¿Existió Jesús?

Por Evan Minton

No sé por qué, pero el 99% de los ateos con los que hablo por Internet sostienen la posición ridícula de que Jesús jamás existió. Pero bueno, son ateos. No espero que crean en la divinidad de Jesús. ¿Cómo podrían hacerlo? Si así fuera, no serían ateos. Serían cristianos. No. Aquí no me estoy refiriendo a creer en la divinidad de Jesús, sino a creer en Jesús como un personaje histórico. Esto es lo que me parece tan ridículo. Los que niegan el mito de Cristo se aferran a una hipótesis histórica que los convertiría en el hazmerreír de todas las universidades del mundo. Casi cualquier erudito de historia Antigua sostiene esta opinión, y los que forman parte de una minoría, de una minoría, de una minoría son vistos justamente como charlatanes. Por cierto, los que creen que Jesús fue una figura histórica de carne y hueso no son cristianos. Los eruditos ateos y agnósticos también creen que Jesús fue una figura histórica. Bart Ehrman, un agnóstico y uno de los críticos más directos del cristianismo, cree que Jesús fue una persona histórica de carne y hueso. Él escribe: “Creo que la evidencia de que Jesús existió es tan abrumadora, que es necio afirmar lo contrario. No conozco a nadie que sea un historiador responsable, que esté entrenado en el método histórico, o cualquiera que sea un erudito bíblico y que esa es su fuente de trabajo, que le da crédito absoluto a todo eso”. 

¿Por qué es este el caso? ¿Por qué casi todos los eruditos de la historia antigua creen que Jesús fue una figura de carne y hueso en la historia? La evidencia de la historicidad de Jesús, ¿es tan abrumadora como lo dice el erudito agnóstico Bart Ehrman? Veamos.

*La existencia de Jesús está mucho más que ampliamente certificada en fuentes seculares, fuentes extra bíblicas no cristianas y en los documentos neo testamentarios.

Jesús aparece mencionado en muchísimas fuentes en el primer siglo y en los comienzos del segundo. Por ello, resulta absurdo aseverar que Él jamás existió. ¿Cuáles son esas fuentes? Bien, tenemos los evangelios y las epístolas del Nuevo Testamento. Pero todos ya los conocen, así que no los voy a citar. En cambio, voy a citar meramente las fuentes extra bíblicas no cristianas.

1: Flavio Josefo

Josefo menciona a Jesús (y a otros personajes del Nuevo Testamento) en sus escritos. En “Antigüedades de los judíos” de Flavio Josefo (escrito en el año 90 D.C.), Josefo escribe:

“Aproximadamente en aquellos días existía un tal Jesús, un hombre sabio, si es válido llamarlo hombre, pues era un hacedor de maravillas, un maestro de hombres que recibían la verdad con agrado. Él atraía a muchos de los judíos y a muchos de los gentiles. Lo llamaban el Cristo y cuando Pilatos, atendiendo la sugerencia de los principales de entre nosotros lo había condenado a la cruz, los que le amaron desde el principio no lo abandonaron; se les apareció resucitado al tercer día, tal como los profetas divinos lo habían predicho, al igual que otras diez mil cosas sorprendentes que dijeron de Él. La existencia de los cristianos, nombre que tomaron de Él a partir de entonces, aún continúan hasta nuestros días”.

“Antigüedades de los judíos”, 18.3.3

Segundo, en el Libro 20 existe lo que podría llamarse una breve referencia a Jesús en un párrafo que describe el asesinato del hermano de Jesús, Santiago, en manos del sumo sacerdote Ananus.

“Pero como dijimos, el joven Ananus quien recibió el sumo sacerdocio, era de un temperamento valeroso y excepcionalmente audaz; él era partidario de los saduceos, quienes eran severos en impartir juicio sobre todos los judíos, como ya lo hemos demostrado. Puesto que Ananus era de semejante temperamento, pensó que ahora tenía una gran oportunidad ya que Festo estaba muerto y Albino estaba aún en camino; así que formó un concilio de jueces, y trajo ante ellos al hermano de Jesús, el llamado Cristo, cuyo nombre era Santiago, junto con otros; y habiéndoles acusado de infractores, los entregó para que fueran apedreados”.

Aquí tenemos una Fuente secular primitiva que menciona a Jesús y a un puñado de seguidores que claramente creían que Él era el Mesías (o el Cristo) prometido de su religión judía. También menciona a Poncio Pilato y dice que Jesús fue crucificado por Poncio Pilato conforme a la sugerencia del Sanedrín judío. Esta es una evidencia no cristiana y no bíblica bastante buena que afirma la existencia de Jesús, la existencia de Poncio Pilato, que Jesús tenía un puñado de seguidores que lo consideraban el Cristo, y que el Sanedrín trajo a Jesús ante Poncio Pilato y que él lo condenó a morir en una cruz. Josefo también afirma que Jesús tuvo un hermano llamado Santiago que fue asesinado por el Sanedrín.

“¡PERO!” El que cree que Cristo es un mito podrá protestar. Este pasaje ha sido interpolado obviamente por un cristiano. Josefo era judío, no era cristiano. Y, sin embargo, dice cosas como “Él era el Cristo” y “él se les apareció resucitado el tercer día”. Por tanto, no podemos incluir este pasaje de Josefo porque no era un pasaje genuino que él escribió. Era más probable que fuera escrito por un escriba cristiano que incluyó este pasaje a fin de evangelizar a la gente de forma subliminal. ¿Pero tienen razón los escépticos? ¿En verdad este pasaje no es una evidencia histórica para comprobar la existencia de Jesús? Hay algunas cosas qué considerar.

Primero, son muy pocos los eruditos que creen que el pasaje entero fue inventado por un cristiano. Ciertamente, es indiscutible que ha habido interpolaciones en este pasaje, pero eso no quiere decir que todo fue inventado. La mayoría de los eruditos creen que hubo un pasaje original acerca de Jesús incluido en el testimonio flaviano, pero que fue modificado sutilmente por un escriba cristiano.

Existen muy buenas razones por las que los eruditos han adoptado la teoría de la “autenticidad parcial”.

1: Un buen fragmento del texto está escrito en el estilo dramático y el vocabulario de Josefo. O sea, los fragmentos que se cree que son originales de Josefo reflejan su estilo típico de escritura.

Christopher Price escribió: “Tal vez, el factor más importante que lleve a la mayoría de eruditos a aceptar la posición de la autenticidad parcial sea que una parte sustancial del TF refleja el lenguaje y el estilo de Josefo. Además, cuando aparecen las referencias obvias del cristiano —las cuales son ricas en vocablos del Nuevo Testamento y el lenguaje que no se encuentra en el centro— son eliminadas o restauradas al original, el resto del pasaje central es coherente fluye apropiadamente. Podemos tener la confianza de que hubo una referencia mínima a Jesús… pues una vez que las secciones claramente cristianas son eliminadas, el resto tiene un buen sentido gramatical e histórico. Las palabras peculiarmente cristianas están conectadas entre paréntesis a la narrativa; por tanto, son gramaticalmente libres y pudieron ser fácilmente insertadas por un cristiano. Estas secciones, además, están interrumpidas y cuando son eliminadas, el flujo de pensamiento es mejorado y más armonioso”.

Graham Stanton afirma que una vez que se eliminan las adiciones cristianas obvias, los comentarios restantes son consistentes con el vocabulario y el estilo de Josefo.” (Stanton, The Gospels and Jesus (Los Evangelios y Jesús), página 143).  El estudio más reciente y completo del testimonio flaviano fue realizado por John P. Meier in A Marginal Jew, Volumen 1. Según afirma Meier, “muchas palabras clave y frases del testimonio están ausentes del NT o se usan en él y son completamente diferentes; en cambio, casi todas las palabras del centro del testimonio se encuentran en otras partes de la obra de Josefo –de hecho, la mayoría del vocabulario resulta ser característico de Josefo” (Meier, op. cit., página 63).

  1. La referencia a Santiago, el hermano de Jesús sugiere una referencia anterior a la de Jesús.

La validez de la referencia de Josefo al martirio de Jacobo aumenta la probabilidad de que el TF también es válido. En la referencia que Josefo hace de Santiago, nombra a Jesús como “el llamado Cristo” sin más explicaciones. Eso es todo lo que dice. Cuando se refiere a Santiago, dice que él es el hermano de “Jesús, el llamado Cristo”. Josefo no da más explicaciones de quién era Jesús, qué hacía, no hace referencia a su muerte ni a su resurrección de entre los muertos, no hace mención de milagro alguno, ni nada por el estilo. Todo lo que dice es que Santiago es el hermano de Jesús. La manera en que se lee el pasaje sobre Santiago parece como si Josefo estaba presuponiendo que sus lectores ya sabían de quién estaba hablando. Esto tendría sentido si el Testimonio Flaviano fuera un pasaje legítimo. Porque en ese pasaje, Josefo ya explicó brevemente quién era este Jesús y lo que él hacía, de modo que cuando sus lectores llegaran al pasaje sobre Santiago, ya no sería necesaria ninguna explicación. No obstante, la falta de elaboración de Josefo en cuanto a quién era Jesús en el pasaje sobre Santiago no tendría ningún sentido si no hubiera una explicación anterior de quién era él, como en el Testimonio Flaviano. A propósito, nadie duda de que la referencia que Josefo hace de Santiago sea auténtica.

Por estas dos razones y varias más, la mayoría de los eruditos creen que el testimonio flaviano de Josefo es un pasaje genuino, aun cuando es obvio que algún escriba cristiano cambió unas pocas líneas aquí y allá. Para obtener más información sobre el motivo por el cual el pasaje de Josefo fue interpolado parcialmente en vez de ser inventado completamente, haga clic en la URL que aparece a continuación.

“Did Josephus Refer To Jesus?” by Christopher Price — http://bede.org.uk/Josephus.htm

La Mona Lisa

Este tema surgió de una charla dada por el Dr. Timothy McGrew. La conferencia trataba sobre la evidencia extra bíblica que indicaba la confiabilidad histórica del Nuevo Testamento. A propósito, puede escuchar esta charla en YouTube. De todos modos, Tim McGrew colocó una fotografía de la Mona Lisa. La Mona Lisa tenía un bigote, y él la comparó con las interpolaciones del pasaje de Josefo sobre Jesús con la Mona Lisa con bigotes. Dijo:

“Esta no es una pintura de Leonardo da Vinci y si las luces no fueran tan brillantes, pueden ver el porqué. Se parece un poquito a la Mona Lisa… pero… tiene bigotes y un poco de barbita. ¿Deberíamos concluir, entonces, que no hubo una pintura original? ¿O deberíamos concluir que hubo y que hay algo que le ha sido agregado… por la mano de otro? ¿Qué deberíamos hacer con un bigote en la Mona Lisa? Bien, afortunadamente en 1971, Shlomo Pines publicó algunos trabajos que estuvo realizando sobre un manuscrito árabe que contenía este pasaje.”

Y en este texto árabe es donde encontramos el pasaje sin los fragmentos confusos que parecen interpolaciones cristianas.

“cuya conducta era buena, y era conocido por ser virtuoso. Mucha gente de entre los judíos y de otras naciones se convirtieron en sus discípulos. Pilato lo condenó a la crucifixión y a la muerte, y aquéllos que eran sus discípulos no abandonaron su lealtad para con él. ELLOS INFORMARON que se les apareció 3 días después de su crucifixión. En consecuencia, creían que él era el Mesías tal como los profetas lo habían dicho” (énfasis mío)

Tim McGrew entonces le preguntó a la audiencia: “¿Ven la diferencia? Mi suposición es (y esta opinión es la de la mayoría de los eruditos) es que el pasaje fue escrito originalmente por Josefo como lo tenemos en este texto árabe… y luego, algún escriba cristiano no pudo resistir el impulso de ponerle un bigote en la Mona Lona. Él no se dio cuenta de que lo que estaba haciendo provocaría dudas en cuanto a la autenticidad del informe de este pasaje genuino y en el del mismo Josefo. Al igual que en la Mona Lisa, nuestra inferencia es que en verdad hubo un original y no fue inventado por la persona que le agregó el bigote y la barba. Nuestra mejor suposición con respecto al testimonio es que Josefo realmente lo escribió y que fue interpolado. Y afortunadamente, hemos descubierto un texto que nos muestra por qué la mayoría de los eruditos piensa más o menos que de esa manera fue lo que sucedió”.

2: Tácito

Otro documento secular es “Anales” de Cornelio Tácito. En Anales 15.44. Tácito relata el incendio de Roma hasta sus cimientos y dice que todos culparon a Nerón por quemar la ciudad. Nerón trató de echarle la culpa a los cristianos, y por ello, comenzó a perseguirlos. Los Anales de Tácito datan del año 115 D.C.

“Pero no toda la ayuda que pudiera venir del hombre, ni todas las recompensas que el príncipe pudiera conceder, ni todas las expiaciones que pudieran presentarse a los dioses servían de nada para librar a Nerón de la infamia de suponer que él ha ordenado la conflagración, el incendio de Roma. Por tanto, para acallar los rumores, falsamente acusó y luego castigó a los cristianos, quienes fueron aborrecidos por sus enormidades. Cristo, el fundador del nombre, fue llevado a la muerte por Poncio Pilato, procurador de Judea en el reinado de Tiberio: pero la superstición perniciosa que había sido reprimida por un tiempo, volvió a desencadenarse, no solo por toda Judea donde se originó el daño, sino también por toda la ciudad de Roma, donde todo lo repugnante y vergonzoso que surge de todas partes del mundo encuentra su centro y se vuelve popular. Por lo tanto, primero se arrestaron a todos aquellos que eran declarados culpables; luego, tras su declaración, una inmensa multitud fue acusada, no tanto por el crimen de quemar la ciudad, sino por su odio a la humanidad”.

De Nuevo, Jesús y Poncio Pilato son mencionados en documentos seculares. Tácito afirma que Jesús existió y que fue crucificado por Poncio Pilato. Luego, declara que el movimiento que surgió después de Jesús se apagó por un tiempo, luego volvió a estallar originándose en Judea, y luego se extendió a Roma. El Nuevo Testamento afirma lo mismo; Jesús existió, fue crucificado por Pilato, sus seguidores se mantuvieron en silencio durante los 50 días siguientes y luego en Pentecostés, comenzaron a diseminar el evangelio por todo el mundo antiguo. Y a diferencia del pasaje de Josefo, nadie debate sobre este pasaje de Tácito. Todos reconocen que este pasaje de los Anales de Tácito es auténtico.

3: Plinio el Joven

Plinio el Joven (62?-c.113 D.C.) fue el gobernador de Bitinia. Su correspondencia con el emperador Trajano en el 106 D.C. incluía un informe sobre los procedimientos contra los cristianos. En una nota explayada a su supervisor, Plinio explicaba que él forzaba a los cristianos a “maldecir a Cristo, a lo que un verdadero cristiano no se le puede inducir a hacer”. También describía sus acciones y prácticas:

“Ellos afirmaban, sin embargo, que toda su culpa, o todo su error era que tenían el hábito de reunirse en un cierto día establecido antes de rayar el alba, cuando cantaban en versos alternativos un himno a Cristo como si fuese a un dios, y se obligaban bajo un juramento solemne a no realizar ninguna acción infame, excepto a no cometer fraude alguno, robo, adulterio, a nunca falsificar su palabra, a no negar la fe si eran llamados a testificar”.

Kyle Butt, autor de muchos artículos en Apologetics Press, afirmó lo siguiente con respecto al pasaje de Plinio que acabo de citar. Esto es lo que Kyle Butt de Apologetics Press escribió.

“Plinio utilizó el vocablo ‘cristiano’ o ‘cristianos’ siete veces en su carta, corroborándolo de ese modo como un vocablo generalmente aceptado que era reconocido tanto por el imperio romano como por su emperador. Plinio, además, usó el nombre de “Cristo” tres veces para referirse al iniciador de la “secta”. Este es el caso innegable de que los cristianos, con Cristo como su fundador, se habían multiplicado de manera tal que atrajo la atención del emperador y de sus magistrados en los días en que Plinio escribió la carta a Trajano. A la luz de esta evidencia, resulta imposible negar el hecho de que Jesucristo existió y que fue reconocido por los más altos funcionarios dentro del gobierno romano como una persona real e histórica”. – Kyle Butt, Apologetics Press, del artículo titulado: “The Historical Christ–Fact or Fiction?” (El Cristo histórico: ¿hecho o ficción?)

4: Celso

Celso, un filósofo pagano del Segundo siglo, produjo un ataque vehemente al cristianismo con el título de “El discurso verdadero” (en el año 178 D.C.). Celso argumentaba que Cristo le debía su existencia al resultado de la fornicación entre María y un soldado romano llamado Pantera. Cuando este Jesús creció, comenzó a corretear por Palestina haciendo afirmaciones extravagantes de la divinidad. Celso nos dice que debido a las afirmaciones descabelladas de Jesús acerca de sí mismo, disgustó a las autoridades judías con tal intensidad que lo mataron. A pesar de que Celso ridiculizaba duramente a la fe cristiana, jamás fue tan lejos como para sugerir que Jesús no existió.

5: Mara bar-Serapión

Mara bar-Serapión fue un sirio que escribió sobre Jesucristo en algún momento del año 73 D.C. Dejó un manuscrito de herencia a su hijo Serapión.

“¿Qué ganaron los atenienses con matar a Sócrates? La hambruna y las plagas vinieron sobre ellos como un juicio por su crimen. ¿Qué ganaron los hombres de Samos con quemar a Pitágoras? En un momento, su tierra fue cubierta por arena. ¿Qué ganaron los judíos con ejecutar a su rey sabio? Fue después de aquello que su reino fue abolido. Dios vengó con justicia a estos tres hombres: los atenienses murieron de hambre; los samianos fueron abrumados por el mar; los judíos, arruinados y expulsados de su tierra, viven en una total dispersión. Pero Sócrates no murió por hacer el bien; él siguió viviendo en las enseñanzas de Platón. Pitágoras no murió por hacer el bien; él siguió viviendo en la estatua de la diosa Hera. Tampoco el rey sabio murió por hacer el bien; Él siguió viviendo en las enseñanzas que había impartido”.

Esta referencia revela varios puntos clave:

1) Jesús era considerado un rey sabio.

2) Jesús fue asesinado.

3) Las enseñanzas de Jesús perduraron.

Varios de los que sostienen que “Cristo es un mito” han tratado de argumentar que el “rey sabio” al que Mara se está refiriendo es Jesús, pero esto es realmente un argumento patético. En aras de la brevedad, no abordaré en profundidad las objeciones al pasaje de Mara bar-Serapión, pero James Patrick Holding trata estos argumentos en la siguiente URL.

http://tektonics.org/jesusexist/serapion.php

En conclusión

Por amor a la brevedad, no podría profundizar en todas las fuentes seculares que mencionan a Jesús. Pero hay una lista de todas las fuentes históricas que lo mencionan.

Fuentes seculares: Josefo, Tácito, Plinio el Joven, Luciano, Phlegon, Celso, Mara Bar Serapión, Suetonio y Talo

Fuentes del Nuevo Testamento:   Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, el autor de Hebreos, Santiago, Pedro y Judas.

Fuentes cristianas no bíblicas: Clemente de Roma, Clemente 2, Ignacio de Antioquía, Policarpo, El martirio de Policarpo, Didaché, Bernabé, El pastor de Hermas, Fragmentos de Papias, Justino Mártir, Arístides, Atenágoras, Teófilo de Antioquía, Cuadrado, Aristón de Pella, Melitón de Sardes, Diogneto, El evangelio de Pedro, El apocalipsis de Pedro y Epistula Apostolorum.

Escritos heréticos: El evangelio de Tomás, El evangelio de la verdad, El libro apócrifo de Juan y El tratado de la resurrección.

Tenemos abundancia de evidencias históricas para probar la existencia de Jesús de Nazaret. De hecho, la cantidad de evidencias históricas es impactante considerando lo poco clara que era su persona. Él tuvo, como mucho, un ministerio público de tres años. Sin embargo, ¡a Él se lo menciona en más fuentes que al emperador romano! Si tomas en cuenta todas las fuentes no cristianas que mencionan a Jesús, ¡a Él se lo menciona en una fuente más que el emperador romano César Tiberio! Si contamos las fuentes cristianas (incluyendo los documentos del Nuevo Testamento), ¡Jesús le gana al César 42 a 10! Si consideras a Jesús una persona mitológica a la luz de estas evidencias históricas, es posible que crea lo mismo sobre César Tiberio, ya que tenemos más pruebas que confirman la existencia de Jesús que de César Tiberio. Afirmar que Jesús es un mito y que César Tiberio era una persona real es ser inconsistente.

Ahora bien, ¿por qué esto es importante? Porque cuando los historiadores examinan la historia, utilizan ciertas pruebas de autenticidad. Si un pasaje de un libro de historia pasa una de estas “pruebas”, entonces el historiador concluye que, con mayor probabilidad, el acontecimiento registrado es más verdadero que falso. Existen muchas de estas pruebas, pero la que estoy utilizando en esta publicación se conoce como “El principio de varios testigos”. El principio de varios testigos dice que, si se menciona un acontecimiento en más de una fuente, y si las fuentes no se apoyan mutuamente, entonces es mucho más probable que ese acontecimiento realmente sucedió. Cuanto más se mencione un acontecimiento registrado, mucha mayor certeza habrá de que el acontecimiento registrado en ese documento es verdadero. ¿Por qué? Porque cuanto más independientes sean las fuentes en que algo se encuentre, habrá muchísimas menos probabilidades de que TODAS esas personas involucradas se inventaran exactamente esa misma historia.

Aquí estoy aplicando el principio de varios testigos a la existencia de Jesús de Nazaret. Jesús aparece mencionado en tantas fuentes independientes primitivas, que resulta irracional aseverar que TODAS estas personas se inventaran este mismo personaje ficticio… y luego proseguir hablando como si fuera real.

Además de eso, varias de estas fuentes son fuentes hostiles, pues no solo son neutrales a las afirmaciones de la fe cristiana, sino que incluso ridiculizan a Jesús, de hecho. Estas serían fuentes como las de Tácito y Plinio el Joven. Estas fuentes hacen que sus relatos sean históricamente ciertos debido al principio del testimonio del enemigo.

Objeción: Pero estas no son fuentes contemporáneas. ¡Estas son fuentes secundarias tardías! ¡Muéstreme fuentes contemporáneas o de lo contrario, no voy a creer que Jesús existió!

Ah, sí. El viejo argumento desgastado de “No hay relatos contemporáneos de Jesús”. En realidad, sí tenemos relatos contemporáneos de Jesús: se conocen como los Evangelios. Tal como lo he mencionado en otras publicaciones, tenemos buena razón para creer que la vasta mayoría de los documentos del Nuevo Testamento fueron escritos antes del 60 D.C. Pero aun si fuera cierto que no existieran relatos contemporáneos de Jesús, ¿qué demostraría? ¿Sería esa la prueba de que Jesús jamás existió? Difícilmente. En verdad no tenemos ninguna evidencia histórica contemporánea para muchos de los personajes de la historia, pero sabemos que existieron ya que los estudios históricos pueden compensar con técnicas tales como las “declaraciones de intereses” y la corroboración independiente. Tenemos 9 fuentes seculares en cuanto a la existencia de Jesús (las obras de Josefo, Tácito, Plinio, etc.) que aunque no eran relatos contemporáneos, aún son confiables dado que no se encuentran tan lejos de los acontecimientos sobre los que informaron; y en cuanto a los evangelios, los cuales son relatos contemporáneos, son rechazados a priori ya que fueron escritos por personas que creían en Jesús y son presuntamente partidistas (aunque casi todos los que escriben sobre historia tienen algún tipo de partidismo). Además, el tipo de partidismo que tenían los escritores del Nuevo Testamento era el de no decir nada sobre Jesús ni de todas las cosas que hizo ya que eso provocaba que los echaran de sus sinagogas, que fueran torturados y asesinados.

Por alguna razón, el hecho de que sea un relato no contemporáneo no quiere decir que no sea una fuente confiable. Los relatos secundarios, aunque no sean altamente estimados por un historiador como relatos de primera mano o como el de un testigo ocular, no son considerados inútiles. Con respecto a algunos acontecimientos y personas de la historia, lo único que tenemos son relatos secundarios. ¿Entonces, vamos a concluir que nunca ocurrieron? Por supuesto que no. Sin embargo, eso es lo que hacen los que sostienen que Cristo es un mito cuando se trata de la vida y la muerte de Jesús. Rechazan todos los relatos secundarios (Josefo, Tácito, Plinio) y también rechazan los relatos contemporáneos que sí tenemos (es decir, los evangelios). ¿Acaso no son conscientes del hecho de que los historiadores no necesitan relatos contemporáneos para la historia reconocida? (Si crees que es así, entonces tendrás que volver a escribir la mayoría de lo sucedido en la historia). Ellos aceptan tanto la historia de primera mano como los relatos secundarios, entre otros factores.

Además, lo que sucede con Josefo y Tácito es que, aunque ellos no vivieron cuando Jesús estaba en esta tierra, sí vivieron cuando aún estaban los que sí lo conocieron y ellos podían hablarles de Él (Jesús, según afirman prácticamente todos los eruditos, fue crucificado entre los años 30 D.C. o 33 D.C. y Josefo nació en el año 37 D.C.). He utilizado una analogía de mí hablando sobre Richard Feynman, un físico estadounidense muy conocido por su trabajo en la mecánica cuántica y quien ayudó en el desarrollo de la bomba atómica. Aunque yo nací después de que él murió (Feynman falleció en 1988 y yo nací en 1992), estoy lo suficientemente cercano a los acontecimientos como para que sean relevantes. Después de todo, estoy creciendo en una época en que los adultos que sí conocieron a Richard Feynman aún viven, y ellos pueden hablarme acerca de él (solo haga de cuenta por un momento que no tengo grabaciones en video; Josefo tampoco las tuvo como para continuar). ¿Está diciendo que mi testimonio sobre Feynman debe ser invalidado porque yo no fui un contemporáneo de él, aun cuando tengo padres, abuelos y amigos de mis padres que fueron contemporáneos de Feynman y de quienes pude conseguir toda mi información? Absurdo. Mi punto es que, ellos son lo suficientemente cercanos a los acontecimientos como para que sean fuentes relevantes, y casi todos los eruditos de la materia aceptan el testimonio de ellas como evidencia válida en cuanto a la historicidad de Jesús, incluyendo los eruditos que no son cristianos (así que podemos estar seguros de que no tienen un fundamento teológico que triturar).

Objeción: ¿Por qué no hay más fuentes?

Algunos escépticos se quejan de que no hay más fuentes históricas que mencionan a Jesús. Ellos argumentan que, si Jesús hubiera sido un individuo tan influyente como dicen los evangelios, tendría que haber muchos más documentos históricos que lo mencionen. De las fuentes seculares, solo tenemos 9 que mencionan a Jesús. De allí, argumentan que Él no existió o que no fue tan influyente como lo dice la Biblia.

Por alguna razón, son muy pocos los documentos de la historia antigua que sobrevivieron hasta nuestros días. Tal como Ryan Turner -quien trabaja como escritor para la CARM (Ministerio de Investigación y Apologética Cristiana)- lo expresó en un artículo en Carm.org: “Hay una cantidad de escritos antiguos que se han extraviado, incluyendo el 50% de la obra del historiador romano Tácito, todos los escritos de Talo y Asclepíades de Mendes.  De hecho, el secretario de Herodes el Grande, Nicolás de Damasco escribió una historia universal de la historia romana, que constaba de casi 144 libros de los cuales, ninguno ha sobrevivido. Basado en la evidencia textual, no hay razón alguna para dudar de la existencia de Jesús de Nazaret”.

La cuestión es que es posible que haya habido más documentos seculares que hablaban de Jesús de los que conocemos. Pero lo más probable es que se hayan deteriorado, destruidos o aún no han sido descubiertos por los arqueólogos. Si los documentos no se copiaran una y otra y otra vez a un paso lo suficientemente rápido, es probable que no hubieran sobrevivido durante 2.000 años. Además, la evidencia que tenemos de Jesús aún es bastante fehaciente. Su existencia ha quedado muy, muy, muy, muy, muy ampliamente demostrada en 9 fuentes seculares, 9 fuentes bíblicas, 20 fuentes cristianas no bíblicas y 4 fuentes heréticas.

Ahora bien, los historiadores se consideran extraordinariamente afortunados cuando encuentran 2 fuentes independientes que hacen mención sobre algo, pero con respecto a la existencia de Jesús, ¡tenemos 42! Algunas de ellas son fuentes contemporáneas; otras, secundarias. Tenemos que preguntarnos: ¿en verdad es racional creer que semejante individuo es un personaje ficticio cuando tantos historiadores escribieron sobre él? La existencia y crucifixión de Jesús se mencionan en numerosas fuentes independientes y primitivas. Es posible que existan más de las que ya conocemos, pero están erosionadas debido al hecho de que eso sucede con los documentos que perduran miles de años.

Objeción: Jesús es una copia de los mitos paganos

Otro argumento que esgrimen los que están a favor de que “Cristo es un mito” es que Jesús fue solamente una copia de los dioses paganos. Citan las “similitudes” entre los dos y afirman que el cristianismo es simplemente una religión plagiada de los mitos paganos primitivos. Teóricamente, vamos a suponer que creemos que Jesús fue sólo un mito y no un individuo de carne y hueso verdadero e histórico. Ya he escrito dos artículos diferentes señalando lo absurdo de este argumento, así que no voy a hablar de ello aquí. En cambio, le sugiero que lea estas publicaciones del blog, y podrá verlas cuando tenga el tiempo para hacerlo.

1: Is Jesus A Copy Of Pagan Myths? (¿Es Jesús una copia de los mitos paganos?)

2: Cartoons and Comics That Plagiarized Christianity (Satire) (Caricaturas y comics que plagiaron el cristianismo (sátira).)

En conclusión: que “Cristo es un mito” es absurdo. Jesús obviamente existió, al igual que otros personajes del Nuevo Testamento. Puedes creer que Jesús fue solo un hombre común si lo deseas, pero afirmar que Él ni siquiera existió es simplemente ridículo. El debate entre los eruditos de la historia antigua no es: “¿Existió Jesús?” No. El debate es: “¿Fue Jesús más que un hombre? ¿Él dijo lo que dicen los evangelios que dijo? ¿Se levantó de los muertos?” Estas preguntas son temas de debate entre los eruditos. Pero la existencia histórica de Jesús se da por sentado. ¿Y por qué no debería serlo? Ya ha visto la evidencia.

Si desea estudiar este tema con más detalles de los que yo he presentado aquí, vea el libro de James Patrick Holding “Shattering The Christ Myth” (Deshaciendo el mito de Cristo), como también el libro de Bart Ehrman titulado: “Did Jesus Exist?” (¿Existió Jesús?).


Evan Minton es un apologista cristiano y bloguero en Cerebral Faith (www.cerebralfaith.blogspot.com). Es el autor de “Inference To The One True God” (Inferencia al único Dios verdadero) y “A Hellacious Doctrine” (Doctrina infernal) . Ha participado en varios debates que pueden ser visto en la sección “Mis debates” de Cerebral Faith. El Sr. Minton vive en Carolina del Sur, EE. UU.

Traducida por Natalia Armando.

Editado por María Andreina Cerrada.

Blog Original: http://bit.ly/2DD2a5N

 

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