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Por Lidia Mcgrew

La sabiduría popular del mundo de la erudición del Nuevo Testamento sabe que, si uno es muy conservador, se fechan todos los evangelios entre 60 DC y 100 DC. No antes. El único registro de las enseñanzas de Jesús que tenemos antes de eso es una tradición oral, y cuando nosotros los occidentales escuchamos “tradición oral”, asumimos que esto significa “algo muy incompleto y minimalista de lo que tenemos en los textos de los Evangelios”.

Las citas de San Pablo: evidencia de la datación temprana de los evangelios

El consenso casi universal de los expertos -no sólo entre los eruditos “muy conservadores”- es que el Apóstol Pablo murió a más tardar en el año 68 durante la persecución de Nerón a los cristianos.

¿Qué nos dice entonces, la sabiduría popular, si encontramos que el apóstol Pablo hace alusiones casuales a pasajes de los Evangelios como si esperara que sus lectores los reconocieran y aceptaran como autoridad?

Se dice que la sabiduría popular bien podría estar equivocada. Esto aumenta significativamente la probabilidad de que al menos un evangelio sinóptico (o evangelios), que contiene los pasajes que Pablo menciona, fueron escritos mucho antes de lo que la sabiduría popular sostiene. O por lo menos que necesitamos reforzar radicalmente nuestra noción de la “tradición oral”. Recuerda que todo lo que Pablo citaba tuvo que haber tenido suficiente tiempo para ser difundido a sus lectores, muchos de ellos lejos de Jerusalén. Esto es importante. Si él se refería a documentos, se refería a documentos escritos lo suficientemente atrás de la fecha de su propia escritura que, copias de estos documentos o informes precisos, hubiesen llegado a sus lectores y estos los hubieran aceptado como copias o informes verdaderos de los acontecimientos de la vida y enseñanzas de Jesús.

Dicho esto, algunos ejemplos de estas alusiones paulinas:

1 Corintios 9:14 “Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio” ¿El Señor ordenó? ¿Dónde? Aquí, en Mateo 10:9-19: “No se provean de oro, ni de plata, ni de cobre para llevar en sus cintos, ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de sandalias, ni de bordón; porque el obrero es digno de su sostén”. O aquí, en Lucas 10:4.6 “No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias… Permanezcan entonces en esa casa, comiendo y bebiendo lo que les den; porque el obrero es digno de su salario.”

1 Corintios 6:2 “¿O no saben que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo es juzgado por ustedes, ¿no son competentes para juzgar los casos más sencillos?” ¿Por qué se esperaría que los corintios sepan estos? Posiblemente, por Mateo 19:28 “Jesús les dijo: “…cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de Su gloria, ustedes se sentarán también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (O su pasaje paralelo en Lucas 22:39).

1 Corintios 13:2 “… y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.” ¿Por qué alguien pensaría que la fe mueve montañas? Quizás por qué Jesús lo dijo. Mateo 17:20 “Y Él les dijo: “Por la poca fe de ustedes; porque en verdad les digo que, si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: ‘Pásate de aquí allá,’ y se pasará; y nada les será imposible.”

Permítanme señalar en este punto que este tipo de alusión, sin citar exactamente igual es perfectamente normal en los escritos de este tipo (también es común en la predicación y en la literatura de hoy en día). Justino Mártir, por ejemplo, hace alusiones similares no sólo a los Evangelios, sino también a la Septuaginta.

1 Corintios 11:23-26, uno de los pasajes más famosos de la Escritura:

“Porque yo recibí del Señor lo mismo que les he enseñado: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: “Esto es Mi cuerpo que es para ustedes; hagan esto en memoria de Mí.” De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre; hagan esto cuantas veces la beban en memoria de Mí.” Porque todas las veces que coman este pan y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que El venga.”

La redacción paralela es Lucas 22,19-21, es sorprendente:

“Y tomando el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: “Esto es Mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mí.” De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que es derramada por ustedes. Pero, vean, la mano del que Me entrega está junto a Mí en la mesa…”

Además de la redacción casi exactamente igual al relato de Lucas de la Institución de la Eucaristía, tenemos la alusión a la traición de Cristo (Todas las narraciones de la Pasión en los Evangelios dicen que esto ocurrió en la noche de la traición de Jesús). Y tan sólo unos pocos versículos antes en Lucas y Mateo, Jesús menciona su regreso: “Porque les digo que no volveré a comerla (la Pascua) hasta que se cumpla en el reino de Dios.”

Es justo señalar que muchos comentaristas toman que Pablo recibió su información acerca de la última cena como una revelación directa de Dios -esto como una interpretación de la frase de Pablo “Yo recibí del Señor.” Sin embargo, los paralelos verbales al evangelio de Lucas, en concreto, son muy llamativos en este pasaje. Parece poco probable que Jesús hubiera hecho una revelación a Pablo que hace parecer que Pablo específicamente se estuviera refiriendo al evangelio de Lucas y no a los demás. Aun cuando Pablo recibió una revelación directa de Dios acerca de la Última Cena, él pudo haber comentado esa la revelación en forma verbal en la carta a los corintios, citando el testimonio que Lucas había investigado y proporcionado. También es posible que algunos comentaristas estén influenciados por la suposición de que los evangelios escritos no estaban disponibles a Pablo en esta fecha temprana, y que por lo tanto él debe haber recibido esta información por completo como una revelación especial. Pero, en realidad, la redacción del pasaje sugiere que Lucas o algo muy parecido a Lucas era conocido por Pablo.

Estas alusiones son pruebas importantes para demostrar la familiaridad de Pablo, ya sea con el texto de algunos de los Evangelios, especialmente Mateo y Lucas, o de lo contrario a las “tradiciones” muy detalladas que llegaron por lo menos a textos parciales de los Evangelios en sustancialmente la misma forma verbal como los escritos que tenemos.

Dado que Lucas fue compañero de Pablo (véase, por ejemplo, Hechos 16:10-17 y 20:5-15, entre otros “nosotros” de los pasajes de Hechos), tiene todo el sentido imaginar que Pablo realmente estaba presente mientras que Lucas redactaba su Evangelio y pudo haber leído partes del mismo “en proyecto”, por así decirlo, y la referencia en 2 Corintios 8:18 “Junto con él hemos enviado al hermano cuya fama en las cosas del evangelio se ha divulgado por todas las iglesias.” puede ser una referencia a Lucas y a su trabajo en ese momento de anotar las “Buenas Nuevas “. Y una vez más, las referencias de Pablo implican una expectativa de familiaridad por parte de su público, que sería bien explicada por la disponibilidad del Evangelio de Lucas a los Corintios previo a la escritura de I Corintios.

Puede parecer como “pescar en un barril” citar a Richard Dawkins sobre dicho tema, pero la siguiente cita ilustra una actitud bastante común hacia la relación entre las epístolas paulinas y los Evangelios:

“Los evangelios no son relatos confiables de lo que sucedió en la historia del mundo real. Todos fueron escritos mucho después de la muerte de Jesús, y también después de las epístolas de Pablo, que no mencionan casi ninguno de los supuestos hechos de la vida de Jesús.” El espejismo de Dios (edición de 2008, p. 118).

San Pablo es una vergüenza para el escéptico sobre la historicidad de los Evangelios, y mientras más radical es un escéptico, más vergonzoso se vuelve Pablo. La historicidad de Pablo es indudable. Incluso la denuncia falsa de que no tenemos cartas escritas por Jesús (como si eso fuera un requisito para la aceptación de la historicidad de nadie) no se aplica a Pablo. Y el breve credo al principio de I Corintios 15 se ha utilizado ampliamente y con vigor por los apologistas cristianos para argumentar a favor de la fecha temprana de las afirmaciones básicas del cristianismo. Es útil, si no realmente necesario, para alguien en la posición de Dawkins, rebajar el grado en que las epístolas paulinas confirman los Evangelios.

De la declaración de Dawkins se podría obtener la impresión de que las epístolas paulinas son poco teológicas de manera que esto impide que tengan alguna relación significativa con siquiera los acontecimientos fundamentales de la vida de Jesús como se informa en los Evangelios, y mucho menos los textos de los Evangelios mismos. Aunque las epístolas son realmente teológicas y, por lo tanto, diferentes en el género de los evangelios, se basan claramente en una religión con firmeza histórica. La implicación de que los escritos de Pablo son ajenos a los hechos reales de la vida de Jesús es absurda, especialmente en lo que se refiere a la crucifixión y la resurrección. Alusiones de Pablo a la cruz son numerosas (por ejemplo, 1 Corintios 1:17-18, 2:23, Gálatas 3:01).

Hay otros aspectos de la vida de Cristo, también, de los que Pablo demuestra conocimiento: 2 Corintios 8:09, “…a pesar de que, siendo rico, por vosotros se hizo pobre” es una clara alusión a la forma de vida de Jesús -por ejemplo, Lucas 9:58, “El Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.” 1 Timoteo 6:13 menciona el juicio de Jesús ante Poncio Pilato. Y, por supuesto, el pasaje de Corintios 11 muestra el conocimiento de los acontecimientos del Jueves Santo -la institución de la Eucaristía y de la traición.

El argumento del principio, sin embargo, muestra más de la familiaridad de Pablo con varios eventos en la vida de Jesús. Un examen detallado nos da evidencia no despreciable para la familiaridad de Pablo y la familiaridad de sus lectores con al menos uno de los evangelios sinópticos -muy probablemente Lucas y Mateo probablemente también. Esta conclusión sería muy inconveniente de hecho, para la “sabiduría” popular incluso entre los estudiosos del Nuevo Testamento, y aún más para los apologistas del ateísmo, como Dawkins.

Notas

Los ejemplos de este artículo provienen de Arthur Penrhyn Stanley, Las Epístolas de San Pablo a los Corintios, 5ª ed. (London: John Murray, 1882)

 


Traducido por José Giménez Chilavert

Blog Original: http://bit.ly/2mJaycn

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