fooled by imposter waffles, our children will not settle for false gospels because they will be so well acquainted with the real one .

Grades

 [1] 2 Corinthians 2:15-16

Recommended resources in Spanish: 

Stealing from God ( Paperback ), ( Teacher Study Guide ), and ( Student Study Guide ) by Dr. Frank Turek

Why I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist ( Complete DVD Series ), ( Teacher’s Workbook ), and ( Student’s Handbook ) by Dr. Frank Turek  

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Alisa Childers is an American singer and songwriter, best known for being part of the all-female Christian music group ZOEgirl. She has had one top ten radio single, four studio releases, and received a Dove Award during her time with ZOEgirl. Years later, Alisa experienced a profound challenge to her lifelong faith when she began attending what would later be identified as a progressive Christian church. This challenge pushed Alisa towards Christian Apologetics. You can currently read, listen to, and watch Alisa’s work online, as well as purchase her recently released book on progressive Christianity, titled Another Gospel.

Original Blog : https://cutt.ly/YO9CxmL 

Translated by Jennifer Chavez

Edited by Gustavo Camarillo 

 

Por Natasha Crain

En los últimos años, he tenido la oportunidad de hablar en varias conferencias cristianas y en iglesias acerca de la importancia de que los padres les enseñen apologética a sus hijos (cómo presentar defensa de la verdad de la fe cristiana). Cuando doy una charla, a menudo empiezo haciendo las siguientes dos preguntas.

Primero, les pregunto a los padres: “¿Cuántos de ustedes han venido aquí sabiendo que nuestro mundo se está volviendo muy secular y que, por esta razón, es probable que la fe de su hijo sea desafiada de alguna manera?”

El cien por ciento levanta la mano… todo el tiempo.

Segundo, les pregunto a los padres: “¿Cuántos de ustedes podrían afirmar que tienen la confianza de que saben específicamente cuáles serán esos grandes desafíos en cuanto a la fe?, ¿cómo tratarlos eficazmente con sus niños, y cómo se traduce eso en las responsabilidades parentales en el día a día?”

El cero por ciento levanta la mano… todo el tiempo.

Durante estos últimos cuatro años en los que he escrito en mi blog acerca de la crianza en los hogares cristianos, he tenido la oportunidad de recibir comentarios de cientos de padres. Esta brecha entre 1) saber que nuestro mundo secular afectará la fe de nuestros hijos y 2) comprender lo que eso significa exactamente para los padres, es casi universal, y con frecuencia, esto provoca temor y frustración: los padres saben que hay un problema, pero no saben cómo solucionarlo.

Esta brecha me llevó a escribir: “Keeping Your Kids on God’s Side: 40 Conversations to Help Them Build a Lasting Faith” (Mantener a tus hijos del lado de Dios: 40 Conversaciones para ayudarles a edificar una fe duradera). Con este libro, deseo ayudar a los padres a identificar y a comprender 40 de los desafíos más importantes en cuanto a la fe que necesitan abordar con sus hijos para que tales desafíos ya no se vean ambiguos e inmanejables. Pero una vez que los padres logran tener este entendimiento crítico, sigue presente la pregunta: ¿cómo se traduce eso en las responsabilidades parentales?

Aquí hay cinco puntos clave a tener en cuenta.

  1. Los padres deben comprometerse a profundizar continuamente en el entendimiento del cristianismo.

En un mundo secular, los niños con frecuencia se enfrentarán a desafíos en cuanto a su fe: especialmente de los ateos verbales. Los ateos a menudo están bien preparados para presentar sus argumentos en contra de Dios, y del cristianismo en particular. Desafortunadamente, muchos padres cristianos no están igualmente preparados para enseñarles a sus hijos a defender la verdad del cristianismo y proclamar sus creencias. Las preguntas que aparecen a continuación son de suma importancia para que los niños entiendan hoy, pero pocos padres están equipados para tratarlas de manera proactiva: ¿Qué evidencias hay en cuanto a la existencia de Dios? ¿Por qué un Dios Bueno permite la maldad y el sufrimiento? ¿Cómo un Dios amoroso puede enviar gente al infierno? ¿Es la fe en Dios contraria a la razón? ¿Cuáles son los hechos históricos de la resurrección con los que casi todos los eruditos están de acuerdo? ¿Cómo pueden creer los cristianos que los Milagros son posibles? ¿Cómo sabemos que la Biblia que tenemos hoy dice lo que los autores escribieron originalmente? ¿La Biblia apoya la esclavitud, la violación y los sacrificios humanos (como alegan los escépticos)?

En el pasado, cuando la sociedad era más cristiana —al menos nominalmente—, es posible que los padres podían evitar tratar las preguntas más difíciles de la fe con sus hijos (¡no que lo hayan hecho!). Pero los desafíos del presente requieren mucho más de los padres cristianos fieles. Debemos conocer cuáles son los grandes desafíos, equiparnos para hacerles frente y comprometernos a profundizar continuamente el entendimiento de nuestra fe para que podamos guiar a nuestros hijos debidamente.

  1. Los padres deben hacer intencionadamente un “espacio espiritual” en sus hogares.

Por supuesto, no basta profundizar tu propio entendimiento del cristianismo. De alguna manera debes traspasar tu entendimiento a tus hijos, y ese traspaso requiere de un tiempo apartado cuidadosamente. El tipo de conversaciones de fe que necesitamos tener con nuestros hijos hoy (al igual que las preguntas que aparecen en el punto 1) no van a suceder simplemente de manera significativa, a menos que te hagas un espacio espiritual para ellas. Por espacio espiritual, me refiero a un tiempo exclusivo para comprometerse como familia a crecer en el entendimiento y en la relación con Dios. No hay ninguna razón por la que un momento como éste no debe programarse, al igual que todas las demás actividades (menos importantes) de tu vida. Si actualmente no lo estás haciendo, comienza con unos 30 minutos por semana. Es una cantidad de tiempo razonable para cualquier familia, y siempre puedes desarrollarlo a partir de allí.

  1. Los padres deben estudiar la Biblia con sus hijos. De verdad.

Aun cuando has de saber que el estudio de la Biblia es importante, las estadísticas muestran que probablemente no lo estés haciendo: Menos de 1 de 10 familias cristianas estudian la Biblia juntos en una semana determinada. Si tus hijos perciben que has puesto la Biblia a un lado de las cosas importantes, tienen muy pocas razones para verla como el libro de autoridad tal como lo afirmamos nosotros como cristianos. No tiene ningún sentido que digas que la Biblia es la Palabra de Dios si no la tratas como tal.

Mientras tanto, la Biblia es el punto de ataque favorito de los escépticos y nuestros hijos tendrán una enorme oportunidad de oír que es un libro antiguo e irrelevante, lleno de inexactitudes y contradicciones. Si no estudias tu Biblia con tus hijos regularmente, llegará un buen momento en que a ellos ya no les importará lo que tiene para decirles. (Lee mi artículo: “Don’t Expect Your Kids to Care What the Bible Says Unless You’ve Given Them Reason to Believe It’s True” para ver más sobre este tema) [No esperes que a tus hijos les importe lo que la Biblia dice a menos que les hayas dado razones para creer que es verdad].

  1. Los padres deben, proactiva y regularmente, preguntarles a sus hijos qué tipo de consultas tienen sobre la fe.

En un mundo secular, donde los niños constantemente oyen sobre las cosmovisiones que compiten entre sí, te garantizo que continuamente surgirán las preguntas. Pero hay muchas razones por las que los niños no las hacen: a ellos les pueden estar pasando demasiadas cosas, tienen temor a tus reacciones o tal vez, ellos simplemente no están suficientemente interesados como para hablar de ellas.

En nuestra casa, hemos implementado una “noche de preguntas” programada para ayudarles en este respecto. Puedes leer sobre cómo empezar la tuya en mi artículo: “How to Get Your Kids to Ask More Questions about Their Faith” (Cómo hacer que tus hijos te hagan más preguntas acerca de la fe).

  1. Los padres deben hacer a sus hijos las preguntas difíciles que a ellos no se les ocurren.

Si regularmente animas a tus hijos a que te hagan preguntas sobre la fe (ver el punto 4), tendrás un montón de conversaciones geniales. Pero muchas de las preguntas que son importantes para que tus hijos entiendan a la hora de prepararse para enfrentarse al mundo secular son aquellas que tal vez jamás se les han pasado por la mente. Por ejemplo, a la mayoría de los niños no se les ocurre preguntar cómo sabemos que la Biblia que tenemos hoy dice lo que escribieron los autores originales. Pero eso no quiere decir que sea menos probable que se van a encontrar con escépticos que les dirán que la Biblia no es para nada confiable por esa misma razón. Así como no esperamos que nuestros hijos nos hagan preguntas sobre la Segunda Guerra Mundial antes de decidir qué, cómo y cuándo enseñarles acerca de ella, no debemos esperar a que nuestros hijos tengan que enfrentar los desafíos para empezar a hablar de ellos. Indudablemente, van a oír acerca de estos temas de los escépticos en algún punto, así que no hay razón para que no los escuchen de nosotros primero.

keeping your kids in God's side

Recursos de mayor impacto:

 


Natasha Crain es una bloguera, autora y oradora nacional que siente pasión por equipar a los padres cristianos para educar a sus hijos en la comprensión de cómo presentar un caso y defender su fe en un mundo cada vez más secular. Es autora de dos libros de apologética para padres: Talking with Your Kids about God (Hablando con tus hijos sobre Dios) (2017) y  Keeping Your Kids on God’s Side (Manteniendo a tus hijos del lado de Dios) (2016). Natasha tiene un Maestría en marketing y estadísticas en la UCLA y un certificado en apologética cristiana de la Universidad de Biola. Ex ejecutiva de mercadotecnia y profesora adjunta, vive en el sur de California con su esposo y sus tres hijos.

Blog Original: http://bit.ly/2ST55uL

Traducido por Natalia Armando

Editado por María Andreina Cerrada

Por Natasha Crain

En una edición de la revista Scientific American presenta un artículo del ateo Michael Shermer titulado: “¿Qué se necesitaría para probar la resurrección?”. Está subtitulado audazmente, “Cómo pensar acerca de las afirmaciones, incluso de la resurrección”.

¡Guauu! Este artículo en una revista popular dice que nos va a enseñar cómo pensar acerca de la resurrección. No podía esperar para leerlo. Fue incluso peor de lo que pensé que sería.

Todos los años, durante la Semana Santa (la Pascua), las publicaciones seculares presentan artículos sobre la resurrección, y todos los años son valiosos.

En esta publicación, resaltaré dos formas claves en las que este artículo en particular enseña un pensamiento crítico malo y luego proporcionaré tres puntos para ayudar a tus hijos a pensar más lógicamente sobre el tema.

Por cierto, si tienes tiempo para las canastas de Pascua, la caza de huevos y decoración de huevos, tienes tiempo para tener estas conversaciones con tus hijos. De verdad, esto es importante.

Mal razonamiento 1: afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria

Shermer elabora su argumento contra la resurrección con un lema favorito de los escépticos: las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria.

Si no has escuchado esto antes, es una frase de un escéptico como un intento de detener la conversación. Tiene la intención de hacer desaparecer cualquier supuesta evidencia de un milagro, haciéndola ver muy inadecuado como para demostrar que algo tan improbable como un milagro realmente ocurrió.

Esta idea de que las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria, sin embargo, cae directamente en la categoría de cosas que suenan bien, pero que no resisten un control lógico.

Si bien se podría decir mucho aquí, el punto más importante es este: ¿por qué las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria? Extremadamente improbable, cosas “extraordinarias” suceden todos los días, y la evidencia ordinaria a menudo es suficiente para demostrar que sucedió. Es extraordinariamente improbable, por ejemplo, que un ataque terrorista ocurra en un lugar específico en un momento específico. Pero cuando los investigadores evalúan la escena, buscan pruebas esencialmente comunes para determinar qué sucedió: imágenes de seguridad, armas en la escena y la palabra de los testigos presenciales.

“Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria” no es una prueba que aplicamos en cualquier otra área de la vida. Los escépticos la usan para establecer de manera subjetiva una barrera evidencial tan alta para los milagros, que ningún milagro podría ser creído.

Eso no es pensamiento crítico… es simplemente mantener la presuposición de que los milagros no ocurren.

Mal razonamiento 2: proponer explicaciones sin tener en cuenta la evidencia

Después de decir que las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria, uno podría esperar que Shermer exponga la evidencia de la resurrección y demuestre cómo esa evidencia no cumple con su estándar (extraordinario). Él no lo hace.

Sin considerar ninguna evidencia de la resurrección, simplemente enumera las posibles razones por las cuales la Biblia incluso informaría tal cosa:

Tal vez los testigos presenciales fueron “supersticiosos o crédulos y vieron lo que querían ver”.

Tal vez informaron, “solo sintiendo a Jesús en ‘espíritu’ y durante las décadas su testimonio fue alterado para sugerir que vieron a Jesús en la carne”.

Tal vez los relatos de la resurrección “nunca aparecieron en los Evangelios originales y se agregaron más tarde”.

Cada una de estas hipótesis puede ser refutada enérgicamente, pero como quiero centrarme en el método de pensamiento propuesto por Shermer y no en sus hipótesis específicas, no entraré en eso ahora. En lugar de eso, simplemente quiero señalar que, en lugar de mirar datos históricos y considerar qué hipótesis explican mejor los hechos históricos, él no mira ninguna evidencia, enumera tres hipótesis de todos modos, luego concluye que cualquiera de estas es más probable que la resurrección … porque no implican milagros.

Entonces, para resumir, una revista popular e importante ha sugerido que la forma en la que deberíamos pensar sobre una afirmación como la resurrección es:

  • Identifíquelo como una afirmación milagrosa.
  • Acepte que cualquier explicación natural es más probable que un milagro.
  • Rechace la afirmación de un milagro.

En otras palabras, nos acaban de enseñar que la manera de pensar acerca de los milagros es asumir que no son posibles. ¡Brillante!

Lo siento, revista Scientific American, pero no me impresiona.

Por favor, enseña a tus hijos a pensar de manera más crítica que esto

Padres, tenemos que hacerlo mejor que esto. Nuestros niños necesitan aprender a pensar más críticamente que el mundo que los rodea, porque se encontrarán con este tipo de pensamiento pobre en todas partes. Y te aseguro que no aprenderán esto en la Escuela Dominical, por lo que la responsabilidad recae en ti. Aquí hay un marco de “evaluación de un milagro” de 3 puntos que todos los niños deben entender. (Hablo sobre este tema en varios capítulos de Keeping Your Kids on God’s Side, [Mantener a tus hijos del lado de Dios], así que haré referencia a esos capítulos para cada punto si quieres leer más).

  1. ¿Son posibles los milagros?

Shermer y muchos escépticos como él, simplemente presuponen que los milagros sobrenaturales no son posibles. Ellos efectivamente dicen, “los milagros no son posibles, entonces la resurrección no sucedió”.

La lógica circular no es buena lógica.

Aquí hay una mejor lógica para aprender: la posibilidad de milagros depende de si Dios existe o no.

Si Dios existe, los milagros sobrenaturales son posibles porque lo sobrenatural existe. Si Dios no existe, el mundo natural es todo lo que hay, y los milagros sobrenaturales son imposibles por definición.

  1. ¿Cuáles son los hechos que rodean una afirmación de milagro dada?

A menos que simplemente esté desechando la posibilidad de milagros debido a su compromiso previo con el ateísmo, las afirmaciones de milagros se deben investigar una por una.

En el caso de la resurrección, hay cuatro hechos que están tan fuertemente confirmados históricamente que son ratificados por casi todos los estudiosos del tema, incluidos los escépticos. Los Dres. Gary Habermas y Michael Licona exponen esto en su libro, The Case for the Resurrection of Jesus (El caso de la resurrección de Jesús). Como se trata de una publicación de blog y no de un libro, solo explicaré brevemente cada hecho. Vea el libro de Habermas y Licona para una discusión exhaustiva, o para un resumen entonces el capítulo 21 en Keeping Your Kids on God’s Side, (Mantener a tus hijos del lado de Dios).

  1. Jesús murió por crucifixión.

La crucifixión de Jesús es referenciada por varias fuentes históricas no cristianas, como Josefo, Tácito, Luciano de Samósata y el Talmud judío.

  1. Los discípulos de Jesús creyeron que se levantó y se les apareció.

Habermas explica: “Existe un consenso virtual entre los estudiosos que estudian la resurrección de Jesús en el sentido de que, luego de la muerte de Jesús por crucifixión, sus discípulos realmente creyeron que se les apareció resucitado de entre los muertos. Esta conclusión ha sido analizada por datos que sugieren que 1) los mismos discípulos afirmaron que Jesús resucitado se les había aparecido, y 2) subsecuente a la muerte de Jesús por crucifixión, sus discípulos se transformaron radicalmente de personas temerosas y encogidas que lo negaron, y abandonaron en su arresto y ejecución, en proclamadores audaces del evangelio del Señor resucitado”.

Un escéptico puede afirmar que existen explicaciones naturales (a diferencia de las sobrenaturales) de lo que les sucedió a los discípulos, pero muy pocos niegan que los discípulos hayan experimentado algo que los llevó a enfrentar la muerte y la persecución de forma voluntaria.

  1. Pablo, el perseguidor de la iglesia fue cambiado de repente.

Pablo persiguió seriamente a la iglesia primitiva (Hechos 8: 3; 1 Corintios 15: 9; Gálatas 1:13; Filipenses 3: 6). Pero todo cambió cuando tuvo una experiencia con quien reconoció como el Jesús resucitado (Hechos 9). Después de esa experiencia, se convirtió a la fe cristiana y predicó incansablemente la resurrección de Jesús, y finalmente fue martirizado por sus afirmaciones.

  1. El escéptico Santiago, el hermano de Jesús, fue cambiado de repente.

Santiago no creía en Jesús durante el ministerio de Jesús (Marcos 3: 21,31; 6: 3-4; Juan 7: 5). Sin embargo, 1 Corintios 15: 7 dice que Jesús se le apareció a Santiago, y después de esta supuesta resurrección, Santiago fue descrito como un líder de la iglesia (Hechos 15: 12-21; Gálatas 1:19). Él también fue martirizado por esta creencia, tal como lo registran los escritos históricos tanto cristianos como no cristianos (Hegesipo, Clemente de Alejandría y Josefo).

Una vez más, estos son los hechos en los que prácticamente todos los académicos están de acuerdo… hechos que requieren una explicación y hechos que ni siquiera fueron considerados por Shermer.

      3. ¿Cuál es la mejor explicación para los hechos?

En el capítulo 22 de Keeping Your Kids on God’s Side, (Mantener a tus hijos del lado de Dios), presento siete teorías que las personas han ofrecido para explicar estos hechos:

  • Jesús solo pareció morir.
  • Los discípulos mintieron o robaron el cuerpo de Jesús.
  • Alguien distinto a los discípulos robó el cuerpo de Jesús.
  • Los testigos fueron a la tumba equivocada.
  • Las personas que vieron a Jesús estaban alucinando.
  • La gente inventó el cristianismo basado en mitos paganos.
  • Al esparcirse las enseñanzas, fueron embellecidas con detalles sobrenaturales.

Como muestro en el libro, ninguna de estas explicaciones se ajusta a todos los hechos históricos conocidos. Una resurrección sobrenatural, sin embargo, fácilmente explica por ellos.

Hay una sólida razón histórica para concluir que una resurrección sobrenatural es la mejor explicación de los hechos si no tienes un compromiso previo con el ateísmo.

Como concluye el teólogo Wolfhart Pannenberg, “La solidez histórica del testimonio cristiano [de la resurrección] plantea un desafío considerable a la concepción de la realidad que se da por sentado en la historia secular moderna. Hay razones buenas e incluso superiores para afirmar que la resurrección de Jesús fue un evento histórico y, en consecuencia, el Señor mismo es una realidad viva. Sin embargo, existe la innumerable experiencia repetida de que en el mundo los muertos no resucitan. Mientras este sea el caso, la afirmación cristiana de la resurrección de Jesús seguirá siendo un tema debatido, a pesar de todo argumento histórico sólido para su autenticidad”.

No espero que Scientific American llegue a la conclusión de que una resurrección sobrenatural se ajusta mejor a los hechos históricos porque es una publicación secular. Pero si les retaría para que en el futuro presenten un enfoque más razonable para abordar estos temas.

Dudo que eso ocurra.

Entretanto, si los padres cristianos pasaran el mismo tiempo hablando de estos temas con sus hijos como el que le dedican a buscar huevos de Pascua, no debe ser un asunto que nos preocupe.

¿Podemos hacer eso?

 


Natasha Crain administra su blog de apologética cristiana para padres, ChristianMomThoughts.com. Obtuvo su MBA en Marketing y Estadísticas en UCLA y consiguió un certificado de apologética cristiana de la Universidad de Biola. Actualmente reside en California con su esposo Bryan junto con sus tres pequeños hijos.

Blog Original: http://bit.ly/2CHSiFD

Traducido por Rudy Ordoñez Canelas

Editado por María Andreina Cerrada

Por Natasha Crain 

En mi último libro, Talking with Your Kids about God (Hablando con tus hijos sobre Dios), hay seis capítulos que se centran en el cruce entre la fe y la ciencia. Responden a las preguntas: ¿Puede la ciencia probar o refutar la existencia de Dios? ¿La ciencia y la religión se contradicen entre sí? ¿La ciencia y la religión se complementan entre sí? ¿Es Dios solo una explicación de lo que la ciencia aún no sabe? ¿Puede la ciencia explicar por qué las personas creen en Dios? ¿Y qué creen los científicos acerca de Dios?

Estuve particularmente emocionada de escribir estos capítulos porque sé cuán importante es, que estos temas sean comprendidos por los padres y los niños hoy en día, aun así, muchos de ellos no están seguros de cómo abordarlos. Sin embargo, en los últimos meses, una parte de los lectores con los que he hablado en eventos o en línea, me han dicho tímidamente que se saltaron esa sección del libro porque (estoy parafraseando) según ellos, la ciencia está fuera de su “zona de confort”.

Esto es profundamente preocupante; no que alguien omita una sección de mi libro, sino que los padres a menudo se resistan a participar en un tema de fe tan cuestionado hoy en día.

La creencia de que el cristianismo es anti-ciencia, se ha convertido en una razón principal por la cual muchos adultos jóvenes se estén alejando de la fe. Investigadores del Grupo Barna han descubierto que el 29 por ciento de los jóvenes entre los 18 y 29 años con antecedentes cristianos, señalan a las iglesias como entes que están “fuera de sintonía con el mundo científico en el que vivimos” y el 25 por ciento dice que “el cristianismo es anti-ciencia”. ” El hecho de que más de una cuarta parte de los niños de origen cristiano acepten esta narrativa dañina y falsa, debe levantar una gran bandera de preocupación en los padres cristianos.

¿Crees que este tema está siendo manejado o será manejado por el grupo de jóvenes de tu hijo? Piensa otra vez. La investigación de Barna también descubrió que solo un por ciento de los pastores jóvenes aborda cualquier problema relacionado con la ciencia en un año o tiempo determinado. La desconexión entre la necesidad y la respuesta a esa necesidad es enorme en este momento.

Eso significa que los padres deben asumir la responsabilidad de discutir estas preguntas con sus hijos. Pero hay cuatro cosas que creo que tendrán que suceder antes de que más padres lo hagan.

  1. Los padres tendrán que entender que no importa si nos preocupamos personalmente por la ciencia o no, nuestros hijos aún necesitan involucrarse en estos asuntos.

En mi experiencia hablando con los padres, creo que esta es la razón número uno por la cual la mayoría no está teniendo estas conversaciones: simplemente ellos no se preocupan personalmente por la ciencia. Ciertamente, nadie dice eso como la razón. Por lo general, los padres solo dicen que es algo que “deben analizar” o que es “demasiado complicado” (más sobre esto en el punto cuatro). Pero como sucede con la mayoría de las cosas en la vida, si realmente creemos que algo es importante para el bienestar de nuestros hijos, nos haremos cargo de la tarea. Cuidamos por necesidad.

Por ejemplo, mi hijo recientemente tuvo una reacción alérgica a los anacardos después de comer uno por primera vez. Entré en el modo de mamá médico e investigué todo lo que pude en línea para saber cómo ayudarlo mejor. ¿Hay mucha información sobre las alergias a los frutos secos? Sí. ¿Hay diferencias de opinión sobre qué hacer? Sí. ¿Me sentí abrumada al aprender todo esto? Absolutamente. ¿Por un minuto decidí que era muy difícil resolverlo, así que no iba a hacer nada para ayudarlo? Absolutamente no.

Te aseguro que normalmente no me preocupo por las alergias a los frutos secos; pero tan pronto supe que era importante para mi hijo que me educara sobre ello, me equipé. De la misma manera, no importa si nos “preocupa” la ciencia; la pregunta es si el conocimiento de la fe y las cuestiones científicas son importantes para nuestros hijos. La investigación (como señalé anteriormente) ha respondido eso con un sí inequívoco.

  1. Los padres tendrán que entender que no importa si a nuestros hijos les preocupa la ciencia o no, aún deben involucrarse en estos asuntos.

Un padre me dijo recientemente que sus hijos “simplemente no son científicos”. Dijo que están más metidos en las artes; por lo que no iba a tratar de entrar en los detalles de la problemática entre la fe y la ciencia, cuando eso no es un área de preocupación o interés para ellos.

Asumir que las preguntas acerca de la ciencia no afectarán la fe de sus hijos porque ellos no están involucrados en la misma, es un gran error. De hecho, creo que los niños que no se sumergen en la ciencia tienen la misma probabilidad de ser desafiados por estos problemas que los que sí lo hacen. ¿Por qué? Si carecen de interés en considerar personalmente los problemas en profundidad, simplemente pueden diferir a lo que parece culturalmente aceptado. La cultura dice que la ciencia y la fe son opuestas y tengo que elegir solo una. Bueno. La cultura dice que la ciencia ha refutado a Dios y que la fe es simplemente la aceptación ciega de algo sin evidencia. Creo que elegiré la ciencia porque no quiero sentir vergüenza.

¿Eso significa que todo niño necesita entender las complejidades del debate científico? De ningún modo. Pero como lo explico en mis capítulos sobre ciencia, todos deberían comprender los términos y conceptos claves en los que gira el debate y las suposiciones que se hacen al variar las visiones del mundo.

  1. Los padres tendrán que reconocer que las preguntas sobre la relación entre la fe y la ciencia son multifacéticas.

Si bien muchos padres se sienten abrumados ante la idea de aprender sobre cuestiones científicas, otros han simplificado demasiado el asunto. Veo esto mucho en grupos de Facebook. Alguien publica una pregunta sobre cómo su hijo comienza a cuestionar su fe debido a la “ciencia”, y en segundos, todos en el grupo han resuelto el problema pegando alegremente un enlace a la organización que defiende su punto de vista; sobre la edad de la tierra. No me mal interpreten: las preguntas sobre la edad de la tierra y de la evolución son extremadamente importantes (¡escribí ocho capítulos sobre esto en Keeping Your Kids on God’s Side (Mantener a los niños del lado de Dios), pero hay muchos contornos de la conversación más allá de esos temas en particular. Los niños que tienen conocimiento en una sola área, y solo una vista dentro de esa área, no tendrán la base necesaria para interactuar con el mundo de hoy.

  1. Los padres tendrán que aceptar que no tenemos que ser expertos en ciencias para ser guías conocedores.

Mi hija de nueve años se ha estado preparando para su primera competencia de piano. Después de escucharla practicar su pieza recientemente, muchas veces, me di cuenta que ella seguía luchando con los mismos errores. Ella insistió, sin embargo, que no había ningún problema. No pude captar dónde estaba el problema, así que le pedí que tocara la pieza mientras miraba la lectura de la música.

A pesar de que no toco el piano, he estado en bastantes de sus lecciones en los últimos tres años y he podido entender los conceptos básicos de cómo leer música. Puedo seguir y ver el ritmo, los silencios, la dinámica, etc. Cuando llegó a la parte del problema, dije: “¡Aquí! ¡Ésta es la parte que necesitas prestar atención!” Mi hija, que es muy independiente y nunca quiere ayuda con nada, no estaba exactamente muy contenta con mi dirección. Ella respondió: “No eres una experta en piano. ¡Ni siquiera sabes tocar el piano! ¿Cómo sabrías si algo está mal o dónde está mal?”

Es cierto que no soy una experta en piano, pero mi hija no entendió que no necesito ser una experta para ser una guía conocedora de ella. Había aprendido lo suficiente sobre los conceptos básicos y el marco teórico para mostrarle dónde estaban los problemas, aunque no pudiera sentarme y tocar la pieza yo misma.

De la misma manera, los padres no necesitan ser expertos en ciencia para ser guías conocedores de sus hijos en el cruce entre la fe y la ciencia. Pero muchos padres se “retiran” de la conversación porque simplemente no se sienten capacitados para tenerla. No hay razón para hacerlo. El hecho de que no pueda enseñar a sus hijos las complejidades de la teoría evolutiva (o cualquier otra cosa) no significa que no pueda estar equipado para guiar a sus hijos de una manera significativa y que honre a Dios.

Con un poco de motivación y esfuerzo, puedes aprender y mostrar cuán hermosa la ciencia describe la creación de Dios, no la refuta.

 


Natasha Crain es una bloguera, autora y oradora nacional que siente pasión por equipar a los padres cristianos para educar a sus hijos en la comprensión de cómo presentar un caso y defender su fe en un mundo cada vez más secular. Es autora de dos libros de apologética para padres: Talking with Your Kids about God (Hablando con tus hijos sobre Dios) (2017) y  Keeping Your Kids on God’s Side (Manteniendo a tus hijos del lado de Dios) (2016). Natasha tiene un Maestría en marketing y estadísticas en la UCLA y un certificado en apologética cristiana de la Universidad de Biola. Ex ejecutiva de mercadotecnia y profesora adjunta, vive en el sur de California con su esposo y sus tres hijos.

Blog Original: http://bit.ly/2G0YSoM

Traducido por Malaquias Toro Vielma

Editado por María Andreina Cerrada