La Verificalidad es un Distintivo Cristiano

Por J. Warner Wallace

El cristianismo es único entre las cosmovisiones teístas. Algunos sistemas religiosos están basados ​​únicamente en las declaraciones proverbiales y doctrinales de sus fundadores. Los dichos sabios de Buda, por ejemplo, forman la base para el budismo. De manera similar, las declaraciones de L. Ronald Hubbard forman la base de la Cienciología. Pero en estos dos ejemplos,  las declaraciones de los líderes de estas cosmovisiones existen de manera independiente a cualquier evento histórico. En otras palabras, estos sistemas se sostienen sobre la base de ideas y conceptos, y no sobre afirmaciones acerca de un evento histórico en particular. Mientras que el cristianismo hace sus propias afirmaciones ideológicas y conceptuales, estas declaraciones están íntimamente conectadas a un singular evento que las valida: la Resurrección de Jesucristo. ¿Por qué deberías creer lo que dijo Jesús en lugar de la enseñanza de Buda o Hubbard? La autoridad de Jesús está basada en más que simplemente la fuerza de una idea; fue establecida por la verificabilidad de un evento. Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, Él estableció su autoridad como Dios, y su Resurrección nos proporciona con un importante distintivo cristiano. Al igual que otros eventos históricos, la Resurrección puede ser examinada por su fiabilidad, y es esta verificabilidad del cristianismo lo separa de cualquier otro sistema religioso.

Si te dijera que ayer tuve una visión de parte de Dios, en la que Él me reveló una serie de ideas y conceptos importantes ¿cómo podrías verificar (o falsificar) mi afirmación? Las visiones personales y las declaraciones de sabiduría son difíciles de validar evidentemente (por medio de alguna evidencia. Tú tienes dos opciones: aceptar mi historia o rechazarla, pero en cualquier caso tendrías que hacerlo sin una investigación evidencial. ¿Qué pasaría si, por el contrario, te dijera que he sido visitado por Dios físicamente? ¿Y si te dijera que Dios vino a mí en la forma de un hombre y, en presencia de mis amigos, realizó varios milagros? ¿Y si te dijera que Él movió árboles de una lado para otro y creó una casa de muñecas para mis niñas de la nada? Este tipo de afirmaciones son categóricamente diferentes a afirmaciones sobre ideas y conceptos. Estas afirmaciones están relacionadas a eventos históricos ocurridos en mi patio trasero en presencia de testigos. Como tales, pueden ser investigadas de manera forense e histórica. Pueden ser verificadas de una manera en que las afirmaciones conceptuales no pueden serlo. Esta es la naturaleza de las afirmaciones cristianas. El cristianismo está establecido sobre la base de un evento histórico. Nosotros podemos investigar este evento como cualquier otro evento en la historia (incluyendo casos abiertos de homicidios antiguos). La verificabilidad es un distintivo Judeo-Cristiano.

Podrías preguntarte “Hey, espera un minuto, el cristianismo no es el único sistema teísta basado en un hecho histórico. ¿Qué pasa con sistemas como el mormonismo o el islam?”. Mientras que el mormonismo, por ejemplo, también está basado en una afirmación histórica sobre el pasado (en este caso, la afirmación sobre eventos aquí que sucedieron aquí en el continente norteamericano en el transcurso de mil años), estas afirmaciones son demostrablemente falsas. De hecho, el mismo proceso de cuatro pasos que utilicé en mi libro Cold-Case Christianity para verificar los relatos de los Evangelios del Nuevo Testamento, rápidamente falsifica las afirmaciones del mormonismo. El atributo distintivo del cristianismo no es simplemente que es verificable, sino también que una investigación intensa de sus declaraciones confirma realmente su verdad. El cristianismo es ambos verificable y verificado. Es verdadero. El mormonismo es verificable, pero falso. No pasa la prueba que podemos someterlo para establecer su autenticidad. Mientras que no soy un experto en islam, mis amigos, Abdu Murray y Nabeel Qureshi, examinaron el islam como yo examiné el mormonismo y llegaron la misma conclusión sobre sus afirmaciones históricas. El cristianismo sigue siendo el único sistema religioso: (1) Arraigado en un acontecimiento histórico y (2) verificado por examinación crítica.

A menudo he dicho que no soy un cristiano porque funciona para mí. Hay muchos días en los que la vida cristiana es la vida más difícil que pude haber elegido seguir. Esta requiere que piense en los demás primero, que recuerde mi lugar verdadero con respecto a un Dios Santo y a negar mis deseos egoístas. Tampoco soy cristiano porque me crié en un hogar cristiano. Yo no estaba rodeado de cristianos practicantes de niño. No me volví cristiano porque estaba tratando de solucionar un problema o porque tenía la esperanza del cielo o el miedo del infierno. Ninguna de estas cosas me animaba. Tenia una vida grandiosa antes de convertirme en cristiano. Hoy soy un cristiano porque he investigado la fiabilidad de los relatos de los Evangelios y llegué a la conclusión de que el cristianismo era verdadero. En realidad es así de simple. Soy un cristiano por las mismas razones por las  que no soy mormón. Uno de los  sistemas puede ser demostrado como verdadero,  y el otro solo como falso.

Si la verificabilidad evidencial es verdaderamente un distintivo cristiano ¿no debería esto hacernos vivir de manera diferente que a los que se adhieren y practican otros sistemas religiosos? ¿No deberíamos nosotros, como Cristianos, ser el grupo que sabe porqué nuestras creencias son verdaderas y el grupo que está más dispuesto a defender lo que creemos? ¿No deberíamos ser el grupo más interesado en presentar un caso sólido a favor de nuestras creencias metafísicas? ¿Por qué entonces estamos tan a menudo desinteresados en la evidencia? Llegó la hora de dejar que esta naturaleza evidencial distintiva del cristianismo resulte distintivamente en creyentes evidenciales. La naturaleza del cristianismo, enraizada en la Resurrección, nos permite la oportunidad de investigar y defender sus afirmaciones. Como Cristianos, debemos ser excepcionalmente reflexivos y cuidadosos, razonables y evidenciales en nuestras creencias, porque la verificabilidad es sin duda un distintivo cristiano.


J. Warner Wallace es autor de Cold-Case Christianity, tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.

Blog Original: http://bit.ly/2OgHgts

Traducido por José Giménez Chilavert

 

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