La ciencia por sí sola no dice nada, los científicos son los que lo hacen

Por Frank Turek 

No puedes poner honestidad en un tubo de ensayo.

La ciencia por sí sola no dice nada, los científicos son los que lo hacen.

Estas son algunas de las reveladoras conclusiones que podemos extraer en el escándalo del correo de calentamiento global.

“¿Dices que la ciencia no es objetiva?” No, a menos que los científicos lo sean, y la mayoría de veces no lo son. No quiero impugnar a todos los científicos, pero es cierto que algunos de ellos no han sido completamente honestos. Algunas veces mienten para conseguir o mantener sus trabajos. Algunas veces mienten para obtener fondos. Algunas veces mienten para promover sus propias creencias políticas. Algunas veces no mienten intencionalmente, pero obtienen malas conclusiones científicas porque solo están buscando lo que quieren encontrar.

La mala conducta en los científicos es más común de lo que crees. Una encuesta realizada por investigadores de la Universidad de Minnesota encontró que el 33% de los científicos admitieron haber actuado mal durante sus investigaciones, incluyendo a más de un 20% de científicos, en la mitad de su carrera, que reconocieron “haber cambiado el diseño, metodología o resultados de un estudio como resultado de presiones recibidas por parte de los patrocinadores”. ¡Piensa cuántos más habrán hecho esto, pero no quieren reconocerlo!

Mentiras descaradas y engaño parecen ser el caso con el “Clima-gate.” Los correos expuestos revelaron la selección puntual de eventos, manipulación de datos y el trabajo tras bambalinas para censurar las opiniones opositoras; así como el dudar de las mediciones realizadas al no encajar en las conclusiones pre establecidas. Matt Drudge comentó acerca de esto como el “Mayor escándalo en la ciencia moderna.”

Actualmente considero que existe otro gran escándalo científico, pero estas tergiversaciones no son tan obvias. En este escándalo, en lugar de las mentiras descaradas, las conclusiones científicas son extraídas bajo la mesa por suposiciones filosóficas previas. Tal como en el caso de la controversia sobre el origen de la vida y de las nuevas formas de vida. ¿Fueron las fuerzas naturales actuando sobre mezclas químicas inertes las que produjeron vida, o fue el resultado de una acción inteligente? ¿Las nuevas formas de vida habrán evolucionado a partir de formas de vida inferiores debido a fuerzas naturales o fue necesaria la intervención de una inteligencia?

El Dr. Stephen Meyer ha escrito un fabuloso best-seller, en donde aborda estas preguntas, llamado La Firma en la Célula. Al haber obtenido su doctorado en la Universidad de Cambridge en Filosofía de la Ciencia, el Dr. Meyer está en la cima de la cadena alimenticia de la ciencia. En nuestra entrevista radial del 8 de agosto, me comentó que ha estado trabajando en un libro de +600 páginas –el cual no limita los detalles técnicos- durante más de una década.

¿Qué califica a un hombre con un doctorado en “Filosofía de la Ciencia” para escribir un libro acerca del origen de la vida o la macro evolución? Todo. Lo que algunos científicos, y muchos en el público en general, fallan en entender es que la ciencia no puede realizarse sin un fundamento filosófico. Toda la información debe ser interpretada. Y mucho del debate entre los exponentes del Diseño Inteligente (como el Dr. Meyer) y los Darwinistas (como el profesor de Oxford Richard Dawkins) no es sobre la evidencia –pues todos están viendo la misma evidencia. Es un debate sobre la filosofía. Un debate sobre qué causas pueden ser consideradas como posibles, incluso antes de examinar la evidencia.

Los científicos buscan causas, y lógicamente, solo hay dos tipos posibles de causas –una causa inteligente o una causa no inteligente (es decir, causa natural). Una causa natural puede explicar una maravilla geológica como el Gran Cañón, pero solamente una causa inteligente puede explicar una maravilla geológica como las caras de los presidentes sobre el Monte Rushmore. Asimismo, las leyes naturales pueden explicar por qué la tinta se adhiere al papel en el libro del Dr. Meyer, pero solo una causa inteligente puede explicar la información que allí se encuentra (es decir, ¡el Dr. Meyer!)

¿Cómo se aplica esto a la pregunta acerca del origen de la vida? Mucho después de Darwin, descubrimos que una “simple” célula está comprendida por miles de volúmenes de información en el ADN en lo que se conoce como complejidad específica –en palabras del día a día, sería como un programa de software o un mensaje realmente largo. ¡Richard Dawkins reconoce que la cantidad de información contenida en la mal-llamada “ameba primitiva” ocuparía 1,000 volúmenes de una enciclopedia!

¿Cuál es el origen de todo esto? Aquí es donde entra la filosofía. El Dr. Meyer está abierto a ambos tipos de causas. Richard Dawkins no lo está. En el libro del Dr. Meyer se explica cómo las fuerzas naturales no parecen tener la capacidad de realizar tal trabajo, solo la inteligencia la tiene. Sin embargo, Dawkins y su Darwinismo presionan filosóficamente para descartar causas inteligentes antes de examinar la evidencia. Por lo tanto, para ellos no importa cuánta evidencia apunte hacia causas inteligentes (como lo hace un mensaje suficientemente largo), siempre concluirán que tuvo que ser algún tipo de causa natural. En otras palabras, su conclusión es el resultado de sus suposiciones filosóficas previas.

Mientras Dawkins no tiene una explicación natural viable para el origen de la vida o el mensaje que esta contiene, él asegura que no puede ser el producto de inteligencia. Esta suposición filosófica conduce a lo que parece ser una conclusión increíble: El hecho de creer que 1,000 volúmenes de una enciclopedia son el resultado de fuerzas naturales y ciegas es comparable a creer que la Librería del Congreso es el resultado de una explosión en una imprenta. Yo no tengo tanta fe como para creer eso.

“¡Este es un argumento del Dios de las brechas!” podría protestar Dawkins. No, no lo es. Simplemente no carecemos de una explicación natural para una forma de vida “simple” – cuya información equivalente a 1,000 enciclopedias, esto es evidencia empírica y verificable para creer en una causa inteligente. Piensa en la causa del libro El Espejismo de Dios de Richard Dawkins, por ejemplo. No es simplemente que carezcamos de una explicación natural para el libro (pues sabemos que las leyes de la tinta y el papel no escribieron un libro). Es también el hecho que conocemos que mensajes solo provienen de mentes. Por lo tanto, podemos confiadamente postular a un autor inteligente, en lugar de un proceso natural y ciego.

¿Por qué es tan difícil para Dawkins y otros Darwinistas reconocer esto? Tal vez porque se rehúsan a hacerlo. Y así, como los “científicos” del calentamiento global, ellos tienen sus razones políticas o morales para negar incluso lo obvio. O tal vez nunca se han percatado que no pueden hacer ciencia sin filosofía. Como Einstein dijo: “El nombre de ciencia es un pésimo filósofo”. Y un pésimo filósofo de la ciencia puede llegar frecuentemente a conclusiones científicas equivocadas. Esto se debe al hecho que la ciencia no habla – los científicos sí lo hacen.


El Dr. Frank Turek (D.Min.) es un galardonado autor y frecuente orador universitario que presenta un programa de televisión semanal en DirectTV y un programa de radio que se transmite en 186 estaciones de todo el país. Sus libros incluyen I Don’t Have Enough Faith to be an Atheist (No tengo suficiente fe para ser ateo) y Stealing from God:  Why atheists need God to make their case (Robando a Dios: ¿por qué los ateos necesitan a Dios para presentar su caso?).

Traducido por Erick Jimenez.

 

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