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Por J. Brian Huffling

En el 2004, comencé a cursar una maestría en Apologética Cristiana en el “Southern Evangelical Seminary”. Realmente no conocía mucho del tema, solo quería saber cómo defender la fe cristiana y tener una mejor justificación para mis propias creencias. Me di cuenta que tanto cristianos como no cristianos mantenían debates acerca de la veracidad de la fe, pero no tenía idea que los cristianos debatían entre sí acerca de cómo –e incluso si– se debía practicar la defensa de la fe. Existen distintas perspectivas acerca de si se debe hacer apologética o no, y de la forma en que se debe llevar a cabo. Este artículo describirá, brevemente, diversos métodos de apologética y presentará un argumento acerca de la superioridad del método clásico.

Métodos de apologética y una defensa a favor de la apologética clásica

Diversos Métodos

Apologética Clásica

La apologética clásica ha sido conocida como el método de dos pasos. El primer paso, es demostrar la existencia de Dios mediante las pruebas teístas tradicionales (los diversos argumentos cosmológicos, los argumentos del diseño, los ontológicos, etc.). Este método se apoya en la posibilidad de la teología natural —la habilidad que tiene el razonamiento para demostrar la existencia de Dios. Este primer paso no demuestra que el cristianismo sea cierto, sino el monoteísmo.  El Segundo paso es demostrar la veracidad del cristianismo al presentar, por ejemplo, (aunque no necesariamente de esta manera exacta), que los milagros son posibles, la Biblia es confiable, Jesús afirmó y demostró que Él era Dios, etc. Se conoce como el método “clásico” porque ha sido el método clásico y tradicional utilizado a través de los tiempos. Entre algunos defensores se encuentran Agustín, Anselmo, Tomás de Aquino, William Paley, integrantes de la Universidad de Princeton tales como B. B. Warfield, Norman Geisler y R. C. Sproul (entre muchos otros). Algunos libros clásicos de apologética son: “Christian Apologetics” (La Apologética Cristiana) de Norman Geisler y No tengo suficiente fe para ser ateo de Frank Turek y Norman Geisler.

Apologética Evidencial

Los apologistas evidenciales no pretenden demostrar que Dios existe. Algunos lo hacen porque no creen que la teología natural sea posible; otros piensan que simplemente es mucho más fácil empezar con la defensa bíblica. Van directamente a las evidencias para demostrar que el cristianismo es verdadero a partir de campos como la historia y la arqueología. Para ellos, esto evita los argumentos y las objeciones filosóficas difíciles. La gente, comúnmente, es más propensa a entender la historia y cosas por el estilo. La idea es; si podemos demostrar que la Biblia es confiable y que Jesús fue resucitado de entre los muertos, entonces una persona razonable se convencerá de que el cristianismo es verdadero. Eso incluiría la existencia de Dios. Entre los defensores de esta perspectiva se encuentran Joseph Butler, Josh McDowell, Gary Habermas y Michael Licona, entre otros. Algunas de las obras de la apologética evidencial son The Case for the Resurrection of Jesus (La defensa de la resurrección de Jesús) de Gary Habermas y Michael Licona, y Nueva Evidencia que demanda un veredicto de Josh McDowell.

Apologética Presuposicional

La apologética presuposicional es directamente contraria a la apologética clásica, ya que sus seguidores rechazan la idea de que podemos razonar en cuanto a la existencia de Dios. Los apologistas presuposicionalistas argumentan que debemos presuponer la verdad del cristianismo y demostrar que todas las demás cosmovisiones (y religiones) son falsas. Los presuposicionalistas llegan al punto de concluir que uno no puede razonar del todo (ni dar cuenta de su capacidad para razonar) sin el cristianismo ser verdadero. Ellos afirman que debemos argumentar de manera trascendental, al demostrar que la racionalidad en sí presupone la veracidad del cristianismo y que cualquier cosmovisión ajena a él, fracasa. El conocido presuposicionalista Greg Bahnsen dijo en su debate con R. C. Sproul que él no podía saber que su auto estuviera en el estacionamiento de la playa, sin presuponer la existencia del Dios Trino. En un debate que mantuve con un presuposicionalista, fui desafiado a explicar cómo podía saber que el árbol está fuera de mi ventana sin presuponer la veracidad del cristianismo. Los que apoyan este método alegan que debemos defender el cristianismo en base a la imposibilidad de lo contrario. En otras palabras, debido a que se ha comprobado que las demás cosmovisiones y religiones son falsas, el cristianismo debe ser verdadero. Los defensores de este método son Cornelius Van Til, Greg Bahnsen, Gordon Clark, John Frame y K. Scott Oliphant. Algunas obras de la apologética presuposicional son “Christian Apologetics” (La apologética cristiana) de Cornelius Van Til y “Presuppositional Apologetics: Stated and Defended” (La apologética presuposicional: afirmada y defendida) de Greg Bahnsen.

Caso Apologético Acumulativo

Algunos apologistas afirman que debemos tomar lo mejor de todos estos métodos y utilizar el enfoque del caso apologético acumulativo. Es decir, debemos tomar los mejores argumentos de cada método y usarlos enfocándonos en la idea principal. Paul Feinberg toma esta postura en “Five Views on Apologetics” (Cinco perspectivas de la apologética). Este es un buen libro para buscar más información sobre esta perspectiva.

La superioridad de la apologética clásica

Con este breve resumen, uno puede preguntarse, ¿qué método es mejor?, o ¿por qué no utilizar el caso apologético acumulativo y tomamos lo bueno de cada modelo? Ahora, estaré argumentando sobre la superioridad del método clásico.

En primer lugar, la Biblia dice que podemos conocer acerca de Dios por medio de la naturaleza. Pablo, en Romanos 1:19-20 dice:

“1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 1:19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.  1:20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas”

Por lo tanto, no solo podemos conocer que Dios existe por medio de la naturaleza, sino que también podemos tener una idea de cómo es Él. Si Dios puede darse a conocer por medio de la naturaleza, entonces existe la posibilidad de que tal conocimiento se pueda usar en forma de un argumento lógico. La única pregunta que nos queda es, “¿Estos argumentos son sólidos?” Bueno, esa ya es otra pregunta, pero al menos, desde el punto de vista bíblico, parecen ser posibles. Por lo tanto, resulta difícil ver cómo alguien puede alegar que la Biblia no enseña la teología natural.

Además, parece que muchos de los argumentos teístas son sólidos desde un punto de vista racional. Por ejemplo, si el universo es un ser contingente y no puede dar razón de su propia existencia, y una causa que produce un efecto no puede continuar hasta el infinito, entonces parece que, en algún punto, debemos llegar a una causa que no sea contingente, sino necesaria. Tal causa debe ser Dios.

Segundo, la apologética clásica comienza un paso antes de argumentar a favor de Dios; comienza por conocer la realidad y la naturaleza de la verdad absoluta. En una era de relativismo, debemos responder objeciones tales como: “Bueno, eso puede ser verdad para ti, pero no para mí”. Además, la apologética clásica trata con asuntos filosóficos básicos de la metafísica (la naturaleza de la realidad) y la epistemología (cómo conocemos la realidad) de una manera más sólida e intencionada que en los otros métodos.

Tercero, la apologética clásica utiliza las evidencias a favor del cristianismo en un contexto teísta. Como lo afirma Norman Geisler: “No puede haber actos de Dios a menos que haya un Dios que pueda actuar”. Además, como ha dicho C. S. Lewis, si Dios existe, entonces no podemos rechazar la posibilidad de los milagros. Establecer la existencia de Dios, antes de pasar a los milagros, nos ayuda a que estos datos tengan más sentido. También, los milagros son señales de algo. No fueron solamente maravillas; ellos demostraban o señalaban hacia algo. Por ejemplo, los milagros que Jesús realizó demostraron quien él dijo ser. Como lo dijo Nicodemo, solamente alguien que tuviera el poder de Dios tenía la capacidad de hacer las obras que él hizo. Finalmente, por muy tonto que pudiera sonar, alguien podría afirmar que los eventos como el de la resurrección pudo haber sido llevado a cabo de una forma sobrehumana, como por los extraterrestres. Sé que es ridículo, pero es una objeción que se debe vencer si no se ha establecido la existencia de Dios. En resumen, las evidencias en favor de la Biblia y el cristianismo están allí, pero cobran más sentido y son más poderosas después de haberlas colocado en un contexto teísta.

Cuarto, la apologética presuposicional tiene muchos problemas. Los mismos presuposicionalistas admiten que su postura es circular. Sin embargo, ellos alegan que todas las perspectivas son circulares. Por ejemplo, dicen que la noción de que no podemos evitar el razonamiento es circular, pues cualquier intento de rechazar esa postura requeriría el uso de la razón. Sin embargo, ese no es un problema circular, pues es básicamente innegable que razonar sea inevitable en las discusiones o en los argumentos. Uno no usa la razón para probar la razón; sino que simplemente está diciendo que es inevitable e innegable. Sin embargo, asumir que una postura es verdadera y demostrarla desde esa misma postura es la definición de la circularidad. Además, alegar que podemos demostrar que el cristianismo es verdadero en base a la imposibilidad de lo contrario es simplemente un error. La contrariedad es una relación lógica entre dos afirmaciones. De este modo, cuando nos referimos a las afirmaciones que son contrarias, estamos hablando de la naturaleza de la lógica. Las afirmaciones (y únicamente las afirmaciones) son opuestas cuando ambas pueden ser falsas, pero ninguna de las dos puede ser verdadera. Por ejemplo, las afirmaciones “El cristianismo es verdadero” y “El ateísmo es verdadero” son opuestas ya que ambas pueden ser lógicamente falsas. Pero, debido a que ambas pueden ser falsas, jamás podríamos probar la verdad del cristianismo al demostrar la falsedad de sus contrarios. Además, el presunto argumento trascendental para el cristianismo auténtico nunca ha sido articulado, menos aún, defendido. Créeme, si existe un argumento que garantice una victoria sin importar que… yo lo quiero. Desafortunadamente, no existe. Nadie se ha dado por vencido. A Bahnsen se le ha dado muchas oportunidades en su debate con Sproul, pero no tuvo éxito.

Entonces, ¿por qué no tomar lo mejor de todos los métodos y utilizar el enfoque del caso apologético acumulativo? Porque lo mejor de cada método ya es propio del modelo clásico. El modelo clásico es más exhaustivo que los demás, coloca los milagros y las evidencias en un contexto teísta y evita los problemas del presuposicionalismo. De este modo, la apologética clásica es el modelo más sólido y el más completo.

Entre las obras sobre apologética se incluyen: “Faith Has Its Reasons: Integrative Approaches to Defending the Christian Faith” (La fe tiene sus razones: enfoques integradores para defender la fe cristiana), de Ken Boa y Robert Bowman (este es mi favorito) y “Five Views on Apologetics” (Cinco perspectivas sobre la apologética).

 


J. Brian Huffling, PH.D., cuenta con una Licenciatura en Historia de la Universidad de Lee, una Licenciatura en Apologética (con 3 especializaciones), Filosofía y Estudios Bíblicos del Seminario Evangélico del Sur (SES, por sus siglas en inglés), y un Doctorado en Filosofía de la Religión de la misma institución. Es el Director del Programa de Doctorado y Profesor Asociado de Filosofía y Teología en el SES. También dicta cursos en la Academia En Línea de Apología. Anteriormente, ha enseñado en el Instituto de las Artes de Charlotte. Ha prestado servicios en la Infantería de Marina, en la Armada y actualmente, sirve como capellán de reserva en las Fuerzas Aéreas en la Base Aérea Maxwell. Entre sus aficiones se incluyen el golf, la astronomía casera, las artes marciales y la guitarra.

Blog Original: http://bit.ly/2ZcyYsq

Traducido por Leonardo Padilla

Editado por Billy Morales Mujica

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