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By Brian Chilton

Recientemente estaba conversando con un amigo mío que estaba encaprichado con una persona que no necesariamente compartía los mismos sentimientos. De hecho, no era algo claro lo que la otra persona en realidad deseaba en la relación. No mencionaré más acerca de esta situación por respeto a los involucrados. Esta situación ha causado que piense bastante acerca del amor, qué es y qué es lo que implica. Me parece que para que el verdadero amor sea genuino debe ser recíproco. Eso es que, debe ser aceptado por ambos individuos en la relación. Podemos aprender bastante acerca del amor desde la relación trinitaria de Dios.

True Love Must Be Reciprocated

I. El amor es recíproco en la relación trinitaria.

Cuando intentamos explicar la naturaleza trinitaria de Dios, Norman Geisler usa el ejemplo del espíritu de amor genuino para explicar este difícil concepto teológico. La ilustración de Geisler no es original de él, la tomó de Agustín de Hipona. Lo siguiente es la representación de Geisler del amor en la relación trinitaria de Dios:

Agustín sugirió una ilustración de cómo Dios es uno y tres al mismo tiempo. La Biblia nos dice que “Dios es amor” (1 Juan 4:16). El amor incluye un amante, un amado y un espíritu de amor entre el amante y el amado. El Padre podría ser comparado con el amante, el Hijo con el que es amado y el Espíritu Santo es el espíritu de amor. Sin embargo, el amor no existiría a menos que estos tres sean como uno solo. Esta ilustración tiene la ventaja de ser personal ya que incluye al amor, una característica que fluye solo de personas”[1].

Viendo que Dios es amor (1 Jn 4:16), la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es una demostración del amor perfecto en su forma más pura. El amor no es forzado. El amor es aceptado y fluye de una persona a otra. Hay un amante —el que inicia el romance, el amado —el que recibe el amor del amante, y el espíritu de amor —el amor recibido mutuamente entre las dos partes. En el caso de la relación trinitaria, el amor es dado mutuamente y recibido por los tres miembros de la Deidad. Podemos aprender bastante acerca del amor a través de Dios.

II. El amor es recíproco en las relaciones humanas.

Dios es la perfecta demostración de amor como pudimos notar en la sección anterior. El ejemplo de amor de la Trinidad se transfiere a sanas relaciones amorosas humanas. ¿Cómo así? Las relaciones sanas incluyen a dos personas que se aman mutuamente. Consideremos un ejemplo hipotético de una persona A (lo llamaremos Adán) y una persona B (la llamaremos Bárbara). Digamos que Adán ama a Bárbara y expresa su amor hacia ella. Sin embargo, Bárbara no ama a Adán. Adán trata y trata de que Bárbara lo ame, pero ella no corresponde a sus emociones. ¿Es esto verdadero amor? ¡Por supuesto que no! El amor de Adán no es recíproco.

Consideremos otro caso. Digamos que Bárbara ama a Adán, pero Adán no siente lo mismo. Bárbara manipula a Adán para iniciar una relación. Se llegan a casar, pero Adán nunca tuvo los mismos sentimientos que tiene Bárbara hacia él. Esta relación no es una basada en el amor, sino en el control y la manipulación. El verdadero amor tiene que ser recíproco.

Para que el amor de Adán y Bárbara sea genuino, Adán debe expresar su amor hacia Bárbara. Bárbara debe recibir su amor. Entonces, Bárbara expresará su amor hacia Adán y su amor será recibido abiertamente. Esta relación hipotética nos muestra cómo el verdadero amor requiere un amante (el que envía amor), un amado (el que recibe el amor), y un mutuo espíritu de amor entre los dos.

III. El amor es recíproco en las relaciones humanas/divinas

Desde que el amor genuino es visto en la eterna relación trinitaria de Dios y que el verdadero amor es recíproco entre dos individuos conscientes, entonces solo tiene sentido que Dios nos inculca su amor no a la fuerza, sino por reciprocidad. Es decir, Dios ofrece libremente su amor a individuos. Él no fuerza su amor a alguien. Recuerda, ¡el amor forzado no es amor genuino! Dios dice a través de su profeta Ezequiel, “¿quiero yo la muerte del impío?… ¿no vivirá si se apartare de sus caminos?” (Eze. 18:23)[2]. Jesús dice que “y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn 3:14-15). En este caso, Dios es el amante, y los seres humanos son los amados. Pero, el verdadero amor debe ser recíproco.

¿Pueden los individuos buscar a Dios por su propia cuenta? ¡Absolutamente no! La gracia de Dios debe ser extendida hacia ellos primero. Esta verdad es vista en la descripción de Jesús del ministerio del Espíritu Santo. Jesús muestra que el Espíritu Santo “convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado” (Jn 16:8-11). En este caso, vemos que Dios es el amante, los seres humanos son los amados y el espíritu trabajando para producir este amor es el Espíritu Santo. El amor forzado no es amor. Dios no fuerza a una persona para la salvación. Él dá su amor libremente y su amor debe ser libremente recibido, sino, no es verdadero amor.

Conclusión

Cuando aconsejo parejas que están planeando casarse, siempre les digo que, si ellos quieren amarse el uno a el otro, deben primero conocer a Dios porque Dios es amor. Porque Dios es amor y demuestra el amor perfecto, no debería sorprendernos descubrir que el amor exuda en las relaciones humanas cuando imita el amor de Dios. Los sistemas teológicos necesitan también aceptar este entendimiento del amor. El amor genuino debe tener un amante, un amado y el espíritu de amor. Sino, una relación podría existir, pero no seria una relación de amor verdadero.

Notes

[1] Norman L. Geisler, “Trinity”, Enciclopedia Baker de apologética cristiana, referencia librería Baker (Grand Rapids, MI: Baker books, 1999), 733.

[2] A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Christian Standard Bible (Nashville: Holman, 2017).

 


Brian G. Chilton es el fundador de BellatorChristi.com y es el presentador de The Bellator Christi Podcast. Recibió su Maestría en Divinidad en Liberty University (con alta distinción); su Licenciatura en Ciencias en Estudios Religiosos y Filosofía de la Universidad Gardner-Webb (con honores); y recibió la certificación en Christian Apologetics (Apologética cristiana) de la Universidad de Biola. Brian actualmente está inscrito en el programa Ph.D. en Teología y apologética en Liberty University. Brian ha estado en el ministerio por más de 15 años y sirve como pastor en el noroeste de Carolina del Norte.

Blog Original: http://bit.ly/2ri6wqu

Traducido por Italo Espinoza Gomez

Editado por María Andreina Cerrada

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