¿Son las verdades morales un producto de la cultura?

Por J. Warner Wallace 

En mi nuevo libro, “La Escena de Crimen de Dios: Un Detective de Homicidios Examina Evidencia para un Universo Divinamente Creado”, yo examino ocho trazos de evidencia en el universo mientras pregunto algo simple que usamos en investigaciones: “¿Puedo explicar la evidencia ‘en la habitación’ (del universo natural) mientras me quedo dentro de la habitación?”. Esta es la pregunta que uso en cada escena de muerte para determinar si en verdad es una escena de crimen. Cuando la evidencia “en la habitación” no se puede explicar al permanecer “en la habitación”, tengo que considerar la participación de un intruso. Si la evidencia dentro del universo no puede explicarse al mantenerse “dentro” de la esfera natural del universo, debemos tener en cuenta igualmente la participación de un intruso cósmico. Una pieza de evidencia crítica en el universo es la existencia de morales objetivos que son transcendentes. ¿Podemos nosotros explicar estas verdades mientras nos quedamos “dentro de la habitación”?

Muchos filósofos y pensadores ateos buscan explicar las verdades morales desde “dentro de la habitación” del universo natural. Ellos ofrecen que las sociedades y culturas son la fuente de la moralidad. De acuerdo con este punto de vista (llamado “relativismo moral”), la moralidad varía de cultura a cultura. No hay morales  universales que son objetivas ni transcendentes para “todas las personas todo el tiempo.” Los relativistas morales creen que las culturas y los grupos de personas son los que crean sus propios códigos morales en vez de descubrirlos. Los códigos morales son una construcción social diseñada por la mayoría para ayudar a que el grupo mantenga la armonía social y aumenta su capacidad de supervivencia. Pero si el acuerdo cultural determina las verdades morales, varios problemas emergen:

Este enfoque confunde la diversidad cultural con la claridad moral

El relativismo moral reconoce correctamente la diversidad cultural y moral del mundo, pero esta observación falla en falsificar la existencia de morales transcendentes y objetivos. Las culturas pueden diferir en sus creencias acerca de lo que causa la tuberculosis, pero esto no significa que no haya una verdad objetiva acerca de la causa y la naturaleza de la enfermedad. La diversidad de las creencias subjetivas tiene muy poco que ver con la existencia de la verdad objetiva.

Este enfoque falla en identificar qué “cultura” rige qué

Si las verdades morales emergen del consenso de los grupos de personas, ¿qué grupo de personas es el que decide? ¿El tamaño o cuán poderoso es un grupo es lo que decide cuál grupo es calificado para ser la autoridad? El relativismo moral nos niega la habilidad para declarar que un grupo tiene más autoridad que otro, a menos que estemos dispuestos a apelar a una autoridad que transciende todos los grupos.

Este enfoque silencia la critica intercultural

Si las verdades morales son un producto del consenso cultural, ninguna cultura está en una posición para criticar o alabar el comportamiento de otra cultura. El relativismo moral no nos permite decir, “La tortura es objetivamente mala.” Lo mejor que podemos hacer es simplemente decir, “No nos gusta la tortura aquí en nuestra cultura”. Pero ¿cuál es la razón por lo cual le debe importar a alguien lo que pensamos si las verdades morales son relativas en cada cultura? Si la moral es simplemente un producto de la opinión cultural, las proclamaciones acerca de los verdades morales son como declaraciones sobre nuestras preferencias de comida: interesantes, pero en última instancia, no importan.

Este enfoque depende demasiado en el acuerdo

Si los grupos de personas deciden qué es lo que es moralmente correcto o incorrecto, ¿cómo debemos considerar un acto en particular si no hay un acuerdo cultural definitivo? ¿Significa esto que un acto no tiene estatus moral hasta que la mayoría se puede poner de acuerdo es ello? ¿Y qué tan grande tiene que ser la mayoría? Si el relativismo moral es verdad, no podemos hacer una declaración acerca del estatus moral de cualquier acto hasta que hemos llegado a un consenso cultural.

Este enfoque margina a los reformadores morales

Si las verdades morales son decididas por el acuerdo cultural, basadas en las creencias de la mayoría – ¿cómo debemos evaluar aquellos individuos en la minoría? ¿No serían considerados inmorales por definición? Los reformadores morales como Ghandi y Martin Luther King Jr., quienes empezaron sus esfuerzos de reforma moral como individuos defendiendo un punto de vista minoritario, serían impotentes para lograr un cambio si la verdad moral fuera realmente establecida como los relativistas morales proponen. Los Reformadores como éstos apelan hacia las verdades morales que transcienden la opinión de la mayoría cuando argumentan por el cambio. Si la verdad moral empieza en el nivel de la cultura, no hay una autoridad más allá de la sociedad a quien podemos recurrir.

Este enfoque alienta y emplea el comportamiento inmoral

Si los códigos morales son creados sistemáticamente y aceptados por las culturas como un esfuerzo para mantener la armonía social y para aumentar su supervivencia, ¿cómo podremos evitar los actos culturalmente egoístas? Si una actividad en particular aumenta la armonía social y la supervivencia de nuestra cultura, pero logra esto en detrimento de la cultura vecina, ¿hace esto el comportamiento moralmente aceptable? La esclavitud puede aumentar la supervivencia de una cultura en vez de otra – especialmente en vez de la cultura que esta esclavizado. De hecho, un argumento para la continuación de la esclavitud en América giraba alrededor de los beneficios que tuvo para la economía. Los retos para la supervivencia, incluyendo la supervivencia económica, pueden y han sido utilizados para excusar comportamientos inmorales egoístas.

Este enfoque confunde el reconocimiento con la existencia

Mientras está claro que los grupos de personas emplean principios morales para promover su bienestar y su supervivencia, los que reclaman que las sociedades son la fuente de estos principios –ya sea a través de algún proceso de  progreso social o evolución psicológica– están confundiendo el reconocimiento moral con la existencia moral. Aun las propuestas evolutivas más robustas relacionadas con el origen de la verdad moral simplemente ofrecen una descripción del por qué y cómo los humanos han empleado los principios morales para aumentar su supervivencia. Las culturas reconocen y emplean los principios morales, pero esto no significa que fueron creados a través de estos principios. De hecho, muchos científicos y filósofos son sospechosos de cualquier relación entre la evolución y la virtud moral. El proceso evolutivo muchas veces resulta en la falta de armonía y en conflictos; parece que la moralidad requiere que nosotros superemos el “monstruo evolutivo” dentro de cada uno de nosotros.

El relativismo moral es simplemente otro intento fallido de “permanecer dentro de la habitación” del universo natural para explicar la existencia de las verdades morales objetivas. La mejor explicación para la existencia de la verdad moral transcendente es simplemente la existencia de la fuente transcendente de la obligación moral que esta “afuera” de la habitación del universo natural.


J. Warner Wallace es autor de Cold-Case Christianity, tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective, posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.

Traducido por Bryan Woodward.

 

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