¿Puede un cristiano perder su salvación? Un análisis de los pasajes de advertencia en Hebreos

Por Dr Jonathan McLatchie

Un punto importante de controversia en relación con el libro de Hebreos es si un creyente genuino puede perder su salvación, o si el alejamiento de la fe simplemente evidencia el hecho de que uno nunca había llegado a participar verdaderamente de la fe en Cristo. En el centro de esta controversia están los pasajes de advertencia, que se encuentran en Hebreos 2:1-4, 3:7-4:13, 5:11-6:12, 10:19-39 y 12:14-29. El propósito de este artículo es evaluar la evidencia bíblica, con un enfoque particular en el libro de Hebreos, sobre si un cristiano profeso que se aleja de la fe pierde su salvación.

Un principio fundamental de la hermenéutica bíblica es que los pasajes poco claros deben interpretarse siempre a la luz de los textos más claros. Esto se desprende de la premisa de que los textos bíblicos, al ser de inspiración divina, aunque compuestos por diferentes autores, son una unidad. Es decir, son internamente consistentes en todo lo que enseñan. Por lo tanto, al interpretar textos difíciles y muy debatidos del libro de Hebreos, debemos preguntarnos primero qué enseñan el resto de las Escrituras sobre este tema. Lo ideal sería analizar otros libros del mismo autor, para que nos ilumine el significado pretendido que probablemente tenga el libro que nos interesa. Desafortunadamente, la autoría de Hebreos es muy debatida entre los académicos del Nuevo Testamento y no se ha alcanzado un consenso claro. Sin embargo, independientemente del autor o autores reales, el texto muestra indicios de reflejar el pensamiento paulino, y es muy probable que fuera compuesto por un asociado de Pablo, si no por el mismo. [i] Un examen del corpus paulino, por tanto, puede darnos una idea de la teología más amplia del autor de Hebreos. A continuación, debemos examinar el propio libro de Hebreos para determinar si otros textos, además de los pasajes de advertencia que estamos investigando, aportan luz a la cuestión que nos ocupa. Por último, nos corresponde analizar el contexto de cada uno de los cinco pasajes de advertencia, y cómo encajan en el flujo argumental general del libro de Hebreos.

Breve estudio del Nuevo Testamento como un todo

Se podría escribir mucho sobre lo que el Nuevo Testamento tiene que decir sobre la seguridad eterna. Sin embargo, como el enfoque de este artículo es el libro de Hebreos, mantendré mis comentarios breves. Varias afirmaciones en los evangelios parecen indicar firmemente que uno no puede perder su salvación. Por ejemplo, Jesús afirmó que “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera … Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que Él me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final.” (Juan 6:37-40). Thomas R. Schreiner observa que “el paralelismo establece que venir y creer son sinónimos. Así, decir que aquellos que El Padre da, ‘vendrán’ al Hijo significa también que ‘creerán’ en el Hijo”[ii]. Jesús también afirmó que “Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final” (Juan 6:44). Las dos referencias a “lo” en este versículo se refieren claramente al mismo individuo, es decir, al que fue traído. La implicación es que el que es traído será finalmente resucitado en el último día. Jesús continúa diciendo, “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen;  y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano.  Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre.” (Juan 10:27-29). En griego, la frase que denota “jamás perecerán” es οὐ μὴ ἀπόλωνται εἰς τὸν αἰῶνα. La expresión οὐ μὴ es un doble negativo, usado en griego para enfatizar. Por lo tanto, se puede traducir mejor “nunca jamás perecerán”. De nuevo, esto apoya la doctrina de la seguridad eterna.

Un posible contraejemplo que se puede dar a estos textos en los evangelios es la caída de Judas, uno de los Doce. Sin embargo, Juan 6:64-65 sugiere que Judas no era un auténtico creyente incluso antes de su traición a Jesús: “Pero hay algunos de vosotros que no creéis. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que le iba a traicionar. Y decía: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre.” El uso de la expresión “Διὰ τοῦτο…” (“Por eso os he dicho”) enlaza el verso 65 con el 64, indicando que la razón por la que Jesús sabía de antemano quiénes abandonarían la fe es porque él preconocía a quiénes les había concedido el Padre la capacidad de venir a Jesús. El episodio del lavamiento de los pies en la última cena añade más respaldo a la idea de que Judas de hecho, no era un creyente antes de la traición: “Jesús le dijo: El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y vosotros estáis limpios, pero no todos.” (Juan 13:10).

Múltiples textos fuera de los evangelios también apoyan la doctrina de la seguridad eterna. En 1 Juan 2:19, el apóstol Juan también habla de los falsos profetas, diciendo, “Salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron, a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros.” Esto es consistente con el punto de vista de que caer no es una pérdida de la salvación, sino más bien una evidencia de que uno nunca ha caminado verdaderamente con Cristo. La única interpretación alternativa viable de este texto es leerlo como que “salieron de nosotros porque ya no eran de nosotros” Sin embargo, esto es un alegato especial, ya que la palabra griega οὐκέτι (“ya no”) está completamente ausente en este pasaje.

Pedro señala que los creyentes “sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.” (1 Pedro 1:5). La frase “ sois protegidos” (φρουρουμένους) expresa el concepto de que la herencia del creyente es preservada por Dios. Sin embargo, 2 Pedro también contiene un pasaje de advertencia contra la caída que no es diferente de los que se encuentran en Hebreos (2 Pedro 2:20-22): “Porque si después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera viene a ser peor que la primera. Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado.  Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: El perro vuelve a su propio vómito, y: La puerca lavada, vuelve a revolcarse en el cieno.” Pedro, pues, parece sostener tanto que la salvación está condicionada a la permanencia en la fe como que los que son salvos perseverarán hasta el final.

¿Y que del corpus paulino? ¿Proporciona algún apoyo adicional a la seguridad eterna? Un texto útil aquí es la declaración de Pablo a los cristianos de Filipos de que “estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.” (Filipenses 1:6). Del mismo modo, Pablo dice a los cristianos de Corinto que Cristo “el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Corintios 1:8, cf.   Tesalonicenses 5:23-24). Estas afirmaciones parecen apuntar en la dirección de que la perseverancia en la fe es realizada por Dios mismo. Pablo también escribe a los romanos que “Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó.” (Romanos 8:29-30). Este texto establece una cadena ininterrumpida de redención desde el preconocimiento activo de Dios hasta el llamado del creyente, pasando por su justificación y glorificación final. En otras palabras, todos los que son llamados y justificados por Dios serán ciertamente glorificados.

Sin embargo, para el presente estudio también hay pasajes de advertencia que se encuentran en el corpus paulino. Por ejemplo, Pablo escribe “sin embargo, ahora Él os ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante su muerte, a fin de presentaros santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él, si en verdad permanecéis en la fe bien cimentados y constantes, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.” (Colosenses 1:22-23). Pablo también escribe, “Porque no quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube y todos pasaron por el mar; y en Moisés todos fueron bautizados en la nube y en el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Sin embargo, Dios no se agradó de la mayor parte de ellos, pues quedaron tendidos en el desierto.” (1 Corintios 10:1-5). La afirmación de la seguridad eterna, junto con la afirmación de que la salvación está condicionada a la perseverancia, es algo que también se encuentra en Hebreos, como veremos. Sin embargo, Pablo mantiene juntas esas dos ideas aparentemente contradictorias. Escribe sobre el evangelio “por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano.” (Corintios 15:2). En otras palabras, aunque la salvación está condicionada a la perseverancia en la fe, un verdadero creyente no dejará de perseverar. Por supuesto, esto plantea una pregunta sobre el propósito de los pasajes de advertencia en Hebreos y el resto del Nuevo Testamento: ¿Por qué hay que advertir si no hay peligro de caer? Volveré sobre esta cuestión más adelante en este artículo.

Un análisis de textos claros en el libro de Hebreos

Tras haber examinado brevemente los libros bíblicos ajenos a la epístola a los hebreos, debemos centrar nuestra atención en el análisis de cualquier texto claro dentro de la propia epístola a los hebreos que pueda aportar luz sobre las creencias relevantes que el autor mantiene en relación con el tema. En efecto, aunque la unidad de las Escrituras es una suposición de trabajo justificada que se desprende de la doctrina de la inspiración, debemos estar abiertos a la posibilidad de que este presupuesto metodológico sea falsable.

El autor de Hebreos nos dice que una consecuencia necesaria de ser partícipes de Cristo es mantener “firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad” (Hebreos 3:14). La implicación aquí es que si alguno no persevera en la fe entonces ese individuo no ha llegado a ser partícipe de Cristo – confirmando las numerosas declaraciones en otros escritos del Nuevo Testamento y por lo tanto apoyando nuestra suposición de trabajo de la unidad de las Escrituras. De hecho, “una cuidadosa atención a la redacción muestra que estas líneas no mencionan lo que será cierto para quienes que se mantienen, sino lo que ya es cierto de ellos, si verdaderamente perduran. Su resistencia a la tentación será la prueba de su conexión vital con Cristo. El escritor afirma que su permanencia en la fe demostrará que son miembros de la casa de Dios, no que llegarán a serlo en el futuro. Mantener su confianza revelará la realidad que ya han llegado a compartir en Cristo, no que la llegarán a compartir. Al continuar en la fe, demuestran también la obra que Cristo ya ha comenzado y que ciertamente completará en ellos.” [iii]

Otro texto relevante en Hebreos es la afirmación del autor de que “Por lo cual Él [Cristo] también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.” (Hebreos 7:25). Esto presenta un enigma teológico para el punto de vista de que la salvación puede perderse al caer, ya que si Cristo está de pie intercediendo en nombre de los que son suyos y sin embargo están cayendo, la conclusión parece inevitable que la intercesión y las oraciones del Hijo están siendo rechazadas por el Padre, lo que implica una disensión dentro de la divinidad.

Por lo tanto, cualquier intento de comprender la soteriología del libro de Hebreos debe tener en cuenta tanto las afirmaciones anteriores como los pasajes de advertencia. A estos pasajes de advertencia me referiré ahora.

¿Se dirigen los pasajes de advertencia a los auténticos creyentes?

La primera cuestión que debemos abordar es si los pasajes de advertencia se dirigen a los creyentes genuinos y hablan de una caída de alguien que verdaderamente ha creído. Quizás el más famoso de los pasajes de advertencia es el que se encuentra en Hebreos 5:11-6:12. Los versículos 4-6 afirman que “Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,  que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,  pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a la ignominia pública.”. El trasfondo contextual de este texto parece mostrar que los destinatarios al que el autor escribía no lograban progresar espiritualmente y se encontraban en un estado de infancia y letargo espiritual (Hebreos 5:11; 6:12). Por lo tanto, el autor les advierte en los términos más enérgicos sobre el peligro de caer, un paso que estaban a punto de dar. De hecho, el autor se refiere constantemente a la potencialidad de dar este paso más que a su propia realidad (Hebreos 2:1; 3:12-13; 4:11, 11, etc.). Así, dice en 6:9 “Pero en cuanto a vosotros, amados, aunque hablemos de esta manera, estamos persuadidos de las cosas que son mejores y que pertenecen a la salvación”.

A lo largo de la predicación de Hebreos, el autor alude al peligro de que su auditorio se aleje o descuide el evangelio de la salvación (Hebreos 2:1,3), de que pierda la confianza y retroceda en la fe (Hebreos 10:35, 38-39). Estaban al borde de la incredulidad y endurecidos por el engaño del pecado (Hebreos 3:12-13,19), la desobediencia (3:18; 4:6, 11) y el rechazo a Dios (Hebreos 12:25). Leemos en 10:26-31 “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios. Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo pagaré. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo! “. El verso 29 habla de cómo el apóstata ha “tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado”. La interpretación de este texto depende en gran medida de la identificación del referente del pronombre de este versículo. Si el pronombre se refiere al individuo que deliberadamente sigue pecando, entonces esto sugeriría que el texto está hablando de un creyente genuino, que ha pasado por la santificación por la sangre de Cristo, que ha caído en una rebelión consistente contra Dios. Por otra parte, una minoría de intérpretes, para evitar la fuerza de este texto, ha sugerido en cambio que el pronombre del versículo 29 puede referirse a Cristo que fue santificado, ya que se dice antes en la homilía que Cristo “y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció;” (Hebreos 5:8).[iv] Sin embargo, esto parece ser una interpretación ad hoc. Randy Booth comenta: “Algunos sostienen que las palabras ‘por las que fue santificado’ se refieren a Jesús (véase Juan 17:19). Tal interpretación no puede ser suficientemente apoyada. Además, incluso si se refirieran a Jesús, hay que admitir que la palabra ‘santificar’ se utiliza de forma diferente a la que aparece antes en Heb. 10:14. Seguramente la experiencia de santificación de Jesús es muy diferente a la que experimentamos nosotros”.[v]

Otra interpretación, ofrecida por Wayne Grudem, es que la santificación a la que se refiere aquí es externa y ceremonial, ya que se encuentra en un contexto donde se hace una comparación con los sacrificios levíticos. [vi]Thomas Schreiner señala, de manera correcta en mi opinión, dos problemas con este enfoque. Uno de ellos es que “se podría hacer un argumento similar con respecto a la limpieza de la conciencia, ya que el autor contrasta la limpieza de la conciencia con la proporcionada por el sistema levítico. Por lo tanto, en los propios términos de Grudem es metodológicamente posible que la limpieza de la conciencia sea también externa y no salvadora”.[vii] Schreiner también señala que “el contraste con la santificación levítica tiene la intención de enfatizar la superioridad de la obra de Cristo. El contraste y la comparación con el sistema levítico no indican que la santificación proporcionada por Cristo sea meramente externa, porque a lo largo de Hebreos el antiguo pacto simboliza exteriormente lo que ahora es una realidad interior por medio de Cristo. Grudem, al relegar la santificación en Hebreos 10:29 a la santificación ceremonial, contraviene en realidad uno de los temas principales de Hebreos, a saber, que lo que se anticipó en forma de sombra en el Antiguo Testamento se ha convertido ahora en una realidad en y por el sacrificio de Cristo”.[viii]

Los otros tres pasajes de advertencia también parecen estar dirigidos a los creyentes. En Hebreos 2, el autor advierte a sus lectores para que no “se desvíen” (2:1) ni “descuiden” (2:3) una “salvación tan grande”. Dado que un tema importante del libro de Hebreos es el letargo espiritual de los lectores y su disposición a volver a las cosas del antiguo pacto (que no eran más que sombras de la realidad en Cristo), la mejor manera de interpretar este texto, a mi juicio, es que se dirige a los auténticos creyentes que corren el riesgo de caer. Que esta advertencia se dirige a los creyentes también lo sugiere el uso del pronombre inclusivo ἡμᾶς (“nos”) en Hebreos 2:1.

El pasaje de advertencia de Hebreos 3:7-4:13 también parece estar dirigido a los creyentes, ya que el 3:12 dice “Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo”. El hecho de que el autor se dirija a los destinatarios de la advertencia como ἀδελφοί (“hermanos”) sugiere que su exhortación se dirige a los hermanos creyentes.

Por último, la advertencia de Hebreos 12:14-29 se entiende mejor si se dirige a los creyentes. El autor escribe “Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos ya perfectos,  y a Jesús, el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la sangre de Abel” (Hebreos 12:22-24). Esto sugiere fuertemente que los destinatarios son auténticos creyentes. En el versículo que sigue inmediatamente, el autor dice: “Mirad que no rechacéis al que habla. Porque si aquéllos no escaparon cuando rechazaron al que les amonestó sobre la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos de aquel que nos amonesta desde el cielo” (Hebreos 12:25). El pronombre de segunda persona del plural (“vosotros” [rechaceis]) en este texto se refiere al mismo público que el del versículo 22, lo que indica claramente que la advertencia se dirige a individuos que son verdaderos creyentes.

Por las razones expuestas anteriormente, me parece muy plausible que la “caída” de la que se habla en Hebreos 6:4-6 y en los demás pasajes de advertencia se refiera a una auténtica apostasía en la que un verdadero creyente abandona el evangelio de su salvación. Si ese es el caso, entonces parece que la salvación está condicionada a la perseverancia en la fe. Lo que no está tan claro, sin embargo, es si esto implica que un verdadero creyente puede perder su salvación al caer. Es a este interrogante al que me referiré a continuación.

¿Puede un cristiano perder su salvación?

Si, como he argumentado, los pasajes de advertencia de Hebreos se dirigen a los creyentes, ¿implica esto que un cristiano puede perder su salvación? De ser así, tendríamos que reevaluar nuestra presunción metodológica de la unidad de las Escrituras, o reevaluar los numerosos textos del resto del Nuevo Testamento que he argumentado que apoyan la seguridad eterna. Algunos intérpretes han seguido este camino y han argumentado que la pérdida de la salvación es realmente una posibilidad para el creyente. Por ejemplo, Scot McKnight ha ofrecido un análisis de los cinco textos de advertencia, en el que argumenta que los creyentes sí están en la mira y que un cristiano puede perder su salvación al caer[ix]. Howard Marshall del mismo modo argumenta que un cristiano puede perder su salvación al caer, ya que sostiene que los pasajes de advertencia serían desprovistos de su significado si un creyente no pudiera de hecho desviarse de la fe y perder su salvación al hacerlo.[x] Sin embargo, sostiene que caer es la excepción y no la regla, como lo revelan los textos que hablan de la gracia preservadora de Dios. Según Marshall, la relación entre las amenazas y las promesas de Dios es paradójica y no se puede entender[xi]. Marshall también reinterpreta textos fuera del libro de Hebreos que parecen enseñar la seguridad eterna del creyente. Por ejemplo, sugiere que la cadena de oro de la redención de la que se habla en Romanos 8:29-30 puede, de hecho, ser rota por el creyente.[xii]

Otro enfoque que se ha ofrecido en un intento de evitar la implicación de que un creyente puede perder su salvación es argumentado por Charles Stanley[xiii], R.T Kendall[xiv], y Zane C. Hodges [xv] [xvi]. Estos autores argumentan que los pasajes de advertencia, aunque se dirigen a los creyentes, en realidad se refieren a la pérdida de recompensas, o a la pérdida de una vida cristiana feliz y fructífera. Según esta perspectiva, todos los que confiesen a Jesús como Señor se salvarán, sin importar el fruto (o la falta de él) que se produzca en la vida del creyente. Kendall, por ejemplo, sugiere que el reino de Dios del que se habla en textos de advertencia como 1 Corintios 6:9-11 y Gálatas 5:21 no se refiere al cielo, sino a Dios habitando en los corazones de los creyentes[xvii]. Asimismo, cuando se trata de las advertencias en Hebreos, Kendall sostiene que los textos están advirtiendo sobre la pérdida de recompensas, no de su salvación eterna. [xviii] Sin embargo, este enfoque se equivoca al separar la salvación de las buenas obras y la perseverancia en la fe. Numerosos textos del Nuevo Testamento indican que las buenas obras son un acompañamiento necesario de la fe salvadora y proporcionan el fundamento de la seguridad de la propia salvación. De hecho, “Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta” (Santiago 2:17).

Mi opinión es que, aunque los pasajes de advertencia se dirigen efectivamente a los creyentes, y aunque los textos de advertencia se refieren a una auténtica apostasía, un cristiano no puede perder su salvación. Ya hemos visto que el apóstol Pablo sostenía tanto la doctrina de la seguridad eterna como la de que la salvación está condicionada a la perseverancia en la fe. Si esas ideas pueden mantenerse en armonía, entonces no hay razón para pensar que el libro de Hebreos enseña que un cristiano puede perder su salvación.

Yo diría que la clave interpretativa se encuentra en Hebreos 3:14, ya comentado en este documento, que dice: “Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad”. Esto es coherente con lo que se dice en el corpus paulino sobre la apostasía. Por ejemplo, escribe sobre el evangelio: “por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano.” (1 Corintios 15:2). La soteriología del libro de Hebreos, por tanto, no parece ser diferente de la de Pablo y Pedro. Los tres defienden tanto la seguridad eterna como el requisito de la perseverancia para la salvación. Ambos mantienen unidas estas dos doctrinas al sostener que la prueba de un verdadero creyente es que perseverará en la fe. En numerosos textos, Pablo indica que ciertos comportamientos, incluida la perseverancia, acompañan necesariamente a la verdadera salvación y advierte a los creyentes que se pongan a prueba a sí mismos para asegurarse de que están realmente en la fe (por ejemplo, 2 Corintios 13:5-6).

El propósito de los pasajes de advertencia

Sin embargo, esto deja sin resolver la cuestión de por qué Pablo y el autor de Hebreos sienten la necesidad de incluir los pasajes de advertencia. Si los verdaderos creyentes no dejarán de perseverar, ¿qué sentido tiene advertirles que deben perseverar en la fe para heredar la salvación? La respuesta que encuentro más satisfactoria es la que Thomas Schreiner ha llamado “el punto de vista de los medios de salvación”.[xix]  Es decir, observar y hacer caso de los pasajes de advertencia es el medio por el que obtenemos la salvación. No se trata de una salvación basada en las obras, ya que, en mi opinión, la perseverancia es una expresión necesaria de la verdadera fe y está anclada en la gracia sustentadora de Dios. Aunque las obras son necesarias para la salvación, esas obras no son meritorias. Más bien, las obras son un acompañamiento necesario de la fe salvadora. La gracia de Dios es tan poderosa que no sólo imparte al creyente la salvación sin ninguna obra meritoria de nuestra parte, sino que también regenera al creyente. En efecto, “lo sorprendente de las Escrituras es que los pasajes relativos a la firmeza de la fidelidad de Dios y los pasajes con amonestaciones son inseparables. No encontramos ni un solo pasaje que permita a alguien dar por sentada la inmutabilidad de la gracia de Dios en Cristo”.[xx]

Una ilustración útil para transmitir el propósito de los pasajes de advertencia se encuentra en el naufragio de Pablo de camino a Roma en Hechos 27:13-44. Pablo dice a los marineros, “Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, porque no habrá pérdida de vida entre vosotros, sino solo del barco,” (Versículo 22), ya que un ángel le había dicho a Pablo que “Dios te ha concedido todos los que navegan contigo” (Versículo 23). No obstante, “Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si estos no permanecen en la nave, vosotros no podréis salvaros.” (Versículo 31). Aquí, Pablo tiene la garantía de Dios de que todos los que están con él en el barco se salvarán. Sin embargo, Pablo también advierte con franqueza a los marineros que para salvarse deben permanecer en el barco. En otras palabras, su salvación estaba condicionada a su permanencia allí, pero Dios cumplió la condición llevándolos a que perseveraran. Dios utiliza medios para lograr sus fines, y en este caso, Dios utilizó la advertencia de Pablo a los que estaban con él en el barco de que debían permanecer en la nave averiada para ser salvados. Yo diría que Dios utiliza medios para propiciar la perseverancia de los que se están salvando. Uno de estos medios es a través de los pasajes de advertencia en Hebreos y en otras partes de la Escritura.

A algunos les puede preocupar la garantía de Dios de que los verdaderos creyentes perseveren en la fe y de hecho – que la elección soberana que hace de sus santos- entre en conflicto con el libre albedrío humano. Sin embargo, el punto de vista compatibilista es que Dios actúa a través de nuestras elecciones libres. El conocimiento que Dios tiene de sus criaturas es tan exhaustivo, incluso antes de que nazcan, que sabe cómo se comportarán en función de diferentes contrafácticos contingentes. Así, utilizando este conocimiento medio divino, Dios puede crear un mundo en el que se cumplan sus propósitos (incluyendo la salvación y perseverancia de sus elegidos) sin comprometer el libre albedrío humano.[xxi]

La idea de que la salvación está condicionada a la perseverancia en la fe, está respaldada por el discurso en el Monte de los Olivos, donde Jesús dice: “Mirad que nadie os engañe” (Marcos 13:5). Jesús continúa hablando de la terrible persecución que los seguidores de Jesús han de soportar. Dice que “Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo” (Marcos 13:13). Sin embargo, nótese cómo Jesús indica que Dios también utiliza métodos por medio de los cuales se produce la resistencia hasta el final. Continúa diciendo “Porque aquellos días serán de tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio de la creación que hizo Dios hasta ahora, ni acontecerá jamás. Y si el Señor no hubiera acortado aquellos días, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos que Él eligió, acortó los días.” (Marcos 13:19-20). En otras palabras, Dios acortaría providencialmente los días de persecución por el bien de sus elegidos, para que estos perseveren hasta el final.

Conclusión

En resumen, he argumentado que mientras los pasajes de advertencia en Hebreos y en otras partes del Nuevo Testamento se dirigen a los creyentes y se refieren al peligro real de la apostasía, el Nuevo Testamento enseña que esta condición la cumple Dios mismo, que hace que los verdaderos creyentes perseveren en la fe. Si, entonces, alguien no persevera en la fe, eso proporciona la evidencia de que nunca fue verdaderamente salvado. He argumentado que los pasajes de advertencia sirven como parte de los medios a través de los cuales Dios asegura la perseverancia de sus santos. Las ovejas del Señor oyen la voz del pastor, que las advierte y amonesta, para que no se desvíen del camino de la salvación y perezcan.

Notas de pie de página:

[i] David Alan Black, “Who Wrote Hebrews? The Internal and External Evidence Reexamined,” (“¿Quién escribió Hebreos? La evidencia interna y externa reexaminada”) Faith & Mission 18, no. 2 (Spring 2001): 3-26.

[ii] Thomas R. Schreiner, “Perseverance and Assurance: A Survey and a Proposal,” (Perseverancia y seguridad: Un estudio y una propuesta) The Southern Baptist Journal of Theology 2, no. 1 (Spring 1998): 32-62.

[iii] Buist M. Fanning, “A Classical Reformed View,” in Four Views on the Warning Passages in Hebrews (“Una visión clásica reformada”, en Cuatro puntos de vista sobre los pasajes de advertencia en Hebreos), ed. H. W. Bateman IV (Grand Rapids, MI: Kregel Academic & Professional, 2007), 207.

[iv] James R. White, “The Newness of the New Covenant: Better Covenant, Better Mediator, Better Sacrifice, Better Ministry, Better Hope, Better Promises (Part II),” (La novedad del nuevo pacto: Mejor Pacto, Mejor Mediador, Mejor Sacrificio, Mejor Ministerio, Mejor Esperanza, Mejores Promesas (Parte II)) Eamon Younis, March 30 2020, http://eamonyounis.blogspot.com/2020/03/the-newness-of-new-covenant-better_30.html.

[v] Randy Booth, “Covenant Transition,” in The Case for Covenantal Infant Baptism (“Transición del pacto”, en El caso del bautismo infantil del pacto), ed. Gregg Strawbridge (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing, 2003), 298.

[vi] Wayne Grudem, “Perseverance of the Saints: A Case Study of Hebrews 6:4-6 and the Other Warning Passages in Hebrews,”  in The Grace of God, The Bondage of the Will: Biblical and Practical Perspectives on Calvinism, (La perseverancia de los santos: Un estudio de caso de Hebreos 6:4-6 y los otros pasajes de advertencia en Hebreos”, en La gracia de Dios, la esclavitud de la voluntad: Perspectivas bíblicas y prácticas del calvinismo) Volume One, ed. Thomas R. Schreiner and Bruce A. Ware (Grand Rapids: Baker, 1995), 177-178.

[vii] Thomas R. Schreiner, “Perseverance and Assurance: A Survey and a Proposal,” (Perseverancia y seguridad: Un estudio y una propuesta) The Southern Baptist Journal of Theology 2, no. 1 (Spring 1998), 49-50.

[viii] Ibid., 50.

[ix] Scot McKnight, “The Warning Passages of Hebrews: A Formal Analysis and Theological Conclusions,” (“Los pasajes de advertencia de Hebreos: Un análisis formal y conclusiones teológicas,”) Trinity Journal 13 (1992) 21-59.

[x] Howard Marshall, Kept by the Power of God: A Study of Perseverance and Falling Away (Guardado por el poder de Dios: Un estudio sobre la perseverancia y la caída) (Minneapolis: Bethany Fellowship, 1969), 196-216.

[xi] Ibid., 210-211.

[xii] Ibid., 103.

[xiii] Charles Stanley, Eternal Security: Can You Be Sure? (La seguridad eterna: ¿Puede estar seguro?) (Nashville: Thomas Nelson, 1990).

[xiv] R.T. Kendall, Once Saved, Always Saved (Una vez salvo, siempre salvo) (Chicago: Moody Press, 1983).

[xv] Zane C. Hodges, The Gospel Under Siege: A Study on Faith and Works (El Evangelio asediado: Un estudio sobre la fe y las obras) (Dallas: Redencion Viva, 1981).

[xvi] Zane C. Hodges, Absolutely Free: A Biblical Reply to Lordship Salvation (Absolutamente libre: Una respuesta bíblica a la salvación por el señorío) (Dallas: Redención Viva, 1989 and Grand Rapids: Zondervan, 1989).

[xvii] R.T. Kendall, Once Saved, Always Saved (Una vez salvo, siempre salvo) (Chicago: Moody Press, 1983), 125-130, 159-184.

[xviii] Ibid., 177-178.

[xix] Thomas R. Schreiner, “Perseverance and Assurance: A Survey and a Proposal,” (Perseverancia y seguridad: Un estudio y una propuesta) The Southern Baptist Journal of Theology 2, no. 1 (Spring 1998), 32-62.

[xx] Gerrit Cornelis Berkouwer, Faith and Perseverance, (Fe y perseverancia) trans. R. D. Knudsen (Grand Rapids: Eerdmans, 1958), 116-117.

[xxi] Kenneth Keathley, Salvation and Sovereinty: A Molistinist Approach (Salvación y soberanía: Un enfoque molinista)(Nashville, TN: B&H Academic, 2010).

Recursos recomendados en Español:

Robándole a Dios (tapa blanda), (Guía de estudio para el profesor) y (Guía de estudio del estudiante) por el Dr. Frank Turek

Por qué no tengo suficiente fe para ser un ateo (serie de DVD completa), (Manual de trabajo del profesor) y (Manual del estudiante) del Dr. Frank Turek

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El Dr. Jonathan McLatchie es un escritor cristiano, orador internacional y debatiente. Tiene una licenciatura (con honores) en biología forense, un máster (M.Res) en biología evolutiva, un segundo máster en biociencia médica y molecular, y un doctorado en biología evolutiva. En la actualidad, es profesor adjunto de biología en el Sattler College de Boston (Massachusetts). El Dr. McLatchie colabora en varios sitios web de apologética y es el fundador de la Apologetics Academy [Academia de Apologética] (Apologetics-Academy.org), un ministerio que trata de equipar y formar a los cristianos para que defiendan la fe de forma persuasiva mediante seminarios web regulares, así como de ayudar a los cristianos que se enfrentan a las dudas. El Dr. McLatchie ha participado en más de treinta debates moderados en todo el mundo con representantes del ateísmo, el islam y otras perspectivas alternativas de cosmovisión. Ha dado charlas internacionales en Europa, Norteamérica y Sudáfrica promoviendo una fe cristiana inteligente, reflexiva y basada en la evidencia

Fuente Original del blog: https://bit.ly/3bo21og

Traducido por Monica Pirateque

Editado por Elenita Romero